El síndrome del impostor
Tú no haces aviones. Y en este sitio el más tonto de todos se dedica a hacer aviones. Eso fue lo que me pasó a mi al llegar a España. Hace ya 22 años.
El año veintidós. Ese es el desface entre el milenio y yo. La distancia entre cero y el uno.
Yo soy ese desface. Algo ligeramente desfazado, y aun así cercano. Es tramitable. Déjeme ver.
Y sale adelante.
Inclusive uno.
Una.
Con sus inseguridades.
El más tonto hace aviones, tio.
Me lo dijo una tía.
Y me llenó de gracia la noción.
La certeza de su apunte.
La contribución hacia la armonía de los que éramos.
Aquello que un día fue.
Aquello en lo que nos inmiscuimos.
Nuestro aterrizaje al mundo.
Jugar en las grandes ligas catalanas.
Los trabajos con cercanía a lo prioritario.
Lo básico.
La arquitectura social de un entendimiento entre lo privado y lo público.
Los consultores de las instituciones públicas.
El director se acerca a la relación comercial con su compinche de otros entornos sociales.
Los contactos de la escuela.
La libretilla de teléfonos.
Tus 99 teléfonos de contactos primordiales.
La lista de tu tribu.
La historia común.
Certificada por las vidas que quedan grabadas en las historias inventadas.
La ficción de lo vulgar.
Lo que ya hemos visto.
Lo que un día fuimos.
Una vida que mereció ser contada.
Visiones marginales.
Marginadas.
Olvidadas.
¿Quién iba decir, don Luis, que uno iba a seguir siendo tan sólo un olvidado?
Nadie lo veía.
Ya nunca más se vió.
Ya nunca nadie lo leyó.
No hubo lugar a otra ficción.
Se acabó el tiempo.
No contó ni una historia.
Las retuvo todas.
Y nos dejó aquí.
Sin haberlo leido nunca.
Un nunca fue.
Puros arrependimientos.
Pura autocensura.
Inseguridades: 999.
Están aquí para vencerte.
Y vos podés con todas.
Ni una es verdad.
Todo es una excusa.
Para no hacerlo.
Para no explicar lo que nos hemos inventado.
Un texto escrito para vivir en otra dimensión.
La tradición de los Gaudí.
Crucifiction vs Pacifiction.
La voluntad d’esser ticatalà.
Com això que neix a un poble del costat, i que no és pas lo mateix que estem dient nosaltros, pero hi ha miralls en la resta de la historia. Les histories, voldria dir. I fer-les en ticatalà. Una llengua nova. D’un veí nou. Un més boig que l’Albert. I més amable en la seva fora de narrar audiovisualment. Tampoc li diu cinematografia. Ni tant sols d’autor. Ell ha guanyat des de que va començar el partit, com li va dir en Pep a en Mou.
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