La camapaña alrevés

Hoy es el último día de la campaña… y también es el primero.

–Algunas veces llego tarde– fue mi respuesta a la pregunta esta que te hacen en las entrevistas de trabajo cuando te piden que expliques alguna debilidad tuya, y que se supone que tienes que resolver con una especie de paradoja positivista. Debes reconocer que tienes debilidades y que no tienes una megalomanía galopante, a no ser que te estés entrevistando para ser el CEO.

Bromas aparte, en su momento, hace ya muchos años, cuando tuve un periodo en el que los responsables de recursos humanos encontraban vacíos en mi persona que ni la mejor respuesta consolaba, pensé en que esta era mi respuesta ideal: algunas veces llego tarde.

–¿Qué tiene eso de positivo?–se pregunta usted, amable lector, con algo de sabiduría y no menos perspicacia. Pues déjeme explicarle, asumiendo que usted no es un loable encargado de recursos humanos juzgando a este humilde servidor. O sí, aquí no vamos a limitar a nadie, y menos todavía discriminarlo. Al grano: ¿acaso es buena señal contratar a alguien que algunas veces llega tarde?

Pues es la verdad. Qué le vamos a hacer. Es así. Me gustaría llegar siempre a tiempo: sin duda. Pero no es verdad. Sería un mentiroso y un hipócrita si lo dijera. Y no me refiero a llegar a tiempo a una reunión. O a una cita, en lo que intento por decoro y empatía al tiempo de los demás estar ahí, inclusive antes, pero algo justo. Aunque también es parte del punto. Por más puntual que quiera ser, a veces pasan cosas. Y hay que saberlo. Para así también saber comunicarlo, con algo de antelación, así sea unos minutos antes de dejar colgada a una persona, avisando, por ejemplo, el tiempo de demora.

Esto aplica también a la gestión de proyectos. A llegar a tiempo a nivel de trabajo programado. Estoy es más ligado a entender de qué manera la gestión de nuestro tiempo y el de nuestros equipos de trabajo está condicionado por una buena organización. Hemos de saber a dónde queremos llegar, y qué nos toca hacer. Y repartir este trabajo con los mecanimos de retroalimentación (feedbackloops) que sean necesarios para que los resultados se consigan en tiempo y forma. Aquí suelo fallar menos. Porque el trabajo requiere de este tipo de organización. Gestionar tu tiempo y el de los demás no es tarea simple. Se aprende, se practica y se crean hábitos y costumbres que hacen que los equipos puedan trabajar en equipo teniendo estos elementos en cuenta.

Pero también hay otra dimensión. A veces llego tarde también expresa una sensación de que voy tarde con aquello que debo hacer, existencialmente hablando. Aquellos llamados creativos y artísticos que no he sido capaz de llevar a cabo. Aquella visión imposible en la que en la que en un momento dado se convirtió en obsesión. Y que se ha ido trabajando con el tiempo. Iterando. Eternamente.

Se trata de un flujo de trabajo. De una manera creativa de vivir. Pero también de una tara. Hay algo ahí que tengo que canalizar. Y que desemboca en un día determinado, en el que finalmente me presento en sociedad. Ese día es hoy.

Este es el inicio de una campaña.

El último día de la misma.

Hola, mi nombre el Golman, y soy el candidato alternativo.

Ah, sí. Y algunas veces llego tarde.

Para muestra, un botón.



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