Día 6: Recuerdo los balcones de mi ciudad

Ser luz

No hay tributo más digno que este. No es porque sea yo el que lo ejecute. Justo con lo contrario del individualismo. El ego superior agrandado. Te vienes arriba y de pronto estás en medio de un berenjenal surrealista que nadie había concebido hasta entonces. Y estando en lo alto, con el público entregado, el extasis de la toma de noche, se funde con los mejores extraños: los insolentes ejemplares.

 

No confundir con el insolente no ejemplar. El insolente cretino. Eso no tiene mérito ni gracia. El necio nunca se ha venerado. Excepto en estas nueve ocasiones.

 

  1. La necesad de Percio.
  2. La necesad de Rabasa.
  3. La necesad de Fran.
  4. La necesad de Carlos.
  5. La necesad de Margara.
  6. La necesad de Fellito.
  7. La necesad de Santos.
  8. La necesad de Frías.
  9. La necesad de Golman.

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