La autoestima de España

Sus infraestructuras son increibles. Ser conscientes de lo que tenemos. En situaciones de cambio tenemos unas oportunidades extraordinarias para triunfar sobre el resto de los pobres diablos.

España habla de diablos, y no tiene pena. Pena, penita, pena.

Entra cantaor ticatalán.

Bailo una secuencia de pasos que me enseñan los bailaores locales de la ciudad, de dos barrios en particular, en el que a visita recíproca, se dan cita los mejores bailaroes de la ciudad, una vez al mes, a vísita recíproca. Como toda final que se precie. La conexión entre Sant Antoni y la Mina.

Reto: incoporar a todas estas personas al mercado laboral.


Proyecto de país para resolver tal problema.

Reto: Gestionar la transición.

Educación y sanidad. Digo solidaridad. Para que todos pensemos en la equidad. ¿Ah, no estabas pensando en esto? Ah, disculpe. Usted es un grande de España. No un perroflauta.

Mi startup va a tener este comportamiento. Vamos a levantar el techo de la ciudad. Y vamos a ser nueve. Y daremos un salto a 99. En 9 días. Ese es el reto. Ese es el guión que he escrito 99 veces.

Hipérbole. Tarea: recuerde con la quinta de su escuela.

No hablamos sombre nuestras responsabilidades literarias. O nuestra necesidad de participar en la revolución. Y es el momento de volver. Y tomar esa responsabilidad. Con una historia que tenga sentido en el contexto global. Los dos polos no tienen por qué tener un pedo. Y en eso la dualidad mexicana nos lo resuelve. Ya llegamos. Aquí estamos. Es una manera de vivir, no sólo vivir, okupar, el espacio junto con el tiempo. No es sólo el trillado tiempo-espacio. Esto es más informal. Más total. Más guay de paraguay. Sólo algunos españoles escriben el país hermano de Paraguay con minúscula, porque en el fundo, nos chupa un huevo. Tuve que esperar 18 años para ser español. Y ahora los señores que consideraba unos tipos respetuosos y sobrios desde su posición de poder cuando la tendencia del mercado nos llevó a nuestro máximo anhelo capitalista: los años antes de la crisis. Y cómo nos fue para salir del puto hoyo. Como si no fuera fácil levantarse de la cama para ver si hoy sí se destapa el mundo. ¿Qué cojones esperamos? ¿Quién es el idiota que todavía cree en ellos? Los hombres en el poder. No es dificil darse cuenta quienes están fuera de ese consenso general ya aquí, presente. Diga: presente.

  1. Fulatino de tal
  2. Pascual.
  3. Las vírgenes.
  4. Las feministas que cogen.
  5. Las feministas que no cogen.
  6. Ahí están todas. No nos pueden negar que esa solución además de ser elegante consigue el milagro de ser irreverente y salirse con la suya. No hay gracia más grande reservada para unos cuantos pocos sagrados: los nueve insolentes.
  7. En cada palabra puede exisitr un sentido completo superior.
  8. Lea.
  9. Feedbacklooper. Ese soy yo. Me aparto un lugar en el número nueve. Es mío. No me lo robé. Vine aquí. Hay que ir del uno al nueve para llegar aquí. Piénselo: ¿fue usted centro delantero? Entonces vamos a llegar muy rápidamente a a un acuerdo. Con permiso. Y te vas. Eso hago algunas veces. Digo esas palabras. Las escojo para mí. Para mi personaje. Para mi guión. El que me toca actuar. Un Woody Allen. Me encanta el juicio actual sobre el buen Woody. El maestro. El hombre. Sus exentricidades estaban en su obra, y él mismo las interpretó. ¿Por qué no le íbamos a perdonar si somos cristianos? No podemos, como católicos. Nos metemos a todas las casas con su religión. Sin ser imprudente. Alguien lo guía. Vamos a todas. Nos lanzamos a creer otra cosa. Nos atrevemos, por fin, a los multiversos. Y lo convertimos en la propuesta nueve de las nueve religiones reafirmadas. En censo será sobre lo que creemos. No por nada estudié actuaría y me titulé. Una cosa pasó hace dieciocho años. Dos veces nueve. Yo ahí viví la dualidad de nueve vacas gordas, y ahora vengo a terminar este periodo sagrado de nueve vacas flacas. No se equivoquen. No juzguen tan plácidamente al encleque animal. Un gallo idiota a punto de morir le puede clavar una patada local que te corta el pescuezco con la misma calibración que los Bruslí de la renovada capital de este nueve imperio Golmeca. Recuérdelo. Solo hay que imaginárselo. Eso es todo. Pensad el vuestro. Este es el mío. Es una parida. Multiversos compartidos. La lectura de estos mercados alternativos. Estoy en todas partes. Ni cierto. Los chilángos éramos así, y no puedo evitar seguir en lo mismo. La verdad es que yo aprendí chilango ya a que la vida se conectaba a algo superior al pachequear. Ese beneficio en el que uno entra con un fellow pacheco es lo más sublime que México, transformado, puede ofrecer a la banda. Y generalizamos la banda, para que vean los generales, que con un humor insolente podemos reventar una cena de navidad con un chiste que la banda no sólo entiende sino que festeja. Y nos retrata a ambos. En un antagonismo no sólo aparente. Y ahí está el meollo de todos los pensamientos sociales o filosóficos. Yo sólo he hablado de esto. Y esto es lo que ha transcurrido desde que me pachequeo de una manera puramente chilanga. Ahora también transformada por esta otra cosa de acá: Ticataluña. Mi país. ¿Cómor? ¿Cómo? ¿Qué es eso? ¿Pero, cómo? ¿A ver, a ver? ¿Haber, papá, hay! ;-P.

Un emoticono de los de antes. Antes de la locura de las caritas amarillas. Hasta que tuvieron colores y hasta guacarearon. Se pusieron verdes al menos. Estados de animo. Cosas que representan lo que aquí vamos a escribir. Nuestra memoria. Es una red social. Entonces mirastéis. Porque vistéis que no era sólo una cosa en mi imaginación. Sino que estaba ahí. En público. Esperando la respuesta de mi gente. Mi familia. Lo que somos y vamos a hacer en nueve días. En la salida en directo. Una sociedad supercuidadora. Eso es lo que nos imaginamos. Y nos fuimos a una terraza Alex y yo a matizas. Y pensamos la solución. Duramos nueve años. Pero finalmente aquí estamos. Hagan cuentas. Cuenten hacia atrás. Órale, pendejos.

Y uno los trata así. Mexicanos. Pero ya acá nivel Pancho Villa. Pinches gachupines les entran las ganas de mear. Y orinan. No mean. Y follan. No cojen.

Como las chilangas. Las Yolis. Acapulco. No mames, cómo se sentía de ojete. El macho chilango que va a Acapulco y no folla. Es una loza social. Con la que tienes que vivir. Al día siguiente. Y tus cuates que ligaron son padrotes. Y estamos saliendo saliendo con chicas. Y podemos practicar los nueve idiomas de nuestra lengua: el ticatalán.

Pérez Reverte entra en la Academia y pone el asunto sobre la mesa redonda: tenemos un problema con una «supuesta» lengua nueva: el ticatalán. Nos compete hacer un debate serio, soso y sosegado de lo que opinanos al respecto, como salón de la justicia que somos. Vargas Llosa toma apuntes. Pero ya nos los escribe él. Utiliza al esclavo electrónico de Apple que le dicta lo que opinar: Siri: qué. Yo respondería que Pérez tiene un punto y que consideramos importante bajarle a la mamada de llamarse por los dos apellidos, soplapollas. Hijueputa, el peruano de clase alta levantó la voz cuando no tocaba. Y los hispanos lo vieron. Algunos testigos internacionales, algunos franceses, todo el pueblo erecto ticatalán ante el positivo festejo del feminismo ticatalán también extasiado por su cuenta en su gran sublime naturalidad femenia: ella: yo. Ella, uno. Uno, macho, ella. Por el placer de sentir. Por hacernos los embarazados. Qué cojones. Es nuestro. Nuestro cuerpo. Nuestro acto de amor. Volvamos al instante que lo produjo: ese sexo sagrado.

No, espere. Salvo, Jesús. Respondió el alumno más listo de la clase del catecismo de R9. Erre nueve, ya sabes, nueve dimensiones. Ese juego artístico-matemático si lo jugaron en su sistema de educación reconfigurado. ¿Acaso no estamos todos en la revolución? Aquí. Allá. Aquí todos tenemos una responsabilidad que no estamos aludiendo. Y nos lavamos las manos, como Poncio Pilates. ¿Piénselo? Antes de juzgar las escrituras. Como se la han explicado hasta el momento. La moral nuestra es en parte católica. Esa es nuestra cultura. Nacimos con ella. Nos la narraron en la estructura de la semana. Junto con la mejor educación que pueden sostener nuestros padres. Y nos cuentan su historia. De cuando no estábamos nosotros. De antes de nosotros. De dónde venimos. Quienes somos. Nuestra familia. Ese es el contexto en el que lo vamos a okupar.

El movimiento okupa agrade el reconocimiento que un anarquista de La Salud provoque sobre las planicies, las playas, las montañas, las murallas, las plazas, las canchas de futbol, los salones de baile, el Camp Nou y mi terreza.

Tenía que cambiarlo todo así que me puse a ello como si me tuviera que presentar a un examen. Porque no sabían que yo era eso. Que yo aquí fui alguien. Y que tenía un rol social. Que creo que hasta lo compartí en el pasado. Tratamos de encontrar una solución al problema. Y nos unimos como familia. A los nuestros. Y esta es la razón de ser de nuestra performance. Que con este gesto empieza a andar en esta otra dirección. Como un sistema complejo que se adapta y se adapta y se adapta y se adapta y ase adapta y se adapta y se adapta y se adapta y se adapta. La teoría de la humanidad esta. Lo se. Fui llamado a hacer esta única obra. REpetida 999 veces. En un bucle sagrado. Cree usted el suyo.


Eso es lo que hace un feedbacklooper.

Una profesión del sistema de futuro que me imagino aquí, con ustedes. Vamos a darle ese toque completo. Una narrativa que empieza ahora como una presentación en directo de un grupo de rock que musicaliza todas sus letras, aquí y allá, como un conjunto de poesía que ya no existe. No hay evidencia de ello. Ese es el hueco de Alex. Oceano Infierno tenía una serie de escritos y poemas que estuvieron siempre en la red. Desde los inicios. Y fue referente de un underground que estuvimos presentes en su inmersión al mundo de Internet. En esos roles desde lo geek. Desde lo más rebelde del extrarradio. El ímpetu explorador de un samurai con el español bien centrado en los jardines de senderos que se bifurcan como si caminando aquí hubiera experimentado estar también en el resto de la urbanidades capitales, las nueve grandes nuevas ciudades.

Este es el giro de la campaña de marketing que me aventé un día tras tres jaones a un churrumaís de los de a deveras. Si uno no es mexicano porque nace, sino porque recuerda, y asiste una vez más al acto más puro de insolencia que nos permite liberat la urbanidad para todos los presentes: un dos tres por mí y por todos mis compañeros.


El nuevo himno nacional.

Esa es la gran teoría que le faltó a Cuarón para que la gente le tuviera una idolatría ya reverencial. Los muy reverenciados se ve que se tienen que ir a vivir a los Estados Unidos. Se lo pueden permitir. Son unas vergas. Unas vergas mamantes. Unas vergas mamadas. Unas mamadas vergas. Unas mamadas de la chingada. Unas mamadas inversas. Unas mamadas de ellas. Unas mamadas de ellos. No se puto. No sea puto. Relaja tus músculos. Ay, cabrón. Si se te destensó algo. Vea. Mira a este pelao. Otro alla. Nueve se corrieron. Me dicen. Una app me lo informa. Esta. Métete aquí. La surrealidad de un nuevo orden. En lo que resolvemos el resto anótate a este pedo. Y dime algo apenas puedas, cabrón. Pero de verdad.

La libre opinión se gana. Pero se tiene que tener lectores. Sino uno no es nada. Pero siempre han estado ahí. Nomás que no he sacado un libro. Porque estaba esperando acuñar esta solución. Llegar a este extremo de la disrupción. Nosotros vamos a volar la tapa de esta ciudad. Y ahí les va el pedo. Prepárese. Esta navidad todo cambia. El milagro del barrio del Niño Jesús.

Yo no necesito hacer genuflexiones o extravagancias para responder a mi amistad íntima y personalisíma con Jesús. Mucho más allá que este o cualquier otro caudillo, pasado, presente, o futuro. Me la pelan. Todos. Mire. Una fila. Pelador 1. Pelador 2. Pelador 3. Pelador 4. Pelador 5. Pelador 6. Pelador 7. Pelador 8. Pelador 9.

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