Tras la identidad de uno mismo


ELIZONDO

El patriarcado del que provengo tiene un matiz del Bautzan. Se trata de una manera peculiar de caminar por la montaña, y de percibir la frontera y la cultura que se renueva por el río que nos irriga nuestro valle. Es aquí de dónde vengo, y a donde voy. Es un sitio al que llegar y del cuál haber marchado. Un último suspiro ligado por siempre al costado de la iglesia.


NÉMESIS

No sabemos si somos así, pero con certeza somos contral alguien/algo. Nos es más fácil entendernos a partir de las antípodas, como si no pudiéramos escapar aquello que nos nubla la visión y la consciencia de lo que no somos. Lo que nos apasiona aborrecer. La raíz de nuestra naturaleza humana que detesta sin pudor.


AJEDREZ

El juego nos acompaña en nuestra construcción social. Como el sueño, la pasión o el aburimiento. El mismo odio que sentimos por el némesis, en el juego, queda materializado como un estado de competición, frente al cuál, nos presentamos, desplegando todas nuestras armas con un único fin: derrotarle. La metáfora de los blancos y los negros. Cuadrados, reyes, reinas, caballos, torres, alfiles y peones.

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