La creación a partir de una metaestructura que funciona como la base para definir un nuevo significante a las letras, como el bloque mínimo de un esquema social que tenemos como reto común.
1 – A | 2 – B | 3 – C |
4 – D | 5 – E | 6 – F |
7 – G | 8 – H | 9 – I |
10 – J | 11 – K | 12 – L |
13 – M | 14 – N | 15 – Ñ |
16 – O | 17 – P | 18 – Q |
19 – R | 20 – S | 21 – T |
22 – U | 23 – V | 24 – W |
25 – X | 26 – Y | 27 – Z |
Del uno al veintisiete. De la A a la Z. Un recorrido dual en dos expresiones que marcan nuestro entender: los números y las letras. Partimos de una estructura de aprendizaje común a nuestro tiempo para establecer vínculos de comunicación que se asocian con nuestra capacidad congnitiva como especie. Nuestro desarrollo humano requiere de muchos más años para acabar de madurar, y en el proceso, aprendemos a establecer las bases de un lenguaje y de una estructura matemática con las que podemos valernos para crear multiversos ejemplares en cualquier dirección que nos propongamos.
Por tanto, se trata de una apropiación de símbolos y estructuras que nos son propias, y hasta cierto punto intuitivas. Parten de la noción de que compartimos algunos esquemas comunes sobre los que construimos nuestras diferencias.
Este nuevo abecedario redefine la base para un nuevo diálogo.