Un tipo nuevo en la política

Uno viene cargado de prejuicios de su casa. Lo que aprendió ahí lo encajonó en una postura particular. Y somos hoy lo que fuimos de niños. Asumámoslo. Ya éramos como somos hoy. La manera de entender que debíamos ser buenas personas para tener amigos, para llevarnos bien con mis padres, a quién amábamos, y de seguir teniendo una relación profunda con mis hermanas, a quien desconocía, pese a estar ahí, cada día.

Miento. Siempre miento. A veces, por gusto. A veces, por ganas. A veces, por deporte. A veces, no es cierto. A veces, no hay de otra. A veces, me encanta. A veces, por joder. A veces, porqué no. A veces, por pura inspiración.

Pero la vida es otra cosa. Es pensar en esa relación que tienes con tu herman_. No voy a entrar en el jueguito. No pienso dejar que nadie me etiquete. No voy a aceptar que vengan con historias simplistas que me pongan frente a un espejo que merece ser juzgado. Desnúdenlo.

Fíjate. La orden, con que la de uno.

El perjudicado eres tú.

Alguien, por mientras, acata la orden.

Desnúdenle quiere decir despojarle de toda la ropa.

Un tipo nuevo en el trabajo siempre tiene dudas idiotas como esta.

El trabajador de mayor rango le debe explicar de qué va el trabajo al pobre diablo en su primer día.

Pobres diablos.

Ahí lo tienen: el título.

El nombre de la novela.

El contrapeso.

Solo ante el sistema.

O los sistemas.

¿Cuántos actúan en paralelo?

¿A cuántos debo atender?

Voy a ser muy sincero. No quiero faltar a nadie (emoticonos que contradicen lo que digo fuera de los parántesis. Como si la expresión libre no pudiera estar nunca allá fuera. Aquí se vive en otro nivel. Más intenso. Más verdad. Más al chile. Usted puede entrar, o no. Y si esto le gusta, quedarse. Y si quiere, irse. Entrará con dudas. Pero vamos a pasar por un aro que de pronto se va abrir de par en par. Nuestra situación es la que es. La nuestra. Nuestra maldita tragedia; nuestra bendita comedia. ¿Por qué la tragedia malidita, y la comedia, bendita?

¿Dónde dejamos al diablo en la inclusión?

El conservadurismo entero se plasma frente a esta pregunta por la vía de pago: 9. Nueve. Así solito. Sin moneda. ¿Por qué hay tantas? ¿Por qué existe un sistema de monedas? ¿Por qué el colón tico no se utiliza como moneda de una determinada región geoestratégica emergente que represente el continente reformulado sobre determinados valores, esquemas sociales, debates públicos, espacios públicos, servicios públicos, escuelas públicas, desigualdades revertidas, esclavizados liberados, gente normal y trabajadora que pueda asumir un relato diferente al de cualquiera de las otras alternativas que ya había oído en su momento. Hace un día, o dos, que empezó la campaña. Y nadie presta atención a los partidos. La gente prefiere no escuchar. Los políticos lo saben. Excepto cuando son las elecciones. No importa si te interesa o no. Tu situación política ya está condicionada a tu deber de asistir a votar de aquí a dos domingos. Y no tienes de otra. Debes ir a votar. Si te sabes responsable. Si entiendes de qué va el juego. Si como ciudadano haces un análisis de decisiones con la nueva máquina para hacerlo: el chunche de Golman.

Innovación social y política. Yo soy el creador de un objeto que sintetizaba los beneficios de saber cómo tomar decisiones actuariales en una sociedad corresponsable a un pacto social renovado sobre la base de los colectivos autoorganizados en una única lengua que, al mismo tiempo, da en la madre a la estructura conservadora de la gestión de las regulación gramatical, ortográfico y de uso de las nueves lenguas vivas [Por qué excluir a la muerte] que cada uno elige. Una lengua nueva; la mía. En mi caso elijo empezar con el español, por ser la lengua que mi madre me habló, pero también con la que mi padre recitaba poemas de mi tierra: Ya diviso en lontananza, aquella playa bendita, ya mi corazón palpita, …

Un pdf como primera respuesta de Google, que a punto estuvo de ignorar la poesía de todo un país: Ticataluña. El tico commons se debate todavía hoy sobre la idea de pertenecer a otro sistema, y alterarlo, por siempre.

El poeta tico que mi padre me recitaba me marcaron para siempre. Sabía entonces que debía ser capaz como mínimo de ser lo que ha sido mi padre. No por serlo: por hacerlo. La imitación, por tanto, es el único camino.

De ahí nuestra responsabilidad como padres/madres. Somos ambas cosas a la vez y lo estamos poniéndo en marcha, por primera vez, todas juntas.

¿Cuántas veces debo escribir en femenino el plural para considerarme feminista?

–Nou.

Va dir.

Algú.

L’espai no és gratuit. El vuit tampoc. Pero jo, lo mio, lo mio, lo mio… es el gol artístico. Yo sólo se meter golazos. Como Mendieta. Como Romario. Modestia, aparte. Me presento: Golman, sevidor.

Mi padre me enseñó a presentarme así en los que casos que amerita que a uno se le guarde el respeto que un interlocutor requiere. «Buenos días, le habla Olman Elizondo, servidor.»

Lo ví decirlo 99 veces. Lo escuché cada vez; de este lado del teléfono. Mi trabajó en casa, en la oficina, en el avión, en el coche, en la construcción, en el puerto, en el campo, en la carretera, en la obra pública, en el salón de clases,… Mi padre daba cátedra con el saber estar. Con la resolución de lo que técnicamente debemos hacer. Y ahora mismo está a cargo de un tema que en nuestro país es sumamente importante: las infraestructuras. Y tenemos al mejor del mundo. Mi tata: don Olman Elizondo Morales.

Mae, no es por presumir. Mi tata merece toda la confianza que se le puede tener a un funcionario público. Yo trabajé para/en sector público en México y en España. También en Cataluña, ya que realicé trabajos para hospitales públicos. Al final de cuentas quién acaba depositando el dinero en tu cuenta a final de més es lo de menos, si cumples con tu trabajo tal y como se espera de un profesional de un talla notable. Queremos profesionales notables. Gente válida. Gente que haga crecer nuestra empresa. Y ahí se queda el pensamiento conservador. Ahí, y en la familia de Mary Popins. Y bien nos va. Podríamos vivir en una telenovela de la exprimera dama de México: la Gaviota. Tranquilos, ñeros. Nadie le confiere un insulto más. ¿Qué dijo el hijodesupinchemadre…? Ahora sí vas a ver lo que es riata topil…

Verga, y que se dejan venir.

No tienes de otras, ya estás vendido. Hay putazos. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Es una línea de pensamiento. Otra es pavor. El pánico de tener que defenderte de alguien que se aproxima a tí a querer pegarte. Y tú. A tí te toca estar donde tus pies tocan suelo, siempre y cuando no estés volando.

Tenemos derecho a volar. Viniendo de dónde venimos no podemos esperar de un futuro idílico que nos imaginemos en un último esfuerzo colectivo redentor: el domigno de ramos cantó Armando Gallo Pacheco en la sala B del Luz de Gas. Nadie acudió. Su equipo, estóico, aguantó. Algo siempre le sale mal. La promoción. El boca oreja. Sus amigos no jalan. Aquellos que han dicho querer venir un día. Y no se planta nadie. No llenas. En cambio, las sillas ahí te muestran lo solo que estás. Cuando te subes al escenario tienes una ligera sensación de que Eugenio te ha invadido: no tienes gracia. Y no obstante, sigues ahí. Has asumido el rol de quien le dice con todo descaro a tu hija que vas a ser tú el siente en subir a contar historias para que la gente ría. Ya verás. Nos vamos a partir la caja. Mi hija tembló. No supo qué decir. Su tes morena palideció. Era una broma más de su papá. No puedes; no tienes gracia-dijo. No mames, la insolencia se pega. Esta niña va a ser la insolente más sublime del planeta. Y no será por lo que yo le dije. Sino por lo que le llegó distorcionado de las redes sociales.

Ahí nos hemos pasado.

Escuchamos sentencias que buscan enseñarnos que como masa somos precarios. Y puede que tengan razón. La verdad es que cuesta refutar a quién bien escribe. En realidad a quién bien argumenta. Y quien escribe amenamente. Por una cuestión de clase. Ser ameno no es un atributo que tenga cualquiera. Ni tampoco es un patrimonio de la derecha o de la izquierda. Suponiendo que esa es una dualidad totalitaria, es decir, que completa todo el universo. No quiero resultar pedante yo mismo con sentencias que hagan lo mismo que critico. Sería una paradoja imperdonable. Nunca me lo perdonaría. Me dejaría en evidencia en el primer instante en que nos conocemos. Querido lector: ¡Cómame los huevos, Maldini!

A mi madre le va costar aceptar algunos de mis chistes. Tampoco va a querer reír algunas de mis gracias. Pero si el resto ríe, ella estará tranquila. No lo entiende, pero me contento. Eso para ella es suficiente. Mi madre no sabe a qué me dedico desde hace nueve años, pese a que se lo he explicado múltiples ocasiones. Yo soy futbolartista, le digo. Y con eso me quedo tan ancho. Qué cabrón, dice Maragall. El de verdad. Al que todavía tenemos aquí. Ya en el plano familiar. Del que ya sólo hablan, cuando se habla de legado político. O de Alzheimer. Y su cuidadora ¿qué? No es que no importe Paqual. Que no se me interprete como aquél ingrato ignorante que viene a una sociedad que le acoge con la clase y sofisticación con la que se acoge a un extranjero que se integra. A alguien que suma, y de los que restan.

El burgués local tiene determinadas maneras de expresar su clase. La educación por delante, y las miras más allá del juicio fácil de quién percibe a los otros, los de fuera, diferentes a nosotros. Ese nosotros existe. No le quepa a usted duda. De donde vengo yo, Ticataluña, lo tenemos claro. La lengua propia, el ticatalán: otra prueba. Y así hasta nueve pruebas contundentes de su existencia, viabilidad, pertinencia, eficacia, impacto social, lógica, ilusión, pasión, inevitabilidad.

Muerte a la inviolabilidad. Todas iguales.

No se mata a nadie.

Señores, firmes.

Depongan las armas.

Esto cuesta mucho, pero lo tengo que proponer. Mi cultura política es vivo ejemplo de que podemos tener una visión radicalmente distinta a la que tenemos hoy en día en nuestro país/región/continente. Por irnos a otra cultura, nos mudamos mentalmente, y habitamos otra. Como llegar a Karachi y relacionarte en nueve canales diferenciales en los que abro un lazo imborrable de la otredad.

Nadie puede imaginar mi viaje de vuelta a Karachi. No cuentan con las mismas variables que yo para desembarcar en la ciudad que me permite transitar por un estado de seguridad inestable. Esto ya era así en su día. Un niño costarricense criado en el D.F. tiene diferentes probabilidades de sobrevivir a lo que todo ello implica para salir vencedor de esa experiencia. Y esto es lo que me hace ser quién soy: toda experiencia anterior. La transformación de las historias en aprendizaje

La fuerza se encuentr en el movimiento. La traslación. Imaginemos que nuestra sociedad había estado volcada hasta hoy en la relevancia superior del movimiento de rotación, ponderando las evidencias y los modelos de cálculo diseñados y contrastados, puesto en marcha. Estos modelos multivariables. Y sus regresiones. Sus aproximaciones. Y su constatación con nuestras variables de retroalimentación y minimización del error, tras las suma de más itiraciones en el tiempo. Data. Actuarial knowledge. Profesional practice.

Yet I write. Not just informs. No just for «serious» bullshit for my industry. That’s what you do when gain impact factor. People listen to your shit. People give you credit. People follow your podcast. And something starts to emerge. I know it, but I ain’t in it just yet. I’ve been hiding. In the dark. Writing. As a writer must find the time to do it. To write, I mean. You need to open your computer and put the words one after the other. And make sense of the shit that your mind spits out. That shit: surreal.

El surrealismo es por mucho lo mejor que ha producido España en cinco siglos de soplar pollas. Uno podría usar la lengua de Cervantes para denigrar a los españoles ofendidos por esa última frase. Como manera de relación con el otro. La vía de la insolencia. España está en la cima de los países de Iberoamérica. Esa cosa que decimos ser. Ese espacio de concordia que nos da haber aprendido la misma lengua. Entiéndase el poder de lo que nos une. Ahora, no me vanga con piscinazos de Neymar. Entiendo que eso no es lo suyo. Hasta ahí podríamos estar todos los españoles de acuerdo. Restando a los brasileños residentes en el país, a quién por la afinidad, tanto futbolística como existencial que tenemos los mexicanos respecto a su gran cultura mestiza y ese espíritu mágico que nos permite volar con la alegría con la que Huitzilopotchtli suca los cielos, Brasil, oh Brasil, ¿por qué nos has abandonado?

¿Qué tanto debería conocer un español respecto a las culturas mexicanas? ¿Qué tanto debería conoces un brasileño esas mismas culturas? ¿Qué tanto un mexicano debería conocer las culturas locales de las diferentes localidades brasileñas: costa, montaña y selva. Esa gestión de la naturaleza y los bosques. ¿Qué tanta explotación necesitamos para cuidar nuestro medio ambiente, respetar a las culturas locales, y la explotación de los recursos naturales, con la virtud de la inversión coste-benéfica más atinada. ¿Qué dicen los ingenieros? ¿Qué dice mi tata? ¿Qué me dice, don Olman?

Mi papá es mi más impoluto ejemplo. Una persona que a los setenta y pico de años está dispuesto a representar la función pública de dirigir la responsabilidad de las infraestructuras del Ministerio de Obras Públicas y Transportes, el MOPT, sitio en el que comenzó a trabajar como ingeniero, recién acabada la carrera, en la universidad pública de Costa Rica, la UCR. La más prestigiosa casa de estudios del país. Hay algo respecto a una sociedad cuya casa de estudios superiores más importantes sigue siendo la universidad pública nacional. La UCR sigue siendo el referente de la formación y la investigación en el país. La facultad de ingeniería y la facultad de arquitectura tienen una mítica pelea cada año. Trandiciones festivas que emulan las rivalidades entre colectivos. Algo así como los americanos veteranos con su sometimiento a los rookies. Se trata de un espejo en el que poner a dos maneras de dividir a la sociedad. Y posicionarse en una de ellas. Dos facultades hermanas se miran con recelo. Un arquitecto necesita a un ingeniero para construir obra pública de según qué dimensión, y casas. O lo que sea. La codependencia es absoluta. Es un binomio social que está bien representado en la sociedad. ¿Cómo se mide la salud profesional de los sectores estratégicos de nuestra socidad? ¿Cómo se mide en cada país? ¿Cuál es el indicador generado por lor organismos multinacionales que estudian estos temas? ¿Qué estadísticas hemos desarrollado comunes en las reuniones comunitarias? ¿Cómo nos coordinamos como una federación de repúblicas? ¿Cómo nos medimos frente a un estandar social que está definido y que podemos calendarizar en el mediano y largo plazo para tener un plan de futuro que nos garantice la viabilidad como nación, pero mucho más importante, la capacidad exterior para sistemitizar ciertas prácticas que nuestro modelo permita plantear de manera local en otros contextos territoriales, en nuestros vecinos, a quienes queremos y necesitamos, pero nos gustaría también corresponsabilizarnos con su proyección de la provisión de las necesidades básicas insatisfechas con los recursos recaudados por la propia economía social de sus centros rurales y su gran capital urbana. ¿Qué acaso no es este el dilema que enfrentamos todas?

Algunas cosas funcionan bien en Costa Rica. Algunas cosas hacemos bien. Votar. Debatir. Entender cuáles son los debates más relevantes para el plan que cada uno trae en su programa electoral. Aquí ha habido gente en cada partido que ha intentado hacer frente a diversas injusticias sociales, algunas magnificadas, otras muchas, una vergüenza, que nos corresponsabiliza como sociedad con una serie de cochinadas que no estamos dispuestos a seguir permitiendo, como pueblo, que cada cuatro renueva su desconfianza con sus gobernantes. Eso sí, cuando sale que somos el país más feliz del mundo todo el mundo corre para facebook para explicarle al mundo que somos toda. Y nos quedamos tan tranquilas. Nos enorgullece lo que somos, pero nos vemos estancados. Nuestro modelo está obsoleto. Y no somos capaces de vernos a la cara y dirigirnos hacia otro sitio. Aquí estamos bien, estando mal.

Pero no es suficiente. Debemos asumir una responsabilidad. Ponernos en el proyecto de visión de futuro que decidimos proponer, ya no sólo en lo que corresponde nuestro legítimo derecho de querer lo mejor para nuestra gente, para nuestro territorio, sino también asumiendo un discurso colectivo que nos ayude a proponer un plan que podamos asumir como nuestro, como el resultado del debate de un Tico Commons, que realiza el pueblo tico, soberano y consciente de que está en capacidad de aportar algo a un nuevo mundo que se presenta cosmopolita, interconectado y global, y que sin embargo, persiste en su voluntad de otorgar a la cultura local, una especie de respeto por las biografías de las familias que aquí han coexistido durante estos años en los que hemos crecido, juntas.

Costa Rica nunca ha perdido su autocrítica política. Siempre está en duda el presidente. Siempre está en duda si nos están viendo la cara. Si pagamos demasiados impuestos. Si hay algunos que se columpian. Si la cosa podría ir mejor si tan sólo tuviéramos no se qué y no se cuantos. Ya tenemos platina, pero nos gustaría tener más carros. Y no tenemos un concepto amigable del espacio público. Ni pensamos en cómo habitar los espacios comunitarios, ni cómo hacer accebible que todas conozcamos todos nuestros parques naturales. Como una targeta de visita a lo que representa salir de nuestra realidad. Abandonar el barrio y conocer nuestra urbanidad. Como ir de bocas a otro barrio de la ciudad. Y conocer la fiesta de otro cantón. Y darse cuenta de que todos somos la misma vaina. Lo que ya habíamos confirmado en Zapote y Palmares. Pero la vida es algo más que el pura vida, las birras y las playas en verano. Debemos bretear más inteligentemente para tener una sociedad más justa. Aquí también, pero en el resto del mundo. Hay que ver cuáles son los debates sociales en los que estamos parcipando y aquellos que aquí todavía no se han tocado del todo. Y quizás eso crispe a nuestra sociedad. Nos pondrá, como cada elección, frente a un espejo. Y nos vamos a ver las caras, aunque un momento… nosotros ya recorrimos algunos caminos importantes. Nosotros rompimos con el bipartidismo. Y nos hemos hecho más plurales políticamente hablando. Somos una sociedad más madura y compleja, en este sentido. Pero también creo que hemos avanzado también el marca social que representa nuestra obra de país. Y este momento en el que hacen falta referentes, la apuesta de un gobierno progresista que es capaz de presentar a la sociedad con un discurso que nos coloque frente al espejo, y viéndonos todo lo que somos, nos vemos capaces de aportar algo a resolver el problema general, pues entonces, hagámoslo.

Yo no he dado ese salto a la política. Debe ser porque escucho las voces sabias de algunos que nunca lo han hecho. Pero lo cierto es que mi padre desde muy jóven ha militado en un partido político y ha estado invitado a las reuniones que tienen los partidos para descutir y debatir sobre la cuestión política, desde la perspectiva de los que consideramos nuestros colegas de partido. Nuestros compañeros de ideología.

Mi papá siempre ha sido un sido una persona que sabe escuchar. Y también sabe presentar sus puntos de vista. Y no rehuye a un debate. Ni a entender las posturas de los demás. Y también tiene la pasión por defender alguna cuestión cuando piensa que se está yendo por mal camino, y es necesario levantar una señar que grita: freno. Pero don Olman nunca pierde las formas. Y se da a entender, y tiene la capacidad de trabajo que un puesto como que ahora tiene, requiere. Esa responsabilidad también está bien administrada en su caso. Tenemos en ese puesto a la mejor persona que podríamos tener para ese trabajo. Quizás tenga que recordar que soy su hijo, y que quizás eso pueda ser un elemento de sesgo en la afirmación que intento expresarles. Lo cierto es me consta el expertise de mi padre en temas de obras públicas de gran envergadura, como el caso de puertos, carreteras, y cosas por el estilo. Grandes obras que requieren los países para generar los medios que a su vez permitan el comercio y el desarrollo de las zonas locales, de las regiones, de los pueblos costeros, de los pueblos interiores rurales, y de las grandes ciudades. La conexión de los grandes ejes dentro de una estrategia que proyecta nuestra evolución natural en el futuro. A partir de un posicionamiento estratégico que podamos a su vez revisarlo, debatirlo y consagrarlo en un pacto común por las cuestiones de estado que no se someten a las calenturas de la política. La política de los beneficios sociales de una sociedad que vota con consciencia política, con la inteción de ser una sociedad más justa, y con la voluntar de proyectar unos valores particulares, que a su vez, nos vemos dispuestos a cuestionar, en aras de buscar nosotros también, un camino que nos lleve a experimentar un cambio radical en alguno de los temas que quizás no tengamos tan avanzados como otras sociedades, como nuestra aportación en innovación y tecnología, nuestra literatura y cinematografía, nuestras artes plásticas, nuestro teatro, nuestra comedia, nuestro debate social, nuestra política social, nuestra sostenibilidad energética, nuestra reformulación de la conservación y protección de nuestros parques naciones, y nuestro modelo pedagógico-turístico aplicado a un lobby internacional de ambientalistas que apoyen nuestras tesis. El pueblo costarricense, pese a ser el más feliz del mundo está dispuesto a realizar un seppuku, por la gracia de mutar a otro tiempo. Borrón y cuenta nueva. Como el sacrificio de otro hijo de Dios. Un hermano mayor de Jesús. El que anunciaban los judíos. Por fin aquí. En una nueve reencarnación de lo divino con lo humano. Un nuevo profeta: Golman.

Golman Elizondo, servidor. No vengo aquí tan sólo a explicaros porqué soy una transformación de mi padre. Mi herencia está viva porque intuyo que puedo fiarme de la educación que he recibido. Tengo suficiente consciencia para saber que lo que me queda por delante es asumir una participación más activa en la vida pública que me pertoca. Y que puedo hacer esto de diferentes maneras. Una de ellas es siendo partícipe del juego social. Reasumiendo un rol en el debate público que se nos plantea en el presente inmediato. No olvidemos: estamos en campaña.

Yo podría intentar evadirme una vez más. Decir: a mí no me toca. Pero lo cierto es que ahora mismo no tengo más remedio. Soy un tipo con sus derechos y sus obligaciones reformuladas. Y debo avanzar en mi camino. Sea como sea. Ya soy español, peso a no tener el último papel que lo acredita. Y pese a no tener mi pasaporte. Ni mi DNI. Soy un tipo que traiciona sus oportunidades. Una vez más. Pero intentaré llegar esta vez a donde planteo presentarme. Y escribir otra historia encima de la mía. Y espero ser digno de su confianza. Porque presentaré un discurso, una especie de campaña. Un debate al que puede que atienda a alguna entrevista, si acaso es pertinente. Un contrapunto como observador. Un estímulo para mandar a tomar por culo a todos. Por el hecho de no dejar que quien está hasta los huevos de todos no tenga otro sitio al que venir a decirles a todos juntos una vez más: ¡cómeme los huevos, Malidini!

Y tan anchos.

Porque la insolencia se aprende. No se enseña. El que la ve observa su superior buqué a victoria. La risa prevalece. Las bandas se mezclan. El acto político se confunde con la noche, que a ese ritmo, bate al son de esas mentes insolentes que se apoderan de su proseguir en medio de la más agraciada incertidumbre, que espera al final para desvelar su última gran sorpersa. Bliss.

Please.

Dis.

This.

Tease.

Ease.

Piss.

Ris.

HIS.

Kiss.

Miss.


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