El relator
Durante mucho tiempo esta ha sido mi postura. He optado por no decir nada. Al menos no en público. No en un debate que está en la calle. Y que está encendido. Más allá de las costumbres y las tradiciones. Más allá de la economía. Más allá de la política. Ni como artista. Ni como ciudadano. Ni como esclavo. Ni como público. Ni como persona. Me lo llevé todo a otros foros más austeros. A mis libretas. A mis textos apócrifos.
No escucho más el ruido de la calle. Ya los escuché a todos. Pero ya no más. Si estás enchufado acabas eligiendo un medio que te dice lo mismo que quieres escuchar. Sabes quienes son tus referentes. Y no piensas más. Repites el dogma. Estamos en este tiempo. Escuchamos lo suficiente los discusos que nos llevaron a confinarnos en una esquina opuesta a la otra. Porque es una. Y otra. Y no hay más. La dualidad se le conoce hoy día como polarización.