Una storyboard explica el marco de una historia que se debe representar en una filmación. ¿Cuál es su proceso inverso?
Una historia puede explicarse desde muchas perspectivas. Vivimos en medio de historias, mismas que nos acompañan desde pequeños. Lecturas/imágenes. El texto genera la apariencia de una realidad que sólo existe porque sus personajes se crearon para esa narrativa. De alguna manera su existencia refleja con verosimilitud la nuestra, que a partir de esta interacción nos permite conocernos mejor. Las circunstancias de una historia única e irrepetible, nunca antes contada, como nuestras vidas.
Imagen y lectura. La interpretación de un estadio que tiene el guion como guía, pero también el storyboard. Lo que se ve es lo que se quedó en una crónica que primero existió como texto, y luego como un dibujo que enlazó por primera vez la intencionalidad de las imágenes dentro del encuadre. Rectángulos que se superponen desde el primer frame hasta el FIN. Una historia que empieza y acaba.
Una vez culminada la película, el storyboard queda como un actor secundario. ¿Qué si quisieramos que fuera el protagonista? Este proceso se desarrolla a partir de la pieza final, y se camina hacia atrás para recrear las imágenes intercaladas de la acción enmarcada en el relato cinematográfico. ¿Para qué? Porque con ello se rinde tributo a una herramienta indispensable para el creador de historias, y se presenta como un ejercicio de trabajo para extraer el oficio de la pieza de arte. El camino inverso es un método de (de)construcción. El sentido inverso como complemento de la realidad, como una línea de tiempo recorrida hacia el lado contrario a la costumbre.
