Cero – cabeza

El tiempo tiene dos direcciones: asumamos su dualidad desde un origen.

Este es el punto de partida. Una cabeza olmeca. Un cero providencial de otras culturas. Un aprendizaje presente, pasado y futuro. Todas estas cosas se desvelan a partir de este momento. Un presente consciente, desde dónde aspiro a persistir, y seguir en ambas direcciones: pasado y futuro. Un porvenir continuo que requiere de mi presencia desde otra perspectiva, desde otro cuerpo, desde otra (sur)realidad.

Parece que el norte nos guía. Como si el sur no pudiera ser la referencia. Pero al nombrarlos a ambos nos damos cuenta de que su existencia, por sí sola, representa la polaridad complementaria de un estado de la naturaleza. Y sus límites.

Pasado

Lo que ya he creado y que define igualmente una progresión lineal completa. No es memoria.

Futuro

Lo que cree a partir de ahora. El devenir propuesto de un tiempo nuevo. Nou. NEW.

El día de hoy es el día nueve del año. A partir de aquí me propongo realizar un ejercicio en dos direcciones: pasado y futuro. El pasado ya está escrito. Pero lo que ahí escribí todavía tiene otro recorrido: su lectura. Tirando atrás puedo postproducir la narrativa de esta creación. Le puedo dar una forma. En este caso una linealidad de 99 capítulos. Una línea de tiempo hacia el pasado, que me lleva enumerar una serie de títulos de entradas que aquí he escrito, y que ahora llegan a este punto, en el que esto preparado para darles otra vida: la exposición pública.

Contaré esta historia, y al mismo tiempo, en la dirección contraria, presentaré una historia lineal en la dirección opuesta, hacia el futuro. En ese sentido comenzaré por exponer un proyecto a partir del cuál reestructuro mi obra a partir de un nuevo marco referencial: un abecedario particular que engloba mi narrativa completa: abcgolmanxyz.

I’m going social network(s)

I once wanted to built one

I still do.

I’m in a quest.

But I still feel like an impostor.

In fact I don’t want to sell you anything.

I didn’t want to put a fucking price tag.

So I didn’t sell myself.

And I went against capitalism.

Without violence.

I didn’t mean to kill it.

It just happened.

ALLS


I know, I know, I know, I know, I know, I know, I know, I know, I don’t know.


I talked to Chris some days ago. It was a long time since I spoke with him. Maybe 9 years. A lot can happen in nine years. We can evolve into something unknown. Something new. Or rather NEW.


I don’t know.


Read, wo.


Read, man.


And world was at peace.


It’s poetry futbolartistically.


I basically just have to keep going the 99 days to go.


I will have reached the edge.


My count before I die might be already less optimistic than what I’m projecting: daydreaming.


I am a motherfucking dreamer.


Youaraproblewitha?


Size matters.


Wo know.


Man should know.


Here’s the truth: man hurt too.


A broken man.


We all are.


ALLS


ALLS is a heading. Everytime. It’s not an H1. Ever. You need to be forbidden something. At least a position. A place you ain’t to be. A thing you love. Something that hurts. Like not going to the world cup to compete. Like the odds are placed against your chances of winning. I still can win. I’m one of those who will compete to win for different set of values I’m willing to present with me at a starting point of virtually nothing: unocent.


That was my narrative to a startup that was about a disruptive solution that includes all of us. From a higher end perspective. A real NEW look at it all. To start fucking over.


Start fucking.


Tonight.


Now.


Let’s go.


Make love.


And me/you go.


T’is my song.


Long.


GONE.


ALLS


Where do you draw the line?


That’s how important a trace is.


Message in battle.


That shit.


Gone.


No more.


Forgotten.


The world has not ended.


Yet we stopped to pursue violence, man.


Drop’em.


Nevermore.


A tico commons pura vida outlet.


You come at a discount rate to enjoy our higher end of the deal: NEW.


Who do I play for?


Which one country should I choose to compete with to win the cup this year?


You reckon makes me a winner of the futbolart world cup that’s happening tonight?


Ya se fue a la verga.


El mundo cambia a partir de hoy.


A partir de aquí.


Vámonos a otro pinche pedo.


Más tuca que nunca.


Mae, esta vara es. . . . . . . . . m a t i z a d o o o ………


Hay dos polos: polaricémonos.


Dos pinches némesis.


Güeyes de la verga y no mámes los güeyes más chingones de todos los multiversos con barra libre de pecsis.


Se trata de literatura corta y al pie, hijo.


Ahí les va cómo les voy a explicar, mijo, cómo es ser de la verga.


Te voy a explicar lo que era un macho.


La extinción del macho alfa.


Podría parecer una distopia de la verga. Pues eso es. Allá vamos. Qué chingaos que le quieren seguir lamiendo la verga al pinche Leonardo de Caprio. Ese güey es de la verga. Un ticatalán sabe eso desde hace años. Y el mundo vainilla todavía le ríe las gracias. Ojo: el macho alfa no le cae bien Leo por otras cosas. Es la paranoía borjamari. Qué pavor en color azul pastel. El miedo de los borjamaris no es infundado. Los odian todos los que desprecian bien. Ya sabes. En castilla se odia un catalán como perico en cazuela.


Ya está: ya me metí con todo Dios. Bueno. Casi. Faltan los curas, Franco, su familia, los xenófobos, los violadores, los hijos de la gran puta, los jueces cínicos, los polis de tortura alegre, los que sienten una necesidad de odiar y apretar el gatilla. Va EPÑA.


Me metí con VAEPÑA.


Los nazis van a intentar acotar mi pulsión.


Drop the guns guys, drop the guns guys, drop the guns now / common let’s go we outtalav.


OTTALAV NFT


That shit goes viral and thasit.


THASIT.


THASIT is one those reindier name’s.


Dancing.


What does Santa is trying to tell with that naming of his not main raindear? A secondary feeling Santa wanted to hide in the way he name his own magical enforced labor to brother species that happens to work for us. How does that sound for short novel. Maybe just a tale of a few lines enough to beggin, evolve and end a story. Without it needing extra stuffing. No fucking gravy. I don’t do Thanksgiving.


I drink coke; youtaproblewitha?


Lation can immitate italian you wouldn’t tell no difference.


For an actor to come to Hollywood being a speak you’d have to fucking turn the place around and make it look as if the city just turned and your motherfuckers in charge of this fucking fucked up parede you people call democrats vs republicans piece of shit politics to represent what you good people I love trully represent. Sorry guys: fuck you.


Oh, man. I feel so sorry. i didn’t mean to be rude or nothing. I’m just here digging in the dirt of the plantation on the fields that were once labored up for the gain of the success of my kind. My white kind. This shit happened here. I we motherfuckers need to address this shit. What happened among us. It’s those fucking crazy toys we buy in the newspaper stand where we don’t longer buy the newspaper. Think where Peter Parker would work in todays digital news NEW américan stoyline: live from NEWNY.


NEWNY NTF.


I’ve been producing the game.


I can win it with a story.


My value.


I’m going to obstruct your view.


Sorry for this.


I’m going to take your money now.


Don’t get anxious.


It’s not the end of the world.


Not yet.


These morons don’t win.


Get off your horse.


Come down from that statue.


Come hug me here.


Colon hugs GOLman.


Cámara elevates thanks, or rather on/in a drone, that just set’s off into the horizon all the way down back to the Tico Commons. Ticataluña & Tico Commons.


Ticataluña & Tico Commons.


Short to the foot.


I can pass the ball to someone at the following distance:

  • 0 m
  • 1 m
  • 3 m
  • 6 m
  • 9 m
  • 19 m
  • 25 m
  • 27 m
  • 42 m

I’m more that just a sound passer.


I could reach Busquets level.


Literature and passing skills.


As good as is not better.


Respect and light up the party.


99


Insolent latinos.


No local match.


Or so they thought………


Until they met: Golman . . . . . . . . .


9 m killer shot. . . . . . . . .


The acceleration of my nine shots to score . . . . . . . . .


The futbolart movement starts with life. . . . . . . . .


I’ve scored the 99 penalty shots that I’ve taken in my professional life. . . . . . . . .


Los otros tres modelos de tiro son secretos. Esos no los conoce nadie. Nunca se han visto. Serán desvelados en momentos claves de los partidos 5, 6 y 7.


9


Yo voy a ganar el mundial; sólo falta saber con qué país.


¿Qué tal que es uno nuevo?


Para que eso pase tendría que convencer a todo un país a que me siguiera a una locura dalineana hacia una película de aquellas que veíamos en casa de los abuelos en blanco y negro. Pero el guion the Hollywood a la mierda. Nuestra realidad reflejada en el telón de esa vaina americana que queremos ser con todas nuestras ansias arribistas de los blancos latinos que quieren también, otra vez, hacer las Américas. El latino-español todavía no ha quedado satisfecho. Él man quiere serlo todo en la Yunai. Y daría todo lo que tiene, y más, por ganar en el plano en el que los gringos se arrodillasen para comerme los huevos. El sueño mojado de un espaldamojada. La mamada del cowboy. Mi primera novela.


Dime no si más de un gringo apretaría el gatillo ante tal irreverencia. Eso lo caló muy bien Villa. Pinche Pancho les pintó las caras cabrón. Y ustedes pinches mamadores no han tenido los tanates para hacer una buena película de Pancho Villa para llegar a mearse en la fiesta de alcurnía en esa Gringolandia en la que ya le pegaste chiquit@. A ver. Salma. Eugenio. Thalis. Guilermo. Lubez. Adal. Master. Roberto Mtz. Golman. Órale: produzcan putos.


Pinche Iñarritu está que trina. Lo dejamos fuera del flick. Ingue.


Iñárritu despidió a mi hermana.


El heteropatriarcado es dueño del futbol en México.


Y en todo el mundo.


Prácticamente. Todos los equipos tienen a un macho alfa en la cima. Hasta el Real Madrid. Hasta el Barcelona. Hasta el Español. Hasta el Manchester City. Hasta el United. Hasta el América. Hasta el Pumas. Hasta el Cruz Azul. Hasta el Querétaro.


9/2


El futbolarte no interesa a todo el mundo. Pero casi. Dos siempre van a crear más peligro que uno sólo. Hay que saber buscar las complicidades de ataque. El ataque y la defensa responden a dos tipos distintos de impulsos colectivos coordinados. Debemos mentalizarnos juntas para ir armoniosamente hacia delante a meter el gol. Golman dibuja goles en su mente. En los campos multiversales de las simulaciones sobre las que planteamos las probabilidades del ser/estar en el campo rival. La batalla existe en la metáfora del deporte. Respondemos a un juego de guerra. a pulsión del futbol se asemeja a la pulsión de los embates de la infantería con la estrategia militar de un hombre cualquiera de los cuatro colores: blanco, rojo, negro, amarillo.


Yo tengo un chamán de confianza que me ha guiado por trayectorias sublimes de niveles espirituales superiores. Lo que México nunca dejó de proyectar en el bienestar superior de una manera de entender el pedo que era puramente de autóctona y quedó velada por el esfuerzo sistemático para borrar a los habitantes locales de la santísima urbanidad que sepultaron vuestras mercès.


No me lo tomen a mal. Me puedo pasar de verga. Pero simplemente estoy contando una historia nueva. Y ustedes son testigos. Necesito que su acción y la mía se vea confontada sobre un caudal de un ritual alternativo para proyectar en paralelo a nuestra prueba A. Por probar dos alternativas paralelas en el tiempo. Eso es.


Las ideas más complejas e ilustres se contruyen tras enarbolar un desgaste físico del rival teniendo el placer de mover la pelota por la superficie total del terreno de juego. Lo que algunos llaman someramente posesión. Para mí es algo más normal: recorridos a distintas velocidades de redes neuronales armonizadas hacia un mismo beat……… Gooooooooolman!


Yo podría haberme conformado con un trabajito normal. Algo que me fuera dando estabilidad en mi cuenta de resultados. Facilidades para el banco. Un sitio más arriba de la pirámide. No estoy en lo más alto de la pirámide poblacional, ni mucho menos. Pero quizás ya se me discrimina. Por una cosa o por la otra. El juego no es justo. No le ha importado nunca serlo. Es así. Superior. Orgulloso. Caprichoso por unas reglas que nos enseñaron a vivir la metáfora de la batalla. Para poder experimental el arte de la defensa de Héctor. La consistencia de Aquiles. La picarezca tan nuestra. Narrar la batalla completa, desde la perspectiva del menos esperado. Esta historia es tan sólo la vuelta a aquél momento. A eso que se vivió en la cabeza del poeta. No se equivoca Enrique Díaz Álvarez cuando empieza ahí su narrativa de nuestra asunción de la violencia que viene de los machos. Basta. Que lo diga ahora el papa. Se acabó. Dios Padre es una farsa. Igual que todos. Todos fuimos heteropatriarcales y no tenemos perdón de Dios. Nos es negado. Atribuido siempre un privilegio singular, ahora nunca más lo recibirás. Y estarás siempre en desventaja. Y el hombre le entra un escalofrío. Voy a perder lo que tengo. Mi miserable vida será aún peor. Con lo mal que vivo por lo gilipollas que soy. Y yo sin darme cuenta. Oh, Leonardo, no mamar tanta polla obámica.


Por qué meterse con un presidente americano.


99 razones para hacerlo.


99 razones para evitarlo.


99 reacciones de gestos que podrían seguir una reacción en cadena que se presentara en 99 frames seguidos, de un segundo, con el gesto mismo que sintetizar un sentir del pueblo puramente NEW americano que llevamos dentro, dentro de este NEW matiz.


9/3


99 salidas de un lugar emblemático de las películas. O de tu zona. Sales del frame. Puedes estar donde sea. Salir con gracia de un frame. Es posible que esto se convierta en el video colaborativo cocreado a partir de la idea del feedbackloopper 9, Golman, en un de renovada fe en el evangelio del hermano mayor de Jesús, no sacridicado al no existir necesidad, habiendo Jesús llevado hasta la maduración esperada de la sociedad necesaria para alcanzar el máximo local que 2022 represnta para nuestra posteridad a largo plazo. Pongamos 9 años. Vamos a ver lo que nos depara el destino. Y montemos unas cueantas trayectorias que nos lleven hacia ese punto esperado. Hacia un PiSpaM.


¿Cuántas veces me tardaré en conseguirlo?


¿Será a la primera?


¿Será este el momento dado?


Un minut de silenci pel ticatalà. . . . . . . . .


6/9


Ciclos incompletos.


Taras del sistema.


No me vengas con chingaderas.


3/9


ALLS

La comunidad de lo de siempre

Nos reunimos con los que nos apetece para seguir igual.

Somos conservadores. Queremos que las cosas estén donde están. Y que no pase nada más. O que no vaya a peor. Y es por puro egoismo. Por sufrir menos que la media. El sufrimiento en tiempos de pandemia se vive de manera comparativa. ¿Quién ha podido salir? ¿Quién se ha librado de esta ola? ¿Quién está peor? ¿Quién se infectó? ¿Quién está en la UCI? Mientras no sea yo, algo va bien. Sigo vivo.

Qué le voy a hacer. Mi naturaleza humana es egoista. Así lo dijo alguien. Y me lo creí. Ya ni sé cuándo. Ni cómo ni dónde. Ni como ni dejo comer. Ni picho ni bateo.

En la escuela aprendí a pichar. Y también a batear. Fue parte vital de mi aprendizaje. Y sucedió en el patio. De manera autoregulada. Ahí nos hicimos las personas que somos ahora. A otra escala. No todos jugaron las mismas cosas. No todos jugamos las mismas cosas. A veces cuesta incluir a todos y todas en las generalizaciones que lanzamos sobre nosotras mismas. No sabemos si estamos transgrediendo las normas, o justo al revés, estamos arrastrando un sesgo del cuál nos resulta muy difícil desapendejarnos.

Ustedes disculparán si les hablo malhablado. Es mi pinche puta mala costumbre. Pero, según yo, no lo puedo evitar. Según yo, estoy hecho así. Y no hay nada que hacer. No mames las mamadas que digo.

El ser es mamador por naturaleza. Esa es una pinche ley que también aprendí en el patio de la escuela. Aquello era la jungla. Estabas en tercero y había los de cuarto, quinto y sexto que se creían los más salsitas. Y hacia abajo venían las nuevas generaciones a quiénes, por respeto, ignorábamos. Es ley de vida. ¿Qué chingaos se puede aprender de los de abajo?

Pero ya en tercero empiezas a ver que algunos pasados de verga se creen muy listos, por equis o por ye. Pero en realidad tienen unos pedos de convivencia que puede que sean resultado de su pinche mala educación en su contexto familiar. Puede que sean personitas que sufren en su vida un tipo de violencia que en muchos hogares sigue siendo la normal convivencia de los mexicanos y las mexicanas: el heteropatriarcado.

El pinche elefante en la habitación. Ahí lo tienen. Y nuestra versión de esa lacra es lo que vivimos entonces, y replicamos ahora. La manera en la que ejercemos una violencia pasa por la acción u omisión que desplegamos en el contexto repetido de una generación en la que hemos saltado ahora un rol. De hijos a padres. De hijas a madres. Cada uno vive esa experiencia según le fue en su baile particular.

La vida es así. Tenemos tiempo para darnos cuenta de quizás las cosas son de otra forma. Quizás podemos recuperar la noción de lo que está en juego. Quizás el juego mismo ha cambiado. No es igual que aquello con lo que crecimos cuando jugábamos en el patio. Las reglas puede que ya no apliquen. Ya no es mil novecientos ochenta seis. Maradona ya no existe.

Pero aún así, sigue siendo año de mundial. Y lo volvemos a vivir como una situación anómala. En el ochenta y seis yo salía a batear como tercer bat del equipo elegido por un gallo gallina entre un valedor y otro del salón. No tanto de un salón, sino de toda la clase. Gallo. Gallina. Gallo. Gallina… Pollito. Pollito. Pollito. Tenga. Tú. Tú. Tú. Tú… órale, vente.

La elección de los equipos de alguna manera saldaba una especie de selección natural. La que las dos personas autoencomendadas a formar equipo elegían para el bien de su propio bando. Por la única cosa que vale en ese momento: ganar. El liderazgo natural de la competición. Sin que nadie les haya hablando, todavía, de capitalismo.

Pero los mercados están ahí. Apoderándose en cada corte comercial del partido de beisbol que se transmite hoy por la tele. El entretenimiento americano es el primer vicio de todo mexicano que se precie. No puede evitarlo. Hay que irle a alguien. Y ahí están las reglas. Las vas entendiendo mientras te vas aficionando al deporte. Esas personas están ahí porque viven de eso. El primer anhelo infantil es vivir jugando. O que te paguen por jugar. De ahí venimos todas.

Se trata de una réplica heteropatriarcal del sueño americano a la mexicana. El drama de nuestra sociedad. Asumirnos como el reflejo de aquello que asumimos que pasa en el cúspide de la pirámide. Pero esta vez sobre la construcción de una historia que nos planteamos nosotros mientras convivimos con la habitación de una ciudad capital caótica en la que nuestros antepasados crearon caminos, edificios y costumbres que se mantienen en pie, gracias a lo que a ido pasando por estos lares, de generación en generación. Al menos nueve de ellas.

No nos separan muchas generaciones de aquellas que habitaron estas tierras en aquél entonces. Nueve generaciones es mi límite para saber de dónde chingaos vengo. De dónde chingaos venimos. Y de ahí pal real, vale verga.

Que nadie se enoje si no vamos más allá. No tenemos por qué pensar que las reglas son injustas para mi. Y sólo para mi. Si una regla se puede refrendar, como hicieran los chilenos como un pueblo con ganas de repensárselo todo, a partir de un nuevo acuerdo, de una nueva constitución. Ay cabrón. Muy cabrón.

El resto de los pueblos de América se miran con admiración lo que ahí sucede. Son otros tiempos. Y nos estamos comiendo la historia que nos plantaron en un libro de texto lleno de historias demasiado simples para acabar de entender con un pensamiento crítico suficiente que todo aquello eran nomás nuestras pinches mamadas encumbradas en una única pinche verdad: la nuestra.

El patriotismo es la base de todo nacionalismo. Y este es el primer paso para entender el orgullo de aquello que decimos ser: mexicanos. Luego luego pensamos: al grito de guerra. Ay güey. No ma………

Al grito de guerra: hazme el puto favor.

Guerra a guerra/ sin tregua.

Nosotros mismos asumimos, por la gracia de Francisco González Bocanegra (que si se presentara a unas elecciones en España se le conocería como Francisco Bocanegra, porque sus asesores de campaña le inhibirían a que se asumiera el Francisco González por ser demasiado del montón. Ver José Luis Rodríguez. Y si se presentara en México, lo campaña opositora le llamaría directamente por su primer apellido: González. Ver Andrés Manuel López), que vamos a la guerra. El himno nos prepara para un acto de defensa nacional. Tú eres el que debe dar el salto. Ante el paso del enemigo extraño invasor. No extraña que ante el coronavirus se plantara un pie firme en el suelo e interviniera el ejercito, que para eso está. Más o menos.

Sería cosa de adentrarse un poco en el himno para ir viendo a qué nos llama este. Y cómo estamos preparados para la vida nacional. En su día, en el siglo XIX un himno hacía patria. Y con ello hemos vivido hasta ahora. Quizás haría falta otro poema lírico que fuera algo más empático y sensible con los tiempos que ahora corren. Algo que nos ayudará a congregar a nuestra gente en un camino de construcción colectiva que pudiéramos entender como un camino nuevo hacia el futuro. Un camino nacional que trascienda las fronteras. Un camino universal. O quizás multiversal.

Quizás para pensar en una comunidad de la cual formamos parte tengamos que ir a nuestra cotidianidad. Nuestro barrio. Nuestra colonia. Nuestra delegación. Nuestro distrito. Nuestro sector. Nuestro pueblo. Nuestra ciudad. Nuestra región. Nuestro estado. ¿Qué parte de nosotros se queda en esa partición? ¿Qué parte de nosotros va más allá? ¿Qué parte de nosotros trasciende a traspasa todas estas capas y se eleva a una última gran dimensión a la que vamos a parar acompañados de un nuevo himno a esta nueva comunidad?

Maradona me habló

Acaba de bajar Diego a hablar conmigo.

Diego se le aparece a todo el mundo. Las visiones de Diego serán más vistas en perspectiva, digamos 2022 años más allá, en 4044. Nadie a día dos del año se ha puesto a pensar en la repercusión numerólogica de la distancia entre el nacimiento de Cristo a nosotros y nosotros con la distancia de los años del nacimiento de Cristo proyectados hacia el futuro en la línea temporal que se presenta delante de nosotros, de pronto.

Como Europeo y Americano tengo una responsabilidad. Y ahora estoy aquí para enunciarla. No es fácil. Ni tampoco difícil. Se llama dualidad. Y cada uno va a jugar un espectro de los dos. Rompemos con el principio de individualidad, esta vez, para asumirnos parte de un colectivo de los posibles: A o B.

A) Europa.

B) América.

Se acepta pulpo como animal de compañía.

Yo soy los dos. Soy el único que tiene esa cualidad. Se trata de mi sistema. Aquí yo pongo las reglas. Vamos a encaminarnos a una elección popular ortogonal a todas las fiestas de la democracia que vamos a festejar, a partir de esta primera vez, el resto de los votantes no convocados para la elección tradicional en el espacio real. A cada elección una elección en una dimensión por encima con ejes surrealistas. Se trata de la situación a la que nos vamos a dirigir un número no establecido ni predecible de personas que se apuntarán a este juego como si de un acto trascendente en el que participar. Antes de que lleguen los Q-man boys. La legión de los patriotas blancos.

Vamos a ver. Cuando antes caigamos en la trascendencia de un espacio nuevo para desarrollar la vía colectiva del bienestar al que tenemos, ya no derecho: voluntad. ¿Estamos conscientes de que la peña sabe a lo que nos referimos con voluntad o hay que hacer un repaso de Introducción a Shopenhauer?

Podría ser yo el que explicara ahora a Shopenhauer, o cómo mínimo explicara lo que la voluntad significa para él. Podría citar a Calasso, mejor. Buscar la cita en un libro. O quizás en una referencia de otro lector que haya escrito un artículo en la red. O preguntar a Google. ¿Por qué preguntar a Google ? ¿Por qué no a alguien más? A un buscador propio. Nuestro. Nuevo. NEW.

Es lo que un fundador de una startup disruptiva te pide. Pero hay que empezar con una pequeña comunidad que consuma lo que les das. La historia a la que propones entrar. Una especie de situación que nos conlleve un cambio personal irrenunciable. La idea de ir a un sitio nuevo. Resuelto.

Yo veo ahí el filón de nuestro tiempo. Podemos provocar ese éxodo. Y no sufrir como lo hacemos ahora a manos de los amantes de los privilegios en los que se proyectan como la noción de éxito de nuestro modelo social. Algo no va bien. Ni el capitalismo, ni los que dicen sentirse atacados por el monstruo de las 99 cabezas. El acto en sí nos pone a nosotros en la silla de los acusados. Y el dinero y poder con el que los que guardianes del sistema van a tirar sobre la oposición a una postura ortogonal en las antípodas que resulta que lo peta. Eso sería si ellos siguieran en el mismo punto de partida. Es decir, si todavía siguen optando por no moverse. El inmovilismo es un derecho. Si quieren se pueden quedar ahí. Si quieres, no te muevas. Si os apetece no mováis el culo.

Os lo he puesto muy fácil. Lo he escrito en cristiano para que no os cueste nada pillarlo. He intentado no usar palabras difíciles como mae, tantito, siatonto, mamada, playada, matizado, culero, pacheco o tuanis. Yo puedo hablar en su idioma de una manera en la que usted me lo entienda todo. O casi todo. El 99% del mensaje. Garantizado.

Mi español para españoles no le defraudará. Está especialmente escrito para ustedes. Para que los camellos se llamen camellos en nuestras ediciones de libros traducidos de lugares con escritores que escriben sobre las drogas y sus circunstancias sociales. Como si aquí en mi ciudad, New Barcino, sucediera. Lo de editar libros de latinoamericanos. Y lo de las drogas. No nos hagamos tarugos. O como decimos nosotros en México: no nos hagamos pendejos.

Hay un tipo de mujer de San Pedro que viene a Barcelona y se incerta perfectamente en la voluntad de éxito que una mujer afirmativa de San Pedro, que le chingó en la carrera para salir como una de las listas de la facultad, con la voluntad de conquistar la cima de la sociedad, como quien se abre camino en la socialité de Monterrey, y finalmente triunfa, a ojos de los demás. El éxito americano de los regiomontanos. Lo que somos por estar ahí tan cerquita de Dios, que ama a nuestros vecinos, y no a nosotros.

Los gringos deben pensar que la hegemonía del interés de Dios es prácticamente 99% affairs de Homeland Security. That’s how big those people think they are. The control of the system through the levers of power that the system uses. Real power exists everywhere. It’s in the things we talk. The debates we create. How important we think we are. In the global cause. Which is………

It’s a big pause. It’s not the americans leading the way. Unless the way of doing it is by creating a movie like Don’t look up. And make millions. And critizise the entire system. Ourselves in the mirror. We looking stupid. Or plane. The way we are. We are just expecting you to resolve the riddle, Godammit. WTF are you waiting for?

I’d like to solve the riddle!

The world stops right there and then. Drones are activated. Red buttons codes are being assesed for clearence. The time to execute this alternative is now-here, more than ever, as time is what we don’t have. But we have collaborative action. And within those lines, we can create a NEW américa that’s actually great. And we don’t need to blow it up to hit that global catastrophe script. Same old shit. You guys are insane. Obsessed. And selfabsorbed.

And I’m not saying that, just because I want to dish you. Trust me I’m one of you. I not just speak your language to my kid, I also use your stupid accent all over the world. I can play any NEW américa type from any of the 99 stars in our NEW flag. We are bigger that the Beatles, Jesus, Mohammed (Alí, that is), the best 99 prophets and 99 top class angels actually portrayed in a painting doing something worth sharing.

Life has become something else. It’s the connection we share what makes this either a global flow or a fear to overcome our greatest stupidity. We are as lame as it gets. And we are fucking fed up with this bullshit. It’s all on you neighbor. I’m sorry to be the one to tell you. But I guess you know. I know you know. You can host an interview in Yellow Springs Ohio with two Dave’s sucking each other dicks. In a progressive sort of way. You are in on it too. You want to suck cock too. It’s been delivered: that freedom we lacked. The thing we were missing. The sudden death of heteropatriarchy’s top 9 class(less)iest bullshit. I’m telling you: you are something else.

Much like the nazis.

It’s time to say that and hold back for a second what I understand should give us the perspective of the global evil in the 20th century. Our thrive for violence. Our quest for money. First it was sailing. Then it was colonialism. Then digging the resources from the extractive not-like-us-nations. Kingdoms from another time. Republics, dynasties, aristocrats, kings, noble men, horsemen, fair ladies, unequal social ways, unconfortable distortions, lack of justice, fair amount of decent people, 9% geniouses being ignored until popped out of themselves and into the realms of the NEW emergent ideas to adopt in the accordance with a global collective understanding.

What’s the framework of our global cause? Why is this making more of a difference than the actual plan our foreign offices have. Or compare this off-the-top-of-my-head plan with the actual plan presented by 75.000€-a-year Toni Cantó plan to promote Spanish in the rest of the world. The mastermind behind what it is meant to be the most outstanding chiringuito since the one Abascal ran for Esperanza. The 99 families in PP.

It’s 2:22 in this year has delivered.

Leap; connect.

ALLS

Diego recordando New Barcino

Yo conocí a Diego en el 86 en mi club de fútbol: América.

Yo jugué en el América. Era uno más con un sueño: jugar al fútbol. Es el juego en sí. Es jugar y ganar. Y esforzarse por ganar. Competir cada momento. Lo que da tener esa sensación. El poder de ganar. Vencer. La noción colectiva de superar la contienda CONTRA un rival. Un rival deportivo. Y entender la metáfora de la plenitud y de la decepción. Absolutas. Lo que el deporte provee es una experiencia de juego aumentada. Pero jugar es una cosa. Verlo, otra.

Seguir deportes es un producto de consumo. Es entretenimiento para sentir la noción de pertenencia a una comunidad. Sentir lo mismo por unos «colores». Los valores de un club. Lo que sea que esa comunidad es en sí misma. Como representantes de algo: un barrio. Como la Unió Atlètica d’Horta: el club de mi barrio que hoy comienza festejar su primer domingo en centenario. Una institución de una manera de entendernos comunidad.

El futbol en un momento dado superó a la religión. No se sabe muy bien en qué momento. Pero fue durante nuestra vida. De la que algunos de nosotros tenemos consciencia. Cada vez menos. Nuestra generación se irá yendo poco a poco. Nuestra manera de pensar quedará superada por las nuevas maneras de pensar. Todo va pasando así. Y debemos asumir que un día nos iremos. Desapareceremos. Por eso la sensación de que todos nos fuimos es la mejor virtud de «Don’t look up!», porque todos nos vamos a ir. ¿Cierto?

No es que lo dude. Quiero hacer de mi literatura un lugar común que todos podamos entender. Algo facilito. Digerible. Que lo lean bien todas las generaciones de lectores. Y los no lectores que les den por culo.

No es violencia contra la clase obrera. No se equivoquen. Es simplemente asumir las antípodas de quienes son gilopollas. Si no lees te quedas gilipollas. Si no lees suficiente. Más allá de la prensa. Te voy a revelar un secreto: no basta. Lee más. Si puede ser más de un libro. Y también si puede ser de estas nueve editoriales:

  1. Sexto Piso.
  2. Anagrama.
  3. Adelphi.
  4. Gallimard.
  5. Tusquets.
  6. Acantilado.
  7. Traficantes de sueños.
  8. Seix Barral.
  9. Siruela.

Un statement como lector mamón. A la verga. Como si te hubieras leido 99 libros de cada uno. O al menos los hubieras adquirido. Para leerlos. En un futuro. Y hacer de esa lectura tu patrimonio cultural familiar. Y también colectivo. Toda lectura suma exponencialmente una bondad sobre la creación compleja de un antídoto social a la incertidumbre de todo lo que nos aqueja. Vernos reflejados en las vidas de esas historias que se desvelan ante nuestra experiencia lectora. El espejo de los demás. Ahí: no estamos solos.

No es una apariencia. La conexión que mantenemos con las personas que amamos nos hacen estar activos. Y dar respuesta a lo que nos acontece. Sin el miedo a errar. Por la situación que sostiene nuestro prestigio social. Saber que formamos parte de la sociedad que se sana a sí misma. Con un acto colectivo de renacer. Como quién empieza a ser un cambio en su vida. To be or not to be. Ser o estar o no se ser ni estar. No estar es una opción que no hay que descartar: considerarla no implica un acto de debilidad. Es un razonamiento común que todos debemos tener. No seguir viviendo por nuestra propia acción contra nuestra vida. Sobre nuestro palpitar. Un acto consciente de finalización. La desesperación de querer dormir más. Dormir todo lo cura. Y nos lleva otra vez al nido de nuestro incosciente: el control.

Dormir es la prioridad. Alimentar el organismo para saborear el día y vivir en paz con la comunidad inmediata y local en la que vivimos, y en sosiego existencial con la comunión que congregamos en la red plena de gloria: ALLS.


Yo en realidad vine aquí a hablar de Diego.

Ya no de mi historia con Diego, que no tiene la más mínima importancia frente a lo que luego vivimos con Diego en el campo. La noción mundial completa de lo que somos como una especie unida a un concepto glorioso compartido nos lo regaló Diego Armando Maradona en el partido de Argentina contra Inglaterra. Por todas sus aristas. De ahí venimos a parar al resto de la historia. No se equivoquen. No es más importante la caída del muro de Berlin que el gol de Maradona con la mano. Por decir el menor de los momentos. Por no hacer de esto un acribillar al contrincante. El ensañamiento nunca puede ser una bondad generosa y pura.

No nos confundamos con los elementos belicistas de aquello que se malinterpreta del futbol con tanta facilidad: la violencia en sí. La apropiación de la extrema derecha de la violencia contra el rival social: los aficionados de equipos «rivales». Llevar a la calle la competencia deportiva es perder la razón y chocar de frente con lo que nos corroe como sociedad. La voluntad de una lucha contra alguien. La personificación del enemigo como una circunstancia misma de lo que vemos en las ficciones y las historias que nos meten en los sitios en los que nos las ponen en el aparador. Como consumidores queremos saber historias que nos transformen. Aquellas que nos acompañen en nuestro ciclo vital. Y vivir esta experiencia con los colegas. Las personas con las que reímos. Aquellas con las que compartimos la biografía de ser amigas. Amigues. Como queramos expresarnos a partir de nuevos consensos de cómo nos vamos a entender. Lo bueno y lo malo de las pelis más el resultado de las competiciones profesionales, o los torneos de poker en la tele, forrarse con lucir los placeres de la vida idílica de una niña blanca guapa. O de un rico, sin importar el género. Pero la cosa está ahí. Y cualquiera, ellas primero, tienen acceso a ese juego. Y lo juegan. Y el sistema se convierte en voyeur. Y construimos un esquema social que se expresa en las redes sociales. A las que optamos entrar libremente. Y pasar un tiempo ahí. Haciendo cosas. Como los catalanes.

Esta historia va de algo más que catalanes. Ser un poco más que lo que se espera de uno mismo, a nivel individual y colectivo, es algo que aprendí en Barcelona. Por eso mismo no creo que se lo tome a mal que la altere una vez más. Como ya lo han hecho antes tantos otros. Latinoamericanos sobre todo. Pero no exclusivamente. También Bruce Springteen, sin siquiera entender sus canciones. Por puro feeling. Como Carlinhos Brown.

Yo soy un Bolaño más menos leído. Y con peor prosa. Con menos esmero por esforzarme de gustarle a la clase editorial local. 99 personajes irrepetibles con los que te topas en todos los rincones de la ciudad. Los maestros que nos nutren de lecturas con el oficio más célebre del planeta: llevar historias al papel, y nosotros respondiendo al llamado con la práctica de la lectura recreativa. Lo que complementa nuestra vida. Cualquiera que haya sido nuestra elección. Vivir es hacer lo que se puede.

Yo no vine aquí a hablar de mi libro. No tengo. He querido escribir otras cosas. Nuevos formatos. Otras historias. En claves distintas a la que se plantean en lo que normalmente llega a las editoriales. Manuscritos de gente que nadie conoce y que no va a leer nadie. Hay que llegar por otras vías. Con otras referencias. Si no tienes ni agente, chiquito. Así no vas a ningún lado. Es el tipo de frase que no he querido escuchar. Y por eso he evitado llegar ahí con mis miserables historias mal escritas. Repletas de errores gramaticales que desnudan la impostura de todo aquello escrito con mala leche. Mi literatura no existe. Ni puede existir en la mesa de un editor que no me resuelve la existencia. Alguien que me acompañe para facilitar mi relación con mis lectores y lectoras. Alguien que me lleve por el mundo para promocionar las traducciones de mis piezas. Algo más que tan sólo libros. Eso que tienen las 99 versiones de formatos posibles, o listas útiles, de capítulos en el libro, o de cifras en la factura, o de segundos hasta el final, o estados de la naturaleza, o personas a las que escuchar, o placeres que satisfacer, o países a los que asistir.

La gira de un autor que lo leen en muchos sitios nos lleva a un éxodo voluntario de personajes que escriben y gente que les lee. Una noción de comunidad que se transforma en pequeños actos de convivencia en cada presentación de un libro. La tarea más noble del planeta es traer a estas personas con opiniones propias a las ciudades y pueblos en los que vivimos. La cultura está en la mezcla de sectores a los que entregamos la cultura y la atención del plan común al que podríamos jugar.

El juego y la lectura se dan la mano cuando también podemos agregar la acción del trabajo colaborativo al que podríamos destinar una parte de nuestro tiempo. ¿A qué cosa común cedemos parte de nuestro ingenio? Le damos tiempo a crear cosas que cambien la sociedad más allá de leer y escribir historias para mantener a la gente entretenida con una trama bien pensada. Quizás podríamos asumir esas lecciones de múltiples interacciones y circunstancias válidas a las que prestamos nuestras construcciones mentales. Pero si además de ir a esas historias comunes hacemos un último salte de fe hacia un camino común de lo que nos podríamos plantear en un plano colaborativo mejor estructurado. O mejor aún, que no requiriera nada. Nada de quién no quiera dar nada más. Pero que permitiera que lo que podemos y queremos dar unos cuántos sea suficiente para propiciar un deseo común innegable: el bienestar general de todas las personas convivientes de esta humanidad. 24/7. Menos los que se van. Que nos acompañan en la parte espiritual por siempre. Y a dónde iremos a parar nosotras también.

El tiempo tiene dos direcciones. Del pasado podemos rescatar la historia. Pero si rescatamos además la literatura, tenemos algo mucho más poderoso: el testimonio de lo que se creo para dar algo más que un plan. Una perpetuidad de forma que haga transcender una palabras al tiempo. No importa cuando sean leídas. Estar ahí como un maldición de Job. Una sensación de persistir en el tiempo por las historias que compartimos de lo que vivimos. De cómo nos dimos a la tarea de crear multiversos ejemplares. Como si pudiéramos recuperar a Cervantes, no por su ficción, sino por su obsesión de producirlos atemporales. Ligados a una experiencia de nuestra humanidad compartida, que nos pone frente al espejo de lo que debían leer, en aquél entonces, los que se iban lejos a forjar su historia con el porvenir. Esas historias caballerescas como reflejo de cómo se relató la conquista para que se viera en los puebos de España en las películas que reflejan nuestra historia oficial. No cuestionar la historia oficial es todavía un acto de inmadurez de la que no se salvan ni los ticos. Podríamos darnos a la labor de bajar del pedestal en el que tenemos el relato que nos hemos contado del éxito de nuestro espíritu nacional. Cualquiera que este sea.

Nótese que no pretendo dejar títere con cabeza. Quizás sea la única decapitación que me parecería normal hacer uso. Conjugar es verbo decapitar en primera persona es pecado. Seguro: me dijo tatica Dios.

Los ticos tenemos relación directa con tatica Dios.

Tatica Diosa no existe. Pero aquí le damos bola.

Por creer podríamos creer en una cosa nueva. Algo que retroalimente la tradición de nuestras creencias. Por buscar acarrear todas las buenas costumbres locales. Y no asumir una especie de naturaleza superior al resto de las narrativas religiosas presentes. Por qué una nueva manera de pensar en el bien común no podría tomar inclusive unos tintes de un palpitar sagrado resignificado. Una creencia nueva, quizás utilizando un fenómeno con el que la gente pueda asociar un ser no asociable a nada anterior, pero igualmente predicible para la increíble historia que se cuenta de ahora en adelante. Dicha historia es la que nos vamos a contar ahora cada 25 de diciembre. A partir de un enlace generacional hacia una narrativa colectiva superior. Algo que venga contrastado por el entender colectivo en el directo. La interacción de la masa social en la transformación espontánea del momento tiempo-espacial actual. Algo que se relata y se eleva a la noción máxima del palpitar unísono de un espíritu humano que se abre y se cierra a un flujo infinito de aspirar y expulsar aire a nuestro sistema conectado biosocial.


El texto se entrometió y se fue por un curso de pensamiento ajeno a la voluntad inicial del capítulo presente. Este tipo de comportamiento errático puede llevara la literatura a cualquier sitio inexplorado del multiverso. Y no pasa nada. Se trata de la ilusión compartida de un ser libre. No de una versión mediante la cual nuestro datos puedan coexistir con los datos del resto de la sociedad. Esta es la parte más profunda de la red social a la que os quiero invitar a co-crear. Yo estoy en ello. Lo he estado de hace tiempo. Pero no es una tarea fácil cuando lo que quieres es crear una sociedad alternativa disruptiva.

La única innovación que me interesa es la disruptiva. Y con ello pretendo decir que me interesa el movimiento por el cuál nos hacemos útiles a una nueva prescripción social del programa a seguir. Una especie de juego que demuestre que nuestra acción coordinada a partir de una armonía básica delimitada, nos puede dejar las suficientes pistas para que los resultados de la transformación del sistema se más holístico. Esto puede sonar a una pollardada, y es porque lo es. Pero uno mismo puede permitirse el lujo de decir pollardadas si con ellas se puede ampliar el margen de oportunidad que se genera cuando emergen nuevos estados de la naturaleza como las nuevas islas Riley en Inside Out. Son esos mismos temas, y cómo los ligamos a una crónica más gentil de lo que se la propia historia americana blanca define más allá del sur del Río Grande.


Más allá de México hay otra nación por venir. Ya está aquí. Es testigo de una violencia incapaz de ofrecer lo que podríamos aspirar. La vida a la que tenemos la oportunidad de recalibrar las claves de nuestra sociedad. Por lo que México podría ser siendo otra cosa. Por dejarlo todo detrás. Renunciar a lo que nos hace ser quiénes somos. Por más que nos hayamos acomodado a lo que tenemos. Por el placer de revertir en un sitio más acomodado a lo que nos compensa. Por cómo somos aquí. Qué es otra cosa. Otra cosa viva que nos representa como expresión propia de una manera de ser. En continua contradicción por la transversalidad de las violencias con las que hemos persistido, a pesar del estímulo heteropatriarcal que se hizo pendejo con los varoncitos desbocados del ejercicio de poder. En eso somos igual que los gringos. Le aprendimos de ellos. Nos comimos sus historias. Las nuestras tenían otra cosmogonía. Y no sólo era la guerra y la sabiduría popular. Los pueblos resentidos con los mexicas. Más allá de la supervivencia. O entendernos como un mismo pueblo. La irrupción de una manera de pensar que arrasa con todo como la superposición de visión española de lo que debíamos ser en ese valle central entre el Popocateptl, El Iztaccihuatl y el Ajusco.

Esta historia va de montes, montañas y valles. De playas, mares y olas. De vegetación virgen por la que nos abrimos paso por una jungla. La tentación de haber llegado a un sitio que nunca en vuestras putas vidas habías visto. La sensación de estar llegando a un nuevo mundo. Eso es lo que os encontrastéis cuando vuestros antepasados visitaron por primera vez las tierras en las que años después mis antepasados reconquistaron su libertad, independizándose. Una afiliación de construcción nacional previo a la construcción histórica de lo que somos nosotros como ticos.



Ese año yo le conocí en persona. Y el cambió la historia. Mi conjura fue, como la de todo pibe, hacer lo mismo que Él. Toparme con la Inglanterra de cuartos y meter las dos oportunidades que tenés. Por hacerte presente en un partido. Un mundial requiere de momentos de sus seleccionados. Hay que jugar siete partidos. Diego los jugó. Enormemente. Y esa preparación fue distinta esa vez. El proceso colectivo se hizo más profesionalmente. Más mentalizados. Y con una sede inmejorable: Coapa. Mi club de fútbol. El América.

Hoy día, en mi posición, Diego habría vuelto a la selección. Por ofrecerse. Por llevar a nuestra sele a la cima de un sueño imposibe: que Costa Rica gane un mundial. Si lo dijera Steve Jobs estaría medio país orgasmado. Un deap fake. Es lo único que necesito. Y tras eso, una resolución de año nuevo que presento como futbolartista ante mi propio país: conciudadanos de un nuevo país tropical que se funda sobre la base sólida del pequeño país más autosuficiente y resiliente del planeta: Costa Rica. ¿Estaríamos dispuestos a abandonar lo que somos por asumir colectivamente el liderazgo de una visión colectiva más amplia que llevara el nombre de un movimiento social de transformación Tico Commons? Esa es la propuesta que como un candidato extemporáneo pone sobre la mesa. Ya no sólo para mis compatriotas, que como yo, tienen derecho a voto. Sino al resto de los compas de otros sitios. Los que no tienen derecho a voto. Por abrir la comunión de nuestra propuesta disruptiva para un procomún nuevo: Ticataluña.

Costa Rica representado por la manera en la que se nos conoce: ticos. Tica. Costarricense; mujer. Hacemos la transformación hacia ellas. Y afirmamos nuestra feminidad. Como feministas en el tránsito hacia una igualdad de facto. En el contexto en el que reformulamos la manera en la que somos parte de la violencia que ejercemos sin darnos cuenta. Cataluña se ve dentro de Ticataluña. Esa noción de fundirse con otra cultura de manera respetuosa y diversa. ¿Estamos los ticatalanes dispuestos a asumirnos al menos momentáneamente con las tesis de las antípodas de nuestras posturas? ¿Seríamos capaces de sobrevivir a un estado de la naturaleza iterando entre nuestro bienestar pleno y la mierda de asunción del sistema actual en el que subsistimos sin resolver el problema general de compartido como sociedad?