Vamos a empezar… otra vez

Este lugar no es más que un eterno retorno. Siempre vuelvo con la misma expectativa de organizarme y relanzar la oportunidad de salir. Y de ver qué pasa. Y luego no salgo. No pasa nada.

No pasa nada.

Es decir, que tampoco pasa nada si no pasa nada.

Es lo que los que nos ponemos excusas pensamos. Y de alguna manera tenemos razón. Se trata sólo de una autocensura. Un lugar común. Un pretexto eterno. La voluntad de no-ser.

¿Ser o no-ser?

Y elegimos no-ser.

Y no pasa nada.

Pero nada de nada.

Y lo que queríamos ser se queda mirándo de reojo. Como queriendo decir algo. Como sabiendo que es un engaño. Que todo es un engaño. Incluido esto. Una distracción de mago para que nada pase. Y quedarnos tan tranquilos. Dentro de nuestro plan b.

Y el plan b no deja de ser un sitio cómodo. Un sitio que siempre cuesta mantener. Porque también estuvimos sumidos en el plan c, d, e y f. Y no pintaban bien. Fueron caídas duras que forjaron caracter. Y que nos llevaron a discutir con nuestra propia existencia el por qué de las cosas. Y lo que hicimos mal. Y lo que hiciste mal. Tú.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Y todo vuelve a empezar.

Pero en otro momento decidí que esto no iba a ser así. Iba a a transcurrir en otro tipo de escenario. En otro tipo de actitud. Con otro plan. En otra estructura… o debo decir metaestructura. Soy un arquitecte de arquetipos. Y desde aquí voy creando carcasas vacías que pretendo rellenar, en un primer momento, con un traje a medida. Una especie de Iron Man, ahora que todo tiene que tener un símil militarista-marvelista. Vaya, he caído en la trampa.

En realidad estamos hablando de una narrativa del héroe. Nada nuevo entre todo el cúmulo de historias y estructuras que te promueven los que crearon la manera de contar historias. Y lo que nos hemos acostumbrado a ver. Y de lo que quería hacer a tener que conformarme con la estructura de las masas para la creación light… paso.

Mejor no hacer nada.

Y seguir en el continuum de la vida.

Viendo pasar el tiempo.

En la pasividad de quién se dirige al mundo desde el sofá.

Y no pasa nada.

Y desde aquí las cosas se ven mejor/peor que hace un momento. Y nada tiene que ver con quién soy o lo que hice por adoptar otra postura. Una fuera de este sitio en el que vivo enjaulado. Quizás es mi manera de exponer una situación particular. Una manera de ser en otra dimensión. Un impulso por promover otra cosa más grande de lo que hasta ahora se nos había ocurrido. Megalomanía al servicio de la comunidad.

Ya estamos. Me estoy poniendo trampas en el camino. Para tropezarme y burlarme de mi. Mientras nadie más rie. Nadie más se da cuenta. A nadie más le interesa. Es ese flujo de ideas inconexas que perdieron al auditorio en el primer desvio. Divagaciones trampa.

Yo me fui encontrando en medio de esas divagaciones. Es un poco como el amigo imaginario de Joy en Inside Out, la primera. La segunda todavía no la he visto. Está claro que hay metaestructuras mentales que interactuan dentro de la maquinaria de impulsos, shocks electricos y departamentos en el sistema complejo que se encierra dentro del craneo de cada invidividuo. Ahora mismo el mio se ha puesta a trabajar en este sentido, y nadie tiene el control de lo que aquí está sucediendo. El tren del pensamiento mental está saltándo a la pantalla. Y lo puedo leer yo, porque también lo escribo. Este triple salto mortal. Y de esto algo queda grabado en algún sitio. Pero ya en forma de texto. Esto ya es otra cosa a lo que era yo al principio de este ejercicio de presentarse a escribir.

Y de este lugar he hecho mi casa. Y de aquí no he pasado. Pero el ejercicio de ser lo que escribo está reflejado en el historial de llegar aquí y desatar este truco de magia: escribir.

Hay un punto posterior: compartir. Difundir. Pensar que alguien más podría perderse por aquí. Que aquí hay algo más que un tipo perdido en medio de una tormenta que se arremolina hacia interiores oscuros nunca antes explorados. No necesito estado de consciencia alterada para encontrar un hilo conductor que no vaya a ninguna parte. Es ya parte de lo que soy. Caos.

El límite del caos presenta una noción a contrapelo. El sentido más sublime se encuntra en medio de esta maraña de interacciones. Hemos pasado a un nivel posterior de consciencia. Y este es el camino en el que voy a desborme a mi mismo en un plano temporal que vaya en dos direcciones: atrás y adelante.

Els desdoblamiento de uno mismo en dos direcciones. La primera dualidad. Dejar de ser uno… y dualizarse frente al espejo.

Pasado, futuro.

El presente no existe. Se me acaba de escapar. Y lo persigo otra vez. El tiempo en sí es una trampa, a la que volvemos sin cesar.

No hay más tiempo para divagaciones ni excusas.

Estamos en la puerta de oráculo.

Tenemos la palabra de acceso.

ALLS

El oráculo abre los ojos. Ya estamos dentro.

Metaestructuras y metanarrativas

La historia que contar

Nunca tengo claro cómo voy a salir de este laberinto. Mis opciones para andar son múltiples: caminos independientes en el que cada una de las nueve puertas abre un desenlace primordial para lo que viene después. Y detrás de cada puerta hay nueve historias complejas que no se entienden de buenas a primeras. Hay un color distintivo en cada una, y un tono, así como una serie de símbolos, y un mito que refuerza la atemporalidad de esta transición.

Historias anidadas que confluyen libres dentro de aquello que soy, o quizás aquello que pienso ser, o puede que aquello que diga ser. Todas estas personas, y estas historias, se intercambian según el estadio mental de cada instante, según la pertinencia del recuerdo que emana de una memoria persistente, que se repite una y otra vez, y que deja sin lugar al resto de presencias atemporales de mi ser. Pero este espacio se va reconstituyendo mientras el caminar de mi pensamiento avanza hacia el mismo sitio de donde proviene la historia primordial, tocando una tecla definitiva en medio de este lenguaje NEW.

El acto final se condensa en un estado de ánimo que persiste, intacto, en el sentido y objetivo de una palabra de llegada. Estas palabras NEW recuperan la leyenda de que tenemos algunos lugares primordiales a lo que queremos aterrizar, por su santidad en-sí-mismas, por la colusión de voluntades que entienden en esa sintonía un objetivo sensible del ser, por sí mismo, y también del ser en su totalidad, es decir, en comunidad: tico commons.

Hay más comunes que se distinguen como la diversidad de multiversos ejemplares que se enlazan con la subjetividad que subyace al pensamiento propio de cada ser. Y en cambio, la vuelta a una escencia primordial, que cada palabra-destino sostiene, parten de un consenso que viene dictado de un presagio sagrado que viene inscrito en el último testamente familiar necesario para concebir un reconocimiento supremo de la gracia divina sobre la base de todas las multiplicidades que la física cuántica sabría explicar, pero que hasta ahora, la representación sagrada de todas las consciencias colectivas últimas nunca había conseguido abordar en cada una de sus ramas tradicionales.

Es partir de esta reconfiguración del sistema operativo que la metaestructura sagrada de un unguento ecuménico impreciso mana de la sabiduría de un libro negro, sumergido en las aguas mentales de uno punto exacto del mediterráneo que confluye con el pensamiento pertinente de la reconstitución trascendental de un circuito cerrado redundante.

El circuito eterno encuentra aquí el volumen de tránsito necesario para creer y poder experimentar el crecimiento atemporal de nuestro sentido humano, y a la vez, desplegar la consciencia colectiva santificada de lo que cada uno de nosotros, humanos, consideramos como motor de nuestro tránsito, en lo personal, y de nuestra acción colectiva, como unidad suprema de consciencia social. El ser-presente. El continuum de energía que fluye a través nuestro, a través de un ejercicio común de meditación trascendental que confluye en una onda mental de la cuál formamos parte, y a la cuál nos podemos reconectar, a través de nuestra presencia dual en la consciencia individual y colectiva, pronunciando el texto completo del último testamento: ALLS.

Primer día de trabajo de septiembre: eterno retorno

El primer día de septiembre en España reinicia el sistema. Es un acto colectivo de volver a empezar que tiene un gesto climático que le acompaña: el calor tremendo del verano ha comenzado a disipar. Y para ello, la vestimenta y la puesta en escena ya es la de lo que nos queda del año: enfilándonos a las navidades.

Los años pasan rápido. Siempre al mismo ritmo. Un ritmo al cuál como humanidad nos hemos acostumbrado gracias a darle vueltas al sol con la misma cadencia. Es una insistencia que nos denota un equilibrio estable que tiene su historia propia con el resto de cuerpos celestes en el espacio, más puntualmente ligado al equilibrio de los planetas que conforman nuestro ecosistema solar.

Y el sol vuelve a salir. Y nosotros también.

Nos reencontramos en la ciudad y volvemos al trabajo. Las clases vienen después. Las familias se preparan. Igual que las escuelas. Pero eso vendrá después. De momento la transición es más de la playa a la oficina. Y toda la familia se mobiliza. Aquí el encanto.

Hace 22 años volví a reiniciar mi vida en un primer día de trabajo en septiembre en Barcelona. Volví para quedarme. Con dos maletas, de las cuáles, una no llegó. La de la ropa de trabajo. Volví a empezar y me reinventé. Volví a ser el nuevo.

Esta sensación, la de ser el nuevo, así como la de volver a comenzar, no me han abandonado nunca. Me convierto en este ser itinerante. Cada día de nuevo comenzar. Y volver a ser el nuevo. Y de este ciclo volver. Y tener la ilusión de transitarlo. Una y otra vez. Con el sentido de estar aquí. Presente. Volver. Volver. Volver.

ALLS

The art of being yourself

The art hunts me. I’m just a medium. It goes through me. Don’t know where. Don’t know why. But it keeps comming back. It’s a thing that gets caught in the mist of my attention. And I pull in. To see. To wonder. And it pops up, as I’m now conscious of its existance and my particular reaction. Why? Why now? Who are you? What is this?

This sort of ordea never stops, but rather you start to embrace the beauty of living with these exceptional oportunities to wonder. To wonder off. To go outside the dotted line. As there is no longer need to follow the heard. I’ve been alienated. I’m an alien.

It’s here. They are here. I am here. I’m the proof of concept. Beyond myself. Beyond the particularities of my own coordinates. My specific circumstances. How does that make me feel? How does that make you feel? There is something out there I don’t control. You, for example.

Yet my art the becomes the medium of my experience. The structure of my acnowledgment. The intention of my provocative snap. The magicians trick. The hat. The set up. The illusion. It’s there. You see.

I told you I had no say in this.

It just poped out.

And somehow it got caught.

Here.

#NAW

In your head.

ALLS

Morir y volver a nacer

Uno piensa que esto es eterno. No tenemos pruebas. Más bien lo contrario. Sabemos que moriremos. Algo en nuestra cabeza funciona en el sentido inverso. El pensamiento mágico consiste en dar respuesta a las circunstancias complejas de entender sobre nuestra existencia en este efímero paso por el multiverso particular en el que de manera fortuita aterrizamos.

Llevo tiempo jugando con los algoritmos desde una perspectiva no actuarial, sino más bien ciudadana. En un momento dado intenté hacer lo contrario: justamente ponerme del lado de actuario, matemático, estadista, informático, chatgpt, que desde la perspectiva de la algoritmica y programación, desde el inicio, se plantea un entrenamiento de una red neuronal para ofrecer diferentes estados de la naturaleza, una serie de reglas, y un cierto nivel de autoorganización y capacidad de «aprendizaje» que conduzcan al algoritmo a sus propias conclusiones.

Esto lo hice de manera consciente. Sabiendo que pocas personas tenían la capacidad de entender y ver ciertas cosas en el mundo según los parámetros y las violencias que me cruzan particularmente a mi. No deja de ser un poco egocéntrico y megalomániaco pensar que lo que pueda yo aportar no está por ahí ya dando vueltas en otro sitio, con alguien más capaz, y con una mejor idea para que esto funcione. Lo cierto es que pese a todo lo intenté. Y fracasé.

No sólo fracasé, sino que me arruiné.

Me costó mucho salir, si es que se sale del todo. La vida siempre sigue su curso y su curso acaba un día por atraparte para recordarte las cuentas pendientes que dejaste en el camino. Y pese a querer hacer las cosas de acuerdo a los más solventes estándares de profesionalidad, la ecuación tiene múltiples niveles de incertidumbre que acarrearán riesgos con los que sin duda toparás, y de esto, algunos, puede que te conduzcan con cierta petulancia hacia el valle de la muerte.

Una vez más el conjuro de la muerte aparece como si invocado por la señal acústica del metro hacia el que te dirijes: Barranca del Muerto.

Esa estación, Barranca del Muerto, por un lado, y Copilco, por otro, eran los dos sitios por dónde los estudiantes que viajábamos en transporte público podíamos acceder al camioncito amarillo que había puesto el ITAM para poder llegar a la universidad, cada hora, con la presición Suiza de un trayecto repetido hora tras hora por dos conductores por trayecto. Alguno de estos conductores también se sacó la carrera, trabajando mientras lo hacía, con este servicio que nos permitía a algunos, sin coche, llegar a nuestras clases.

¿Cómo se puede vivir sin coche? Quizás desaprendiendo. Quizás por una vía asceta. Quizás no todo el mundo puede.

De entrada ponerse en el lugar del toro tiene dos direcciones. Esta bidireccionalidad suele contener una vía de transformación en ambas direcciones, y una asimetría de poder que no representa el mismo punto de partida de un lado, que del otro.

La dualidad nos compromete a tomar partido. También a mirarnos al espejo. Y traspasar la ilusión del otro lado. Y buscar en ambas direcciones. Afuera. Adentro. Otra dualidad ineludible.

La vida en contraposición a la muerte. De morir no tomaríamos la vida tan en serio. Seríamos eternos vagabundos. Tenemos poco tiempo y este se consume. Hagamos aquellas cosas con las que podemos comprometer nuestro tiempo, nuestra pasión, nuestro interés, nuestra capacidad de amar, hacia objetivos que permitan desbloquear los sesgos cognitivos que tenemos en cada una de nuestras disciplinas, en cada una de nuestras rutinas, en cada uno de nuestros trayectos.

Sigo siendo el mismo iluso que un día soñó que podía jugar. Y jugué. Sigo construyendo un mundo paralelo a lo que las señales y pulsiones del mercado lanzan sobre mi, y sobre tí, y sobre todo el mundo. No tengo la capacidad para expresar lo que quiere decir todo esto sin dar tantas vueltas. Quizás necesitaría otro alfabeto. Quizás necesitaría otro contexto. Quizás tendría que partir de otro marco.

Voy a comenzar por creerme a mi mismo. Dejar de escribir para someter al mundo a mi ausencia. No publicar, como el padre del personaje de Bardem en Vicky, Cristina, Barcelona que escribía la poesía más bella, pero por su conflicto con el mundo, como poeta maldito, se inhibía de publicar para dar por saco al propio mundo con su desprecio. Un ineludible juego más de la psique de Woody Allen con la que nada más puedo sentirme ligado.

Una vez más la idea de mi rebeldía no resulta ni tan siquiera innovadora. No exista nada que no se haya dicho. No existe un momento eureka. No existe una idea tremendamente innovadora. Todo ya está en la mesa. También el velo del dinero, la fama y el poder que inhunda la mentalidad capitalista con la que, ahora sí, todo el mundo, sueña con ser futbolista, tiktoker, o cualquier cosa entre medio que otorgue prestigio, dinero, y una vida por encima de la media. Como si la capacidad humana de ser-estar no estuviera más relacionada con el paseo que nos obliga a salir de casa, para realizar una función, un trabajo, una rutina, que nos relacione inevitablemente con nuestro entorno, con los vecinos, con unos compañeros, con el que nos una la causa, el equipo, la tarea conjunta, el proyecto, la transición hacia otra semana de vida.

La rutina de vivir nos permite experimentar cada día lo precioso que es estar aquí. No dejemos de maravillarnos con el regalo de estar presentes. De ser bondadosos con nosotros mismos. De darnos un poco de esperanza. Para seguir. Para movernos. Para expandir la posibilidad de volver a creer en aquello que pensamos que no motivaba a gritar. A romper las barreras.

Ha llegado el momento de empezar el día. Que mejor que escribir.

Hace tanto tiempo que pasaba por aquí.

Ayer.

El tiempo y sus dimensiones quisquillozas.

Nuestras hermosas incongruencias y contradicciones.

La capacidad de fallar.

Y volver a intentarlo.

Ahí reside la clave.

El es un día propicio para salir a buscar la emergencia colectiva.

Empezando por aquí.

Por levantarme con este espíritu.

Y compartirlo.

ALLS

Escribe que hace tiempo que no lo haces

Me quedé sin nada que decir.

Se podría dar el caso de una persona no tenga nada más que decir. Creo que estoy en ese punto. No me salen las palabras. No quiero expresar ni una más. Ya las dije todas.

No tengo más ideas que confrontar.

No tengo más argumentos que dar.

No tengo más historias que contar.

Todas están ahí. Contadas. En algún sitio. Pero ya no en mi cabeza.

Mi tiempo se distorcionó y no me queda más remedio que observar.

Dejar ir.

Salir.

Ir.

¿Y?

ALLS

Amanecer es Castillazuelo

En el horizonte un castillo se mantiene firme en lo alto de la colina. Su techo, el cielo, hoy pinta un gris sereno que abarca toda la cúpula superior que nos rodea. El frío por la mañana no evita que los pájaros despierten con la intensidad de sus parvadas ávidas por empezar un día más. El aleteo de la existencia bate en cada giro del grupo. Los silvidos de los cantores amenizan los ejercicios matinales. Las persecusiones y corretizas aseguran que el espíritu del día está presente con su harmonía habitual.

La vida se escucha, pese a no haber persona activa todavía. Los sonidos de mesas y sillas reubicadas dan fe de que algo se comieza a mover. Suben percianas. Ollas se ordenan. Desayunos se perfilan. La vida de pueblo tiene un orden y cadencia.

Tengo la sensación de estar en medio de un valle, en medio de unas montañas, en medio de un camino, en medio de un horizonte, en medio de un territorio, en medio de una península, en medio de una comunidad, en medio de una comarca, en medio de un pensamiento, en medio de una habitación, en medio de una terraza, en medio de un proceso, en medio de una acción, en medio de una pulsión.

No puedo escapar. Estoy aquí. Y no tengo a donde ir. Ni por qué ir. El camino a dónde quiero llegar está descrito en mi pasado, pero se desarrolla, inevitablemente, hacia el futuro. Es la encrucijada del tiempo, que una vez más, me tienta a salir. Es una trampa. Lo se. No puedo ir más allá de lo que habito. Y mi mente ha sabido habitar más allá de donde estoy. Pero no soy capaz de representar aquello que mi mente ha visto. Ni vivido. Ni pensado.

Soy un mal intérprete de lo que fui. Y peor representante de quién soy. No puedo llevar la carga de un ser inerte porque me he movido del sitio en el que finalmente fui. Y ahora no me queda más remedio que buscar. Y encontrarme de nuesvo en medio del vuelo acompasado de la parvada. Vamos a dar una vuelta. Y desplegamos el vuelo. Salimos. Y volvemos. Ha sido un ascenso súbito. Una trayectoria circular. Un estilo propio de familia.

Este valle me recuerda que un día nuestra existencia fue así. En un medio rural de unas montañas que se prestaban al cultivo. De una comunidad pequeña que tenía sus encuentros y desencuentros. Aquí. Allá. En todos sitios. Y descendientes de mi estirpe que fueron agricultores, y familia. Todo lo que ello conlleva. Entender los ciclos. Distribuir el trabajo. Entender los caminos de la vida para subsistir con la familia y el entorno. La convivencia. El bar. El vuelo.

Un aguilucho vuela lentamente suspendido, observando. Da vueltas sobre sí mismo. Parece haber visto aglo. Quizás tan sólo se divierte. Su tención al moverse no es la de los pájaros más pequeños. No tiene compañeros. Vuela con otro signo. En otra dimensión. Engalana el cielo, las nuebes, el horizonte. Se ha ido al valle del otro lado de la montaña.

De pronto se presenta un silencio. Se escuchan voces. Y un tractor. Un motor más lento, carraspeando. SE aleja. Algún pájaro insiste en piolar. Como si su silbido expresara un anhelo. Contesto. Por sentirme parte de la comunidad. Por hacer ver que estoy aquí. Por entonar una parte de esta historia.

Aquí no todos somos iguales. Y sin embargo permanecemos. No se dónde. Ni por qué. Pero en este camino hemos venido a coincidier es este pueblo. El día de hoy. Una mañana de un sábado del puente del Pilar. Huesca. Cerca del frente.

Un pájaro diverge su camino. Su camino es otro. El grupo sigue su curso. El giro le permite observar lo que otros no han sabido percibir. Su visión única e irrepetible le permite extasiarse momentaneamente en un vuelo singular. No es consciente de lo que pasa, pero un palpitar distingue su aleteo. Su mente no lo computa. Silva.

Un par de pájaros coquetean a la distancia. Uno silva una vez, mientras el otro responde dos veces. De pronto cambian papeles. Se saben parte de un hechizo. Es un juego que por siglos se ha jugado. Y sigue aquí. Sin que sepamos dar con una explicación sensata, y pese a ello, seguimos. Siguen. El cortejo de los sentidos. En sentido de existir.

Tengo otras cosas que hacer. Despertar aquí ha sido un llamado a salir. Una vez me encuentro inmerso en un pensamiento recurrente. Vuelvo a imaginar el vuelo. Lo veo todo desde arriba, en un plano zenital. Doy vueltas sobre mis mismo. Giro y giro y llego aquí. Al fin de cuentas es un día más, como todos los demás. Nomás que este día encuentro el hábito, y lo habito con esta singularidad. Presente. El castillo en el horizonte. Se abre una brecha en el cielo, sugerente, como una sonrisa.

Aprovecho para volar. A penas susurro un silvido para avisar a la existencia de mi despegue. No veo más camino que el porvenir. Me desplazo al horizonte. Me ha servido para llegar ahí. Y ahí, sin más, el horizonte se ha movido. A contemplar otro existir.

ALLS

Un día después del día que volví

Cada día es apto para regresar

De un tiempo acá no soy capaz de salir. De salir en el sentido más actual de exponer tu expresión vital, tu pensamiento, tu opinión. No puedo entrar en el río de situaciones que lo alteran todo.

La guerra es un acontencimiento común. De todos lo días. Cada vez peor. Cada vez más. Cada vez menos velado. Cada vez más 1984.

Quizás volver sea volver a eso.

A ese momento.

En 1984 yo cumplí ocho años. De aquí allá hay 39 de distancia. Volver a ese año implicaría todo lo que queda de mi vida. Pongamos 39 años más. Y llegar a los 86. Como México 86. Y ahí desbordar el tiempo previsto. Ida y vuelta. Como una final a dos partidos. Un poco contracorriente. Nadando cuesta arriva, salvando los obstáculos de la inercia, la pendiente, la gravedad, y el impulso del río que corre hacia al mar.

2023 a 1984.

2023 a 2062.

Y ya no más.

Si sólo quedara tiempo para esto, ¿qué será de lo que pase de aquí al final?

La vida. Mi vida. La nuestra.

La comprensión de un estado de la naturaleza emergente que parte de quienes somos. Inevitablemente. Esto. Soy lo que soy y lo que me rodea.

Lo nos rodea común. Lo que nos rodea ajeno. La capacidad de traspasar las fronteras. La mutilación de la violencia como acto de autodeterminación. La necesidad de rebajar la tensión heteropatriarcal de nuestros impulsos, nuestros abusos, nuestros privilegios contrapuestos contra alguien más. Los otros.

Los otros. Nosotros.

La vida. Su vida.

Mi vida.

Subida.

Bajada.

ALLS

Hace tiempo que estoy aquí

Vivo en el día de hoy. Y no se a dónde más hay que ir. Apenas llego a pensar en otra cosa. No me puedo levantar. El tiempo transcurre de atrás para delante. Muy a mi pesar.

La sensación de que la cuestión está concluida no más que otra señal de que todo sigue abierto.

Mi seguridad y mi duda coquetean entre ellas para inhibir cualquier capacidad consciente de saber con claridad: ¿sí o no?

Sólo sí es sí. Y no es no.

No queda tan claro que la gente lo entienda.

Son cosas de un tratado lingüistico muy inicial.

Lo que sí. Lo que no.

Y toda la zona de grises que está en medio.

Cómo se transita por una vida llena de incertidumbres para las que no hemos sido preparados según el paradigma de lo que podemos o no hacer, de lo que debemos o no saber, de lo que tenemos acceso o no, de las puertas que abrir o de las que tenemos llave.

La vida es esta sinrazón que nos ubica allá dónde quisiéramos haber estado, simplemente para joder al individuo sentado en el espacio de dónde estamos justamente ahora. El pringao del multiverso particular al que sólo tú tienes acceso. Ese desgraciado. Alma en pena. Miarma.

Vaya dramas.

Uno es el propio drama de lo que acontece a nuestro alrededor. El drama sólo existe en nuestra cabeza, y es ahí en donde se despliega la más impoluta narrativa de una telenovela que no decide con claridad si ser mexicana, venezolana o colombiana.

Todas ellas son multiversos paralelos. Todas ellas responden a sus propias idiosincracias locales que le dan un carisma particular que llega a la cultura popular de aquellas historias que nos arrean al conductivismo de una clase creativa pagada por el viejo poder blanco heteropatriarcal colonialista ibéricamente peninsular.

Pero análogamente, y en un idioma dificilícimo al que nunca podremos aspirar hablar, la telenovela podría ser brasileña y tendría exactamente el carismo complementario a la trinidad de la historia contada por los blancos españoles y sus herederos en las familias que mueven los hilos de las sociedad dentro de las haciendas, que ahora llaman privadas.

La dualidad nuestra está en esas dos dimensiones familiares que Brasil y Argentina representan en el futbol para todo el contiente/mundo.

Pero no estamos hablando de futbolarte. Estamos hablando de telenovelas, de trinidades y de dualidades. Como mucho de un mano a mano. O de un subordinado pobre saliendo adelante enamorando al hijo heredero del patrón.

La historia aspiracional alrevés nos conduce a los caminos que nuestro sistema ha diseñado para nuestro saber-hacer nos permita revertir nuestras mejores intenciones según el libro sagrado que nos transmite la verdad: constitución/biblia.

Nuestro espíritu revolucionario ha sido entendido a partir de lo que nuestra conexión con la revuelta nos empodera a levantar la mano de quienes dijimos basta. Con el estandárte de una virgen. Eso es. Una virgen nuestra. Guadalupanos hasta la médula. Por intermediación de San Juan Diego. Se habla poco de San Juan Diego en España. Y mira que fueron ellos los que lo inventaron. ¿O habremos sido nosotros?

¿Quiénes somos nosotros?

No sabemos con exactitud.

Seguro que no somos ellos.

Ellos no somos nosotros.

Ellos no son nosotros.

Ellos que no vengan.

Ellas…

La vida del encomendero no es tampoco tan lapis lazuli como la pintan. Había que estar ahí. Pudiendo estar en la península. Con lo bien que se vivía en España cuando eran sólo reinos. Tras haber recuperado la identidad de una buena parte del territorio tras seis siglos de no ser nada.

Seis siglos de no ser nada. Así se pinta la historia de la conquista de los moros de la peninsula. Con una solvencia histórica de nueve pares de cojones. Se pasaron nueve pueblos. Hasta que vino la gente de las Asturias nunca invadidas, de los indígenas vascos, mercenarios épicos de la lucha contra los cátaros, de los aragoneses y cides campeadores, de los hidalgos y sus panzas, o de los escritores sumergidos en la realidad universal de aquellos tiempos que supieron revertir el tiempo de lo que había sido norma.

Nada es lo que parece. Y todo tiene solución. El tiempo impecable nos lo arrebata cuando estamos en el intento, pero qué le vamos a hacer. Seguir. Seguir aquí. En este presente contiuo. Con un latido pausado, que a ratos se acelera, según lo que pongamos en la agenda para animar la incertidumbre a toparse con la bienaventuranza.

Por ahí fueron a parar algunos que otros que cruzaron el charco. Sin pena ni gloria. O dejando la gloria. O quizás buscándola. Sin temor a cruzar el mar porque teníamos la sabiduría suficiente de los mares. De los viajes trasatlánticos. Una proesa de nuestra cultura. De la que sólo los portugueses, aquellos habitantes de la península que desaparece cuando se anuncia el tiempo en los jardines regados por la lluvia escurridiza de Dios. Dios Padre llueve sobre nosotros por lo poquito que podemos ver a nuestros propios vecinos. Los que desparecen con el tiempo. En esa manera absurda de que uno y otros nos damos la espalda. Saudade.

Magallanes no se estudia. Hablemos de Elcano.

Y así todo.

Brasil no existe.

Ni Lisboa. Palos.

Todo tiene un por qué.

Y nuestro sesgo congnitivo también.

No es nuestra culpa.

Hemos sido entrenado a pensar así.

Y yo también tengo los míos.

Como todo Dios.

Es un chiste, dijo el Dios español, español, español.

Los otros dioses no pillaban el humor español. Les parecía un poco tormes. Simplemente no le veían la gracia. En ese sentido eran más monty.

Al Dios español no le gustaba el chiste de la sagrada inquisición. No le habían preparado para el humor autoreferencial. Y se le hacía un lío la cabeza. Tanto así que le explotaba.

El tiempo pasa y uno sigue aquí.

La sagrada inquisición se fue dejando un legado subyacente en el hombre blanco macho que la que la iglesia católica, apostólica y romana profirió la supremacía de la intercolución con el Dios Padre. Muy ünö, Ël.

Se acabó.

ALLS

Cròniques de Sa Punta d’Es Pas

Es temps en pausa

Avui a Sa Punta d’Es Pas es mar suspirava tranquil. Es podia caminar directament fins entrar dins s’aigu. El sol hi era, amagat darrera d’uns nuvols grisos que ho omplien tot. Sa llum però era més neta. S’aigu fosca.

Només arrivar el pensament d’estar en un lloc ceremonial. Sa idea primordial de que estem aquí només de pas. Tant els que hi som a terra, com els que hi viatgen per barca, o els que nadem. Hi ha una relació d’un amb s’altres. Com ara es vent, s’aigu i sa terra. Ses ocells ho saben prou. Es crancs també. I a ses hores, ü, mirant a llevant, desitjan ser-hi a dins. Cosa de temps. A un pas de ser-hi.

He fet una foto o dues.

He fet un video o dos. Cada dia és una ceromia different. Totalment rodona. Es un compte fantàstic que acompleix cada cop s’espectativa. Hi ha un reneixament en cada banyet de gloria. La liturgia que es desenvolupa segons el temps que hi passa amb el dictamen d’ËLL. Sol. Sól. Ü.

Això és ca meva. Com també de cadascú hi hi va. Com aquell que hi va al lloc adequat per a fer-ne es banyet. L’experiència vital del que correspón a lo que sóm, en cada pas que fem, que cada feina que fem. El respir d’un dissabte, a primera hora d’es matí. La trobavada entre el primer raig d’en Sól Pare. I ü, dins s’aigu. Etern.

Xuf…

Obre els ulls.

A dins es cos de sa mare, Mar, entrem i viem s’altra banda de sa vida. Ens hi pensem sensers, sumergits per uns instants en les aigues negres mentals d’un periode clàssic d’aquestes mateixes coordenades. S’ha de saber a ón ficar-se. I com tornar. I fins i tot, nadar. No tot és evident. Pero un cop dins, sa volta cap amunt. I el sorroll dels grills a la oida. Cri, cri. Paper arrugat. Xispetes. Peta-zetas. Sa conexió sonora amb el fons del mar. Trecant-se. Viva. En-dins.

Adal, es cel. Es cos senser sumergit, tret de sa cara. Mirada amunt. A totes bandes. Cap enrere es sol. Cap abaix Es Grau. Cap s’esquerra sa roca. Cap a sa dreta Es Pas de ses barques.

Canvi d’orientació.

Ens dirigim cap al Sol. A ËLL donem les gràcies. Una petita plegaria a sa seva impoluta santitat. Ses seus designis nuclears. Sa seva conexió estelar. Donant-nos sa llum. S’energia que inicia es cicle vital. Sa distancia justa. Es volum adequat.

Ens veiem als ulls. Els peus devant enmarcant l’horitzó. Creiem s’ün amb s’altre. Sóm conscients. Riem. Somreim. Ens desitjem sort. Cadascun en sa seva dimensió. Cadascun alternant la dimensió des d’on surgeix es sentiment profund. T’estim. I jo a tu. A s’altres. Naltros.

ALLS