Paul Tomas Anderson y yo no nos conocemos. Estamo probablemente en sintonía con casi todas las cosas que podamos poner sobre la mesa. Si escribiera un libro de la talla de un escritor americanos significativo, Paul leería esa novela exótica en la sección de Barnes and Noble Funko pop porque un lector/escritor amigo suyo se lo hubiera recomendado. O mejor aún, porque justamente él es una de esas personas que van a una librería a comprar un libro. Por eso Toni tiene una librería. Sólo le interesa interactuar con lectores de las cosas que él le interesa tener en su librería: libros y arte. Así es la social. Una liberaría de viejoven de Poble Sec.
El Gótico se ha transformado. Los locales ahora no tienen familia. 200 guiris por cada 1000 habitantes del barrio. Nosotros somos los últimos en irnos. O más bien: nos iremos. Pero la gente ya se fue hace mucho tiempo. Antes todos éramos del Gótico. Hasta que nos convertimos en Eixample. Habrá que piense que siempre ha sido de Sants o del Carmelo. O de Horta o Sant Adreu. Además, obvio, de los que vienen de la Vila de Graçia i de la vila noble de Sarrià.
No oblidem que a Sarrià hi havia un estadi de futbol épic de la ciutat. El futbol s’enten a New Barcino gràcies a les minories, i en concret, a la minoria del jugador de futbolart que va arrivar a la ciutat i va tornar a inventar una volta més del futbol com a metafora d’un tema que ens te pillats aquí, en aquesta capitalitat, el nou camp nou del nou del poble nou.
Aquest és el titol del primer llivre de Golman. El que el fa arrivar al primer equip. De sobte. Com arriva un personatge de Pychon a sortir beneficiat per l’emergència súbita adal de tot. Rotllo Rosalia.
Conozco tres Rosalías. La primera que conocí vivía en una casa mítica esquinera en Paseo del Pedegral, y aunque era del B, se me admitió en lo ese año representábamos el concepto de la bandita de segundo de secundaria. Mis años desde que comencé a darme cuenta de las historias que nos unían con el resto de las personas con las que puedo conformar equipos de amigos, o amantes en acción. Aquellos aprendizajes de cuando el mundo es la confianza con la que caminas por la vida con un son sabrosón. Así de dificil es el camino. Así de fácil lo tenemos para sobreponernos a cualquier ilusión que no haya traído aquí. Ahora. Según nuestras circunstancias. A mí, a los trece años, me llevaron de Miguel Ángel de Quevedo de los Héroes de la Libertad al Tlalpan del INHUMYC: Instituto de Humanidades y Ciéncias. Obvio no éramos el Colegio Madrid. Ni habíamos leído tantos libros. Pero teníamos un equipito de futbol y una banda de rebeldes que sí leían, veían cine y escuchaban buena música mientras descubrían el mundo de los mayores en la capital de una urbanidad que asumimos como propia en este despertar de la niñez a la urbanidad interconectada de nuestro ser social matizado con la experiencia compartida de vivir, con lo que los conflictos representan en todas las desequilibradas decisiones que nos preceden.
Todos, de alguna manera, llegamos aquí. Y hasta ahora esto no había sido escrito en ningún libro. Ni siquiera de esos que son de un «business», o lo que conocemos en NEWDF como bisne. La gente sabe armarse buenos bisnes en México. Y la sociedad avanza entre las mentes trabajadoras del sur y los de Las Lomas, Interlomas, Polanco, y pongamos que la Roma, y 9 de la Condesa. No más. Ya no mamen.
México se fue a la verga. Mínimo hace 9 años. Los mismos que hemos visto florecer a Vela. Y nuestro amor ciego al futbol mexicano, a las luchas, a la piña en el pastor, a las pedas sin remedio más allá de lo debido, a las huácaras que se cuentan, a los paros que te hacen en las noches en las que te enfilaste con demasiado ímpetu al límite del caos, para ir a parar al mismo, desbocado en un caída de poca madre. Madres. Verga. Kaput. Ni pedo.
Así acaba el mono de sexto piso. Pero nunca se ha visto así. Es como un secreto a voces. Por eso la historia de Sexto Piso es tan cabroncísima. Porque es una historia mexicana de la reconquista de nuestra cultura. Y asumimos que la cultura, y el juego, iba a ser el nuestro. Y que nuestra onda era estar preparados para dar el salto al performance ulterior. El que nos situa en el epicentro del terremoto que nos vuelve a avisar. ¿Para cuándo, putos? Así hablan a los mexicanos. Nuestros seres divinos. Los que venidos de fuera, ahora sí, cumplieron con los designios de la profecía. Debíamos confiar. Ser hospitalarios. Sin la hospitalidad de los mexicas, los aztecas, y todas la culturas y facciones de aquella sociedad enfrentada por el mismo poder que lleva a los cínicos a etiquetar lo que entonces teníamos como un sistema fallido de machos haciéndo de brujos, médicos, filósofos, chamanes, directores, héroes nacionales de ficción, personajes de las getas de nuestra literatura, profesores, aunque ahí sí, alguna maestra más, como en la enfermería, y en los cuidados que también las mujeres retoman ante la bendita ignorancia de los que les vale verga la verga y la vida. Los valevergas. Una especie de culto capitalino que lo reestablece todo, me cai.
Sólo un pinche chilango del DF lo entiende, me cai. Aunque también vamos a ofrecer un poco de nuestra urbanidad al resto de la república. Otra. Bien pinche nueva. En esta república todo respiraba con la cotidianidad de que se trata de nuestras tierras. Sólo que ahora las retomamos. Con el espíritu de profesar un interés general sobre el plan a establecer. Entre los que sumamos finalmente «The conspiracy of the mexican dunces». As if Gonzalez could be a higher ranked character in the novel by an inspiring local writer who tries at a novel with the fear of not being not only not understood, but simply ignored. As if not worth the effort. Not my type. What else is out there? Isn’t being outspoken about your shit gets you to places. Like Kurt Cobain.
I fear not The Edge.
I am not pro bono.
I’m just a bonus track.
Did I say bogus?
I play with words in at least 9 languages. And that’s my cultural achievement and vision. To write. To live of that. Cause if I can, you can. What an author thinks his shitty stories should look like when changing the lives of the species. Or at least this one reader. One after the other. And just fictionalized. How stupid. How cheap. How naive. How low. How dissapointing. How shameful. How harrassingly. The New Américan Dream. TNAD.
TNAD
We too had an award system lobby to invite the Hollywood press. Just a diferent day. And about this just one movie. A movie from New Méxican postcinematographers. Cinéfilos de las generaciones de finales de los setentas. Cuando había que nacer para tener lo que nosotros hemos tenido. Y huevos.
Entendimos el mundo y vimos lo que había en cada casa de estudio. Y los debates de nuestro sector. Y el resto de los debates. Y lo que hay que hacer. Todo el margen de mejora. Soy un activo para la transformación. Es mi único objetivo. Pero tengo un narrativa propia. Y puedo cambiar el juego. Pero necesito actuar con todas las teclas de este otro tiempo. Con este futuro prometedor que tiene un mexicano capaz de transformar a los suyos sin ser de ahí. Siéndolo. Como Chavela Vargas.
Si debo ser feminista escojo a Chavela. Por alusiones.
Mi feminismo está en ver cine. Y darle papeles afirmativos a mujeres. Todas las musas en el máxico de sus aspiraciones. Como si es coger en este momento. Inclusive conmigo.
El feminismo es sexual.
Lo otro son mamadas de mocha.
Ese último chiste es la cúspide de mi literatura.
El volcán en erupción.
Puedo interpretar al príncipe de la canción, citar a un príncipe más verga que el mío, y hacer jaque a un rey. Todo sin un gesto de violencia, ni una sublevación contra las buenas costumbres de este país, católico, apostólico y romano; Ticataluña.
Si de crear un país nuevo se trata, aquí tienen uno. Ticataluña. Tómenlo.
Or if you want to stay out of the game. Just: the end. Don’t sweat it. You ain’t my type either. Screw you dickhead!
Bonus track:
Come fly with us!
You want to make New América less dickheaddy.
I am the first openly Pacheco President of New América.
Newspeak done right.
The far right is getting sofisticated. They are trying to pass as studious and well behave human beings just being boys.
I go back to Paul Tomas.
I am Phoenix. You want me to do what exactly. Are you still trying to figure out if that’s right or wrong. Take him to looney boon.