Puro vicio

Paul Tomas Anderson y yo no nos conocemos. Estamo probablemente en sintonía con casi todas las cosas que podamos poner sobre la mesa. Si escribiera un libro de la talla de un escritor americanos significativo, Paul leería esa novela exótica en la sección de Barnes and Noble Funko pop porque un lector/escritor amigo suyo se lo hubiera recomendado. O mejor aún, porque justamente él es una de esas personas que van a una librería a comprar un libro. Por eso Toni tiene una librería. Sólo le interesa interactuar con lectores de las cosas que él le interesa tener en su librería: libros y arte. Así es la social. Una liberaría de viejoven de Poble Sec.

El Gótico se ha transformado. Los locales ahora no tienen familia. 200 guiris por cada 1000 habitantes del barrio. Nosotros somos los últimos en irnos. O más bien: nos iremos. Pero la gente ya se fue hace mucho tiempo. Antes todos éramos del Gótico. Hasta que nos convertimos en Eixample. Habrá que piense que siempre ha sido de Sants o del Carmelo. O de Horta o Sant Adreu. Además, obvio, de los que vienen de la Vila de Graçia i de la vila noble de Sarrià.

No oblidem que a Sarrià hi havia un estadi de futbol épic de la ciutat. El futbol s’enten a New Barcino gràcies a les minories, i en concret, a la minoria del jugador de futbolart que va arrivar a la ciutat i va tornar a inventar una volta més del futbol com a metafora d’un tema que ens te pillats aquí, en aquesta capitalitat, el nou camp nou del nou del poble nou.

Aquest és el titol del primer llivre de Golman. El que el fa arrivar al primer equip. De sobte. Com arriva un personatge de Pychon a sortir beneficiat per l’emergència súbita adal de tot. Rotllo Rosalia.

Conozco tres Rosalías. La primera que conocí vivía en una casa mítica esquinera en Paseo del Pedegral, y aunque era del B, se me admitió en lo ese año representábamos el concepto de la bandita de segundo de secundaria. Mis años desde que comencé a darme cuenta de las historias que nos unían con el resto de las personas con las que puedo conformar equipos de amigos, o amantes en acción. Aquellos aprendizajes de cuando el mundo es la confianza con la que caminas por la vida con un son sabrosón. Así de dificil es el camino. Así de fácil lo tenemos para sobreponernos a cualquier ilusión que no haya traído aquí. Ahora. Según nuestras circunstancias. A mí, a los trece años, me llevaron de Miguel Ángel de Quevedo de los Héroes de la Libertad al Tlalpan del INHUMYC: Instituto de Humanidades y Ciéncias. Obvio no éramos el Colegio Madrid. Ni habíamos leído tantos libros. Pero teníamos un equipito de futbol y una banda de rebeldes que sí leían, veían cine y escuchaban buena música mientras descubrían el mundo de los mayores en la capital de una urbanidad que asumimos como propia en este despertar de la niñez a la urbanidad interconectada de nuestro ser social matizado con la experiencia compartida de vivir, con lo que los conflictos representan en todas las desequilibradas decisiones que nos preceden.

Todos, de alguna manera, llegamos aquí. Y hasta ahora esto no había sido escrito en ningún libro. Ni siquiera de esos que son de un «business», o lo que conocemos en NEWDF como bisne. La gente sabe armarse buenos bisnes en México. Y la sociedad avanza entre las mentes trabajadoras del sur y los de Las Lomas, Interlomas, Polanco, y pongamos que la Roma, y 9 de la Condesa. No más. Ya no mamen.

México se fue a la verga. Mínimo hace 9 años. Los mismos que hemos visto florecer a Vela. Y nuestro amor ciego al futbol mexicano, a las luchas, a la piña en el pastor, a las pedas sin remedio más allá de lo debido, a las huácaras que se cuentan, a los paros que te hacen en las noches en las que te enfilaste con demasiado ímpetu al límite del caos, para ir a parar al mismo, desbocado en un caída de poca madre. Madres. Verga. Kaput. Ni pedo.

Así acaba el mono de sexto piso. Pero nunca se ha visto así. Es como un secreto a voces. Por eso la historia de Sexto Piso es tan cabroncísima. Porque es una historia mexicana de la reconquista de nuestra cultura. Y asumimos que la cultura, y el juego, iba a ser el nuestro. Y que nuestra onda era estar preparados para dar el salto al performance ulterior. El que nos situa en el epicentro del terremoto que nos vuelve a avisar. ¿Para cuándo, putos? Así hablan a los mexicanos. Nuestros seres divinos. Los que venidos de fuera, ahora sí, cumplieron con los designios de la profecía. Debíamos confiar. Ser hospitalarios. Sin la hospitalidad de los mexicas, los aztecas, y todas la culturas y facciones de aquella sociedad enfrentada por el mismo poder que lleva a los cínicos a etiquetar lo que entonces teníamos como un sistema fallido de machos haciéndo de brujos, médicos, filósofos, chamanes, directores, héroes nacionales de ficción, personajes de las getas de nuestra literatura, profesores, aunque ahí sí, alguna maestra más, como en la enfermería, y en los cuidados que también las mujeres retoman ante la bendita ignorancia de los que les vale verga la verga y la vida. Los valevergas. Una especie de culto capitalino que lo reestablece todo, me cai.

Sólo un pinche chilango del DF lo entiende, me cai. Aunque también vamos a ofrecer un poco de nuestra urbanidad al resto de la república. Otra. Bien pinche nueva. En esta república todo respiraba con la cotidianidad de que se trata de nuestras tierras. Sólo que ahora las retomamos. Con el espíritu de profesar un interés general sobre el plan a establecer. Entre los que sumamos finalmente «The conspiracy of the mexican dunces». As if Gonzalez could be a higher ranked character in the novel by an inspiring local writer who tries at a novel with the fear of not being not only not understood, but simply ignored. As if not worth the effort. Not my type. What else is out there? Isn’t being outspoken about your shit gets you to places. Like Kurt Cobain.

I fear not The Edge.

I am not pro bono.

I’m just a bonus track.

Did I say bogus?

I play with words in at least 9 languages. And that’s my cultural achievement and vision. To write. To live of that. Cause if I can, you can. What an author thinks his shitty stories should look like when changing the lives of the species. Or at least this one reader. One after the other. And just fictionalized. How stupid. How cheap. How naive. How low. How dissapointing. How shameful. How harrassingly. The New Américan Dream. TNAD.

TNAD

We too had an award system lobby to invite the Hollywood press. Just a diferent day. And about this just one movie. A movie from New Méxican postcinematographers. Cinéfilos de las generaciones de finales de los setentas. Cuando había que nacer para tener lo que nosotros hemos tenido. Y huevos.

Entendimos el mundo y vimos lo que había en cada casa de estudio. Y los debates de nuestro sector. Y el resto de los debates. Y lo que hay que hacer. Todo el margen de mejora. Soy un activo para la transformación. Es mi único objetivo. Pero tengo un narrativa propia. Y puedo cambiar el juego. Pero necesito actuar con todas las teclas de este otro tiempo. Con este futuro prometedor que tiene un mexicano capaz de transformar a los suyos sin ser de ahí. Siéndolo. Como Chavela Vargas.

Si debo ser feminista escojo a Chavela. Por alusiones.

Mi feminismo está en ver cine. Y darle papeles afirmativos a mujeres. Todas las musas en el máxico de sus aspiraciones. Como si es coger en este momento. Inclusive conmigo.

El feminismo es sexual.

Lo otro son mamadas de mocha.

Ese último chiste es la cúspide de mi literatura.

El volcán en erupción.

Puedo interpretar al príncipe de la canción, citar a un príncipe más verga que el mío, y hacer jaque a un rey. Todo sin un gesto de violencia, ni una sublevación contra las buenas costumbres de este país, católico, apostólico y romano; Ticataluña.

Si de crear un país nuevo se trata, aquí tienen uno. Ticataluña. Tómenlo.

Or if you want to stay out of the game. Just: the end. Don’t sweat it. You ain’t my type either. Screw you dickhead!

Bonus track:

Come fly with us!


You want to make New América less dickheaddy.

I am the first openly Pacheco President of New América.


Newspeak done right.

The far right is getting sofisticated. They are trying to pass as studious and well behave human beings just being boys.


I go back to Paul Tomas.

I am Phoenix. You want me to do what exactly. Are you still trying to figure out if that’s right or wrong. Take him to looney boon.


El pobre diablo que nunca salió

Imagínense la historia más triste del mundo. La peor manera de joderse. La humillación colectiva de una mayoría inapelable: 99%.

Ese sentimiento es necesario.

Y ¿saben qué? Debemos asumirlo en la soledad de nuestra humillación.

La humillación únicamente se sostiene ante la indiferencia de los demás.

Los que no ríen.

Luego los que ríen es caso aparte. Estos hijos de la gran puta están en las antípodas de donde mi cuerpo repele a este determinado tipo de sujetos. Estamos en dos polos. Y eso libera a la sociedad dual. La sociedad enfrentada. La televisión en mi ficción intenta resolver una única dramaturgia del espectáculo del pueblo para el pueblo. La telenovela mexicana de producción de chavos bien chingones de televisa: productores, directores y actores criados en cuna de potro fino, por parafrasear al primer poeta latinoamericano que conocí: el colombiano Andrés Cala. El man ya se presentaba así cuando teníamos dieciseis para diecisiete años. El tiempo, o más bien los años, que unen Karachi con Escazú.

Yo tengo una única revelación. La personal. La pastoral. La que me une irremediablemente con Jesús. Como si consiguiéramos ser Jesús, y un poco más. ¿Cuántos barbudos hay intentando ser Jesús, Nuestro Señor?

Aquí tienen ustedes su basofia de credo.

¿Por qué no es usted Jesús?

¿O quién Jesús le dice en la intimidad qué ser como mujer?

¿Usted que cree que piensa Jesús sobre el aborto?

Aquí estamos, Iglesia.

Este es un nuevo rito,

O si lo prefiere, oración.

De creación tropical.

No olvidemos que Jesús,

Ahí nomás sentado a la derecha del capi di tutti capit: DIOS PADRE. El barbas, papá.

El libro se llamaba: El Barbas, PAPÁ.

La clave de mi literatura liberadora está en la entonación adecuada de ese PAPÁ. Esta corriente libre que viaja como un viento alisio, o el condor pasa de la Patagonia a Machu Pichu y pasarse por La Paz y subir por Zancudo y hacer el ride más matizado de todo el planeta. La izquierda más tuanis del planeta. ¿Ustedes qué se creían, que no iba a venir un narrador a escribirle versos y pillar la entrada de precisa perfección? Mae, ustedes no pueden hablar mientras la película se desvele ante una pantalla de cine. Como si todo fuera una historia que se puede encapsular en un tiempo concreto. Lo que se aterriza es lo que cuenta. El que escribe define el multiverso a ocupar. Y nosotros ocupamos; ahí. Y somos plenos. ALLS.

Jesús nunca habló de los olmecas.

Explicame esa, por favor.

Mae, me está diciendo Jesús, sentado a la derecha del padre antes de ser hombre. Explíquese. ¿Qué es de la celestialidad todo poderosa de Jesús antes de haber nacido? ¿Era un proyecto programado? ¿No hay hermanos mayores? ¿Seriously? ¿Me estáis jodiendo?

Y me refiero a todos. Pero los clérigos, sobre todo los amigos, tendrán que contestar si a lo que estamos jugando es que tiramos un papa argentino para ver si socializamos la institución más conservadora de nuestra historia como raza incompleta: occidente de mierda.

Los modernillos de mierda rieron la gracia.

Los peperos… no.

Nen, ahí te va la verdad: no nos reímos de las mismas cosas.

Eso es suficiente. Hay lugar para las dos especies. ¿Por qué te molesta que existan tus mismos némesis de siempre? No hace falta que nos llevemos las manos a la cabeza. Somos nosotros. Somos así. No le debemos nada a ninguna de la narrativa que nos precede. La libertad de sabernos libres. Sin que nos permitamos asumir la obediencia voluntaria. Eso es lo que aprendí de Sexto Piso. Esos editores adolescentes. Somos unos chavos que tenemos la imagen de lo que hemos leído. Y escrito. El escritor es parte del engaño. El objetivo de los que crean el sector literario es la excusa para estar con los locos más ilustres de nuestra sociedad: los aptos para escribir su pensamiento y aquellos que lo practican y lo filtran al sector que traspasa las letras de los cultos y del pueblo educado empoderado en la idea de que nuestro pacto social podía quemarse en su totalidad y comenzar como un ruiseñor. Obligatoriamente leemos To Kill a Mockingbird en 9. Y nos lo explican los que están leyéndolo en todas las escuelas enlazadas al nuevo programa de estudios: el 9 del poble nou. La segunda temporada de una serie que se reinventa a sí mismo: el día de la emergencia colectiva de los Ignatius J. Reilly llegados a Barcelona con un maquiavélico plan para cambiarla al son de nueve insolentes mexicanos.

Con 9 mexicanos de mi banda ordeno la noche.

Pásenle a su casa.

Aquí sus humildes anfitriones ticatalanes.

Ahora sí, ahí les va la riata.

I am thinking big.

México big.

I am DF lost.

It’s a social disease.

No éramos ingenuos ni pendejos.

Fuimos alta, media, baja sociedad.

Que quiere venir un extranjero a explicarnos lo que somos y se piensa que aquí nomás nos vamos a quedar como que si que te ocho cuartos.

El enfiladito mexicano es poesía.

Y yo soy sólo lírica insolente.

Un tipo sin llenadera.

En buscar del desborde.

La plenitud admite desbordar los límites. Como Venecia inundada. Hay algo de Italia desconcertante.

Hoy cuatro salvinis se tiraron en manada entre Meri, Vera y yo. Los cuatro iguales. Guapos iguales. Lo que Italia cree que representa más allá del calcio, los coches, los campos, las calas mediterraneas, el norte y el sur. Donde empieza Europa y dónde se desentumece la tierra caliente. Lo caliente aporta algo que lo frío debe valorar. Y no simplemente debe caer en el resentimiento de no admitir los mejores recursos de los personajes de una revolución social que finalmente responde a todas las preguntas con un escenario posibilista absolutista de precisión meridiana y paralela, a la vez. Esta dualidad sitúa a esta iniciativa en la facultad de superar el concepto de la unicidad como sagrado imperante por la gracia divina. Lo más alto inmaculado. Como Franco debajo de su sobrillita de verano. O el Rey jubilado en el cubículo de la preanestesia de una operación con el cirujano cardiaco elegido a dedo entre nueve finalistas a operar al toro bravo. Al ser supremo, nuestro lider en el retiro, rey abdicado, Jesús bajando de la cruz, enfrenta pues tu conjura con Dios Padre, con quien supongo que ya hablás de tú.

¿Con qué confianza hablas con tu papá?

¿Qué tanto hay que compartir?

¿No es acaso nuestra obligación moral actuar a nivel personal en el sentido social de nuestro activismo concertado para autoorganizarnos en sociedad?

Como Jesús, pues. ¿Usted debate en el mercado? Saquemos todos los temas en la agenda. Empezá vos Francisco.

Vos me vas a dejar que te tutué. Yo acá represento a un número incalculable de seguidores. Quizás mayor a los que te siguen a vos. Quizás. Cualquiera puede llegar a ese nivel. Hasta vos. Pero vos estás ya en la posición de quién ejerce un rol. Sí, antiguo. Pulpo como animal de compañía. Tendrás, sin duda, algún sacristán español que te podrá explicar el chiste, muy nuestro, de un anuncio que echaban por la tele cuando sólo teníamos un canal: la uno. La vida era más simple. Pero eso éramos.

Ocupamos la periferia.

Yo no tenía otra opción que transmitir todo lo que humildemente puedo proponer para mandar toda esta picha a la mierda, y empezar de cero, todas juntas, con una ilusión reconvertida en lo que los gringos, y el resto del mundo, en un seguidismo preocupante, en la campaña de HOPE de Obama. Thanks to Facebook guys.

We are all a bit Americans.

If you have managed to catch up with what we present as our culture.

Our authors.

Our industries.

Our cinematographers.

Our revolutionaries.

Our expat travelers of the surging world.

Tico commons gals and straight up guys.

How much cynical can you bear?

Let’s get cynical, cynical,

I wanna get cynical,

come on let your trump out,

so what we love dicks.

As a mexican, you risk your carreer playing in some states in the flyover cult backyard of ALLS.

It’s just to pick on the poor.

And not so poor.

It’s our history what matters. The 99%.

I could be on either side of the demographics. The i’s and the neys. The frivoluous 1%. And the fabolous 99%

So, who’s our chosen nemesis?

What am I antagonist of?

That’s one of the big questions, Bill.

Bill…

Bill, whenever you like, just come in…

Enters Bill.

We only se his feet. The camera starsts paning up. We can tell a life looking at shoes, feet and legs. Before reaching the crotch fade out Black. Sudden end. Music elevates. That’s when my name comes out on the screen: A film by GOLMAN. Sequels starts there. Name of the sequel (That’s how they demand you enter the fields of the current film industry standard way of doing business around here. The way studios work. And rocktar producers. The makers of our art production platform. A way out fur bums. What if we all good bums artists?

Bum’s society.

I drop book names when I go to the supermarket in Avinyó street, recently refurbishes to serve the purpose of serving properly their client: the guiris.

We left the center cause we need not to be here. The center pulls you in. It is strong. Like the the dark side of the force. It’s still there. Star Wars only oversimplifies the duality of the good ones and the really bad ones. The ethernal fight against them stinking comuniss.

My thesis is simple. It’s my studious conclusion. Duality works. Better than some markets. And certainly flows better that politics chit chat buzz cheech chanfle tururú chachachá rock punk… Lo que uno aprende cerca de la tesis mexicana. Mi tesis mexicana. Mi voluntad de ayuda.

My posición política.

¿Tú, qué pedo?

¿De dónde salió este pendejo?

Ahí nos vamos a empezar a ordenar en filas, distancias uno, dos,… tres.

9999 mexicanos acudieron a la convocatoria más grande de afiliados a la hermandad entre la Plaça Reial y la Plaza Garibaldi. Aquí es NEWDF.

Mi película de despedida de este barrio es la pulsión de una noche en la que conquisto 24 horas de su escencia. Un tiempo real autocontenido en un sistema de captura y producción de un final cut definitivo. Una especie de sitio al que llegamos de la mano de Rosalía. Como si la expresión del mensaje conciliador de la Nueva España. Un caso de estudio introducido en el nuevo pacto por la educación de los seres libres del procomún Supercuidadoras. La cocreación de la Sociedad Supercuidadora.

Inscríbite aquí.

La viralidad es conscuencia de lo consistente del caldo.

El piquín cuenta.

Picarse chingón.

Hay que enseñar a esta gente a comer.

Podemos rescatar el momento.

Y llevárnoslo a la verga.

Para siempre.

Con unas risas, unos tequilas, unas cheves, unas flautas, unas trompetas, unos gallos, unos caballos, unas rallas, y unos bailes. Los besos llegaron después. Porque la noche tranforma la sensación de recorrer una puesta en escena del sitio más inmortal del la urbanidad transformada: la capital de una nueva identidad liberada de todos los amos heteropatriarcales del pasado. Bienvenidas a la igualdad.

Hagan el favor, y entran. El show está por comenzar.

Yo quiero seguir leyendo.

Yo quiero entrar a ver qué pasa después.

Estoy ya desquiciada de entrada.

Me corrí a la entrada.

Con este nombre se aceptó mi pieza en ARCO. Esta vez fue Camino la que se adelantó a comparar la obra del artista ticatalán al que había conocido el miércoles en las escrituras de su pisito en el Carmelo. Yo mantuve la compostura. No quise dar la nota. No sabía que Camino era la que tenía el interés por el arte contemporáneo. Su notaría tiene justo la presencia de un sitio fabuloso para conquistar las altas esferas de la transgresión cultural. Son dos mundos que se juntan. Lawyers don’t surf. Pero Camino es leonesacatalana. Es esa identidad mixta la que gana la partida. La fusión de lo que somos con lo local. Cómo nos hacemos de una urbanidad. Sin ser gilipollas en el intento de contener el macho que llevan dentro las manadas.

Cinco bolzonaros, cinco salvinis, cinco abascales, cinco strausskahns, cinco chapos, cinco borises, cinco trumps, cinco ortegas y cinco rufianes.

That piece is called: The wild bunch barwards.

Tarantino gone wrong.

Surreal with the pathetic argentinian popof.

I’m fucking with argentinians in general: they like to quarrel mexicans.

They use futbolart.

They just don’t know it. Still feeding the arrogance glance at the easy excuse for the sorrow we feel when exposed to our unsatisfying reality. I can push myself from any angle. It’s a holiest sphere. It’s a show where immersive is the moto of the desigh architects group, made up of the 9 mind tellers of the socia clause in the Supercuidadoras Manifiesto.

Mae, vieras que todavía no he escrito el Manifiesto mae. Dame una semana más. Y me voy a la verga. Ahí sí va a ver. Va ser un manifiesto pichudisimo. Es más, mae: va ser el manifiesto más pichudo de la historia. 99 palabras fundacionales. Un credo postmoderno. Un canto al posibilismo de la multiversalidad de nuestros jardines de senderos que se bifurcan. Somo el árbol que se quema en el amazonas. Reforestemos. Cuidemos esta vaina. No dejemos que la acción de la mafia sin control de los oscuros senderos del capitalismo cínica de nuestros tiempos conservadores a manos de gilipollas deprepadores de una cultura en la que el macho alfa se ha creído con la posibilidad del egoismo de los hombres santos de nuestra historia, bien contada. O sea, al revés. Como si el surrealismo fuera de pronto, en este curso, el foco de nuestra atención. A todos los niveles. En todos los quinquenios de la pirámide poblacional. Porque de pronto todos nos convertimos al surrealismo. Por una simplificación de las teorías de comportamiento a probar en el conjunto de la urbe interconectada, independientemente de Francisco. Y su voluntad de fusión. O el poder conservador de la resistencia al cambio de nuestro sistema complejo social en el estado hegemónico de la armonía «Peoresná».

La democracia no funciona. Ya sabemos. Pero es es menos peor de los sistem… ¡Cómeme los huevos, Maldini!

¿Qué existe en las antípodas de nuestra infame existencia colectiva actual? ¿Por qué no alumbramos las antípodas de otras culturas? Quizás en ese ejercicio consigamos encontrar lo que Bono estaba buscando y nunca acabó de encontrar a pesar de sus intentos por blanquear el filantrocapitalismo.

I love a passionate journalist who turns to writing books. You can book them for your catalogue. The finest thing you can presume nowadays.

Toda tribu tiene cónclave.

Excepto la tribu anarquista en el esquema posibilista de un orden en una dimensión posterior a la que hasta ahora hemos cohabitado satisfactoriamente en comunidad. El salto cámbrico de nuestra especie común. El esfuerzo colectivo por una cultura más conectada a su sublime despliegue de respuestas alternativas en disonancia multiversal. Lo que aquí se percibió fue la voluntad de romperlo todo. Y la rompimos.

Guardiola nos ayudó a reconocer los los límites de la ambición definitiva. Saborear la experiencia colectiva que genera un juego como el futbolarte es la última fase de la asimilación de una última tribu olmeca moderna.

Los ritos olmecas se retransmitieron como virus por las redes sociales. Los memes hicieron dinamitar la saturación de la red a niveles nunca antes establecidos. La curva se aceleró hasta cubrir la expectativas de nuestros tiempo. El fin de la violencia.

El marco conceptual de un multiverso libre de machos.

Las alternativas dimensionan la inoperancia de la singularidad. Más allá de la singularidad mayoritariamente regenerada en su estado de conservación natural reasimilable.

Un nuevo código de conducta.

como si entendiéramos de lo que acontece en nuestro país. El problema de la desconfianza de la policia y la satanización de la pobreza. Los miedos de los nuestros. El miedo como herramienta de control. Las posiciones de todos los mercados tradicionales o emergentes. Uno lee y empieza a jugar. Y se va desarrollando sobre un plano temporal que a su vez refleja el comportamiento de ciertos colectivos y sus relaciones colectivas de colectivización o trabajo. La fusión social de todos los sectores. El bienestar del porvenir. ¿Cuánto cuesta lo que no se ve? Un hipotético sitio al que llegar plenos de gloria. Como la más firme posición de bienestar compartido. Como celebrar un gol en el mundial.

No soy un tipo de causas parciales. Me gustan sólo los retos colectivos más grandes. Quiero resolver los problemas sociales que entiendo que requieren de una arquitectura tecnologíca que hemos dispuesto en nuestra startup Supercuidadoras.

#recuerdanuestronombre

#Supercuidadoras

¿Qué le ilusiona?

Dejate llevar, huevón.

Versión feminista:

Dejáte llevar, huevona.

Versión feminista 2:

Dejáte llevar, ovariaza.

El debate se prende en las redes. Como ayer. La sociedad ya está consciente de lo que pasa. La actualidad es este debate. Ese debate. Esa sinrazón. Esa histeria. No me queda más remedio que presentarme en medio de esta miseria surrealista.

Eduardo Cadaval: segunda epifanía menorquina

Estoy en un evento de Supercuidadoras. Se organiza una sesión en la que tenemos un asiento. Pero en otro sitio, un colegio de arquitectos, o de médicos, Kai está con un tipo que podría ser el productor de mi película. Y está en esos momentos ahí. Nuestra silla está vacía pero me tengo que mover a aquél otro asunto. Consigo localizar a Alex para que vaya a ese sitio y le digo que me tengo que ir. Me voy.

Salgo caminando. Voy subiendo la calle. En un momento dado estoy dentro de un taxi. Pero yo no me subí nunca. Y de pronto estoy otra vez caminando. Bien. No tengo dinero. Así que no puedo pagar el taxi. Quizás tendría suficiente para pagar a donde voy. Estoy cerca. Me llama Kai y le explico que voy en camino.

De pronto voy por encima de los edificios. Son como azoteas del DF. Me encuentro en una parte de la ciudad que nunca había visto. Es como un oasis en la ciudad. De pronto veo una cascada de camino y me sorprendo. Nunca había visto ese pedazo de naturaleza en Barcelona. El agua filtra por las piedras. Hay más de un riachuelo. Sigo sin creerlo. Vuelvo a ver la imagen de la cascada más grande. Y veo que agua va hacia un sitio en el se canaliza su flujo. Como camino al mar. Y en el van entrando personas, que se desintegran al entrar al agua. O bien se convierten en su caudal. Es una metáfora de las ramblas. Lo que fue. Lo que es.

En ese momento estoy en la parte de atrás de coche. Me lleva Paola, que va con un amigo copiloto. Yo subí intempestivamente. O más bien, transicioné a estar ahí. Mientras recorría el extrarradio de la ciudad. Donde la urbanidad se vuelve naturaleza.

Mientras salto por las azoteas entre edificios pienso en Eduardo Cadaval. Lo quiero invitar a que venga a conocer nuestro nuevo piso. Es un pequeño oasis de algo. Y creo que nuestra pequeña casa es el centro de algo. Un sitio de encuentro. Él hace un chiste como si fuera una especie de catedral pacheca. Lo dice en buena onda. Como si lo que ahí se da es la posibilidad de plantarse en el inicio de un hilo argumental nuevo y de ahí se desenvuelve un multiverso ejemplar. Que bien descrito lo que es. El lo ve como un sitio en el que las cosas trasncurren diferente. Como su propia casa. Sitios de reunión. Sitios que se complementan con el hacer de otras personas. Con la convivencia de la emergencia mexicana.

Lo voy buscando a él. Me doy cuenta en ese momento. Y cuando él me está describiendo así es cuando veo la cascada. Y pienso: es eso exactamente. Un silogismo encadenado a otro. Si eso tiene sentido. Una cadena argumental que puede partir de cualquier lado. De un instante en el que algo se le ocurre a la mente. Y se expresa. Y de ahí se comienza un soliloquio que no está atrapado en ningún trauma de un principe shakespeariano. Es simplemente una broma. Lo que habría descifrado Foster Wallace sin problema. Una vez más. Es la posiblidad de asombrarnos de la nada. Como si un acto de fe se pudiera practicar a partir de un gesto que nos une a todos. De manera ceremonial. De manera desenfadada. De manera espontánea.

Es como siempre ha intentando conectar con las personas. O ligar. Es la herramienta de los que no somos machos alfas. La herramienta de los que se sienten, o son, guapos. Ellos también tienen sus trucos. Y los despliegan ante las mujeres que consideran que son suyas. O ellas se dejan llevar. O no. Algunos subnormales. Otros no. Los hemos visto todos. Los placidos domingos. La gente que tiene poder y carisma. Y duende. En medio de un endiosamiento de quien todo lo ha consegido. No va a conseguir el deleite de una mujer que le idolatra. Es tomar ventaja de su situación de poder. Que sobrepasa algunas rayas. Una y otra vez. Porque le funciona. Ese ha sido el estandar patriarcal de las relaciones. Los placidos domingos de este mundo lo han tenido fácil para follar. Quizás algunas mujeres buscan follarse un plácido domingo. Y buscan el poder que eso les da. Pero no así las mujeres que fueron acosadas sin ellas decir el sí, sí, sí que no le habría hecho falta a la duquesa. Ella, argentina y marquesa, ya tiene abolengo, doña Cayetana. Ahora sólo le falta querer aceptar el cortejo de un toro. Que no tiene sutiliza al embestir. Está ciego del ojo izquierdo. Por eso mejor con la derecha.

De vuelta al sueño.

Estoy en el coche y pienso que estoy cerca de casa de Eduardo. Pido que me dejen ahí. No tengo dinero para pagar. Pero me han hecho el favor. O pago como puedo. El copiloto me intenta cobrar. Paola, la arquitecta, le dice que ya pagué. El copiloto suelta un billete de cinco euros que de algunas manera cae cerca de mí. Lo pillo y lo meto en la cartera. Me despido y dejo varias cosas en el coche. Voy muy despitado. Pero ya estoy fuera. El coche marcha. Salto a la calle para poder avisar a Paola por el retrovisor que me he dejado algo. De pronto el coche salta por los aires. No he tenido que ver en el asunto. Pero el coche vuela. Como carrero blanco. O no tanto. Pero salen ilesos. Es simplmente un fallo mecánico. El coche vuelve a estar en pie. O volcado en el patio de una claustro de la calle Jorge Juan. Entro a buscar lo que me había dejado. El bolso de Meritxell. Menos mal que lo recupero. De la que me libro. Mi libro. Mi libro era lo que me había dejado que era importante. En los márgentes de ese libro hay un libro mio. No es una pérdida cualquiera. La humanidad se habría quedado si ese libro mío que aun no he escrito. Por desidida. O porque no ha sido todavía su momento. Pero si se pierden esas anotaciones al margen no hay nada. Sólo pérdida. Ya estaba en medio del luto cuando la providencia me solucionó el problema. Lo recupero y me voy.

Paola está consteranada con su coche. Al menos ha pasado en el un barrio en el que hay mecánimos. Y uno de ellos ya se ha puesto manos a la obra. Así que eso queda encaminado. Yo me voy a buscar a Cadaval. De pronto entra en escena. Me saluda. Va con prisa. Saluda a unos colegas. Le llamo por teléfono. Él contesta y comenzamos a hablar. Nos damos cuenta del absurdo de estar hablando por teléfono pero al menos he conseguido captar su atención. Él va con prisas. Pero me atiende. Le propongo que colgemos para hablar en personas. Y nos saludamos. Pero él tienen un clase o seminario. ¿Vienes a la clase? No se lo que se está departiendo. Me ha invitado pero no se si estorbo. La gente, de diferentes edades toma asiento. Comienza a dar su clase. Yo me siento fuera de lugar. Me ha invitado. Estoy parado en la puerta. Pero se que quizás estorbo. Aunque su ofrecimiento fue sincero. Me excluyo. No entro.

Eduardo les dice a los presentes que vamos a iniciar una sesión más. «Lo que no se es cuando vamos a dar por cerrado este proyecto». Se tira las manos a la cara. Es como cerrar una operación cuántica. No sabe en qué momento será el adecuado por dar este experimento social por acabado. Y me doy cuenta de que debería estar ahí dentro. Pero me he quedado fuera. Ya no escucho más. Cuando venía justo a eso. A explorarla posiblidad de expandir mi multiverso particular a uno ejemplar. Y su catedra iba de eso. Un tema universitario que tenía como objetivo la experimentación social de un sistema complejo en emergencia.

Le cuento a Montiel que he venido a eso. Que debería estar ahí dentro. Estoy que me lleva la chingada. Veo un mapa de outputs en el que se iluminan puntos de luz que representan estados, o elementos. Potasio. Cosas medibles que a su vez se asocian a circunstancias, como por ejemplo el nirvana. Es un tablero de control que tienen forma de constelaciones. Puntos que se unen y forman líneas. El nirvana cuando se llega implica tal elemento, tal conexión eléctrica, tal elemento. Como si la experimentación, o el mapeo, de diferentes situaciones nos hubiera dado todo el tablero elemental de los sitios a los que podemos llegar. Como si la vida se pudiera resuimir en esos estados de ánimo, que de alguna manera representan nuestro estar-ahí. Estar-aquí. Nuestro presente. Ahora. La ruta final al despliegue cuántico de un modelo que nos permite proyectar cualquier experiencia humana.

Al ver ese tablero pienso que debería estar en ese grupo. Exponiendo mi proyecto. Que busca a partir de mi experimento social que todos seamos capaces de llegar a ese nirvana. Y que midiéndolo podemos iluminar el tablero cuántico. Es una nueva tabla periódica. Y los estados a los que podemos llegar son los que ahí se proyectan.

Pienso que yo debería organizar ese grupo de experimentación. Pero no compito con Eduardo. Sino que busco que llevemos esta reflexión a otro nivel. Otro estado de la naturaleza. Y debo reproducir este sueño para darle sentido y forma a lo que en mi cabeza se ha ordenada a partir del caos.

Supercuidadoras. Ese es el proyecto que lo sintetiza todo. Porque buscamos ayudar alguien más fuera de nosotros mismos. Y porque a su vez, podemos desplegar quienes somos. Y por qué lo hacemos. Sin pasar por los filtros que otros nos impongan. Porque lo hemos pensado otra vez. Porque esta vez todo está dispuesto. Y sólo nos falta presentarlo en sociedad. Pieza a pieza. Con una narrativa que nos presente a todos frente al tablero cuántico de quienes somos, en este mismo instante. El yo-ahora. Pleno. Puro. Plácido. Como un domingo.

Me levanto de la cama a buscar el ordenador. Está en sala. Roger duerme hoy ahí. No tengo dónde escribir. Me encierro en el baño a hacerlo. Y aquí acaba el sueño.

Debo llamar a Cadaval y quedar con él cuando vuelva a Barcelona.

Epifanía tramuntana

Son las 3:33.

Me acabo de levantar de un sueño epifánico.

He subido a tomar un trago de agua en plena nocturnidad de Son Parc. La tramuntana está programada para entrar por el norte a las cuatro de la madrugada. He salido al balcón con el ordenador a escuchar las olas romper en Arenal de Son Saura. El faro de Cavallería me avisa, primero cada dos segundos, y luego, cada cinco segundos, de su presencia. No hay nadie más despierto en toda la urbanización. Al menos no aquí en la avenida de la playa. Estamos tan solo la mar, el faro, las nubes y yo. A diferencia del resto de los días que hemos estado aquí en Menorca, el cielo no está despejado. Por tanto, es espectáculo habitual de las estrellas en el cielo no está hoy presente, con lo cual me evita desconcentrarme en la búsqueda futil de estrellas fugaces, a pesar de que he leído hoy en una soft news veraniega que las famosas lluvias de estrella ____ se aproximan estos estos días. Ya se sabe cómo son el cosmos y la vida.

El sueño.

Estamos llegando a una celebración típica del sector salud en Barcelona. Me encuentro a Mercè que me recibe como siempre con todo el cariño y sabiendo que en estos días tenemos una cita importante con el destino. Ella lo sabe. Está muy bien informada. Mi próxima reunión será con la que maneja el cotarro del ICS. La cúpula mayor. Hay un puesto de trabajo en juego. Y al parecer están hoy aquí presentes. ¿Las quieres conocer?, me pregunta. Claro que sí, le digo.

En el sector gran parte de la partida se juega en el terreno de la pretensión. Yo llevo años sabiendo este tipo de chorradas que en fondo no sirven para nada. Pero he visto cómo juegan las cartas algunas personas que se perfilan para según qué puestos de responsabilidad en el plano de la salud pública. No quiero resultar pedante, pero se muy bien cuáles son los límites de mis conocimientos en la materia. Y también se muy bien cuáles estos mismos límites para el resto de personas que tienen este tipo de responsabilidades. En su día fui uno de los consultores de salud más prominentes del país.

Que feo queda el autobombo. Siempre me ha parecido despreciable. Debería ser alguien más quien hable de mi. Pero el hecho es que nadie está dispuesto a hacerlo. Perdí toda la credibilidad en el sector, en un momento dado. Como Cruyff. Así son los momentos en la vida. Un día estás arriba, y otro estás abajo. Y yo tuve nueve años en el máximo nivel. Y lo fui todo en Barcelona. Y luego, tuve nueve años en el abismo de la nada. Y no fui nadie en Barcelona. Ni en ningún otro sitio. Y de aquí vengo.

Suena a excusa. Cuando se ha estado tan abajo tanto tiempo nada corresponde con lo que es. Ni la autoestima personal, ni la visión distorsionada de la realidad de alguien que lo ve todo desde afuera. En su día la vida me parecía un juego sencillo en el que estaba enrielado en el lado A de la vida. Era un privilegiado con un buen trabajo y una responsabilidad hecha a mi medida. Pero nunca quise sacar provecho de aquello que había conseguido. Como si fuera una responsablidad de una persona que trabaja por el bien común, y que ha recibido un sueldo digno para tal empresa. En cambio, alguien decidió excluirme de aquél prestigioso puesto de trabajo. ¿Por qué? Para enchufar a un amigo suyo.

Yo no era nadie, y como tal, me fue presentada una carta marcada del juego. Los que no somos nadie solemos tener esta herramienta para tocar con tierra. Levanto la cabeza. Uno, dos, tres, cuatro,… luz, uno, dos… luz…

Mi faro está ahí delante. No es solamente poética. También es una manera de saber en donde estoy. A pesar de que no estoy navegando. En el fondo lo estoy: escribiendo esto.

Y lo cierto es que tengo tendencia a perderme. Lo he hecho toda mi vida. Divagar sin tener mayor ambición que la que la exploración al ataque otorga. Mi modelo de jugador es de un nueve puro. Podría defender mi tesis de por qué el Barça, que supuestamente es Mes que un club, debería fichar a un personaje como Golman para completar su equipo para este año visagra. Año nueve. Temporada nueve que acaba en el final del decenio. 9-0. En este caso, 19-20. No se trata de cualquier número. Es uno muy importante.

Alex, mi socio, me dice que siempre me pierdo en una numerología idiota. No tiene caso que resolvamos si esto es así, o si tiene razón él, o yo. Lo cierto es que el juego con los números está ahí. Y yo solo soy uno más jugando su partida, con las cartas que me han tocado. Repito, no soy nadie. Y aquella carta marcada me dejó fuera. Pero todo buen taur sabe que puede recuperarse de la más sonada bancarrota. En el fondo el juego te permite la reivindicación final. Pero hay que asumir el rol que uno sabe que se requiere para enfrentar el más grande de los desafíos: sentarse en esa mesa.

3:58. Ya siento el viento de la tramuntana llegar. No ha sido una metáfora. Estamos aquí todos presentes: el faro, luz, el sonido de las olas, y yo. Las nubes siguen ahí previniendo que me vuelva a distraer.

A las 4:00 empezó a entrar la Tramuntana, tal y como lo había previsto Roger. O su APP meteorológica. O alguien en twitter. Roger está muy conectado con la actualidad que le interesa. Y eso es un activo muy potente. De alguna manera la información me llegó. Y estoy aquí recibiéndola.

4:09. Mi capacidad para someterme al Dios de la procastinación es infinita. Me toma nueve minutos encontrar mi aparato para grabar audio y ponerlo en marcha. Se me ocurrió, en otro momento de epifanía, que debía grabar el sonido de la tramuntana mientras llegaba a Menorca. Estar en esta posición estratégica en el norte de la isla debe tener algún privilegio adiciona. Bien, este es el mio.

Mi herramienta de captura de sonido me permite generar uno de mis formatos favoritos: la ocupación del espacio sónico. Y si bien, ahora mismo no se trata exactamente de una de esas sesiones, el acto en sí de la llegada de la tramuntana no deja de ser uno de los eventos más importantes de mi vida. Es de momento, mi presente.

Mi vocación por documentar mi hoy y ahora ha sido una constante en mi obra. ¿Qué obra? La que he ido labrando con la obsesión de un artista que se vuelve loco. Un tipo que cree que sus ideas lo pueden transportar a un mundo mejor. Un ser humando conectado con el todo. En un momento de reflexión. O en la acción definitiva de una revolución que nos traiga, por fin, al camino que debemos seguir. ¿Quién soy yo para decir por dónde van los tiros? Lo cierto es que no lo se. Y que miento. Que algo se. ¿Pero cuánto?

No tiene sentido explicar los sonidos que se escuchan ahora que llega la tramuntana. Al mismo tiempo que escribo esto lo escucho por el único auricular, el izquierdo, que he sido capaz de desenredar de uno de esos cables blancos que vienen que vienen con un iphone. Tengo Huawai desde hace más de tres años. O menos. O más. Ya tampoco se definir el momento en el que me despredí de aquello. En un momento dado, me pareció inutil formar parte de cualquier tribu. Y me fue a vagar el por el mundo que me permitió ser un punto aislado en la muestra. No represento a nada. Ni a nadie. Quizás tan solo a mi. Y eso es único e irrepetible. Como nos pasa a todos. A todas.

La lengua. Su uso. Su práctica. Lo cierto es que he recorrido todos los debates y he visto todos los puntos de vista. Se cuáles son las fases del juego y el juego en sí que no nos dejan ver. Tenemos la noción de que algo está pasando, y no podemos distinguir claramente quiénes son los que actúan sobre un sistema que también, como yo en su momento, va sobre rieles. No por nada la historia de los Estados Unidos de América es la de sus dos ferrocarriles encontrándose en el medio de la nada. Pero no seré yo el cronista de una historia que no me pertenece. En cambio sí de la única historia que me pertenece: la mía.

En el sueño Mercè, que conoce a todos el sector, me presenta a tres mujeres que están arriba de todo del sector sanitario. Las tres trabajan a su vez para una, más arriba, que es la que me debe entrevistar. Son muy amables, y me advierten: vente preparado. Estúdiate lo que tengas que estudiar. Lo sé, les contesto. Yo me encuentro en esa fase de las situaciones importantes en las que tras un breve romper de hielo entramos en materia. En realidad, en el sueño, me salto el ice breaker. Les digo que estoy preparado y que me he estudiado la situación. Pero en el mismo sueño empiezo a preguntar por la organización, sabiendo que son ellas las que mejor me pueden ayudar a entender las cosas que me faltan para proponer un modelos obre el cuál definir lo hay que hacer. Extraer el know how de las organizaciones se hace a través de hablar con las personas que forman parte de ella. El discurso de lo que hay. Lo tanbible de lo que se puede tocar. Las familias de poder más allá de los discursos. La realidad que sabe palpar quien entiende las claves estratégicas de una organización de salud. Modestia aparte: yo lo se.

Trabajé y estudié en ello. Pero también diseñé un sistema para medirlo. Y también me formé en saber capacitar a un equipo de herramientas para dar con estas claves. No soy un consultor más. Ni siquiera formo parte del grupo de las cuatro consultorías. Me parece una gilipollés, como el juego del dinero. La aparencia del saber está muy sobrevaulada. Lo importante, en el fondo, es el saber construir algo conjuntamente con un equipo de personas. Y eso también lo aprendí en su día. Y lo puse en acción en los proyectos en los que participé en aquellos nueve años de vacas gordas en aquella España: entre 2001 y 2010. Se cierra un ciclo.

El año nueve de nuevo. Hace diez años nos casamos Meri y yo en otra playa, en Manzanill, con el sonido de un oleaje que ahora sí se comienza se a parecer a este. El caribe de Limón es un indicador de lo diverso de nuestra cultura. Los ticos somos así. Y durante años hemos sabido cosas que el resto de la humanidad no tienen en cuenta. Y en cambio nosotros lo vemos claro. De ahí que lo que viene ahora no es tan diferente de lo que ahí ya existe. Y lo mismo podría decir de mi catalanidad. O de mi mexicanidad. O de mi afiliación a una urbanidad Karachiana que no existe, pero que sin embargo, viví.

Uno se asemeja a aquello que dice ser. O a aquello que dice poder construir. Y lo que puede desarrollar con un modelo en el que salud pública esta en el centro lo puedo controlar mejor si los agentes del sistema están preparados para una revolución que permita al sistema responder con un despliegue de voluntades encontradas. Los sistemas complejos sociales son así. Lo entendí hace años. Y ahora me toca poner a esta orquesta a trabajar.

Dos coches se acercan a las 4:33 a la Avinguda de la Platja. Vendrán a trabajar muy temprano, muy temprano. Molt d’hora, molt d’hora. O de fiesta. Las dos opciones contrapuestas: ocio y trabajo.

Estamos frente a una encrucijada monumental. El capitalismo nos trajo aquí. En el parking de Arenal de Son Saura se retira un coche a las 4:35. Hora de volver a casa. O de ir a dormir. Pronto la noche dejará de serlo. De alguna manera esta crónica me representa. Soy un ser nocturno que hasta hoy no había escrito nada en mi blog en Menorca. Dos coches salen de la Avinguada de la Platja a las 4:36. Ignoro si son los mimos. Son cuestiones del relato que quedan como testimonio de un testigo del viento. Ya no hay nubes sobre mi cabeza. La tramuntana se las ha llevado. Las estrellas una vez más están ahí. Se acaban las baterías de mi grabadora de audio. Se escuchan las olas y la tramuntana una vez más, pero ya sin la capacidad magnificada que mi oido izquierdo experimentó durante estos minutos: 4:39.

Miro las estrellas. Casiopea está encima mio. Apenas el otro día nos conocimos. Hablamos un rato mientras yo intentaba descifrar si era ella en realidad. Y nos hicimos amigas.

En el sueño las mujeres que me presentó Mercè me contaron que tenían dos sistemas. En algunos sitios tenían toda la cadena integrada de servicios de salud. Es decir, desde la atención primaria hasta la atención hospitalizada de tercer nivel. O cuarto. Y también carteras de servicios en sitios en donde tenían presencia pero no en todos los niveles. ¿Y cómo se integraban? pregunté. Se me ocurrió entonces que debía saber esas preguntas. Y la siguente: ¿tenéis un modelo de despliegue en uno y otro caso? Lo cierto es que ya están desplegadas. Y ahora lo que hay que buscar es cómo se integran con el resto de los actores. Y entender la realidad regional de todos ellos. Yo puedo diseñar un modelo para poder integrar esas variables. No es fácil, pero puedo hacerlo.

Me desperté. Tuve la noción de que esto lo puedo hacer. Aquí y allá. Y que no sólo es algo que tengo en la cabeza desde hace años, sino que es algo que debo poner sobre la mesa de juego. Soy un taur que vuelve a sentirse poderoso ante la incertidumbre. Nuestra amada incertidumbre. Y esta tramuntana me ha dado las fuerzas necesarias para ello. Supe que debía levantarme, buscar el ordenador, y escribir. ¿Qué? No importaba. El relato de las palabras es la herramienta de quien ha procurado el oficio de escribirlas. Mi literatura no es tal, porque no tengo forma. Mi formato no es más que una concatenación de historias que no tienen final. Porque se acerca el momento de encontrarme otra vez con las estrellas. Ellas están ahí. Son testigos de este rito que aquí se sella.

Vuelvo a levantar la cabeza. No veo la luz… uno, dos, tres, cuatro, cin… luz…