Renacer un día como hoy

Hoy vuelvo a nacer. Otra vuelta al sol.

Desde hace tiempo llevo dándole vueltas a lo que implica cada ciclo vital. Y estamos llenos de cíclos por todos lados, así como también estamos rodeados de trampas en el solitario que nos quitan la atención de lo que verdaderamente requiere nuestra ateción. Y así cada día.

Lo que vivimos colectivamente como una apertura a una sociedad interconectada nos ha cambiado a todos, de una manera global, sin que tengamos dispuesto un sistema que amortice lo que dicha transición implica. Las transiciones energética, digital, demográfica, migratoria, capitalista, extractiva, individualista… todas al mismo tiempo. Y nosotros, sin saber muy bien si nos toca opinar, declinar, dejarse llevar o renunciar.

El estado de ánimo particular se asemeja al estado de ánimo colectivo. Y a pesar de todo, lo que lleva a los adolescentes a tener una perspectiva más esperanzadora es seguir a los que les va bien, según lo pueden legitimar ellos mismos con los mensajes optimistas de los «ganadores» que tienen delante. El juego del dinero y de la vida que se despliega delante de sus ojos según los pocos mandamientos que les plantean los influencers a una sociedad pegada a un espectáculo en continuo movimiento.

Esto quizás era de esperar. Quizás llevamos ya tiempo en esta rueda de ratón. Yo especialmente. Y debo conseguir salir de una ve por todas para voltear de nuevo hacia otra destinación. Este es el estímulo de lo que considero necesario aportar a mi rutina. El llamado más allá de cumplir con un horario y con unas tareas que justifican el que me hayan contratado para el trabajo que realizo. Pero ¿a quién beneficia lo que hago? Esta es una de las cosas que siempre he tenido claro, y que nunca he sabido trasladar del todo, a aquellos por los que mi voluntad de romper con los dogmas preestablecidos se obsesiona con conjurar a un llamado colectivo: Tico Commons.

El Tico Commons es mi anillo, mi elixir de la juventud, el gran grial, el tesoro, la tierra prometida. Es un concepto repetido en la narrativa mitológica y literaria, que ha descrito mil veces la gesta de un héroe, generalmente un hombre, a romper con todo para llegar a la transformación del sistema en el que se encontraba sumido. Y sí, esta vez, inevitablemente por una involuntaria subjetividad, el héroe me lo guardo para el intérprete que quiero representar yo en la película que finalmente abra las puertas de este apocalipsis.

Mi viaje ha tenido varias complicaciones, varios niveles de aprendizaje y varias formulaciones fallidas. Están dispuestas delante de mi como un ejemplo a seguir para revertir aquello que no funcionó y reflejar aquello que en cambio dio algún fruto. El éxito de la cometida está también en la obsesión de seguir un camino que hace tiempo que tracé para mí: el futbolarte.

El futbolarte no es otra cosa que la fusión de dos mundos que aparentemente no tienen nada que ver. Y también es la formulación de una manera de asistir a una narrativa que me permite ponerme en el centro de una tensión literaria a la que nadie nunca ha prestado la atención que le doy yo al nombrarla. No se trata de una extravagancia simplemente para tener un momento en foco de su atenta lectura, sino más bien la noción de que debemos llevar a nuestro terreno la historia que nos hace irrepetibles. Y esta, con toda humildad, es la mía.

No es fácil salir del cascarón, pero esta vez ya no hay vuelta atrás. O más bien, por llevarme la contraria (que es uno de mis ejercicios favoritos), irá justamente hacia atrás. Cambiaré la dirección del tiempo y me refugiaré en los sitios y remilgos que en su día escribí para que un futuro yo recuperara, elaborara, y diera sentido a lo que es su momento, en el instante de la creación, dio luz a un despertar sin igual. El lector designado para ese trabajo soy yo. Quizás usted considerará que es una simple relectura, pero es que usted no ha visto mis libretas, ni leído mis metaestructuras Perecnianas, ni mi soliloquios al estilo de una caminata de Moo Pak.

Hasta ahora, que yo mismo doy el paso a la relectura. Hasta que por fin doy el salto a la edición de mis escritos. A la conclusión de algo que empezó en su momento, y que hasta ahora pretendo cerrar. Se acabó la búsqueda. Comienza el bootstraping.

Vamos a empezar… otra vez

Este lugar no es más que un eterno retorno. Siempre vuelvo con la misma expectativa de organizarme y relanzar la oportunidad de salir. Y de ver qué pasa. Y luego no salgo. No pasa nada.

No pasa nada.

Es decir, que tampoco pasa nada si no pasa nada.

Es lo que los que nos ponemos excusas pensamos. Y de alguna manera tenemos razón. Se trata sólo de una autocensura. Un lugar común. Un pretexto eterno. La voluntad de no-ser.

¿Ser o no-ser?

Y elegimos no-ser.

Y no pasa nada.

Pero nada de nada.

Y lo que queríamos ser se queda mirándo de reojo. Como queriendo decir algo. Como sabiendo que es un engaño. Que todo es un engaño. Incluido esto. Una distracción de mago para que nada pase. Y quedarnos tan tranquilos. Dentro de nuestro plan b.

Y el plan b no deja de ser un sitio cómodo. Un sitio que siempre cuesta mantener. Porque también estuvimos sumidos en el plan c, d, e y f. Y no pintaban bien. Fueron caídas duras que forjaron caracter. Y que nos llevaron a discutir con nuestra propia existencia el por qué de las cosas. Y lo que hicimos mal. Y lo que hiciste mal. Tú.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Y todo vuelve a empezar.

Pero en otro momento decidí que esto no iba a ser así. Iba a a transcurrir en otro tipo de escenario. En otro tipo de actitud. Con otro plan. En otra estructura… o debo decir metaestructura. Soy un arquitecte de arquetipos. Y desde aquí voy creando carcasas vacías que pretendo rellenar, en un primer momento, con un traje a medida. Una especie de Iron Man, ahora que todo tiene que tener un símil militarista-marvelista. Vaya, he caído en la trampa.

En realidad estamos hablando de una narrativa del héroe. Nada nuevo entre todo el cúmulo de historias y estructuras que te promueven los que crearon la manera de contar historias. Y lo que nos hemos acostumbrado a ver. Y de lo que quería hacer a tener que conformarme con la estructura de las masas para la creación light… paso.

Mejor no hacer nada.

Y seguir en el continuum de la vida.

Viendo pasar el tiempo.

En la pasividad de quién se dirige al mundo desde el sofá.

Y no pasa nada.

Y desde aquí las cosas se ven mejor/peor que hace un momento. Y nada tiene que ver con quién soy o lo que hice por adoptar otra postura. Una fuera de este sitio en el que vivo enjaulado. Quizás es mi manera de exponer una situación particular. Una manera de ser en otra dimensión. Un impulso por promover otra cosa más grande de lo que hasta ahora se nos había ocurrido. Megalomanía al servicio de la comunidad.

Ya estamos. Me estoy poniendo trampas en el camino. Para tropezarme y burlarme de mi. Mientras nadie más rie. Nadie más se da cuenta. A nadie más le interesa. Es ese flujo de ideas inconexas que perdieron al auditorio en el primer desvio. Divagaciones trampa.

Yo me fui encontrando en medio de esas divagaciones. Es un poco como el amigo imaginario de Joy en Inside Out, la primera. La segunda todavía no la he visto. Está claro que hay metaestructuras mentales que interactuan dentro de la maquinaria de impulsos, shocks electricos y departamentos en el sistema complejo que se encierra dentro del craneo de cada invidividuo. Ahora mismo el mio se ha puesta a trabajar en este sentido, y nadie tiene el control de lo que aquí está sucediendo. El tren del pensamiento mental está saltándo a la pantalla. Y lo puedo leer yo, porque también lo escribo. Este triple salto mortal. Y de esto algo queda grabado en algún sitio. Pero ya en forma de texto. Esto ya es otra cosa a lo que era yo al principio de este ejercicio de presentarse a escribir.

Y de este lugar he hecho mi casa. Y de aquí no he pasado. Pero el ejercicio de ser lo que escribo está reflejado en el historial de llegar aquí y desatar este truco de magia: escribir.

Hay un punto posterior: compartir. Difundir. Pensar que alguien más podría perderse por aquí. Que aquí hay algo más que un tipo perdido en medio de una tormenta que se arremolina hacia interiores oscuros nunca antes explorados. No necesito estado de consciencia alterada para encontrar un hilo conductor que no vaya a ninguna parte. Es ya parte de lo que soy. Caos.

El límite del caos presenta una noción a contrapelo. El sentido más sublime se encuntra en medio de esta maraña de interacciones. Hemos pasado a un nivel posterior de consciencia. Y este es el camino en el que voy a desborme a mi mismo en un plano temporal que vaya en dos direcciones: atrás y adelante.

Els desdoblamiento de uno mismo en dos direcciones. La primera dualidad. Dejar de ser uno… y dualizarse frente al espejo.

Pasado, futuro.

El presente no existe. Se me acaba de escapar. Y lo persigo otra vez. El tiempo en sí es una trampa, a la que volvemos sin cesar.

No hay más tiempo para divagaciones ni excusas.

Estamos en la puerta de oráculo.

Tenemos la palabra de acceso.

ALLS

El oráculo abre los ojos. Ya estamos dentro.

¿Dónde estoy?

Estoy aquí. Recién nacido. O más bien, acabado de despertar.

A veces es suficiente ser tras haber dormido. Alguito. Un poquito. O todo lo que podríamos haber desconectado en unas circunstancias normales de sueño. En un día cualquiera.

Hoy es uno de esos día. También es un día especial que está a punto de nacer. ¿Es acaso este el día en el que por fin todo se desenmaraña?

Amplificar el efecto de lo que hacemos, y conseguir llegar al valor social de lo que anhelamos. Colectivamente. Desde una perspectiva de transformación asumible. A partir de un juego. A partir de un nuevo juego de rol.

Yo soy el rol-maker.

O al menos el que construye la narrativa.

Pero, ¿de qué juego? Ni yo se.

El mio es muy personal.

Es mi juego social.

Mi juego personal.

Mi razón de ser/estar.

En este contexto me juego todo.

Y desde aquí debo desbordar la frontera de contenerme para no salirme del propio cauce que transporta mis aguas mentales.

En medio de la tormenta, mi sentimiento en este momento sigue siendo de gratitud, de haber pasado lo peor, de tener que asumir estar en el contexto de un estado de consciencia más próximo al que en su día se sembró cerca de la raison d’être que me fue revelada. He descubierto el último velo. Y de pronto estoy dentro de quién verdaderamente soy.

Los tiempos de mi narrativa y los del tiempo mismo se comienzan a entrelazar. Al fin de cuentas son nueve dimensiones que se entrelazan en un elemento primordial de mi propio porvenir. No puedo dejar de pensar que el camino que sigo va encaminado al caminar que condiciona la distancia que proyecta mi zancada. Lo más que puedo hacer es mantener las piernas en forma, seguir pedaleando, trasladando el ejercicio de mi entrenamiento a un nivel distinto al de la ejecución de mi puesta en escena. Es así, estando en dos sitios a la vez, y en varias dimensiones intercontectadas por mi propia tiranía, lo que finalmente converge en el ser que un día será lo que mi personaje evolucione en cada uno de sus multiversos particulares.

Ticataluña es especial, quizás porque mana del Tico Commons. Pero esto no es posible desvelarlo sin crear polémica en un mundo dualizado. Sólo se puede asumir si podemos prevenir que lo que aquí está pasando sea matizado por el cantar eterno de un ritmo caribeño que viene del más allá.

La capital de toda esta sinfonía es un isla, o más bien un islote, en el que los habitantes son de otra especie. Su nombre: Guayabo. La ilusión de un sitio que en circunstancias mediterráneas estaría desbordado por la masiva llegada de turistas en piraguas que han alquilado desde el puerto. En cambio, en el imaginario ticatalán, Guayabo se presenta como el eje fundamental entre lo que un día fue, más allá de nuestros días, a lo que acontenció en el continente que ahora llamamos nuevo, sin ruborizarnos, como si antes de aquello viviéramos (inclusive usted mismo, hoy, al pensar como usted piensa) en un mundo de tan sólo dos dimensiones; en una tierra plana.

La visión de Guayabo sólo puede visualizarse en la pintura del maestro don Isiodro Con Won. Su destello nos proyecta como elemento sagrado de una configuración que no está en el sitio en el que debería estar, sino en el su proyección más allá de nuestro status quo, en dirección ortogonal, conecta nuestra luz con la que emana de la consciencia multiversal de los mundos que conectan el arte de don Isidro con el mio.

ALLS

Metaestructuras y metanarrativas

La historia que contar

Nunca tengo claro cómo voy a salir de este laberinto. Mis opciones para andar son múltiples: caminos independientes en el que cada una de las nueve puertas abre un desenlace primordial para lo que viene después. Y detrás de cada puerta hay nueve historias complejas que no se entienden de buenas a primeras. Hay un color distintivo en cada una, y un tono, así como una serie de símbolos, y un mito que refuerza la atemporalidad de esta transición.

Historias anidadas que confluyen libres dentro de aquello que soy, o quizás aquello que pienso ser, o puede que aquello que diga ser. Todas estas personas, y estas historias, se intercambian según el estadio mental de cada instante, según la pertinencia del recuerdo que emana de una memoria persistente, que se repite una y otra vez, y que deja sin lugar al resto de presencias atemporales de mi ser. Pero este espacio se va reconstituyendo mientras el caminar de mi pensamiento avanza hacia el mismo sitio de donde proviene la historia primordial, tocando una tecla definitiva en medio de este lenguaje NEW.

El acto final se condensa en un estado de ánimo que persiste, intacto, en el sentido y objetivo de una palabra de llegada. Estas palabras NEW recuperan la leyenda de que tenemos algunos lugares primordiales a lo que queremos aterrizar, por su santidad en-sí-mismas, por la colusión de voluntades que entienden en esa sintonía un objetivo sensible del ser, por sí mismo, y también del ser en su totalidad, es decir, en comunidad: tico commons.

Hay más comunes que se distinguen como la diversidad de multiversos ejemplares que se enlazan con la subjetividad que subyace al pensamiento propio de cada ser. Y en cambio, la vuelta a una escencia primordial, que cada palabra-destino sostiene, parten de un consenso que viene dictado de un presagio sagrado que viene inscrito en el último testamente familiar necesario para concebir un reconocimiento supremo de la gracia divina sobre la base de todas las multiplicidades que la física cuántica sabría explicar, pero que hasta ahora, la representación sagrada de todas las consciencias colectivas últimas nunca había conseguido abordar en cada una de sus ramas tradicionales.

Es partir de esta reconfiguración del sistema operativo que la metaestructura sagrada de un unguento ecuménico impreciso mana de la sabiduría de un libro negro, sumergido en las aguas mentales de uno punto exacto del mediterráneo que confluye con el pensamiento pertinente de la reconstitución trascendental de un circuito cerrado redundante.

El circuito eterno encuentra aquí el volumen de tránsito necesario para creer y poder experimentar el crecimiento atemporal de nuestro sentido humano, y a la vez, desplegar la consciencia colectiva santificada de lo que cada uno de nosotros, humanos, consideramos como motor de nuestro tránsito, en lo personal, y de nuestra acción colectiva, como unidad suprema de consciencia social. El ser-presente. El continuum de energía que fluye a través nuestro, a través de un ejercicio común de meditación trascendental que confluye en una onda mental de la cuál formamos parte, y a la cuál nos podemos reconectar, a través de nuestra presencia dual en la consciencia individual y colectiva, pronunciando el texto completo del último testamento: ALLS.

Mercurio retrogrado: 27 de agosto

Es el año 24. El año del cambio, del salto cámbrico, de la traslación a nivel nunca antes visto de hiperconsciencia. No hemos llegado solos. Ni lejos. Tendremos que poner los pies en la tierra para no dejarnos llevar por el aliento de la emergencia colectiva, que de pronto, se postula como el ámbito de acción colectiva más sensible y razonable. O quizás como lo más disruptivo y creativo que podemos asumir en los diferentes niveles de autoorganización que el propio sistema se puede permitir, en momentos como este.

Mercurio retrógrado marcara el alineamiento de los astros de una manera excepcional en posicionamiento estelar de los planetas en nuestra efímera temporalidad despiertos en este alumbramiento, a diferentes velocidades e intensidades que el cosmo nos proporciona, desde nuestra diminuta indiferencia, hasta el más interestelar de las experiencias con las que asumimos esto: estamos vivos.

El tiempo sigue. Y nosotros decidimos dar un paso atrás. Un paso definitivo en la dirección contraria. O quizás un salto ortogonal que nos ayuda a desprender los pesos que inhiben que vayamos más allá de la membrana de lo humanamente asumible.

Ya hace tiempo que tenemos señales. Y nos hemos prodigado en crear historias que iluminan este camino astral. Pero ahora, la cosa se pone seria. O como mínimo surreal. Y de ahí que sepamos de qué manera actuar en el contexto en el que el llamado es tanto personal, como general. Para toda equis.

El modelo se plantea así: como una demostración por reducción al absurdo. Sólo que no la ejecutará una persona común y corriente. Lo hará una deidad olmeca. Creada aquí en la tierra. Por un enviado de Dios Padre. Que curiosamente, actua como múltiple agente. Aquello de los dobles agentes ya quedó en el pasado bipolar. En la polarización de los insulsos. En el odio y la violencia porque sí. Ya no más. Y desde esa península de amor reconstituido en enigma y en formato de último testamento, la palabra de Dios Padre se despliega enteramente en poesía vernacular trastocada. Un invento que el propio autor se acaba de inventar para conseguir con ello trasladar parte de la terrenalidad irresoluble que le consume, más allá de su linaje sagrado. Inmaculado e indiscutible.

Sea esta la parábola 99.

Y de ahí, de allí, iniciamos una cuenta atrás.

ALLS

La camapaña alrevés

Hoy es el último día de la campaña… y también es el primero.

–Algunas veces llego tarde– fue mi respuesta a la pregunta esta que te hacen en las entrevistas de trabajo cuando te piden que expliques alguna debilidad tuya, y que se supone que tienes que resolver con una especie de paradoja positivista. Debes reconocer que tienes debilidades y que no tienes una megalomanía galopante, a no ser que te estés entrevistando para ser el CEO.

Bromas aparte, en su momento, hace ya muchos años, cuando tuve un periodo en el que los responsables de recursos humanos encontraban vacíos en mi persona que ni la mejor respuesta consolaba, pensé en que esta era mi respuesta ideal: algunas veces llego tarde.

–¿Qué tiene eso de positivo?–se pregunta usted, amable lector, con algo de sabiduría y no menos perspicacia. Pues déjeme explicarle, asumiendo que usted no es un loable encargado de recursos humanos juzgando a este humilde servidor. O sí, aquí no vamos a limitar a nadie, y menos todavía discriminarlo. Al grano: ¿acaso es buena señal contratar a alguien que algunas veces llega tarde?

Pues es la verdad. Qué le vamos a hacer. Es así. Me gustaría llegar siempre a tiempo: sin duda. Pero no es verdad. Sería un mentiroso y un hipócrita si lo dijera. Y no me refiero a llegar a tiempo a una reunión. O a una cita, en lo que intento por decoro y empatía al tiempo de los demás estar ahí, inclusive antes, pero algo justo. Aunque también es parte del punto. Por más puntual que quiera ser, a veces pasan cosas. Y hay que saberlo. Para así también saber comunicarlo, con algo de antelación, así sea unos minutos antes de dejar colgada a una persona, avisando, por ejemplo, el tiempo de demora.

Esto aplica también a la gestión de proyectos. A llegar a tiempo a nivel de trabajo programado. Estoy es más ligado a entender de qué manera la gestión de nuestro tiempo y el de nuestros equipos de trabajo está condicionado por una buena organización. Hemos de saber a dónde queremos llegar, y qué nos toca hacer. Y repartir este trabajo con los mecanimos de retroalimentación (feedbackloops) que sean necesarios para que los resultados se consigan en tiempo y forma. Aquí suelo fallar menos. Porque el trabajo requiere de este tipo de organización. Gestionar tu tiempo y el de los demás no es tarea simple. Se aprende, se practica y se crean hábitos y costumbres que hacen que los equipos puedan trabajar en equipo teniendo estos elementos en cuenta.

Pero también hay otra dimensión. A veces llego tarde también expresa una sensación de que voy tarde con aquello que debo hacer, existencialmente hablando. Aquellos llamados creativos y artísticos que no he sido capaz de llevar a cabo. Aquella visión imposible en la que en la que en un momento dado se convirtió en obsesión. Y que se ha ido trabajando con el tiempo. Iterando. Eternamente.

Se trata de un flujo de trabajo. De una manera creativa de vivir. Pero también de una tara. Hay algo ahí que tengo que canalizar. Y que desemboca en un día determinado, en el que finalmente me presento en sociedad. Ese día es hoy.

Este es el inicio de una campaña.

El último día de la misma.

Hola, mi nombre el Golman, y soy el candidato alternativo.

Ah, sí. Y algunas veces llego tarde.

Para muestra, un botón.



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NEW saint

Ayer fue Sant Jordi. Un año más. La lectura y la escritura en un mismo sitio coexistiendo con una princesa, un príncipe valiente, un dragón, un rey noble y justo, y un pueblo temeroso que le agradece al porvenir de una ficción estar aquí, sanos y salvos.

Una televisión local que se tira la calle para cubrir el espectáculo nacional más importante de un país que sólo existe en mi cabeza: Ticataluña.

Esto ha sido así por los siglos de los siglos en los que el tiempo se revuelve, multiversadamente, dentro de la narrativa cuántica que se entremezcla en mi cabeza con las excusas de mal pagador para no salir de la burbuja en la que me encuentro atrapado: el no autor.

Sant Jordi es un día de escritores, editores, agentes, libreros, lectoras, libreras, agentas, editoras y escritoras. Al final las que leen son ellas. No nos engañemos. Nosotros intentamos escribir. Y nos mantenemos lejos de poder superarnos a nosotros mismos. Nuestro ego ensimismado en cada paso que damos para no llegar a ninguna parte. Nos perseguimos la cola con la intención de mordérnosla para por fin quedarnos quietos. O contentos. Y nunca se nos da. Ni una cosa, ni la otra.

Pese a todo, el movimiento sigue su curso. Como nuestro planeta alrededor del sol, o en su obstinado giro a la izquierda, como si en el espacio existiera tal cosa, arriba, abajo, al centro y padentro.

No sólo no tiene sentido, sino que tampoco encuentro la manera de plasmar lo que verdaderamente quería decir en un contexto en el que cualquier historias pudiera importar para no aburrir a un lector que no existe, que no quiere leer, y menos a mi. ¿Por qué el suplicio del intento?

Porque el fracaso está en no intentar. Efectivamente Sant Jordi refleja a la pulsión de un pueblo que quiere escribir una historia. Como el resto de los autores que se reflejan en las estructuras de las historias que se narran en formatos que se contemplan en las estructuras habituales de la literatura comparada. Como si eso fuera algo. Ahí vamos otra vez a la crítica a los que hacen, y no a mi idílico mundo de fantasía, que tan bien está, aquí inmaculado sin erosionarse con el roce.

El lector. Eso es lo que no tengo. Tampoco las agallas para salir a buscar a que estas palabras no queden aquí volcadas como un grito a la libertad de permanecer en la sombra. Todo lo que pueda ser necesario. Todo lo que he ganado hasta entonces. Hasta ahora. Hasta que un día previo a la emergencia todo cambia. Ese día el porvenir tiene preparado una singular puesta en escena. Y nosotros, o más bien, uno, debe estar preparado para la transformación definitiva dentro del capullo en el que te has convertido: ünö.

Ünö es uno mismo transformado. De ahí los cuatro puntos. De pronto te han salido cuatro puntos que aparecen en sitios singulares en los que no se les había visto con anterioridad. El nuevo yo tiene esta marca indeleble que nos indica que la tinta ha traspasado la frontera del pasado. En ese contexto de cambio, el tránsito ya no tiene vuelta atrás. Ahí es donde queríamos llegar. Esa es la trampa a la que vamos a asistir. Un día determinado. En un momento dado.

Este pueblo ha tenido suficientes profetas para entender que nuestro porvenir está en otro sitio. Queremos dibujar un contexto nuevo pero se nos han acabado los arquitectos de la casa gran del catalanisme. Y los nuevos arquitéctos nos parecen un poco más sobrios que los modernistas. Por ponernos locales con el desprecio por nosotros mismos, como Domènech i Muntaner enmarcando el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau Benefactor en contraposición al trazado del Eixample de un Idelfons Cerdà, botifler por excelencia. Como Cambó, que ahora lleva el nombre de la biblioteca dentro del recinto modernista, como para alojar en un mismo sitio sagrado todas las contradicciones con las que la ciencia y la fe se pueden topar en una misma manzana, o nueve, de la frontera del Eixample.

Pero no desviemos la atención de Sant Jordi, que justo lo tenemos todavía en la memoria de un paseo que dimos por nuestra sociedad, en la que los lectores fueron protagonistas, y los escritores amados fueron espectáculo e industria. Es el día más bonito del año. Es el día más NEW barcino de la existencia. Justo porque un Santo que no viene al cuento aparece, viniendo de fuera, y nos salva a todos de un marrón de dimensiones colosales que nos hemos montado a raíz de una historia que nos persigue eternamente.

Cero estrés, full relax. La historia se repite. Lo sabemos. El siglo XX nos lo enseña. Y eso nos aturde un poco. Y nos condiciona a una cuenta atrás en la que no podemos ponernos a bailar charleston. Quizás hay que atender lo que significan los tambores de guerra y las narrativas que alientan las violencias que se producen más allá de nosotros mismos. Y en esa comunión hacia un mito redentor que nos propulse a otra dimensión, ahí, y sólo ahí, es en dónde veo la posibilidad de encaminar la narrativa de un candidato NEW a la presidencia de este país.

Lo dijo ayer un antiguo (puede que el mejor de hace muchos años) candidato a la presidencia de este país, Antonio Baños: los políticos cuentan poco, o nada, en Sant Jordi. Los que molan son los escritores. Y las escritoras, como Carmen Mola. Los políticos, como la ministra que hizo acto de presencia, porque la lectura y la industria editorial siempre es atractiva para que el político de turno se venga a promulgar como adalid de los tiempos de cambio.

Así que haré como Antonio. Plantearé la mejor campaña alternativa que se podría permitir un chico, no tan chico, de extraradio. Más allá de las costuras del propio juego democrático que se desvela ante nosotros. Más allá de la fascinación que tenemos por los espectáculos políticos y televisivos. Este Sant Jordi supone uan vuelta más la página. Y este autor no tiene más remedio que buscarse a si mismo una excusa más para someter sus historias a una audiencia de lectores convocados a una elección: el Tico Commons.

ALLS

A tribute to my own little nation

A NEW culture begins

It’s election year: 2024.

I was born in the year 76 of the last century. This year there will be 76 elections.

Coincidence? Maybe. But you never know.

You start to see the signs once you have enter in this state of ease within your search and in contact with the awe of the almighty magic around. It’s there. We’ve had several times the illusion of the mighty. It lives within us. Especially when you are an artist. Even more, even, to the ninth dimention, when you are a futbolartist.

It’s not because you say it. You’ve lived it. The seeds of transformation, and the work behind what you do with them to take it to next level. Deliverance at its best.

But there is one sin I have committed, if I must be judgemental with myself, which is just another excuse to try to hide from the circumstances that have enabled me, today, to come out here and say it: I’m ready.

The truth is is I’ve been ready for a while. But I’ve been waiting for the right time. As if that’s something real. Time… oh, time. God… oh, god.

A tiny blue dot… space…

We’ve been given some tools, and a complete set of contradiction that point inward to place the highest grunch against yourself: yourself.

It’s time I heal.

And when I say I, I trully mean you. And I. But when you read I, I understand you feel you, not I, but that in itself is an I. Like the pine tree top, as we like to call it in Spain.

Spain… oh, spain.

Catalonia, oh, catalonia.

There you go… the elefant in the room: dualism.

And there is no better place to aknowledge this than here. Or maybe in the Euskalerria, where my ancestors left, long ago, from the harsh social reality that families live when they decide to leave your small little village, to leap into an adventure towards the unknown, to seek for your own survivable. Elizondo was once full of people with the Elizondo last name. They might have been jews who converted to catholiscism in order to avoid the harship of a different belief system back in the day. But, thank God, things have changed around here.

Have they?

Who am I to say? Really, no one. I’m just the NEW guy. El nou d’un poble nou, like I’d like to portrayed myself in my very own NEW language: ticatalan.

I must warn you: my NEW kingdom is from another dimention.

And that’s not the only warning. Here’s another one: I am the son of the Sun. His name is Father God. And He is to blame for Hetheropatriachy all to Himself. He’s told me to tell you this, along with a NEW testament. The last one.

So, as you can see, I’m also the last evangelist. Things, from our family’s perspective ends here. And therein starts a NEW era. Thank God!

It has not been easy (not for HIM, nor for me, who like you, I’m just human, mostly, and the little bit holy that I know I am, is a human-developed capability that you, yourself, already possess) to come to this understanding. There’s been many spreadsheets, AI designs, algorithms, power struggles, wars,…

NAW is the time.

It’s time for this NEW journey.

Are you ready for it?

I certainly am.

ALLS

Kumayl, Hunain, Valerie and Golman

I’ve been a knight ever since steped into KAS campus, back in 1991. I didn’t know it at first. It was all new to a latinamerican teen just landing in this kind of heat. It was all too new to be addressed in a single glampse of the entire situation. It was a new town, and a new life that I had no idea how it was going to turn out.

It became something else when I realized that was entering another type of world inside that American School in Karachi. Nothing made sense. Nor did I there.

But somehow we’ve come back to find ourselves in a place where we’ve not just found each other again. We’ve found love too. And it’s a place, once again, a set of coordenates in our environement that have come across three women that we’ve fell in love with: Meritxell, Valerie and Nadia. Spain, France, Pakistan.

Kumayl and Hunain are brothers. And they are, somehow, my bros.

There are other types of brothers. Like Mohammed and Kumayl. That’s there, in a different dimention of the understanding of two friends that have known each other for 44 years. Life long friends. That’s worth nurturing.

Life has a funny way of functioning. And we’ve all been exposed to the kind of life that you are able to manouver as you walk the talk of your own thing. It’s never quite the way you imagined, yet you are there, somehow fulfilling the dream you’ve set yourself to build.

Life is like that. And every other way. We just get use to the nuances, and cope the rest. Like the way we were taught, the day someone explained what cope was. A literature assinment with an Escher staircase going places, and back. Life is like that, I guess. Coping and going the distance. You keep at it. While handling the situations. The circumstances. The everchanging environment. And yourself. In the middle of the equation.

Hunain showed up first. He was the leader of the pack. He salute me from afar, as he approached the corner of Mallorca and Enric Granados, where I had been waiting for just a couple of minutes. He had a reservation. Valerie came right after. She pointed to Kumayl, who was last. He had had his two hour nap to able to make it through the night. It’s the jetlag, plus the drinking from 11 to 10. Whatever that means.

Kumayl gave me one of those hugs he gives. It’s a powerful tool he used. Just like his wisdom to connect with anyone in the room. The capacity to reach out to the unknown and make a close connection with the current vibe. That’s what he did as soon as we sat down, s he started to bond with the table next to ours. A group of friends in a convention from NGOs from many different fields, trying to make an impact in solving the challenges ahead, wherever they may be. Some from the USA, some from England. But where in the US and where in England, Kumayl wanted to know? London. Ohio. Somehow Kumayl happend to have been in Ohio, and to have loved Oberdeen, or something like that, which happens to be a very open progressive city, as open as they get. And the Ohio girl recognized the odds of having someone in the next table to a story so close to home, even when she ended up going to Syracuse, and freezing her ass off, as Kumayl infered.

The place was a Japanese restaurant. But somehow we would start to speak soon enough in urdu, indi and nepalese, if that’s a thing. Kumayl rapidly bonded with the waiters who were from India, Punjab, from Nepal, and from Peru. From then on everyone in the table expressed all of our talents in urdu. Achas, benchonds, tiri-maka-loras, gandús, the whole pack. We drifted some french, and as the sake entered the scene we were rapidly speaking some wise japanese to properly intake all the mixture of sensations coming through.

The night let the knight in us get through. We were suddenly there, in Karachi, as much as we were in Los Angeles, Austria, and back here, in Example. The experience of toro, tora, tora, and succulent company, ended up in an uplifting night to hold the treasure of meeting old friends, and getting back in touch, to align ourselves with life, as it unfolds, once again, to deliver the unveiling act of yet another Saturday night in a the transformed city of NEW barcino.

ALLS

Volver a soñar

Vos sabés qué acabo de regresar de un sueño y ya estoy pensando en el siguiente.

En este último sueño tenía una relación armónica con mi director. Demasiada confianza quizás. Nos conocemos muy bien. Demasiado. Tanto así que me esconde cosas. De alguna manera lo hace para protegerme. No quiere que saque el duende. Si sale, ya no hay vuelta atrás. Y me puedo desbocar. Es un riesgo. Y está ahí. Latente.

Nos han invitado a una premiere. Es otra peli, pero está toda la farándula del sector. Y el engranaje político. La gente de las dos escuelas de la ciudad. A las que se les permite creer. A las que se les permite crear. Y hay que estar a la altura. Ser parte del ecosistema. Sin que parezcamos unos notas. Ahí viene la censura.

—Tenemos un evento al rato ¿te vienes?

—Obvio. Dale.

—…

—Me estás invitando, o me estás cargando. Vos me acabás de preguntar. Y sí, dale. ¿Qué es el eventito este?

—Es una premiere de una pelí. Estará todo el mundo. Tienes que comportarte.

—Yo siempre me comporto, boludo. Pará de joder.

—No podés ir así. Prohibido hablar como argentino.

—Qué tenés contra mi argentinidad, pelotudo. No me cortés las piernas vos también, che.

—Así no…

—Dejame de cargar, dejá vos de hablar como mexicano.

—Y yo soy mexicano.

—Y yo pelotudo.

—No mames, cabrón. No se te puede sacar a la calle.

—Andá a cagar: vos, tu eventito de mierda, y la madre que te parió. ¿Vos pensás que yo necesito ir a ese sitio? ¿Sabés qué? Metételo por el orto. Ya ta. Andá pallá.

—No porque estires los estereotipos de un argentino salame vas a conseguir ser uno más. Déjalo ya. Nunca, escuchame, nunca serás un canchero argento como te pensás que sos. A lo mucho, si me apurás, lo más argentino que sos… eso… eso sí, mirá: vos lo que sos… ¿sabés lo que sos?… un chanta.

—Ya tá. No sigás. Crees que eso me ofende, pelotudo. No necesito ser nada más. Vos sos tan canchero como yo, con tu mexicanidad prestada, tus taquitos de pastor, tu suadero sin verdura, y chingo de salsa roja, pero no engañás a nadie. Vos sos tan chanta como yo argentino. O mexicano. Si se trata de ser orto, mirá por dónde, yo soy tanto como vos. Y no, no me equivó. Orto. Así con sus letras. Sabés lo que te digo, Mati,… córtalas.

—…

—…

—¿Qué tenés… seis años?

—Ves pendejo. Tú lo que eres es un pinche argenmex.

—¿Y qué pasa?

—Y, nada.

—Vamo.

—Y dale.

ALLS