Estoy aquí. Recién nacido. O más bien, acabado de despertar.
A veces es suficiente ser tras haber dormido. Alguito. Un poquito. O todo lo que podríamos haber desconectado en unas circunstancias normales de sueño. En un día cualquiera.
Hoy es uno de esos día. También es un día especial que está a punto de nacer. ¿Es acaso este el día en el que por fin todo se desenmaraña?
Amplificar el efecto de lo que hacemos, y conseguir llegar al valor social de lo que anhelamos. Colectivamente. Desde una perspectiva de transformación asumible. A partir de un juego. A partir de un nuevo juego de rol.
Yo soy el rol-maker.
O al menos el que construye la narrativa.
Pero, ¿de qué juego? Ni yo se.
El mio es muy personal.
Es mi juego social.
Mi juego personal.
Mi razón de ser/estar.
En este contexto me juego todo.
Y desde aquí debo desbordar la frontera de contenerme para no salirme del propio cauce que transporta mis aguas mentales.
En medio de la tormenta, mi sentimiento en este momento sigue siendo de gratitud, de haber pasado lo peor, de tener que asumir estar en el contexto de un estado de consciencia más próximo al que en su día se sembró cerca de la raison d’être que me fue revelada. He descubierto el último velo. Y de pronto estoy dentro de quién verdaderamente soy.
Los tiempos de mi narrativa y los del tiempo mismo se comienzan a entrelazar. Al fin de cuentas son nueve dimensiones que se entrelazan en un elemento primordial de mi propio porvenir. No puedo dejar de pensar que el camino que sigo va encaminado al caminar que condiciona la distancia que proyecta mi zancada. Lo más que puedo hacer es mantener las piernas en forma, seguir pedaleando, trasladando el ejercicio de mi entrenamiento a un nivel distinto al de la ejecución de mi puesta en escena. Es así, estando en dos sitios a la vez, y en varias dimensiones intercontectadas por mi propia tiranía, lo que finalmente converge en el ser que un día será lo que mi personaje evolucione en cada uno de sus multiversos particulares.
Ticataluña es especial, quizás porque mana del Tico Commons. Pero esto no es posible desvelarlo sin crear polémica en un mundo dualizado. Sólo se puede asumir si podemos prevenir que lo que aquí está pasando sea matizado por el cantar eterno de un ritmo caribeño que viene del más allá.
La capital de toda esta sinfonía es un isla, o más bien un islote, en el que los habitantes son de otra especie. Su nombre: Guayabo. La ilusión de un sitio que en circunstancias mediterráneas estaría desbordado por la masiva llegada de turistas en piraguas que han alquilado desde el puerto. En cambio, en el imaginario ticatalán, Guayabo se presenta como el eje fundamental entre lo que un día fue, más allá de nuestros días, a lo que acontenció en el continente que ahora llamamos nuevo, sin ruborizarnos, como si antes de aquello viviéramos (inclusive usted mismo, hoy, al pensar como usted piensa) en un mundo de tan sólo dos dimensiones; en una tierra plana.
La visión de Guayabo sólo puede visualizarse en la pintura del maestro don Isiodro Con Won. Su destello nos proyecta como elemento sagrado de una configuración que no está en el sitio en el que debería estar, sino en el su proyección más allá de nuestro status quo, en dirección ortogonal, conecta nuestra luz con la que emana de la consciencia multiversal de los mundos que conectan el arte de don Isidro con el mio.
Hoy es el último día de la campaña… y también es el primero.
–Algunas veces llego tarde– fue mi respuesta a la pregunta esta que te hacen en las entrevistas de trabajo cuando te piden que expliques alguna debilidad tuya, y que se supone que tienes que resolver con una especie de paradoja positivista. Debes reconocer que tienes debilidades y que no tienes una megalomanía galopante, a no ser que te estés entrevistando para ser el CEO.
Bromas aparte, en su momento, hace ya muchos años, cuando tuve un periodo en el que los responsables de recursos humanos encontraban vacíos en mi persona que ni la mejor respuesta consolaba, pensé en que esta era mi respuesta ideal: algunas veces llego tarde.
–¿Qué tiene eso de positivo?–se pregunta usted, amable lector, con algo de sabiduría y no menos perspicacia. Pues déjeme explicarle, asumiendo que usted no es un loable encargado de recursos humanos juzgando a este humilde servidor. O sí, aquí no vamos a limitar a nadie, y menos todavía discriminarlo. Al grano: ¿acaso es buena señal contratar a alguien que algunas veces llega tarde?
Pues es la verdad. Qué le vamos a hacer. Es así. Me gustaría llegar siempre a tiempo: sin duda. Pero no es verdad. Sería un mentiroso y un hipócrita si lo dijera. Y no me refiero a llegar a tiempo a una reunión. O a una cita, en lo que intento por decoro y empatía al tiempo de los demás estar ahí, inclusive antes, pero algo justo. Aunque también es parte del punto. Por más puntual que quiera ser, a veces pasan cosas. Y hay que saberlo. Para así también saber comunicarlo, con algo de antelación, así sea unos minutos antes de dejar colgada a una persona, avisando, por ejemplo, el tiempo de demora.
Esto aplica también a la gestión de proyectos. A llegar a tiempo a nivel de trabajo programado. Estoy es más ligado a entender de qué manera la gestión de nuestro tiempo y el de nuestros equipos de trabajo está condicionado por una buena organización. Hemos de saber a dónde queremos llegar, y qué nos toca hacer. Y repartir este trabajo con los mecanimos de retroalimentación (feedbackloops) que sean necesarios para que los resultados se consigan en tiempo y forma. Aquí suelo fallar menos. Porque el trabajo requiere de este tipo de organización. Gestionar tu tiempo y el de los demás no es tarea simple. Se aprende, se practica y se crean hábitos y costumbres que hacen que los equipos puedan trabajar en equipo teniendo estos elementos en cuenta.
Pero también hay otra dimensión. A veces llego tarde también expresa una sensación de que voy tarde con aquello que debo hacer, existencialmente hablando. Aquellos llamados creativos y artísticos que no he sido capaz de llevar a cabo. Aquella visión imposible en la que en la que en un momento dado se convirtió en obsesión. Y que se ha ido trabajando con el tiempo. Iterando. Eternamente.
Se trata de un flujo de trabajo. De una manera creativa de vivir. Pero también de una tara. Hay algo ahí que tengo que canalizar. Y que desemboca en un día determinado, en el que finalmente me presento en sociedad. Ese día es hoy.
Este es el inicio de una campaña.
El último día de la misma.
Hola, mi nombre el Golman, y soy el candidato alternativo.
Hoy es sábado. Las elecciones comenzaron antes de lo previsto para algunos. En mi caso, ya se sabe, algunas veces llego tarde. Y la gran campaña en la que me presento a mi propio procomun, el Tico Commons, no iban a ser la excepción.
El hecho en sí es confuso, no sólo para usted. También lo es para mi. Y mire que yo soy el candidato. Así que tenga usted paciencia. Esto no va de un cambio radical, de un día para el otro. Sino de un cambio ortogonal.
La dirección de hacia donde vamos difiere cuando somos capaces de enterarnos que vivimos en otra dimensión en la que no sabíamos explicar de la manera en la que lo estamos viendo por primera vez en una ilustración.
La ilustración en sí, no es la vedad. Ni mucho menos. Pero representa una explicación que simplifica a través de la más antigua de nuestras artes, la rupestre, la interacción de elementos de nuestro ecosistema, que por la vía matemática quizás nos costaría más entender.
Es por ello que me presento como un candidato alternativo venido del más allá. Como cuando Messi le decía a aquél gigante holandés: andá pallá. Pues yo vengo de pallá. Todo lo que voy a explicar aquí, como bien decía Juan Pablo en su momento de inspiración más sublime, es verdad, aunque no voy a pedirle a nadie que me crea.
La neta, la neta, la neta, lo mio, lo mio, lo mio, es la emergencia colectiva.
Llevo años predicando en el desierto que se va venir un día la emergencia colectiva. Y lo he hecho en núcleos muy pequeños. Con interlocutores diversos. En todos los quinquenios de la pirámide poblacional, y ambos lados de la pirámide.
Pero resulta que la pirámide tiene lados emergentes. Y ellos hacen que la pirámide sagrada de dónde emana mi llamado, sea todavía más poderosa que la última de las pirámides en la que como colectivo, postramos nuestra indiferencia, respeto, violencia o fe.
Estamos en un tiempo convulso y violento. En la escala local y en la global. Nomás hace falta atinar a lo que ponemos atención de lo que pasa en mundo. Algunos medios, algunas noticias, algunos intereses, tienen un megáfono con el que promulgan titulares e historias contrastadas de todo tipo: política nacional, sucesos locales, cotilleos reales o de la calle, faranduleo, cultura, el mundo del espectáculo, deportes (por no decir heteropatriarcalmente que descaradamente más futbol que otra cosa, y más, aún si es masculino, aunque el femenino esté en la final de la champions, y el masculino en su enésima crisis existencial), y lo más importante de todo: el tiempo.
Es dificil opinar cuando no se es de un sitio. Más si se trata de algo tan serio como la política. Más si se trata de la cuna de la civilización, de acuerdo a los blancos europeos mirándose al ombligo. Más si se trata del ágora de la capital de todas las culturas del mediterraneo. Más si se viene de otros mares, si se llegó nadando a la orilla, si se cruzó todo un continente para alcanzar una tierra prometida (¿por quién?), pero lo cierto es que ya estoy aquí. O más bien: ja soc aquí.
#jesuis
Jesuïs Golman, servidor.
Yo soy el camino. Venid conmigo si queréis despegar a un viaje colectivo hacía el último procomún: Tico Commons.
Ayer fue Sant Jordi. Un año más. La lectura y la escritura en un mismo sitio coexistiendo con una princesa, un príncipe valiente, un dragón, un rey noble y justo, y un pueblo temeroso que le agradece al porvenir de una ficción estar aquí, sanos y salvos.
Una televisión local que se tira la calle para cubrir el espectáculo nacional más importante de un país que sólo existe en mi cabeza: Ticataluña.
Esto ha sido así por los siglos de los siglos en los que el tiempo se revuelve, multiversadamente, dentro de la narrativa cuántica que se entremezcla en mi cabeza con las excusas de mal pagador para no salir de la burbuja en la que me encuentro atrapado: el no autor.
Sant Jordi es un día de escritores, editores, agentes, libreros, lectoras, libreras, agentas, editoras y escritoras. Al final las que leen son ellas. No nos engañemos. Nosotros intentamos escribir. Y nos mantenemos lejos de poder superarnos a nosotros mismos. Nuestro ego ensimismado en cada paso que damos para no llegar a ninguna parte. Nos perseguimos la cola con la intención de mordérnosla para por fin quedarnos quietos. O contentos. Y nunca se nos da. Ni una cosa, ni la otra.
Pese a todo, el movimiento sigue su curso. Como nuestro planeta alrededor del sol, o en su obstinado giro a la izquierda, como si en el espacio existiera tal cosa, arriba, abajo, al centro y padentro.
No sólo no tiene sentido, sino que tampoco encuentro la manera de plasmar lo que verdaderamente quería decir en un contexto en el que cualquier historias pudiera importar para no aburrir a un lector que no existe, que no quiere leer, y menos a mi. ¿Por qué el suplicio del intento?
Porque el fracaso está en no intentar. Efectivamente Sant Jordi refleja a la pulsión de un pueblo que quiere escribir una historia. Como el resto de los autores que se reflejan en las estructuras de las historias que se narran en formatos que se contemplan en las estructuras habituales de la literatura comparada. Como si eso fuera algo. Ahí vamos otra vez a la crítica a los que hacen, y no a mi idílico mundo de fantasía, que tan bien está, aquí inmaculado sin erosionarse con el roce.
El lector. Eso es lo que no tengo. Tampoco las agallas para salir a buscar a que estas palabras no queden aquí volcadas como un grito a la libertad de permanecer en la sombra. Todo lo que pueda ser necesario. Todo lo que he ganado hasta entonces. Hasta ahora. Hasta que un día previo a la emergencia todo cambia. Ese día el porvenir tiene preparado una singular puesta en escena. Y nosotros, o más bien, uno, debe estar preparado para la transformación definitiva dentro del capullo en el que te has convertido: ünö.
Ünö es uno mismo transformado. De ahí los cuatro puntos. De pronto te han salido cuatro puntos que aparecen en sitios singulares en los que no se les había visto con anterioridad. El nuevo yo tiene esta marca indeleble que nos indica que la tinta ha traspasado la frontera del pasado. En ese contexto de cambio, el tránsito ya no tiene vuelta atrás. Ahí es donde queríamos llegar. Esa es la trampa a la que vamos a asistir. Un día determinado. En un momento dado.
Este pueblo ha tenido suficientes profetas para entender que nuestro porvenir está en otro sitio. Queremos dibujar un contexto nuevo pero se nos han acabado los arquitectos de la casa gran del catalanisme. Y los nuevos arquitéctos nos parecen un poco más sobrios que los modernistas. Por ponernos locales con el desprecio por nosotros mismos, como Domènech i Muntaner enmarcando el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau Benefactor en contraposición al trazado del Eixample de un Idelfons Cerdà, botifler por excelencia. Como Cambó, que ahora lleva el nombre de la biblioteca dentro del recinto modernista, como para alojar en un mismo sitio sagrado todas las contradicciones con las que la ciencia y la fe se pueden topar en una misma manzana, o nueve, de la frontera del Eixample.
Pero no desviemos la atención de Sant Jordi, que justo lo tenemos todavía en la memoria de un paseo que dimos por nuestra sociedad, en la que los lectores fueron protagonistas, y los escritores amados fueron espectáculo e industria. Es el día más bonito del año. Es el día más NEW barcino de la existencia. Justo porque un Santo que no viene al cuento aparece, viniendo de fuera, y nos salva a todos de un marrón de dimensiones colosales que nos hemos montado a raíz de una historia que nos persigue eternamente.
Cero estrés, full relax. La historia se repite. Lo sabemos. El siglo XX nos lo enseña. Y eso nos aturde un poco. Y nos condiciona a una cuenta atrás en la que no podemos ponernos a bailar charleston. Quizás hay que atender lo que significan los tambores de guerra y las narrativas que alientan las violencias que se producen más allá de nosotros mismos. Y en esa comunión hacia un mito redentor que nos propulse a otra dimensión, ahí, y sólo ahí, es en dónde veo la posibilidad de encaminar la narrativa de un candidato NEW a la presidencia de este país.
Lo dijo ayer un antiguo (puede que el mejor de hace muchos años) candidato a la presidencia de este país, Antonio Baños: los políticos cuentan poco, o nada, en Sant Jordi. Los que molan son los escritores. Y las escritoras, como Carmen Mola. Los políticos, como la ministra que hizo acto de presencia, porque la lectura y la industria editorial siempre es atractiva para que el político de turno se venga a promulgar como adalid de los tiempos de cambio.
Así que haré como Antonio. Plantearé la mejor campaña alternativa que se podría permitir un chico, no tan chico, de extraradio. Más allá de las costuras del propio juego democrático que se desvela ante nosotros. Más allá de la fascinación que tenemos por los espectáculos políticos y televisivos. Este Sant Jordi supone uan vuelta más la página. Y este autor no tiene más remedio que buscarse a si mismo una excusa más para someter sus historias a una audiencia de lectores convocados a una elección: el Tico Commons.
I was born in the year 76 of the last century. This year there will be 76 elections.
Coincidence? Maybe. But you never know.
You start to see the signs once you have enter in this state of ease within your search and in contact with the awe of the almighty magic around. It’s there. We’ve had several times the illusion of the mighty. It lives within us. Especially when you are an artist. Even more, even, to the ninth dimention, when you are a futbolartist.
It’s not because you say it. You’ve lived it. The seeds of transformation, and the work behind what you do with them to take it to next level. Deliverance at its best.
But there is one sin I have committed, if I must be judgemental with myself, which is just another excuse to try to hide from the circumstances that have enabled me, today, to come out here and say it: I’m ready.
The truth is is I’ve been ready for a while. But I’ve been waiting for the right time. As if that’s something real. Time… oh, time. God… oh, god.
A tiny blue dot… space…
We’ve been given some tools, and a complete set of contradiction that point inward to place the highest grunch against yourself: yourself.
It’s time I heal.
And when I say I, I trully mean you. And I. But when you read I, I understand you feel you, not I, but that in itself is an I. Like the pine tree top, as we like to call it in Spain.
Spain… oh, spain.
Catalonia, oh, catalonia.
There you go… the elefant in the room: dualism.
And there is no better place to aknowledge this than here. Or maybe in the Euskalerria, where my ancestors left, long ago, from the harsh social reality that families live when they decide to leave your small little village, to leap into an adventure towards the unknown, to seek for your own survivable. Elizondo was once full of people with the Elizondo last name. They might have been jews who converted to catholiscism in order to avoid the harship of a different belief system back in the day. But, thank God, things have changed around here.
Have they?
Who am I to say? Really, no one. I’m just the NEW guy. El nou d’un poble nou, like I’d like to portrayed myself in my very own NEW language: ticatalan.
I must warn you: my NEW kingdom is from another dimention.
And that’s not the only warning. Here’s another one: I am the son of the Sun. His name is Father God. And He is to blame for Hetheropatriachy all to Himself. He’s told me to tell you this, along with a NEW testament. The last one.
So, as you can see, I’m also the last evangelist. Things, from our family’s perspective ends here. And therein starts a NEW era. Thank God!
It has not been easy (not for HIM, nor for me, who like you, I’m just human, mostly, and the little bit holy that I know I am, is a human-developed capability that you, yourself, already possess) to come to this understanding. There’s been many spreadsheets, AI designs, algorithms, power struggles, wars,…
Vos sabés que me encontré con un argentino, un peruano limeño, un salvadoreño, un español, una alemana de Colonia, una sueca de Upsala, una salvadoreña, una española, un manchega de la Mancha, una valenciana, un asturiano, un leonés, un catalán, y un ticatalán.
¿Por qué iba a renunciar yo a quién he decido ser desde hace unos años?
Cambiar de afiliación es lo que nos corresponde como sociedad.
Pero también aportar valor.
Y hacerlo conscientemente.
Como parte del sistema.
Es complejo.
Pero estamos en ello.
Nuestro resultado es espectácular.
Yo me fui.
Y quise ser otra cosa.
Renuncié a lo que ustedes viven.
No me presentan.
¿Lo recuerdan?
Lo vivimos acá. En Barcelona.
Lo que un argento y yo podemos expresar sobre Barcelona entre el año 9 y 14.
Entre Golman y Cruyff.
Somos idiotas.
Y cruyffista.
Es fácil.
Dualidad.
Cemonos.
Semonos otra cosa.
A otra cosa mariposa.
ALLS
Sho soy tan argento como Gardel intentando googlear cómo utilizar ChatGPT para aprender a bailar break dance.
No rap. Ni tango, obvio. ¿Vos qué pensas? ¿Qué soy un mileni…?
Pregunta número 3 de las últimas elecciones:
ALLS
Vos sos un gil.
¿No sabés cómo se llaman si quiera los candidatos?
Pregunta número cuatro es sobre participación política y preparación de los 99 minutos de reflexión sobre la elección de nuestro objetivo colectivo.
Sho aprendí a entender la F1 con un argento precioso que me explicó la analogía de la salida: subís 2 a cero.
La analogía con el futbol es sagrada.
De ahí que Diego lo sea.
El futbol es nuestro Dios, nada nos salvará.
Nosotros sabemos hoy cosas que en 1978 no éramos conscientes.
Y habían unos y otros.
Y milicos.
Y milei.
Entre milicos y milei.
Entre Diego y Lio.
Una vez más la dualidad argentina. Lo tienen crudo el asadito.
Votemos la quinta pregunta del Argentinos Golman.
Vos sabés que un concepto de club de futbolarte lo rompería en la pretensión argentina de conformar un procomún, de facto, puramente del Rio de la Plata hasta sus montañas de origen. Este es el tránsito entre dos lados. Eso es lo que necesitamos aliviar para desempacharnos del hijueputa heteropatriarcado este que nos dejó con el Jesús en la boca, los machos violadores campeones de la violencia esta persistente en nuestra genealogía desde hace nueve generaciones. No tenemos evidencia que nos conecte con el más allá. ¿Qué pasaba por sus cabezas? ¿Qué votaban conjuntamente? ¿Para qué querían un estado fallido? ¿Quién se beneficia de no cambiar nada?
Todo igual.
Nadie se mueva.
Quieto todo el mundo.
Quito todo el mundo.
Ecuador.
Cambio de tercio.
Salta Andrés Calamaro al ruedo. Se trata del espontáneo más ilustre que había conseguido representar al pueblo en el sitio más violento de nuestra humanidad imperfecta. El toro se llamaba Golman y pesaba 666 kilos. Era una mole que resultaría indultado. Y en gran parte gracias a los nueve pases del espontaneo argento.
Hay dos maneras de hacer esta película.
Pero no seré yo quien lo decida.
No tendría gracia.
Sería demasiado fascista.
Yo no voy a lanzar a Andrés Calamaro al ruedo… si no quiere.
Y ahí entra en el maestro.
El espontaneo no avisa. Menos uno así de conocedor de la fiesta del toro. Un poeta de las corridas. Un hombre de la transgresión. Un hombre que no reuye al peligro y sobre a todo a la consagración de un arte de muerte. El toro indultado, gracias a un matador inmortal.
Notas de producción. Un creador de verdad escribe. Inventa. Se imagina historias. O las lee. Y las escribe. Para explicar una historia. Contar historias es un arte. E interpretarlas para el cine es otra. Y cambiamos el mundo con el arte. Con las historias. Con la confección. La industria. Y vos, que lo ves.
Andrés Calamaro en El espontaneo mileni.
Entre Mileni, Meloni y Milei.
Trilogía de lo que podría ser el regreso de cínico descaro del militarismo heteropatriarcal de ensalzamiento militar y su estructura de poder que se mece con los petrodólares que marcan el destino de nuestro pueblos. Esta es la gran falacia de nuestra incapacidad de dejar la violencia por completo. Por la necesidad de entender cómo canilizar toda esa estúpida testosterona que lo solapó todo, por culpa de ËL, no le salvemos a nadie. Vamos a cargárnolo todo. Pero no seamos giles si pensamos que no pensar ha sido buen compañero del populismo más mamarracho de nuestros ilustres blancos de pasta y cara. La cara linda de la vieja América. La nueva América vuelve: NEW américa.
ALLS
Vos igual tenés que escoger a tu personaje relevante de la historia de Boca.
Y podés no votar. No votés. Ni hablés más.
Vos vas a poder votar lo que te de la gana.
O no hacerlo.
Pasar de todo.
Esto no va con vos.
O no temés derecho.
Igual sos boliviano sin papeles.
Y le vas a boca igual.
¿Cómo igual?
Las dos argetinas: Boca o River.
Vos sabés que es así. Igual decís que sos de Independiente o de Rosario Central. De Newells. Posiblemente jugás ahí. Todo el mundo jugó ahí. La escuela de genios. Y Cebollitas. 99 equipos llamados Cebollitas. En cada continente.
Vos sabés que los argetinos tenemos algo distinto que el resto no tiene. Y media Argentina no lo entiende. Es el humor. No la subnormalidad. Y vos tenés como múcho una de las dos. Y no tenés ni puta gracia.
La verdad es que si algo aprendimos de los españoles es a odiarnos. Entre nosotros. Por la gracia de la dualidad que entablamos con el diablo. El demonio nos construye como si tuviera que existir una moral superior a las demás. Y la derecha lo ve clarisimo en cómo en la izquierda se erige en una superidad moral que vamos, uggh. Cayetana se mete el dedo en la boca.
Única indicación del guión. Cayetana es un personaje de ficción. No tiene porqué ser ninguna Cayetana o Cayetano en particular. Pero podría representarlos a todos. Por ser más perspicaz. Inteligente. Preparada. Liberada. De cuello largo. Entra por la puerta grande de la plaza. Directo al ruedo saluda al público con un señorial aplomo. Pinta de azul el cielo.
Se regalan 9 toros. Los nueve finalmente los torea Andrés Calamaro. Tras nueve años de alternativa. El paso del tiempo nos puestra ahora el torero, maestro, en el que se convirtió el esponténeo de la corrida aquella del indulto de Golman. Lo llamaron amnistía. Se cantó en tendido: «Qué te vote Chapote».
Nadie entendió nada. Salvo Andrés. Que salí en hombros por la puerta grande. Y volvió corriendo. Hacía atrás. Hasta la bajada de Santo Domingo. Pobre de mí. Un tipo entra a otro Bar en el que no solía beber nada Hemingway. Ahí Golman escribe una película pamplonica que le da la vuelta a la historia. Nos rebelamos con la contienda de una nueva alteración. La conmoción completa.
Espontáneo Andrés. Saltó al ruedo e indultó un toro: Golman. Nunca antes un espontaneo habría conseguida tal proesa. El pueblo pamplonica se vuelve loco. Le dan un giro golmánico a su historia. Y tiran patrás el tiempo. Desde la centralidad Elizondo. O más bien su dualidad.
El porvenir. Todo se andará. Ya tenemos todo lo que necesitábamos para volver.
Hasta aquí todo está muy bien. Pero entre estas dos antípodas podemos plantear un movimiento resiliente auntónmo agnóstico a sus idiologías. Simplemente no son relevantes. Nadie está insultando. Ni diciendo que no son ciertas. Todas tratan de aliviarnos. Y esta no va a ser menos.
Ya otras religiones han hecho este mismo camino. Nomás vamos a volver para desplegar el tiempo inverso a nuestra historia. Y de ahí planteamos el futuro como necesariamente una bajada de huevos espectacular. Hasta allá dónde sea necesario para quitarnos esta mierda del cerebro. Y será dificil al principio. Pero en un momento dado la gilipollés machista quedará como un extracto de lo que dejamos atrás. Tal día como hoy.
Reversing day.
El día de la campaña NEW.
Elecciones fuera de concurso.
El mismo día que cualquier otra.
Cualquier otra que convoque cualquier nación, comunidad, ayuntamiento, conjunto de países, que diga se abre un periodo de elección. Y nosotrso respondemos. Participamos. Co-creamos el futuro.
Eso es lo que estamos haciendo.
Eso es lo que propongo.
Votemos hacia otra posición fuera de nuestro esquema mental presente. Fuera de nuestro sistema mental posible. Algo que necesarimente necesita un agente externo. Una distorsión. Una disrupción del status quo. Esto para mí es la innovación social más importante del sistema NEW: la autoregeneración.
Sea este un momento Euroka.
EUROKA.
Mi última palabra.
La palabra 99.
Una lengua fluida.
Regida por 99 palabras volátiles.
Se mantinen sobre la votación democrática del Tico Commons.
Esta es mi pregunta de campaña. Y qué tanto vos podés deshacerte de todo, absolutamente todo lo que se ha debatido, y optar por una última opción que se cuela desde fuera: viene de Pamplona. Parece que es en forma de resistencia. Una resistencia antimicrobiana. Pero con un plan de acción. Una especie de conjura. Un giro de guion.
Un final alternativo.
La dualidad.
Una Argentina nueva.
Eso es.
Esa es.
NEWARG.
Última pregunta de las elecciones alternativas del 22/10/2023: Reversing Day!
El temps no té només una direcció. No sóm conscients. Pero la temporalitat temporal ens condiciona amb un biax direccional: anem cap endevant. I no és pas només així.
El temps també pot tirar enrera. I és fins i tot una il·lusió que ens porta, tal dia com aviu, a pensar-hi en les gestes del passat. En com això que va passar, ara ens porta justament a aquest moment. Inevitablement.
I tot lliga. S’ens fa un nus al coll. Pensem que tot està lligat. Que hi sóm aquí per una raó més gran de la que el nostre dia a dia representa. I sí. I no. No ho sabem. No ho podem agafar amb les mans. No podem massejar amb els dits. S’ens escapa quelcom sentit que no tenim. Malaits sentits insuficients.
De totes maneres ens sabem especials. En un moment donat. «Un momento dado».
Tothom diu qué sí.
Tothom diu que no.
Quina representació hi ha ara de lo que hauriem d’esser conjuntament?
Quan i com?
I si anem més enllà?
I si renunciem a quelcome que pensem ara inevitable?
Durant sis anys no s’els ha deixat participar, diuen Junts, que no estàn junts amb el president, sino amb l’altre.
Uns i altres.
Sabem que sóm diferents.
Qué tant diferents?
Això és lo que interesa copsar.
Pero quant?
I en quins terminis?
I com fariem per fer-ho bé.
Hem esperat molt de temps.
I s’ha espallat l’status quo.
Diuen: amnistia imprecidible i inevitable. L’estat ho sap. Governs. Decidir votant el futur politic del pais. Proposta inclusiva de cóm haurà de votar la ciutadania de Catalunya. Accord de claretat. Ens conjuguem, totes, per parlar-ho. Tothom. Sense por sense vergonya. D’aquí a un temps determinat.
El temps és elastic.
I la lituratura ens permet arribar-hi ràpid. O molt lent. Amb pausa.
Pais, llibertat, sobirania, llengua.
Quatre columnes d’un pais que ja ha esperat prou.
Pero que no cal correr.
I això ho diu ún que el seu país va esser tocat per un ticatalà fa molts anys, i ho vam canviar tot.
Gràcies a Josep Figueres Ferrer avui no tenim exercit. Això no hi surt a cap de les quiniles del que esteu parlant, els que representeu la veu del poble, avui dia.
Gustau Muñoz. 1978.
Fa quants anys.
L’acte d’arrancada de l’esquerra jove independentista.
La CUP hi és.
En aquest acte es canta la internacional.
Es la part que més m’agrada després de tants anys cantant-ho.
A TV3 surt la G invertida de Golman. Cap enrrera. Fins a trobar-nos amb en Gustau. Viu. Abans de que un acte de violència d’estat s’el carregués. Al carrer Ferran. A prop d’Avinyò.
Agafem aquell acte de violencia per fer el bucle cap enrera. Mirem-nos al mirall. Des d’alla fins avui. I fem un feedbackloop que ens faci lliures. Per sempre més. Fem-ho amb cap. Amb el cap olmeca.
1714.
Ara: 2023.
1978.
2023.
2023-1714= 309.
2023-1978= 45.
Fem-ho doncs.
Fem-ho llavors.
El temps jugant conjuntament. Encara.
Renunciem a fer una sortida ràpida a un tema que es cou a foc lent.
Soc més aviat un un ós mandrós.
Agafem l’exemple d’un poble llunya, i alhora proper: Ticataluña. Fem el pas que no hem fet encara. Pero amb una temporalitat alterada. Dualitzem el temps que ens queda per arrivar-hi a temps a conjurar un futur inevitablement millor.
Això va ser a 1948.
Això va esser fa 75 anys.
Tenim que reinventar-nos. Tothom ho fa.
Adoptem aquesta visió de temporalitat particular.
No cal correr si ni tant sols sabem gatejar.
Plantejem un horitzó temporal més ample.
Plantejemp una renuncia que ens permeti també renunciar a la violència.
Incorporem un pel de teorìa de jocs. No anem tots a per la dona guapa. Anem a pel camí de las Jennis. I desarticulem la violència que permea al nostre temps, i que no ens cal arrosegar. Siguem valentes. Com ara, elles.
Amb aquesta temporalitat, la reversió d’aquest reducte d’imposició (el temps cap endevant), tirem enrera. Avui. I marquem el futur amb un horitzó temporal dualitzat.
I llavors votem.
I votem dos cops.
Fem-ho bé.
Com ara fa 45 anys, per desfer la violència d’estat que representa la mort d’en Gustau.
Com ara fa 75 anys, per desfer la violència d’estat que representa fer el lloc militarista d’entendre la guerra, l’exercit com un bé nacional irreductible. Un ticatalà ja va marcar el camí. Li posarem una ofrenda amb ell el dia que tot això ens faci caminar cap a un mon sense aquestes violències que a partir d’avui reconfigurem la redenció. Al nostre temps. A poc a poc. Bona lletra.
Pero anem a lo concret. La temporalitat revertida farà dos camins cap enrera. Per tal de construir dues generacions que han estat històriques, de cara a un nou contracte social que es pot dibuixar en aquest camí cap enrera. Ja no només del que ens representa a nosaltres, poble petit. Sino lo que ens representa a tota la societat, per introduir la resiliencia d’un sistema global que compte amb aquest planeta, que està en risc sostenibilitat que cada estiu, quant hi anem a les nostres escapdetes estiuenques ens adonem de que ja no estem tots sols. Sino que sóm part d’un baixell que pluralment mira endevant per fer d’aquests possibles futurs el nostre propi multivers: Ticataluña.
Ticataluña doncs s’escriu en dos referendums d’autodeterminació. Que tindrà dos opcions. L’estatus quo d’un procés que construirem cap endevant. I l’element de futur que representa lo que ara està sobre la taula. Pero tirem el temps molt més enllà. Perque sóm un poble madur. I ja em esperat 309 anys, si seguim la nostra pròpia lògica. No cal ara fer sprints sense pla. Que ja ens coneixem tots plegats. Ja ens coneixem totes, justa ara, quant la feminització de la narrativa ens fa veure que potser tot això també és una mica heteropatriarcal. No només antifeixista.
La no violència com a senyera. Pero ara amb un altre referent sobre la taula. Inevitablement posat sobre una taula de diàleg en la que no he participat mai. Pero perque sou els mateixos de sempre. Les quatre colles d’amics. El model de país que hi veieu vosaltres. A partir de les tradicions que ens fan mirar cap enrera i tenir totes aquests mecanismes identitaries ineludibles. Han emergit d’altres. I jo soc tant sols una veu en el vuit que no ens cansa de cerca un camí alternatiu que sigui viable en el meu petit multivers particular: Ticataluña.
Doncs apa.
Tornem al temps.
Capgirem el temps.
Poc a poc. A foc lent.
2023+Gustau = 2068
2023+Figueres= 2098
Dues generacions. Cap devant. Cap enrere.
Votacions duals.
Construim doncs el futur d’un mon resilient en emergència.
21 dies desprès de guanyar el mundial dimiteix Luis Rubiales
Aquest any el president si que va anar.
Quin president?
Pujol?
Aragones?
Puigdemont?
Mas?
Maragall?
Casanovas va ser president?
No ho se pas. No soc un nouvingut qualsevol. Sóc un nouvingut que no vol deixar de ser-ho. Mai. Potser vosaltres no m’ho teniu en compte. El meu accent. El meu origen. La meva història. La meva visió de regeneració més enllà de lo que vosaltres heu pogut copsar en el conjunt agregat de totes vostres lluites.
No vull dir que el vostre camí no sigui digne. És un poble viu que i diu coses, i fin i tot, fa coses. Ja ho dir un president. No recordo quin.
Pero qué més dona ón som?
Qui som?
Qué som?
On anem?
No se. Però nem.
Bona diada.
Les institucions han passat per Pere IV.
Institucions de tot tipus: politiques, socials, sindicals, partits polìtics, culturals, castellers, esportives, futbolartìstiques. Totes plegades. Totes al seu rotllo. Totes en filera. En columnes.
I’m an evangelist of change. I’ve been all in for something else for quite some time. I’m not alone. There are many of us selling this product. In fact, in every campaign, this seems to be big slogan: change.
I was part of a candidacy for the student council in my junior year. The name of our campaign: change. We lost.
It was another era. It was when grunge ruled the world. Back in 1994. You know, Nirvana, Stone Temple Pilots, Pearl Jam, Cramberries, and all of that. My hair was properly long, and so was the hair of two other of my student party. Perfect parity: two girls, two boys. Female leadership. We had a good mix. We just couldn’t compete to four surrealist grunge smart dudes with a sense of humour.
We miserably failed. The grunge high school got what they were looking for: some good old giggles. And something more than just your usual honor role students make-belief. That’s what we were. The good kids vs the bad free-spirited grunge band. Of course we were meant to fail.
I think I might have voted for them. I don’t recall having much of thought in being part of that campaign. I guess I too ignited the bla bla bla on «change». But not enough soul went into that. I didn’t give it my best. We didn’t ignite any passion. There were no giggles in our speeches. We were just plain and dull Lisa Simpson wannabes.
And don’t get me wrong. Lisa Simpson would have made a much better job. She’d raised some issues. Our school had no issues. It was a vanilla high school with proper teachers and a fairly priviledge bunch of families from Escazú, Santa Anna and Rohmoser. I started being the outlier from Pavas when I first got there. I was living at my grandparents house. I was the good old days.
I was no Kurt Kobain back then. I might have looked it, but I hadn’t grabbed an instrument in years. Let alone show some interest for the lyrics in any of those bands who were so in. My mind was somewhere else, around the spin of free kick around the wall, or letting go of basketball because I didn’t make the team. They were too tall and I didn’t pack my basketball sneakers in my suitcase from Karachi. I was just another poser with no real soul.
My readings back then were also quite limited. I’d read what they’d feed me in literature classes that put enough emphasis in having enough lectures from enough sources to grow a conscience of the existance of thought in written form. Yet I couldn’t read through an entire book. My adoption of reading for pleasure had not kicked in yet. I barely knew what I was doing. I was just going with the flow. And life wasn’t really bad. In fact, it was fucking awesome.
I’ve never scaped the essense of feeling out of place, yet priviledge. Those two elements mark trully who I am. I can never feel confortable in the role of trying to tell others what to do. I’m not that kind of leader. I’m just a team player. That I’ve learned in many different ways. By then, I could use my social skills to bond with the people that I wanted to bond with. And I could still make us of my athletic capacities to bond around team sports to pursue the ride of game play. It’s a fun way of learning. That always beats the other way. Yet the other way kept being interersing and exciting for me, so I didn’t fall back into disliking putting enough effort into actually understanding the complexity elements in every mathmatics, science, literature or language classes.
That election where I was part of the «Change» campaign I felt out of place. I also felt like I was exposing myself. In ways I didn’t fully understand. I was thankful to have been selected as part of the team, and I am sure we had s decent programme. We were «A students», ifyouknowaraimin. But there was probably a lack of soul in that effort. A reason to be there, but not enough juice. We didn’t have the juice.
Every time we are under an election period I think of that «change» campaign. So predictable. So vanilla. So nerdy and dull. I didn’t have it me. I didn’t play the game. I stayed within the safe boundaries. I didn’t actually came out of the closet. I was afraid. And I guess, I still am.
I know now that I can share, not without some anguish, that this who I am. That 14 year-old dude, with a sense of pura vida and an impostor syndrome continuosly poping up in a window I can’t seem to be able to close.
Patrick, Will, Yu Chen and William. This last William was the funny guy. A sort of Baudelaire in Escazú. I witty dude with proper grunge and literary taste. The kind of dude that would come to nail it in the arts, or as an author. A kind of Jim Morrison of our time. Will was way out there in the art skills and complex audacity. Patrick was in sinc with all of them. And Yu Chen was true outlier rebelling against all type of stereotypes.
Amy, Marcela, Alex and myself, Golman. Three straigh A students and I guess I was a sort of A- sportsy guy. We were all good kids. Nobody expected trouble comming from us. Except for me, I guess. It was me who had to spice up the ideal of «change». And I just didn’t show up. I stayed in the sidelines. I didn’t play the game. I didn’t write a line. I just sat there and stared.
I clearly need to get this out of my organism. This has affected dearly my political life ever since. Since then, my political participation has been as an observer. And I’ve always felt out of place. I don’t belong. I still grunge, somewhere inside, and I understand that to win a campaign you need to seduce. You need to come up with a plan. You need to understand the context, and the circumstances, and the way to act upon it with a plan. I’ve learned and used strategic planning in my work-life. I’ve used to improve myself. And to deliver a skill set that could actually enable change. And it turns out, now I’m ready.
I like political campaings because it’s the only time where there is just a whole bunch of regular people seeking for your vote. To do what? That’s the whole thing. That’s the big deal. We are still missing on the trully persuasive case for a radical social change. A transformative one. If I was to become an active actor in a campaign, I couldn’t bare to do the same thing I did back in high school: pretend to be. And it would all I could ever do.
You see, in my adult life I’ve also made that red pill image of myself. Or was it blue pill? In any case, I still think that my Flanders side would kick in and I would try to do the righteous thing. I would still be that same lame candidate. Unless I face my own private nemesis and become the outlier candidate, I will keep on living in this lame old status quo, I’m so ready to depart from.
It’s election time in Spain. I’m here again. Exploring within.
«Change» is needed.
I’m the evangelist of change.
Vote Golman.
#golmanpresidente
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Inspired by the grunch campaing in CDS 1994 Student Council Election, Escazú.