Hoy nací. Cumplo años. El primero. Soy el reverso de mi ego. La construcción de una ilusión superior que persigue lo que busco. Y lo retrato en un inteno de burlar a la sinrazón. Fracaso de nuevo.
Hasta hoy.
Bienvenido al mundo posible de nuestra identidad alterada.
No se asuste por los sloganes que le harán levantarse de su comidad existencial.
Vamos a bailar.
Al principio da palo.
Como una especie de corte.
Un simbolismo de una manera de ser muy propia.
Única.
Indiscutida.
Ahí hay que llegar.
Hacía esa utopía conspiramos.
No te quedarías fuera de un trayecto colectivo tan sugerente.
Esa es mi apuesta.
Lo ha sido siempre.
Romperlo todo.
Con algo más que rockanrol lationoamericano de hace 20/40 años.
Algo nuevo de verdad.
Un pedo generacional.
Para esa banda también.
Esa banda que fuimos.
Más allá de nuestros pecados.
Que ya han sido perdonados.
Jesús lo consiguió.
¿Por qué sufrir?
Vaya pregunta. Quién no sufre no existe.
No me voy a poner totalitatrio: aceptaría el pensamiento justamente contrario.
Las antipodas.
Por deporte.
Por ir y venir.
Por no sólo estar en este punto único e irreplanzable.
La verdad carca que todavía compro.
La base del inmovilismo.
Paren las máquinas.
Yo ya me bajé.
Aquí va otro viaje.
Júntense, júntense, júntense,………
ALLS
Ahí acaba la sección. Lo siento. Es un final de capítulo. Ahora puedo divagar en el sentido de una obra compuesta por una descripción entrecortada de imágenes que recuerdan una vivencia reconstruida. La construcción de la ficción como el ejercicio de vivir. Obsesionado con la guionización de nuestros seres descojonados y elevados a la divina potencia. Dante Aligheri murió tal día como antier hace 700 años. Yo vivo en Dante Aligheri, en el Carmelo. Y nací hace 45 años. Hoy. #sietedeoctubredemilnovecientossetentayseis
Un hashtag temporal.
Un viaje en el tiempo.
Una cohorte de un día muy especial.
El día que naciste.
Acordarse de los unos.
Para los otros ya están el resto de los días.
Me multiversé esta noche. Nueve veces al menos. Y acabé cuántico. Cuántico Tico.
Cuántico tico apareció de pronto en la ciudad en la se había reconfigurado. Apareció en una montaña. Como bajado del cielo. Desde dentro de un volcán. En conexión con las entrañas de la última expresión de Gaía.