La experiencia de la compra pública de innovación colaborativa de RaDAR
Ayer llegué a Pamplona. Me invitaró la AEMPS y EMA a presentar la experiencia de RaDAR. Barbara de EMA fue la que finalmente me contactó para ver si podía formar parte de una mesa en la que se hablaría de las herramientas diagnósticas. Barbará buscó la respuesta de otras DG de la Comisión Europea, que a su vez contactaron con DG Grow, y de ahí a nuestro oficer, en EISMEA, Marco, quien directamente cogió el teléfono y habló con Barbara. Esta noche me ha contado Barbara que Marco no tuvo duda en pedir hablar con nosotros para que pudiéramos explicar lo que hacemos en la ejecución de un proyecto de compra pública de innovación. En particular, RaDAR. Una PPI que busca una solución innovadora para la necesidad de tener un diagnóstico rápido y una gestión inteligente cuando se detecta una infección.
En la mañana debí buscar ayuda en el hotel para tener un desodorante, que se me había olvidado. En la recepción me ofrecieron que esperara a las 9 para ir comprar uno al Eroski de al lado. Faltaba media hora y debía salir ya para llegar a tiempo a la cita. Aproveché el tiempo para acabar la presentación que debería presentar un poco después. Algo adelanté. La presentación en sí estaba lista desde ayer, pero debía adaptar algunas slides y la manera de presentar lo que quería expresar. Cuando iba a salir a buscar el desodorante Mila, de la recepción del NH Iruña me sorprendió con una solución inmediata: dos desodorantes para salir del paso. Perfecto.
Cogí un taxi para llegar al colegio de médicos de Navarra. El taxista se quejó del clima. El calor no le dejó dormir esa noche. Esta noche en cambio dormiría bien. Le expliqué el origen navarro de mi familia, en concreto de Elizondo. Batzan. Y la migración de mi familia hasta llegar a San Juan de Naranjo, en donde encontraron unas montañas similares a las que djearon atrás. Los médicos comen bien, le dije al taxista. A ver si se estiran. Aquí se come bien en todos lados, me dijo él. Y es verdad.
Al llegar al sitio empezó a lloviznar. Un xirimiri de toda la vida. La chica de delante sacó el paraguas. Pero al poco tiempo sacó la mano para comprobar si llovía de verdad. No era capaz de saberlo. Yo tampoco.
Llegué a la recepción y me indicaron a dónde ir. Debía bajar las escaleras. Di mi nombre y alguien reconoció que estaba en el programa. Me dieron un carnet y un boli para que pusiera mi nombre. Fui fichado de última hora. Y ahora estaba ahí, siendo recibido por los organizadores, a quiénes no tenía el gusto de conocer.
Al entrar a la sala de actos fui a buscar mi sitio hasta que alguien me llamó por mi nombre. Era Luis, de Inserm. Me senté a su lado y me comentó que había visto que estaba en la agenda. Eso era. La Radareta no se frena. Me conecté a mi conexión del mobil para poder comunicarme con Zoltan, que moderaría nuestra mesa. Le pasé una última versión de mi presentación, en la que seguía trabajando mientras escuchaba la primera mesa.
El mail que envié era demasiado pesado para mi administrador. Muchas imágenes. Tuve que pasarlo por wetransfer. Zoltan que haría de moderador pasaría las slides. Pero me complicaba la logística de lo que quería presentar. Así que me pidió que lo comunicara a los organizadores en el sitio para ver si lo podríamos gestionar desde aquí. En el primer descanso fui a la zona de comunicación de la sala para pedir ayuda, y Silvia se encargó de actualizar la presentación y de acabar de cuadrar la logística sobre si me debería conectar o si ya que estaba presente no haría falta. Todo en orden.
Las mesas se retrasaron. La mesa anterior a la nuestra y la mía quedaron fusionadas en una misma. Me preguntaron si debían ponerme micrófono o si me pararía para hacer la presentación desde el atril. Lo que fuera más fácil, dije. Finalmente el sonidista me microfonó. Así que todo en orden. Silvia ya me había explicado cómo pasar las slides. Tenía todo listo para la puesta en escena.
Finalmente me tocó presentar. Mi presentación tenía otro ritmo. El ritmo de la RaDAReta. Y también en mensaje de lo que AQuAS ha ido construyendo alrededor de la CPI de innovación que ha ido iterando con el tiempo a la manera que tenemos actualmente de hacer las cosas. Y RaDAR es nuestro gold standar.
Al acabar la presentación, ya no había tiempo más que para dos preguntas. Una pregunta fue a alguien de la primera presentación. Y María, la directora del AEMPS, me interpeló a las muchas preguntas que tendría en la chistera para hacerme, y que de entrada quería saber en qué momento estábamos. Si las empresas ya estaban desarrollando una solución innovadora para RaDAR. Le había gustado mucho la presentación. Y veía varias cosas en las que nuestra manera de hacer la compra pública basada en valor para aplicar en otros ejemplos que le venían a la cabeza. La pregunta me dio paso a expresar algunos otros matices, y participar del diálogo.
Luego fuimos a comer. En la comida varias personas me interpelaron para decirme que les había gustado la presentación. El tema había gustado, y la manera de cómo estamos ejecutando la compra pública basada en valor había abierto el interés de un público que es consciente del reto de AMR, pero que en cambio nunca había oido hablar de la compra pública de innovación.
El networking en estos casos, habiendo tenido la posibilidad de ejecutar una puesta en escena, se me da bien. Mi mensaje estaba dado, y por tanto el interés de hablar con gente que trabaja en líneas paralelas para atacar el problema global sobre el que queremos intervenir, me acababa de rellenar la foto de lo que queremos expresar.
La mesa de la tarde debatió sobre la comunicación y las diferentes estrategias para explicar la narrativa de AMR de manera que la gente entiendera la complejidad de lo que estamos haciendo.
Foto de familia. Paseo cultural por el casco antiguo de Pamplona. En el paseo nos cruzamos con otros que no habíamos visto porque estaban en una reunión latinoamericana que trabaja en red con la AEMPS y otros reguladores de medicamentos. Conocí al peruano, el argentino y el salvadoreño. El peruano me regaló un chucho de chocolate que la guía nos explicó que era de la repostería más preciada de la ciudad. Expliqué mis orígenes salvadores, mexicanos y ticos a la representación latina. Había una tica, pero no la conocí. Mañana me la presentarán. México no vino.
En la plaza del ayuntamiento me llamó Ion. No podríamos vernos. Tenía que jugar padel. Y la visita cultural mató nuestra posiblidad de vernos. Pero nos pusimos al día mientras transcurría el final del tour. Le trasladé el mensaje de Rossana, que esperamos que el próximo año tengamos boda o niño. Ya nos contará como van esos progresos. También me habló de su nuevo trabajo y de la perspectiva de adoptar la compra pública de innovación para asumir un posicionamiento estratégico que puede beber de las lecciones aprendidas del caso catalán. Desde AQuAS y el Departament de Salut hemos diseccionado nuestra experiencia, y las políticas públicas que se basan en la compra pública basada en valor. Ahí Ramon y Rossana son dos pilares de la estrategia a nivel local, en Cataluña, pero al mismo tiempo a nivel global, en la Comisión Europea, desde el rol de los diseñadores, planificadores y ejecutores de proyectos de compra públicad de innovación desde su incepción como vehículo de inversión de innovaciones nacidas desde las necesidades no satisfechas de la demanda.
La guía nos explicó que hay dos cosas que le enseñan a un pamplonica: ponerse el pañuelo rojo y odiar a Hemingway. El es el causante de la internacionalización de los encierros. Vino nueve veces a Pamplona. Siete de ellas en San Fermines. Tan sólo dos de mayor. Cuando ya era Nobel de Literatura. En la versión de barbudo canoso que conocemos. La pimera vez que vino fue hace 99 años.
Esta es mi tercera vez en Pamplona.
En la cena, María, la directora de la AEMPS, como gran anfitriona de este maravilloso evento, organizado con poco tiempo, y con un primer día espectacular, dio un discurso en el que también citó a Hemingway, que decía algo así como no es que cuando uno viene a Pamplona es esta la que te cambia la vida. O más bien, que uno se tiene que permitir asumir una posición en la que seamos nosotros los que cambiemos Pamplona. O en este caso, seamos nosotros los que abordemos nuestra visión compartida para atacar el tema de la la resistencia antimicrobiana de manera holística y colaborativa.
En la mesa que me tocó estuve con Barbara, a la que agradecí la invitación, y ella mi presentación. Estaba contenta, como yo, de lo que habíamos aportado en un día intenso de conexión con gente que está alineada, de alguna manera, en una causa común. En la mesa había represtanción de Suecia, de Upsala, de Rumanía, de la Rioja, de Holanda, de Italia y de Cataluña. Hablamos en inglés, español y catalán. Y las conversaciones cruzaron de la actuliadad, a las resistencias, a nuestras familias, y lo que cada uno quería explicar, escuchar y contruir.
Lo explicaremos más veces. Pero habrá más resultados. Habrá un progreso de un proyecto que sigue su curso. Y de nuestro esfuerzo colectivo por entender nuevos modelos de interacción entre provedores de sercivicios y compradores. Basados en valor. Y en una metedología de hacer las cosas que parte desde nuestro proceso sistemático de hacer las cosas partidendo de las necesidades no satisfechas de nuestros sistemas de salud, con un matiz más global: la salud animal, la salud humana, el medio ambiente y la salud vegetal. One health.
Todo está interconectado.
También nuestro caótico mundo.
En la vuelta al hotel hablamos de gigantes, de rencillas de entre pueblos vecinos, de las posturas que están más allá de esas cosas que hemos aprendido desde pequeño, como que la morcilla de pueblo, que es la mejor. Lo nuestro está muy bien, pero ir más allá, también.