¿Por qué utilizar una frase taurina si no somos aficionados a la tauromaquia?
No tiene sentido. Ni que fuera rejoneador frustrado. O banderillero de andar por casa. O empresario. Siempre me ha llamado mucho la atención ese nombre: el empresario. El dueño de la plaza es lo que es. Y es quien tiene que hacer gran parte del trabajo invisible detrás de las corridas. Me imagino. Como el ganadero. Siempre atento a sus mayorales, a sus sementales, a sus pasturas, y su familia. Hombres de familia. Hombres de la España desierta, que se queda en el campo, cuidando de la hectáreas familiares de la casta castiza, patriarcas de estas tierras, grandes de España. El abolengo y la fiesta se conjugan en la misma oración de la historia de esta península, que un día fue mucho más que eso. Ah, tiempos pasados. ¿Quién fuera historia como este reino?
Rey de reyes sólo uno. Familias reales varias. Dios Padre… una.
Halloween: fiesta prestada. Estado universal de una cultura que se hace una sola. Y en cambio, seguimos dilatando el entendimiento común de una comunidad más allá de nuestras fronteras, más allá de nuestras creencias, más allá de nuestra sacralizada individualidad.
No sabemos muy bien si está bien o está mal que nos disfracemos, que nos unamos a las fiestas masivas que lo inundan todo por la vía del marketing. Somos objeto, ahora sí casi todos, a los asuntos que nos distrae del mundo para atender el llamado de lo que debemos atender. Y en todo esto, hay un elemento ineludible de mercadeo: todos estamos vendiendo algo. Y queremos llamar la atención hacia la agenda de aquello en lo que creemos. De aquello que nos da para subsistir. Y todos utilizamos nuestro altavoz para dejar un mensaje, que quizás no interesa a nadie.
Lo que se genera, en todo caso, es ruido. Distorción sonora de la cual formamos parte. Y de la cual no podemos escapar. Más allá de lo que nos propongamos a no formar parte del juego. Somos masa. Y de esa masa debemos hacer algo edificante, ya que no podemos aspirar a predicar desde el pedestal de la razón, el privilegio, o la dinastía. De alguna manera tenemos la obligación de atender lo que nos resulta inmediato. Y nos proponernos a formar parte de algo que resista a la tentación. Un anhelo imposible. Un acto de rebeldía. Basta.
Y no nos damos cuenta, pero ese mismo anhelo es fruto de una campaña. Un pensamiento que justo supo que nos encontrábamos así, y que ha explotado una fisura en nuestro sistema de defensa. Porque todo require una analogía bélica para pertenecer a este presente.
No sabemos distinguir. La plataforma que nos representa frente a la que representa nuestro antagonismo. Ambas desenmascaran con hechos fabricados la farza del otro. Y no somos capaces de desantender la pulsión de razón que palpita del lado en el que nos sentimos representados. La fusión de nuestra individualidad con la noción colectiva de los nuestros.
Pero nunca es suficiente para abarcarlo todo. Siempre hay algo de apego al ego, o a la situación de privilegio que nos mantiene por encima del fracaso colectivo verdadero. Somos prisioneros de nosotros mismos. De nuestra propia ilusión. De las instituciones que defienden, si formamos parte de ellas, lo que es común, y dilapidan la noción colectiva de lo que tendría que ser cuando están en manos de los otros: nuestros némesis.
La estructura de unos contra otros manda. La noción de un mundo en continua ebullición. Las guerras que no se pueden parar ni un segundo. Barcos que transportan armas. Fabricas que producen sus partes. Economías que se sostienen por la demanda sostenida de una guerra necesaria para que exista este porvenir que da de comer a las familias trabajadoras de esos centros de poder. Inversiones diversificadas en todos los sectores estratégicos. Una aportación económica que blanquea los ataques de unos y otros. Unos medios que lo simplifican en un análisis trivial que sabemos que reproduce el altavoz de unos dueños que se resisten a perder el mando; a ceder poder.
Y nosotros estamos alineados a la alienación que nos subyace. No sabemos cómo salir de ella, porque estamos maniatados a un sistema que se resiste sin casi esfuerzo. El blindaje de nuestros pilares. Religión, nacionalismo, necrocapitalismo. Guerra y mercado. Amenaza y «libertad». Existencia insípida.
Quizás todo esto sea un delirio de persecusión. No sería el primero. Ni el último. Pero me resisto a creer que no hay alternativa. De hecho la hay. Y está en otra dimensión. Lo cuál nos parece extraterrestre. Lo es. Es de un sitio al que ahora mismo no podemos acceder. Pero que no está tan lejos. Un sitio que tenemos a tocar. Si traspasamos la membrana.
Vos sabés que me encontré con un argentino, un peruano limeño, un salvadoreño, un español, una alemana de Colonia, una sueca de Upsala, una salvadoreña, una española, un manchega de la Mancha, una valenciana, un asturiano, un leonés, un catalán, y un ticatalán.
¿Por qué iba a renunciar yo a quién he decido ser desde hace unos años?
Cambiar de afiliación es lo que nos corresponde como sociedad.
Pero también aportar valor.
Y hacerlo conscientemente.
Como parte del sistema.
Es complejo.
Pero estamos en ello.
Nuestro resultado es espectácular.
Yo me fui.
Y quise ser otra cosa.
Renuncié a lo que ustedes viven.
No me presentan.
¿Lo recuerdan?
Lo vivimos acá. En Barcelona.
Lo que un argento y yo podemos expresar sobre Barcelona entre el año 9 y 14.
Entre Golman y Cruyff.
Somos idiotas.
Y cruyffista.
Es fácil.
Dualidad.
Cemonos.
Semonos otra cosa.
A otra cosa mariposa.
ALLS
Sho soy tan argento como Gardel intentando googlear cómo utilizar ChatGPT para aprender a bailar break dance.
No rap. Ni tango, obvio. ¿Vos qué pensas? ¿Qué soy un mileni…?
Pregunta número 3 de las últimas elecciones:
ALLS
Vos sos un gil.
¿No sabés cómo se llaman si quiera los candidatos?
Pregunta número cuatro es sobre participación política y preparación de los 99 minutos de reflexión sobre la elección de nuestro objetivo colectivo.
Sho aprendí a entender la F1 con un argento precioso que me explicó la analogía de la salida: subís 2 a cero.
La analogía con el futbol es sagrada.
De ahí que Diego lo sea.
El futbol es nuestro Dios, nada nos salvará.
Nosotros sabemos hoy cosas que en 1978 no éramos conscientes.
Y habían unos y otros.
Y milicos.
Y milei.
Entre milicos y milei.
Entre Diego y Lio.
Una vez más la dualidad argentina. Lo tienen crudo el asadito.
Votemos la quinta pregunta del Argentinos Golman.
Vos sabés que un concepto de club de futbolarte lo rompería en la pretensión argentina de conformar un procomún, de facto, puramente del Rio de la Plata hasta sus montañas de origen. Este es el tránsito entre dos lados. Eso es lo que necesitamos aliviar para desempacharnos del hijueputa heteropatriarcado este que nos dejó con el Jesús en la boca, los machos violadores campeones de la violencia esta persistente en nuestra genealogía desde hace nueve generaciones. No tenemos evidencia que nos conecte con el más allá. ¿Qué pasaba por sus cabezas? ¿Qué votaban conjuntamente? ¿Para qué querían un estado fallido? ¿Quién se beneficia de no cambiar nada?
Todo igual.
Nadie se mueva.
Quieto todo el mundo.
Quito todo el mundo.
Ecuador.
Cambio de tercio.
Salta Andrés Calamaro al ruedo. Se trata del espontáneo más ilustre que había conseguido representar al pueblo en el sitio más violento de nuestra humanidad imperfecta. El toro se llamaba Golman y pesaba 666 kilos. Era una mole que resultaría indultado. Y en gran parte gracias a los nueve pases del espontaneo argento.
Hay dos maneras de hacer esta película.
Pero no seré yo quien lo decida.
No tendría gracia.
Sería demasiado fascista.
Yo no voy a lanzar a Andrés Calamaro al ruedo… si no quiere.
Y ahí entra en el maestro.
El espontaneo no avisa. Menos uno así de conocedor de la fiesta del toro. Un poeta de las corridas. Un hombre de la transgresión. Un hombre que no reuye al peligro y sobre a todo a la consagración de un arte de muerte. El toro indultado, gracias a un matador inmortal.
Notas de producción. Un creador de verdad escribe. Inventa. Se imagina historias. O las lee. Y las escribe. Para explicar una historia. Contar historias es un arte. E interpretarlas para el cine es otra. Y cambiamos el mundo con el arte. Con las historias. Con la confección. La industria. Y vos, que lo ves.
Andrés Calamaro en El espontaneo mileni.
Entre Mileni, Meloni y Milei.
Trilogía de lo que podría ser el regreso de cínico descaro del militarismo heteropatriarcal de ensalzamiento militar y su estructura de poder que se mece con los petrodólares que marcan el destino de nuestro pueblos. Esta es la gran falacia de nuestra incapacidad de dejar la violencia por completo. Por la necesidad de entender cómo canilizar toda esa estúpida testosterona que lo solapó todo, por culpa de ËL, no le salvemos a nadie. Vamos a cargárnolo todo. Pero no seamos giles si pensamos que no pensar ha sido buen compañero del populismo más mamarracho de nuestros ilustres blancos de pasta y cara. La cara linda de la vieja América. La nueva América vuelve: NEW américa.
ALLS
Vos igual tenés que escoger a tu personaje relevante de la historia de Boca.
Y podés no votar. No votés. Ni hablés más.
Vos vas a poder votar lo que te de la gana.
O no hacerlo.
Pasar de todo.
Esto no va con vos.
O no temés derecho.
Igual sos boliviano sin papeles.
Y le vas a boca igual.
¿Cómo igual?
Las dos argetinas: Boca o River.
Vos sabés que es así. Igual decís que sos de Independiente o de Rosario Central. De Newells. Posiblemente jugás ahí. Todo el mundo jugó ahí. La escuela de genios. Y Cebollitas. 99 equipos llamados Cebollitas. En cada continente.
Vos sabés que los argetinos tenemos algo distinto que el resto no tiene. Y media Argentina no lo entiende. Es el humor. No la subnormalidad. Y vos tenés como múcho una de las dos. Y no tenés ni puta gracia.
La verdad es que si algo aprendimos de los españoles es a odiarnos. Entre nosotros. Por la gracia de la dualidad que entablamos con el diablo. El demonio nos construye como si tuviera que existir una moral superior a las demás. Y la derecha lo ve clarisimo en cómo en la izquierda se erige en una superidad moral que vamos, uggh. Cayetana se mete el dedo en la boca.
Única indicación del guión. Cayetana es un personaje de ficción. No tiene porqué ser ninguna Cayetana o Cayetano en particular. Pero podría representarlos a todos. Por ser más perspicaz. Inteligente. Preparada. Liberada. De cuello largo. Entra por la puerta grande de la plaza. Directo al ruedo saluda al público con un señorial aplomo. Pinta de azul el cielo.
Se regalan 9 toros. Los nueve finalmente los torea Andrés Calamaro. Tras nueve años de alternativa. El paso del tiempo nos puestra ahora el torero, maestro, en el que se convirtió el esponténeo de la corrida aquella del indulto de Golman. Lo llamaron amnistía. Se cantó en tendido: «Qué te vote Chapote».
Nadie entendió nada. Salvo Andrés. Que salí en hombros por la puerta grande. Y volvió corriendo. Hacía atrás. Hasta la bajada de Santo Domingo. Pobre de mí. Un tipo entra a otro Bar en el que no solía beber nada Hemingway. Ahí Golman escribe una película pamplonica que le da la vuelta a la historia. Nos rebelamos con la contienda de una nueva alteración. La conmoción completa.
Espontáneo Andrés. Saltó al ruedo e indultó un toro: Golman. Nunca antes un espontaneo habría conseguida tal proesa. El pueblo pamplonica se vuelve loco. Le dan un giro golmánico a su historia. Y tiran patrás el tiempo. Desde la centralidad Elizondo. O más bien su dualidad.
El porvenir. Todo se andará. Ya tenemos todo lo que necesitábamos para volver.
Hasta aquí todo está muy bien. Pero entre estas dos antípodas podemos plantear un movimiento resiliente auntónmo agnóstico a sus idiologías. Simplemente no son relevantes. Nadie está insultando. Ni diciendo que no son ciertas. Todas tratan de aliviarnos. Y esta no va a ser menos.
Ya otras religiones han hecho este mismo camino. Nomás vamos a volver para desplegar el tiempo inverso a nuestra historia. Y de ahí planteamos el futuro como necesariamente una bajada de huevos espectacular. Hasta allá dónde sea necesario para quitarnos esta mierda del cerebro. Y será dificil al principio. Pero en un momento dado la gilipollés machista quedará como un extracto de lo que dejamos atrás. Tal día como hoy.
Reversing day.
El día de la campaña NEW.
Elecciones fuera de concurso.
El mismo día que cualquier otra.
Cualquier otra que convoque cualquier nación, comunidad, ayuntamiento, conjunto de países, que diga se abre un periodo de elección. Y nosotrso respondemos. Participamos. Co-creamos el futuro.
Eso es lo que estamos haciendo.
Eso es lo que propongo.
Votemos hacia otra posición fuera de nuestro esquema mental presente. Fuera de nuestro sistema mental posible. Algo que necesarimente necesita un agente externo. Una distorsión. Una disrupción del status quo. Esto para mí es la innovación social más importante del sistema NEW: la autoregeneración.
Sea este un momento Euroka.
EUROKA.
Mi última palabra.
La palabra 99.
Una lengua fluida.
Regida por 99 palabras volátiles.
Se mantinen sobre la votación democrática del Tico Commons.
Esta es mi pregunta de campaña. Y qué tanto vos podés deshacerte de todo, absolutamente todo lo que se ha debatido, y optar por una última opción que se cuela desde fuera: viene de Pamplona. Parece que es en forma de resistencia. Una resistencia antimicrobiana. Pero con un plan de acción. Una especie de conjura. Un giro de guion.
Un final alternativo.
La dualidad.
Una Argentina nueva.
Eso es.
Esa es.
NEWARG.
Última pregunta de las elecciones alternativas del 22/10/2023: Reversing Day!
De un tiempo acá no soy capaz de salir. De salir en el sentido más actual de exponer tu expresión vital, tu pensamiento, tu opinión. No puedo entrar en el río de situaciones que lo alteran todo.
La guerra es un acontencimiento común. De todos lo días. Cada vez peor. Cada vez más. Cada vez menos velado. Cada vez más 1984.
Quizás volver sea volver a eso.
A ese momento.
En 1984 yo cumplí ocho años. De aquí allá hay 39 de distancia. Volver a ese año implicaría todo lo que queda de mi vida. Pongamos 39 años más. Y llegar a los 86. Como México 86. Y ahí desbordar el tiempo previsto. Ida y vuelta. Como una final a dos partidos. Un poco contracorriente. Nadando cuesta arriva, salvando los obstáculos de la inercia, la pendiente, la gravedad, y el impulso del río que corre hacia al mar.
2023 a 1984.
2023 a 2062.
Y ya no más.
Si sólo quedara tiempo para esto, ¿qué será de lo que pase de aquí al final?
La vida. Mi vida. La nuestra.
La comprensión de un estado de la naturaleza emergente que parte de quienes somos. Inevitablemente. Esto. Soy lo que soy y lo que me rodea.
Lo nos rodea común. Lo que nos rodea ajeno. La capacidad de traspasar las fronteras. La mutilación de la violencia como acto de autodeterminación. La necesidad de rebajar la tensión heteropatriarcal de nuestros impulsos, nuestros abusos, nuestros privilegios contrapuestos contra alguien más. Los otros.
Vivo en el día de hoy. Y no se a dónde más hay que ir. Apenas llego a pensar en otra cosa. No me puedo levantar. El tiempo transcurre de atrás para delante. Muy a mi pesar.
La sensación de que la cuestión está concluida no más que otra señal de que todo sigue abierto.
Mi seguridad y mi duda coquetean entre ellas para inhibir cualquier capacidad consciente de saber con claridad: ¿sí o no?
Sólo sí es sí. Y no es no.
No queda tan claro que la gente lo entienda.
Son cosas de un tratado lingüistico muy inicial.
Lo que sí. Lo que no.
Y toda la zona de grises que está en medio.
Cómo se transita por una vida llena de incertidumbres para las que no hemos sido preparados según el paradigma de lo que podemos o no hacer, de lo que debemos o no saber, de lo que tenemos acceso o no, de las puertas que abrir o de las que tenemos llave.
La vida es esta sinrazón que nos ubica allá dónde quisiéramos haber estado, simplemente para joder al individuo sentado en el espacio de dónde estamos justamente ahora. El pringao del multiverso particular al que sólo tú tienes acceso. Ese desgraciado. Alma en pena. Miarma.
Vaya dramas.
Uno es el propio drama de lo que acontece a nuestro alrededor. El drama sólo existe en nuestra cabeza, y es ahí en donde se despliega la más impoluta narrativa de una telenovela que no decide con claridad si ser mexicana, venezolana o colombiana.
Todas ellas son multiversos paralelos. Todas ellas responden a sus propias idiosincracias locales que le dan un carisma particular que llega a la cultura popular de aquellas historias que nos arrean al conductivismo de una clase creativa pagada por el viejo poder blanco heteropatriarcal colonialista ibéricamente peninsular.
Pero análogamente, y en un idioma dificilícimo al que nunca podremos aspirar hablar, la telenovela podría ser brasileña y tendría exactamente el carismo complementario a la trinidad de la historia contada por los blancos españoles y sus herederos en las familias que mueven los hilos de las sociedad dentro de las haciendas, que ahora llaman privadas.
La dualidad nuestra está en esas dos dimensiones familiares que Brasil y Argentina representan en el futbol para todo el contiente/mundo.
Pero no estamos hablando de futbolarte. Estamos hablando de telenovelas, de trinidades y de dualidades. Como mucho de un mano a mano. O de un subordinado pobre saliendo adelante enamorando al hijo heredero del patrón.
La historia aspiracional alrevés nos conduce a los caminos que nuestro sistema ha diseñado para nuestro saber-hacer nos permita revertir nuestras mejores intenciones según el libro sagrado que nos transmite la verdad: constitución/biblia.
Nuestro espíritu revolucionario ha sido entendido a partir de lo que nuestra conexión con la revuelta nos empodera a levantar la mano de quienes dijimos basta. Con el estandárte de una virgen. Eso es. Una virgen nuestra. Guadalupanos hasta la médula. Por intermediación de San Juan Diego. Se habla poco de San Juan Diego en España. Y mira que fueron ellos los que lo inventaron. ¿O habremos sido nosotros?
¿Quiénes somos nosotros?
No sabemos con exactitud.
Seguro que no somos ellos.
Ellos no somos nosotros.
Ellos no son nosotros.
Ellos que no vengan.
Ellas…
La vida del encomendero no es tampoco tan lapis lazuli como la pintan. Había que estar ahí. Pudiendo estar en la península. Con lo bien que se vivía en España cuando eran sólo reinos. Tras haber recuperado la identidad de una buena parte del territorio tras seis siglos de no ser nada.
Seis siglos de no ser nada. Así se pinta la historia de la conquista de los moros de la peninsula. Con una solvencia histórica de nueve pares de cojones. Se pasaron nueve pueblos. Hasta que vino la gente de las Asturias nunca invadidas, de los indígenas vascos, mercenarios épicos de la lucha contra los cátaros, de los aragoneses y cides campeadores, de los hidalgos y sus panzas, o de los escritores sumergidos en la realidad universal de aquellos tiempos que supieron revertir el tiempo de lo que había sido norma.
Nada es lo que parece. Y todo tiene solución. El tiempo impecable nos lo arrebata cuando estamos en el intento, pero qué le vamos a hacer. Seguir. Seguir aquí. En este presente contiuo. Con un latido pausado, que a ratos se acelera, según lo que pongamos en la agenda para animar la incertidumbre a toparse con la bienaventuranza.
Por ahí fueron a parar algunos que otros que cruzaron el charco. Sin pena ni gloria. O dejando la gloria. O quizás buscándola. Sin temor a cruzar el mar porque teníamos la sabiduría suficiente de los mares. De los viajes trasatlánticos. Una proesa de nuestra cultura. De la que sólo los portugueses, aquellos habitantes de la península que desaparece cuando se anuncia el tiempo en los jardines regados por la lluvia escurridiza de Dios. Dios Padre llueve sobre nosotros por lo poquito que podemos ver a nuestros propios vecinos. Los que desparecen con el tiempo. En esa manera absurda de que uno y otros nos damos la espalda. Saudade.
Magallanes no se estudia. Hablemos de Elcano.
Y así todo.
Brasil no existe.
Ni Lisboa. Palos.
Todo tiene un por qué.
Y nuestro sesgo congnitivo también.
No es nuestra culpa.
Hemos sido entrenado a pensar así.
Y yo también tengo los míos.
Como todo Dios.
Es un chiste, dijo el Dios español, español, español.
Los otros dioses no pillaban el humor español. Les parecía un poco tormes. Simplemente no le veían la gracia. En ese sentido eran más monty.
Al Dios español no le gustaba el chiste de la sagrada inquisición. No le habían preparado para el humor autoreferencial. Y se le hacía un lío la cabeza. Tanto así que le explotaba.
El tiempo pasa y uno sigue aquí.
La sagrada inquisición se fue dejando un legado subyacente en el hombre blanco macho que la que la iglesia católica, apostólica y romana profirió la supremacía de la intercolución con el Dios Padre. Muy ünö, Ël.
El temps no té només una direcció. No sóm conscients. Pero la temporalitat temporal ens condiciona amb un biax direccional: anem cap endevant. I no és pas només així.
El temps també pot tirar enrera. I és fins i tot una il·lusió que ens porta, tal dia com aviu, a pensar-hi en les gestes del passat. En com això que va passar, ara ens porta justament a aquest moment. Inevitablement.
I tot lliga. S’ens fa un nus al coll. Pensem que tot està lligat. Que hi sóm aquí per una raó més gran de la que el nostre dia a dia representa. I sí. I no. No ho sabem. No ho podem agafar amb les mans. No podem massejar amb els dits. S’ens escapa quelcom sentit que no tenim. Malaits sentits insuficients.
De totes maneres ens sabem especials. En un moment donat. «Un momento dado».
Tothom diu qué sí.
Tothom diu que no.
Quina representació hi ha ara de lo que hauriem d’esser conjuntament?
Quan i com?
I si anem més enllà?
I si renunciem a quelcome que pensem ara inevitable?
Durant sis anys no s’els ha deixat participar, diuen Junts, que no estàn junts amb el president, sino amb l’altre.
Uns i altres.
Sabem que sóm diferents.
Qué tant diferents?
Això és lo que interesa copsar.
Pero quant?
I en quins terminis?
I com fariem per fer-ho bé.
Hem esperat molt de temps.
I s’ha espallat l’status quo.
Diuen: amnistia imprecidible i inevitable. L’estat ho sap. Governs. Decidir votant el futur politic del pais. Proposta inclusiva de cóm haurà de votar la ciutadania de Catalunya. Accord de claretat. Ens conjuguem, totes, per parlar-ho. Tothom. Sense por sense vergonya. D’aquí a un temps determinat.
El temps és elastic.
I la lituratura ens permet arribar-hi ràpid. O molt lent. Amb pausa.
Pais, llibertat, sobirania, llengua.
Quatre columnes d’un pais que ja ha esperat prou.
Pero que no cal correr.
I això ho diu ún que el seu país va esser tocat per un ticatalà fa molts anys, i ho vam canviar tot.
Gràcies a Josep Figueres Ferrer avui no tenim exercit. Això no hi surt a cap de les quiniles del que esteu parlant, els que representeu la veu del poble, avui dia.
Gustau Muñoz. 1978.
Fa quants anys.
L’acte d’arrancada de l’esquerra jove independentista.
La CUP hi és.
En aquest acte es canta la internacional.
Es la part que més m’agrada després de tants anys cantant-ho.
A TV3 surt la G invertida de Golman. Cap enrrera. Fins a trobar-nos amb en Gustau. Viu. Abans de que un acte de violència d’estat s’el carregués. Al carrer Ferran. A prop d’Avinyò.
Agafem aquell acte de violencia per fer el bucle cap enrera. Mirem-nos al mirall. Des d’alla fins avui. I fem un feedbackloop que ens faci lliures. Per sempre més. Fem-ho amb cap. Amb el cap olmeca.
1714.
Ara: 2023.
1978.
2023.
2023-1714= 309.
2023-1978= 45.
Fem-ho doncs.
Fem-ho llavors.
El temps jugant conjuntament. Encara.
Renunciem a fer una sortida ràpida a un tema que es cou a foc lent.
Soc més aviat un un ós mandrós.
Agafem l’exemple d’un poble llunya, i alhora proper: Ticataluña. Fem el pas que no hem fet encara. Pero amb una temporalitat alterada. Dualitzem el temps que ens queda per arrivar-hi a temps a conjurar un futur inevitablement millor.
Això va ser a 1948.
Això va esser fa 75 anys.
Tenim que reinventar-nos. Tothom ho fa.
Adoptem aquesta visió de temporalitat particular.
No cal correr si ni tant sols sabem gatejar.
Plantejem un horitzó temporal més ample.
Plantejemp una renuncia que ens permeti també renunciar a la violència.
Incorporem un pel de teorìa de jocs. No anem tots a per la dona guapa. Anem a pel camí de las Jennis. I desarticulem la violència que permea al nostre temps, i que no ens cal arrosegar. Siguem valentes. Com ara, elles.
Amb aquesta temporalitat, la reversió d’aquest reducte d’imposició (el temps cap endevant), tirem enrera. Avui. I marquem el futur amb un horitzó temporal dualitzat.
I llavors votem.
I votem dos cops.
Fem-ho bé.
Com ara fa 45 anys, per desfer la violència d’estat que representa la mort d’en Gustau.
Com ara fa 75 anys, per desfer la violència d’estat que representa fer el lloc militarista d’entendre la guerra, l’exercit com un bé nacional irreductible. Un ticatalà ja va marcar el camí. Li posarem una ofrenda amb ell el dia que tot això ens faci caminar cap a un mon sense aquestes violències que a partir d’avui reconfigurem la redenció. Al nostre temps. A poc a poc. Bona lletra.
Pero anem a lo concret. La temporalitat revertida farà dos camins cap enrera. Per tal de construir dues generacions que han estat històriques, de cara a un nou contracte social que es pot dibuixar en aquest camí cap enrera. Ja no només del que ens representa a nosaltres, poble petit. Sino lo que ens representa a tota la societat, per introduir la resiliencia d’un sistema global que compte amb aquest planeta, que està en risc sostenibilitat que cada estiu, quant hi anem a les nostres escapdetes estiuenques ens adonem de que ja no estem tots sols. Sino que sóm part d’un baixell que pluralment mira endevant per fer d’aquests possibles futurs el nostre propi multivers: Ticataluña.
Ticataluña doncs s’escriu en dos referendums d’autodeterminació. Que tindrà dos opcions. L’estatus quo d’un procés que construirem cap endevant. I l’element de futur que representa lo que ara està sobre la taula. Pero tirem el temps molt més enllà. Perque sóm un poble madur. I ja em esperat 309 anys, si seguim la nostra pròpia lògica. No cal ara fer sprints sense pla. Que ja ens coneixem tots plegats. Ja ens coneixem totes, justa ara, quant la feminització de la narrativa ens fa veure que potser tot això també és una mica heteropatriarcal. No només antifeixista.
La no violència com a senyera. Pero ara amb un altre referent sobre la taula. Inevitablement posat sobre una taula de diàleg en la que no he participat mai. Pero perque sou els mateixos de sempre. Les quatre colles d’amics. El model de país que hi veieu vosaltres. A partir de les tradicions que ens fan mirar cap enrera i tenir totes aquests mecanismes identitaries ineludibles. Han emergit d’altres. I jo soc tant sols una veu en el vuit que no ens cansa de cerca un camí alternatiu que sigui viable en el meu petit multivers particular: Ticataluña.
Doncs apa.
Tornem al temps.
Capgirem el temps.
Poc a poc. A foc lent.
2023+Gustau = 2068
2023+Figueres= 2098
Dues generacions. Cap devant. Cap enrere.
Votacions duals.
Construim doncs el futur d’un mon resilient en emergència.
21 dies desprès de guanyar el mundial dimiteix Luis Rubiales
Aquest any el president si que va anar.
Quin president?
Pujol?
Aragones?
Puigdemont?
Mas?
Maragall?
Casanovas va ser president?
No ho se pas. No soc un nouvingut qualsevol. Sóc un nouvingut que no vol deixar de ser-ho. Mai. Potser vosaltres no m’ho teniu en compte. El meu accent. El meu origen. La meva història. La meva visió de regeneració més enllà de lo que vosaltres heu pogut copsar en el conjunt agregat de totes vostres lluites.
No vull dir que el vostre camí no sigui digne. És un poble viu que i diu coses, i fin i tot, fa coses. Ja ho dir un president. No recordo quin.
Pero qué més dona ón som?
Qui som?
Qué som?
On anem?
No se. Però nem.
Bona diada.
Les institucions han passat per Pere IV.
Institucions de tot tipus: politiques, socials, sindicals, partits polìtics, culturals, castellers, esportives, futbolartìstiques. Totes plegades. Totes al seu rotllo. Totes en filera. En columnes.
I’m an evangelist of change. I’ve been all in for something else for quite some time. I’m not alone. There are many of us selling this product. In fact, in every campaign, this seems to be big slogan: change.
I was part of a candidacy for the student council in my junior year. The name of our campaign: change. We lost.
It was another era. It was when grunge ruled the world. Back in 1994. You know, Nirvana, Stone Temple Pilots, Pearl Jam, Cramberries, and all of that. My hair was properly long, and so was the hair of two other of my student party. Perfect parity: two girls, two boys. Female leadership. We had a good mix. We just couldn’t compete to four surrealist grunge smart dudes with a sense of humour.
We miserably failed. The grunge high school got what they were looking for: some good old giggles. And something more than just your usual honor role students make-belief. That’s what we were. The good kids vs the bad free-spirited grunge band. Of course we were meant to fail.
I think I might have voted for them. I don’t recall having much of thought in being part of that campaign. I guess I too ignited the bla bla bla on «change». But not enough soul went into that. I didn’t give it my best. We didn’t ignite any passion. There were no giggles in our speeches. We were just plain and dull Lisa Simpson wannabes.
And don’t get me wrong. Lisa Simpson would have made a much better job. She’d raised some issues. Our school had no issues. It was a vanilla high school with proper teachers and a fairly priviledge bunch of families from Escazú, Santa Anna and Rohmoser. I started being the outlier from Pavas when I first got there. I was living at my grandparents house. I was the good old days.
I was no Kurt Kobain back then. I might have looked it, but I hadn’t grabbed an instrument in years. Let alone show some interest for the lyrics in any of those bands who were so in. My mind was somewhere else, around the spin of free kick around the wall, or letting go of basketball because I didn’t make the team. They were too tall and I didn’t pack my basketball sneakers in my suitcase from Karachi. I was just another poser with no real soul.
My readings back then were also quite limited. I’d read what they’d feed me in literature classes that put enough emphasis in having enough lectures from enough sources to grow a conscience of the existance of thought in written form. Yet I couldn’t read through an entire book. My adoption of reading for pleasure had not kicked in yet. I barely knew what I was doing. I was just going with the flow. And life wasn’t really bad. In fact, it was fucking awesome.
I’ve never scaped the essense of feeling out of place, yet priviledge. Those two elements mark trully who I am. I can never feel confortable in the role of trying to tell others what to do. I’m not that kind of leader. I’m just a team player. That I’ve learned in many different ways. By then, I could use my social skills to bond with the people that I wanted to bond with. And I could still make us of my athletic capacities to bond around team sports to pursue the ride of game play. It’s a fun way of learning. That always beats the other way. Yet the other way kept being interersing and exciting for me, so I didn’t fall back into disliking putting enough effort into actually understanding the complexity elements in every mathmatics, science, literature or language classes.
That election where I was part of the «Change» campaign I felt out of place. I also felt like I was exposing myself. In ways I didn’t fully understand. I was thankful to have been selected as part of the team, and I am sure we had s decent programme. We were «A students», ifyouknowaraimin. But there was probably a lack of soul in that effort. A reason to be there, but not enough juice. We didn’t have the juice.
Every time we are under an election period I think of that «change» campaign. So predictable. So vanilla. So nerdy and dull. I didn’t have it me. I didn’t play the game. I stayed within the safe boundaries. I didn’t actually came out of the closet. I was afraid. And I guess, I still am.
I know now that I can share, not without some anguish, that this who I am. That 14 year-old dude, with a sense of pura vida and an impostor syndrome continuosly poping up in a window I can’t seem to be able to close.
Patrick, Will, Yu Chen and William. This last William was the funny guy. A sort of Baudelaire in Escazú. I witty dude with proper grunge and literary taste. The kind of dude that would come to nail it in the arts, or as an author. A kind of Jim Morrison of our time. Will was way out there in the art skills and complex audacity. Patrick was in sinc with all of them. And Yu Chen was true outlier rebelling against all type of stereotypes.
Amy, Marcela, Alex and myself, Golman. Three straigh A students and I guess I was a sort of A- sportsy guy. We were all good kids. Nobody expected trouble comming from us. Except for me, I guess. It was me who had to spice up the ideal of «change». And I just didn’t show up. I stayed in the sidelines. I didn’t play the game. I didn’t write a line. I just sat there and stared.
I clearly need to get this out of my organism. This has affected dearly my political life ever since. Since then, my political participation has been as an observer. And I’ve always felt out of place. I don’t belong. I still grunge, somewhere inside, and I understand that to win a campaign you need to seduce. You need to come up with a plan. You need to understand the context, and the circumstances, and the way to act upon it with a plan. I’ve learned and used strategic planning in my work-life. I’ve used to improve myself. And to deliver a skill set that could actually enable change. And it turns out, now I’m ready.
I like political campaings because it’s the only time where there is just a whole bunch of regular people seeking for your vote. To do what? That’s the whole thing. That’s the big deal. We are still missing on the trully persuasive case for a radical social change. A transformative one. If I was to become an active actor in a campaign, I couldn’t bare to do the same thing I did back in high school: pretend to be. And it would all I could ever do.
You see, in my adult life I’ve also made that red pill image of myself. Or was it blue pill? In any case, I still think that my Flanders side would kick in and I would try to do the righteous thing. I would still be that same lame candidate. Unless I face my own private nemesis and become the outlier candidate, I will keep on living in this lame old status quo, I’m so ready to depart from.
It’s election time in Spain. I’m here again. Exploring within.
«Change» is needed.
I’m the evangelist of change.
Vote Golman.
#golmanpresidente
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Inspired by the grunch campaing in CDS 1994 Student Council Election, Escazú.