Los límites del confinamiento no han evitado la emergencia de la revuelta a raíz de la muerte de un hombre negro, Floyd. Olvidé su nombre. No lo recuerdo. Podría ir a buscarlo en la red y lo encontraría en segundos. ¿Gregory? Así como lo olvido yo, lo olvidaremos todos. A no ser que todo cambie a partir de ahora. Las protestas no paran. Y se desborda todo. Aceleradamente. El ritmo de la protesta nos lleva a la furia ante la violencia racista policial. Un policia mató, otra vez, a un hombre negro no violento.
Las calles se llenan de personas indignadas no dispuestas a dar un paso atrás. Se le está frente al mal. Un mal que se describe en función de la violencia sistémica asimilada como normal. Ya no. Chile despertó. Los brasileños tienen delante un potencial dictaor militar populista, y Estados Unidos está destruyendo su democracia con un Jeffrey Epstein en el mando.
Crisis, pandemia, cuarentena. Los momentos más duros del confinamiento. Vacios y silencios del espacio público. La gente se fue a su casa y se quedó ahí. Ante el umbral. Bernat fotografía Madrid vacía. Intervención inmediata del espacio público vacio. Los formatos de intervención colectiva colaborativa. Siempre estoy intentando concertar impulsos a varias manos. Poesía, teatro. Vuela, articula. Sospecho que sea inevitable una cuestión geográfica. Mi nucleo fuerte de arte política. Explicar aquellas cuestiones que sucedieron en mi país. Biografía familiar. Me inquietó. Traiciones. La tesis principal: textos de no ficción o ficción que refuerzan el estigma de los campos de concentración de desaparecidos que aparecieron y que tienen la marca del traidor. Análisis literario y cultural. Algo primero: motor mismo de la escritura: lo que está escrito a la dedicatoria, amigos de la infancia, desde los siete años, o los doce, sufriendo el estigma de sus padres por ser traidores. Lo biográfico no se sinde a un territorio de escritura.
El registro testimonial de los migrantes. Todos los cuerpos articulan ideas. Un cuerpo como caja de resonancia de perspeciones. Como oreja. Cuerpo en contacto con otro. Idea muy bonita que lanzó un grupo, respirar, del Reina Sofía, Isabel de Laberan, escritura somática. La hago mía. Una escritura que parte del síntoma y se articula en palabras.
Ante el umbral. Luis Cernuda. El fantasma de sí mismo. Poema. Jorge Moreno Andrés. Inés Placencia. Con tres heridas yo. Versos escritos por poetas durante la guerra civil. Clemente. Extrañamiento radical del espacio público. Las personas que no tienen casa. Los que tienen que salir a trabajar. Sombras siniestras. Inés; formas tan diferentes de transitar la intimidad del confinamiento. Residencia de mayores. Los espacios solitarios. Los solos. Percepciones amplias.
Un músculo ágil del museo. Proyectos faraónicos de largo plazo. Tiempo. Aquí logramos colectivamente reaccionar muy rápido. Se publicó la primera exposión virtual. Y luego la segunda. Contundencia de una serie de producciones en curso. Ese ojo que espiaba donde nadie podía ver. Se arriesgaban a cruzar las calles vacías. Las experiencias íntimas. Y socializarlas.
Museo situado. Voces situadas. El territorio que se instala. Depredación del territorio de las instituciones culturales. Silvia Federichi. Organizaciones de mujeres de trabajadores domésticas. Patriarcado y feminismo. Programadora museográfica. Reunión para explicar sus condiciones en la cuarentena. Ese sentido de estar aquí. Se vuelve claro y pleno. Haber sido partícipe de esto que ocurrió. Situado. Donna Haddaway. Noción de conocimiento situado. Ubicar una red de colaboración desde marzo del 2018, la muerte de mame, del sindicato mantero, después de correr horas correteado por la policia. Microrebelión del barrio. Dijo basta Lavapiés. Iracundo. Me impresionó mucho que el museo siguió su vida imperturbada. Hermeticidad. Intentar conectar el museo con la vitalidad y la larga historia de autogestión, organización y lucha de proyectos de colectividades migrantes, artísticas que coexisten en este territorio. Museo: punta de lanza como proceso de gentrificación de este barrio. Habitando esta contradicción. Asamblea en la que participan 20 colectivos muy variados. El sindicato nos propuso esta conversación con Silvia Fiderichi y Rafaela Pimentel, la creadora del grupo. Decidieron salir adelante y por la virtualidad se amplió la convocatoria de otros sindicatos, de Honduras, de mujeres afrocolombianas, de Bilbao. Cuatro voceras muy importantes que daban cuenta de diferentes condiciones, contextos y legislaciones en sus países. Noción de cuidados públicos central. ¿Quién cuida a la cuidadora? Las más vulnerables. Han quedado sin trabajo. Expuestas al contagio. No pueden ver a sus familias porque quedan cuidando a sus patrones. Falta de derechos. La idea: internacionalismos de los cuidados y las cuidadoras. Muchas de ellas no se conocen entre sí. Una internacional de cuidadoras.
Un poeta, Dani Selco, estaba en los días previos del estado de alarma en Madrid, para realizar un proyecto nuevo. Producir un extraño tipo de poesía documental. Expresividad poética silenciados. La urgencia hizo que tuviera que regresar a su casa. Un acontencimiento dramático en el barrio. Murió Mohammed Hussein. Intentó conectarse con las urgencias sanitarias. No se pudo hacer entender. Ese problema le evitó ser atendido. Le propuso a Dani reinventar la coproducción del relato desde el distanciamiento. Un librito sobrecogedor. Reunión: lengua o muerte. Dos tipos de experiencias que nos han golpeado durante esta cuarentena. La dificultad de afrontar la muerte cuando no hay duelo. La exposición de cuerpos más expuestos por la precarización del sistema de salud pública. Las dinámicas estructurales de desigualdad que sufren las personas migrantes. Ella vive en Lavapies. El sur global. Territorios que están expuestos a lo precario.
La idea de rearmar el procedimiento a distancia por teléfono surgió de la conversación entre ambos. Intensificamos nuestra amistad entre Buenos Aires y Madrid. Le conté lo que pasaba en Lavapies. De esa conversación cambió. Escuchar. Sentarse. Cada vez que la persona se detiene a pensar cambia de renglón. Se atrevió a hacerlo por teléfono. Ya tenía una conversación iniciada con integrantes de museo situado. Su capacidad de escucha es tan bonita, a pesar de la cuestión técnica, la distancia, el teléfono. Alguien que se comunica de una manera muy preciosa.
Estos dos vectores: la imposibilidad del duelo. Qué hacer con el cuerpo. Para los banbladeshies es muy importante tener un lugar donde enterrar el cuerpo para ir a verlo. La comunidad de blangladesh ha sido muy golpeada con el virus. La dimensión política de la lengua. El libro es tremendamente contundente. Su origen como nación: derecho a hablar su lengua. Los intérpretes para que una persona que no hable bien el español pueda ser bien atendido.
La reivindicación de poder usar la lengua propia. Mediación a través de la lengua. Como eso está ligado a la dificultad de hacer el duelo, cuando la palabra a distancia no se puede encarnar en el cuerpo. La precarización estructural que afecta a comunidades específicas. Mecanismo tan sencillo. Diálogo. Con ella. Con la familia. Con un libro. Ahora se puede consultar en red. Con esa intimidad de la lectura. El valor político y existencial de la palabra.
El libro está en imprenta. Le incomodó más no estár aquí para la salida del libro. Cuando produce el libro lleva una imprenta portatil en su mochila. Ese momento de lectura compartido con la colectividad con quien produjo ese territorio con la comunidad. Es un momento clave del proceso de cada reunión. Dani Seco. Este diferimiento cuando el libro se pueda tocar y leer en una lectura compartida. Ahora está produciendo un audiolibro con personas cuya lengua materna no sea el castellano para darle cuerpo sonoro.
No tener olfato. Anfibia. Revista argentina. Episodio doméstico banal. Humita en el horno. Significaba que tenía los síntomas del coronavirus. Hoy me desperté pensando que perder el olfato era otra consecuencia del encierro. Sin papilas dispuestas al deleite. La enfermerdad te sella el cuerpo. Te extrañas de tu hábitat privado. El espacio que te protege. No puedes conectar con lo doméstico.
Tengo la sensación que el inicio del confinamiento y el comienzo de los síntomas se destaparon cuando me pude volcar a la escritura. La escritura de ese texto me resulta como la capacidad de la invención. En lengua muerte. La capacidad de hacer un ejercicio escriturario. Salir del balbuceo, de ese pantano. Salir: feliz. El texto y el encierro, habla de eso. A mucha gente le tocaron mucho peores cuadros que a mí. Me gustó mucho el ejercicio de respiración. Inspirar con otros. No puedo respirar de John Floyd. No puedo respirar. La frase de aquél que no puede respirar. Lo denuncia. Lo dice. La presión continúa. Y se desencadena la muerte. George. Se llama George. George Floyd.
I can’t breathe. Coinspiración extraña. La gente que no puede respirar por el coronavirus. Y la gente que no puede respirar porque la rodilla de un policia le quita el aliento, hasta matarlo.
La sensación de bloqueo a la hora de escribir. Era improductivo a dar continuidad a la propia forma de escribir previa al cambiar la vida. El problema no se trata de cómo continuar escribiendo. Sino como reinventar la escritora desde las nuesvas condiciones. Es un tema recurrente. Personas que elaboran escritura intelectual, literaria, artísitica. La dificultad tu modo de producción en la pandemia. Una pregunta recurrente estos días en las tertulas de pandemia. Recuerdo que cuando hablamos de eso hace un par de años que no tenía que entrar a pensar en proyecto de largo plazo. Tres, cuatro, cinco, diez años. Gestión cultural. Como diputado. Formatos breves. Textos de no más de cuatro páginas. Intervenciones breves de urgencia. De coyunturas concretas. Textos que respiran de otra manera. Lo he logrado menos que vos. He escrito muy poco. Menos de lo que quisiera. Como extraño mi vida cotidiano. Me siento más cómoda que hablando. Que dando clase. Lo que hacemos acá es un experiencia increible. Le pusimos respirar al grupo de lectura, coinspirar, respirar, grupo de compartir lecturals, proyectos, experiencias. En estos formatos un poco insólitos. Un espacio dentro del trabajo dentro de una institución tan exigente. Formatos experimentales. Este viernes juntamos a una serie de personas que queremos hablar sobre el duelo. Lenguajes artísticos diferentes. No hay formatos, plazos. Las ganas de ponernos a ver qué pasa con esas voces. A ver qué pasa ahí. Respirar de esas otras maneras. Para encontrarle una vuelta a ese mundo que habitamos y que ya no queremos volver a habitar.
El cuerpo, la vibración, los espacios, la escritura desde un registro frágil.
Ana. Se llama Ana. Ana Longoni.
Marcelo.
Gracias a vos.