El gol final

La historia del último gol

Golman había de hacer un gol. No más. Iba a ser suficiente.

La mano de Golman

Nunca antes un mecanismo social había tomado la forma de un gol.

Miento; sólo una vez: la primera.

No por nada esta dimensión resultaría sagrada.

Se trata de un juego de conjugaciones nuevas.

Se trata de un ejercicio de urbanismo colectivo que trascienda los límites de nuestras enseñanzas.

Se trata de un fundamento necesario de renuncia.

Se trata de la dimensión transformadora del polo opuesto.

Se trata de salir, para siempre, de esta tesitura.

Despidámonos pues del mundo que conocimos.

Y no se preocupen.

No nos vamos a morir.

Al menos no en este momento.

Porque vamos a cambiar el curso.

Vamos a actuar sobre otro eje.

Vamos a trangredir la norma.

O crear una nueva.

Con su propia historia.

Y los bichos.

Y nuestra coexistencia.

Cohabitando un mundo nuevo.

Sobre la base de una herramienta de adaptación socialmente inteligente.

Por la pertinencia de nuestra acción.

Por los ejes sobre los que hemos construido una infraestructura permeable al valor.

Por la posibilidad de interactuar con la sociedad.

Y sobre todo: con las empresas.

Vamos a plantear un planeta con otro mecanismo de autoorganización.

Y lo vamos a hacer uniendo dos cabos de una innovación que transforma la sociedad en sí.

Los fundamentos de un mundo nuevo.

La nueva canción de navidad.

El nacimiento prematuro del Hijo NEW de Dios Padre.

Que aterrizará el domingo en el mundial.

Sin que nadie se lo espere.

Y marcará el último gol.

El nuevo gol sagrado.

La transformación por fin se reetablecerá entre los polos temporales y divergentes del tiempo espacio entre dos goles: el de Diego y de Golman.

Sea esa mi voluntad, le dictó Dios Padre al escribano presente.

No mate al mensajero.

Ponelo a Golman.

Esos 9 minutos de transformación.

Estoy listo para jugar.

Reservé los músculos, la memoria y el momentum necesarios para este gol.

El puente a otra dimensión: gol.

Volvemos a atrás.

La historia alrevés.

Hasta el tiempo aquél: entre estos dos estadios.

Verdad que conectar tan sólo con NEW barcino no era suficiente.

Había que ir más allá.

Encontrar el momento justo.

Y este vehículo exacto.

Llegó el momento.

La anuncación era precisa.

Los tiempos correctos.

La sagrada preparación en su justa medida.

Y la el consagrado tiempo alterno habría de teletransportar al sistema transformado hacia su nueva dimensión: erre nou.

Erre nou.

És això?

Això.

ALLS

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