Al día siguiente de las elecciones el monstruo seguía ahí

Yo ayer voté por primera vez. Y de nuevo se volvió a poner en movimiento la música. Los autómatas votaron. Se puso en movimiento una fuerte ola de consciencia colectiva. Quiero esto. Quiero aquello. Los proyectos sociales que nos condicionan. Y nuestra responsabilidad ante la situación política en nuestros países. ¿Quién toma el control? ¿A quién ayuda el ejercito extranjero?

La situación es la siguiente. Tenemos ejercito. No tenemos ejercito. El tablero se divide en esas dos posibilidades. Fácil. Sómos de un lado o del otro. No podemos estar en dos sitios a la vez. Nos dicen. Esta gente no tiene ni puta idea de poesía cuántica.

Yo creo en otra cosa. Yo puedo ser una sociedad alternativa que se presenta como un fuego eterno sublime y fugaz.

Lo tuvimos; lo dejamos ir.

La historia de España podría haber acabado ayer. Tan sólo tenía que asomarse al precipicio una vez más. Y convertir esto en el último circo.

¿Qué habría sido de España si hubiera querido Franco un expansionismo fuera de nuestras fronteras?

En realidad las conquistas y las colonizaciones nos definen como pueblos mediterráneos. Y sabemos que nuestra capitalidad es esta: New Barcino.

Barcelona también murió ayer.

No pasa nada: hay buenas noticias: renacimos.

Hoy me preguntó un cliente del kiosko de Plaça Rovira: ¿cuál es el diario que trae buenas noticias hoy?

¿Quién nos filtra esta canción?

¿A quién estamos escuchando?

¿Qué predica el Dios padre de esta nueva religión… ticatalán?

Señoras y señores, España ha muerto.

No me lo tomen a mal.

Si usted es capaz de reirse de sus propios pilares podemos llegar a un entendimiento intercreencias que se funda en un solo más grande y más libre: un procomún reconfortante en el que finalmente llegamos a postrar el caliz sagrado de la última cena de la sagrada familia ticatalana fundadora de esta nueva religión urbana que tiene como hermana de Jesús a Rosalia, y hermanos mayor, a Golman.

FUCK VOX.

El mensaje más pop del momento.

Los neonazis españoles reaccionan con desconcierto a la que hasta ahora había sido su faro en el extrarradio de al menos nueve urbanidades de la difunta España.

En España no entienden el día de muertos mexicano; en cambio, adoran Coco.

No ven el vínculo.

Ven a México como un primo lejano al que no nos apetece conocer. Tortitas. Cómeme los huevos, Maldini.

Sin exclamación. No hay que montar ningún aspavientos en estos momentos. Somos los que somos. Yo creo que puede ser más religioso que el más religioso, y más papista que mi papá: Golman.

Yo no le pregunté a mi papá si se quería cambiar el nombre. Verán: nos llamamos igual. Él no quería. Pero no era una decisión suya. Mi mamá y mi papá ya practicaban un amor de respetuo mutuo. Ellos iban a crear algo especial porque se querían. Eran buenas personas. Como sus amigos. Como sus hermanos. La familia nos trajo valores propios de nuestro clan. Nuestra tribu tiene herencias sociales y culturales que se desvelan en una historia que vamos aprendiendo mientras crecemos. Y comenzamos a entender que la vida es una toma de consciencia hasta vernos en el centro de un multiverso ejemplar que nos pertenece y desde donde somos capaces de irradiar una luz más chida que la anteriormente avistada en uno de estos momentos de conexión con el más acá de los estados. Matizado.

Ese matizado es ticatalán. Lo ticatalán será todo aquello que provenga de la mezcla de dos culturas. Yo un día me propuse a solucionar un problema para el que no había sido requerido. Y ahora volví a contrastar que ustedes solos no pueden ver lo que uno desde fuera ve muy claramente. Entiendo todos los sesgos de todos los partidos electos en estas últimas elecciones estatales en España: la última votación.

El problema no es que exista un propuesta social totalitaria. La cuestión es cuál es el modelo social que dibuja aquél nuevo escenario de reconstitución. El cambio que llega. La fuerza nueva. El juego eterno. Bajo Dios y lo vió. Dios Padre no pudo aguantar más. Mandó, otra vez, a un hijo.

No es por nada. El patriarcado no implica un odio implícito a todo padre. Que vaya eso por delante. Y mucho menos que se pueda poner en duda la honorabilidad de mi padre: don Olman Elizondo Morales.

Yo soy quien soy. Y llegué aquí a trompicones. Y no fue fácil alzar el vuelo del águila. Pero lo hice. Y llegué lo más alto a lo que un hijo de Ícaro puede aspirar. Narciso me felicitó. Ahí nomás.

Yo me podría haber presentado ayer. De hecho lo hice. Lo intenté. Pero no llegué a tiempo. Algunas veces llego tarde. Pero estoy listo para proponer, en este estado de incertidumbre que persiste en el bloqueo que nos entregan los dados de este último recuento. Votar.

Contemos de nuevo.

Hagamos métricas sociales que nos dibujen las preferencias sociales de todos los partidos en cada uno de los puestos. Hagamos relaciones más profundas que las que son capaces de ver los líderes políticos que se presentan. Los partidos de siempre. Y los partidos nuevos. Una semilla que plantan algunos. Lo mio es una emergencia mucho más rotunda que la que llevó a Vox en 11 meses de 0 a 52 diputados. Yo quiero llevar la posibilidad de cambio al extremo del tiempo. Cuanto antes. Y lo más alto que podamos establecer en un abrir y cerrar de ojos. Una encuesta nos valida. Rompemos el sistema. Y lo curamos entre todas. Porque aprendemos a cuidar. La sociedad supercuidadora nace de un flashmob de una única política pública en nuestro plan operativo: Supercuidadoras.

Nosotros preparamos la pista para en estos nueve días llegar a la emergencia completa del sistema complejo social itinerante sobre un plano tempo-espacial superior al último compartido. Aprendemos a compartir. Los valores de un nuevo proyecto social en positivo para ponerlo a votación a los Ticatalanes. Eso resolvería el nudo imposible que se había gestado un día del año nuevo. L’any nou.

Any nou.

Una peli que surt d’aquest llibre. Imagineu-vos això, malparits.

Això és lo que té lloc al mon alternatiu que plantejo jo.

Ahir al meu col·legi electoral em vaig trobar a la Simona Levi. Fa nou anys que no la veia des de aquell Free culture forum. L’activisme d’una italiana t’ha de fer arrivar tant lluny com puguis aconseguir arrosegar amb l’esprit de que treballas per a un bé comú que desitges. Justament lo contrari al fascisme. I els italians saben de qué va aixó. Els espanyols, malauradament, també. I d’aquí que tothom tingui por. Perque aixó ja l’hem viscut.

Señoras y señores, relájense.

Esto es una terapia social.

Le va a salir a usted gratis.

La va poder leer aquí. En su teléfono. En su periódico habitual.

La diversidad de este país se puede medir por el número de diarios que puedes ir a comprar en el kiosko. Podría haber un diario nuevo que fuera la editorial del kiokero que está más leído que el 99% de los lectores de prensa en papel que todavía quedan. Los románticos que todavía leen libros. Los soñadores de un mundo nuevo que no es el que tenemos. Queremos Mas.

Yo podría abrazar a Artur Mas sólo por hacerle un tributo a David Fernández.

Arriba de toda la política está David Fernández. Solo por eso la CUP me resulta un gesto de hermandad incontestable. La cuestión de hacer política antes era de unos pocos Luis Trías de Giralt que lanzan en la universidad cuando estudian ciencias políticas en su activismo urbano desde la Vila de Sarriá. El universitario de buena familia que se mete a la contestación a la violencia estatal que percibe en la ciudad. Cada vez que los jóvenes hacemos huelgas. En momentos en los que las cosas se salen un poco de la norma. Y lo que hemos mamado desde pequeños al ver quemarse contenedores por alguna razón que nos alerta: VOX.

Pero el miedo a la extrema derecha es el lobo que anunca otra vez la venida de Hitler. Suenan los tambores. Se repite la historia; otra vez. Y no nos damos cuenta. Estamos en el eterno retorno del buen Nietzsche. Las teorías que nos regala un jóven Marsé desde su conocimiento urbano de los barrios del extrarradio de la ciudad de las barracas. La ciudad que fuimos capaces de pulir con la llegada de los servicios públicos a los barrios de los emigrantes que llegaron a construir con nosotros los mejores años de nuestras vidas. La historia nuestra que nos trae hoy aquí, a esta comunión con el colectivo completo, en un mismo ritmo que se desvela en la música de una pista de baile de la ciudad, o en la fiesta de una casa que experimenta lo que es un acto social vital de unos anfitriones nuevos en el barrio. El barrio crece porque nos creamos nuevos vínculos. Pero su casa es mi casa. O mi casa es su casa.

Cada uno pertenece a un lugar en la sociedad. Y nosotros sabemos delimitar los estratos sociales a los que llegamos. Son como peldaños de una escalera que asciende a la cima de la pirámide. Subir es el deseo. Desde abajo hasta el cielo. ¿Qué hay? Gloria. Aquí. Ahora. ALLS.

Las parábolas de este nuevo libro se describen en párrafos sueltos que resuelven el enigma.

Cada quien tiene una manera de llegar a lo más alto de nuestra experiencia humana: la concepción compartida del bienestar general de los latidos acompasados de un carnaval eterno que no cesa pese a la recurrente idea de que Hitler podría volver encarnado en uno de estos cretinos que vanaglorian al Furher austriáco de una única raza obsesionada con el racismo: arios.

Imagínense la siguiente imagen de una película de Cuarón que nos pone de nuevo frente al noumeno transformado en arte visual por la tiranía del encuadre de Lubeski. El momento recrea una experiencia juvenil del cinematógrafo: Escuadrón. De pronto él se presenta ante la jefatura, como escuadrillero de Romanos y le dice al jefaturo con el que tenía los lazos más fuertes de amistad perfecta, el Difunto: voy a fundar una Escuadra. La voy a llamar: arios.

Arios: con Hitler venceremos.

Ese era el grito de la nueva escuadra. El Difunto no supo muy bien cómo reaccionar después de morir de la risa. ¿Hay vida despúes de la muerte? Risa.

¿Hay risa después de la muerte? Ese es el verdadero anhelo. El chiste infinito. Aunque un día decida acabar yo mismo con mi vida. Es mi libertad. Parad un momento. Veamos los riesgos de según qué tesis de cada pensamiento político legítimo en el tablero de partidos-votantes de este difunto país: España.

Literatura sobre el presente. Una manera de ser. Una manera de estar. Un plan nuevo. Un sitio a dónde ir. Yo me propongo reestructurar el plan al que estamos dispuestos a reconstruir nuestra sociedad en otra dirección. La emergencia colectiva no podía suceder en el mismo plano en la que el status quo se enloda en esta calidad de debates. La sociedad española se merece otra cosa. Morir en paz.

Nuestra misa ha terminado.

Demos gracias, adios.

Y nos vamos.

Nos fuimos.

LJ.

Lojuimos.

Los ticatalanes muchas veces debemos explicarnos más de una, de dos, de tres, de cuatro, de cinco, de seis, de siete, de oche, pero nunca más de nueve veces. Las mismas que utilizamos para aprender una serie de valores concatenados a una lista iniciática de nuevas estructuras del estado alternativo al que pretendemos llegar, por fin, Ítaca. Del uno al 99.

Somos lectores de nuestra mitología griega. Entendemos la transformación de todas esas historias y rituales y cómo se reutilizaron en el resto de las religiones que por aquí hemos visto nacer hace dos días. Un credo renovado sobrevoló con la ayuda del espíritu santo y dio lugar a la última de las religiones: el ticatalán. La lengua nueva que viene Estado-nación y plenitud eterna en un sistema complejo social alternativo que se aleja lo más posible del putrefacto status quo que nos quedó después de ir a votar ayer.

Asistimos a la muerte de España.

España ha muerto. Viva la Nueva España.

Esa es la gracia de este elaborado chiste que aquí termina. Soy un candidato fuera de plazo. No me presenté por pudor. Por el respeto que me merecen todos los votantes españoles. Compatriotas, ahora, que me disgutaría confrontar con un insulto abrupto habiendo en el ambiente tan crispado rollito, que como decimos en Ticataluña, no está el horno para bollos. Pero en fin. Algú ho havia de dir.

Només que lo que vaig a dir no s’ha sentit mai en aquest poble. Com a mìnim no en veu alta. No com un gest d’un dia que finalment tot peta. Ho petem. Triunfem, com la Coca Cola, o Bisbal.

Penseu en el triunf dels triunfitos. Va esser una operació fantástica que va arribar al mon senser. La universalitat del pop i dels mitjans i la producció i els artistes d’aquest poble fantàstic. España. Gran. Una. I tot lo contrari, alhora. Forta. Barcelonesa. Des de Gest Music, a prop del Parc Guell i de l’Escola Reina Elisenda Virolai, fins a l’últim racó del mon on se sent música en castellá. L’abast del castallà respecte al català es diferencia en aquesta percepció del mercat que es trobem amb una cançó d’aquesta llengua.

Fins que va venir Rosalia i ho petar:


F*cking money man

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