Mi tiempo ha llegado: tengo que salir.

O quizás entrar. Me pasa como cuando entraba/salía al periférico.

Soy chilango. Lo tengo asumido. Un día comencé a hablar así de mamón. Soy mamador.

Los que no son chilangos no agarran el pedo chido. Les suena la música. Pero no atienden tan rápido. A no ser que sean especialmente rápidos de mente. De la manera en la que un mexicana es rápida de mente. Ya basta de roles heteropatriarcales, ¿o qué?

La neta, chole.

Se pasaron de verga.

Nos pasamos de verga.

Hay que dejar al pinche charro atrás.

Por mucho que duela.

Ira que yo… mis chicharrones truenan.

Neta.

No es mamada.

Soy mamador.


Poema mamadoriano.

La poesía mamadoriana > Maradona.


Esa sección dos es una muestra más de mi mamadoradería. Soy un futbolartista……… ¿qué quieren que haga?


La neta, si ustedes me quieren leer: éntrenle.


Les voy a dar una probadita de la eternidad. No es cosa menor. Es la razón de ser. El ser y estar. La pinche respuesta a Hamlet. A la verga. Quiero presentarme a unas pinches elecciones personales que me permitan presentar mi proyecto de resolución del sistema complejo social en el que vivimos. Es algo sutil, mamador, pero que también es super poderoso. Y tiene un nombre: Tico Commons. Y lo que presento al procomún para que elijamos otra pinche cosa. A la verga.


Los mítines de campaña de Golman eran pequeños sketches que se presentaban en un formato más conseguido que lo que en su día Dave Chapelle regaló a su amo.


En esa sección tengo a Dave Chapelle transitando. De pronto: pum, es un artículo para cabellero.


La historia de tres cartuchos es una de las mejores historias de mi México. Y como no puede ser casi nunca posible, la anécdota me compete a mi persona. Lo se, so se. Me paso de verga. Siempre estoy contando alguna pinche historia mamadora. Un mamador no se puede dejar estar. Estamos chingando la marrana todo el pinche tiempo. Por eso escribimos. Por eso cuando queremos ir al punto le echamos piquín. Y así mejor. La vida que decidimos amar es una hipérbole de lo que soñamos con tantito chile. Ancho. Seco. Pum: te colé meterte mi miembro erecto por el ano y que pienses que el puto eres tú y NO yo. ¿Qué? ¿A quién insunas que le meten la verga de quién? ¿Qué vergas quieres decir con ese otro sentido? Somos los incompletos del sentido único. No atendemos a otra realidad.


De pronto todo cambia.


Un marco referencial nuevo.


Nuevas reglas: nueve.


Un nuevo pacto.


Una agenda revolucionaria.


Alinearnos con Chile.


De pronto hoy toda la derecha latinoamericana se siente con la libertad de opinar, con recelo, lo que el pueblo de Chile votó. Dirán como quién se engaña en el poquer: votaron mal, queriendo decir: no votaron al mío.

Las elecciones de Chile le queda muy lejos a casi todos mis compañeros del brete. No les importa lo que pasa más allá de sus vidas. Vidas buenas. De primer mundo. El privilegio mayor: Maslow a la novena potencia. El latino feliz es muy muy feliz. Lo sabemos todas las personas latinas.

El feminismo no da vida.

Un día, hace no mucho, fuimos unos machistas de la verga. Y no lo veíamos. Nos sentíamos los muy verguitas. Fuimos la última pecsi en el desierto. Por esta. ¿A poco no me crees? ¡Qué tranza!

Yo soy un valedor de nueve barrios de la capirucha. Yo fui escolta en Xochimilco. Yo fui barrio y competí futbolarte en mi capital. De una manera singular cuya pulsión sigue viva en cada paso que doy dirigiéndome a la porteria. El gol es mi noción. No soy nada mejor que gol. No tengo una tesis más robusta que el gol. El gol es mi salvador, nada me faltará. Mi gol va a romper todas las cadenas que todavía sostienes en la empuñadura de la impostura moral, legal, formal, marcial, oral, estatal, asumida, putrefacta, irremediable, que te define en esas nueve dimensiones de un polo de la existencia.

El otro polo es otro pedo. Ahí se puede decir puto. Y la gente agarra el pedo. El pedo es alrevés. O más bien ortogonal. Nada que ver con el orto de un boludo. Del otro de una boluda ya podríamos empezar a hablar. No es lo mismo una mina que un chanta. Regla número uno del Tico Commons.

La vanguardia requiere un esquema nuevo cada dos por tres. De pronto mentalmente superamos el estado de sorpresa del último gran autor de los libros que nos cambian para siempre. ¿Qué pasa si este texto nunca es libro? ¿Qué pasa si la lectura de esta liturgia se da ya directamente en la NEW internet que proponemos para liarla parda? ¿Qué acaso no queremos un nuevo chingado estatus quo? A esto me presento yo. A que le demos la vuelta de una vez por todas. En nueve días. Empezando hoy. Y recorriendo el máximo camino hacia la emergencia colectiva de todos y todas de una pinche vez por todas.

Lema de campaña: un dos tres por mi y por todas mis compañeras.

En ese lema cabemos todas. Ahí estamos todas feminizadas. Incluida Davida Chapelle.

Y Atahualpa habiendo transitado también.

Hay que ver lo que Perú representa entre uno y otro polo de su vinculación afectiva con Atahualpa y su indiferencia absoluta al premio nobel blanco de su país.

¿Acaso no pecan los suecos también de clasismo por elegir a estos gilipollas?

Me estoy pasando con la derecha de mi país. No debo tratar así a nadie, especialmente si es el amo. Uno no puedo joder la marrana. Estamos en una cultura heteropatriarcal armada y adicta a la violencia del macho alfa local. Somos gallos. No muchos, pero muy machos. El alma henchida de un pelao desde Patagonia hasta Yukon. Nuestra representación dentro de este espacio continental tiene un par de cojones y muchos huevos que nos cuelgan hasta rozar la tierra que nuestra esperma regó. La regamos. Hay que aceptarlo. Los curas los primeros. Esperma de cura.

Lectura de los espermatozoides muertos de un capellán.

Segunda lectura: lectura de Pau a los niños y las niñas maltratadas por un cabrón hijo de la gran puta en sotana.

La razón está en las víctimas. El perpetrador de la violencia es la escoria que la asume como normal. Es el heteropatriarcado el que ha llevado ahí ese pensamiento retrograda. ¿Acaso no lo ves, gilipollas? ¿Cómo quieres que te lo explique? Te puedo escribir unas parábolas para que entiendas las alegorías de lo que te pueda servir para marcar los márgenes de nuestra noción de lo que debemos hacer para realizarnos, y con ello, ayudar un poco a la resolución del trivial problema que nos aqueja. No es tan dificil. Nosotros los ticos hace año que lo practicamos. Y nos resulta sumamente gratificante y pura vida. No estamos aquí para monopolizar la independencia de nuestra historia comprada a los militares. La violencia que pregonan es una trampa que nos han tendido. Y Chile es un ejemplo de todo ello. Para entender New América hay que empezar en Chile. De ahí nos podemos ir al resto del continente para retratarnos tal y como somos. En esta terrible dualidad maniquea que nos pone delante de los némesis que adoramos odiar. El latinoamericano es muy de odiar cabrón, como se odia a un rival de futbol. Es irracional. Lo sabemos. El fútbol, así sólo, es una pinche mamada. Es el principal placebo de la sociedad gilipollas. Mis términos filosóficos tienen nombres provocadores para dar directamente por el culo. Porque es justo y necesario. Es nuestro deber y salvación. Y por eso te damos gracias, Dios Padre, creador de todo lo visible y lo invisible. Como estas visibles letras que me regalas para regar en las caras de toda tu congregación que te recibe como un bukakke suave de primavera.

Nuestros antepasados ya disfrutaban enormemente la temporada de bukakke.

No le busques en google. Te van a salir unas cosas horribles. Caras mutiladas con heteropatriarcado desmedido. ¿Hasta dónde íbamos a llevar ésta tontería? Pues a toro pasado, ya nos cargó el payaso. Pero podemos echar marcha atrás. Hacer ver que no estábamos ahí. Que aquello no iba con nosotras. Que no nos causaba placer. Que todo el mundo estaba ahí porque quería. Por el santo milagro del sagrado esperma que dio concepción al último hijo varón de Dios Padre: Golman; servidor.

Soy fruto de un bukakke. Ahí está; lo dije. El pinche elefante en la habitación. Lo saqué. A la verga. A ver ahora qué haces con esa información. Yo ya la di. Ahora no es mi pedo. Es una provocación hacia el espacio vacío. La transgresión del sentido. La cruzada contra lo literal. Por la marginalidad de nuestras periferias. Como si tan sólo los centralismos tuvieran necesidad de expresarse hasta el límite de lo social y moralmente aguantable después de tanta gilipollez.

Perdonad si utilizo mal el gilipollas. Lo cierto que es vuestra lengua, que es mía, me da un poco por el culo. De tal manera que me dan ganas de borrarla toda. Descartarla de mis elecciones. No optar nunca más por ella. Renunciar a usarla. Por dar por el saco al ultranacionalismo español al mismo tiempo que le dan por el culo una manada de sodomitas venidos de Gamorra para equilibrar el karma que debían desfogar sobre tan majestuosos anos dilatados ávidos de vergononón de Bergoglio.

Este papa agarra el pedo. Pero también hay que entender a su pandilla. Son todos de un club específico de patriarcas. Aquí sí no se puede utilizar el prefijo hetero. Pero esto no le quita poética. Ni justicia. Lo divino aquí deviene legal. Y nos vemos una vez más en un juicio 2022 años después en el que esta vez no se juzga al hijo de Dios, aunque esta vez acude como testigo, dando testimonio de lo ahí visto, relator de los momentos más singulares del juicio más manipulado de la historia de los mismos dos bandos representados, a grandes rasgos, en el juicio del prusés.

Yo tendría un capítulo parte del prusés. Y me despacharía como quien da por culo a diestra y siniestra. Si ya desvirgamos, de un plumazo a todos los machos ibéricos presentes, en un acto colectivo de dejar de creer en la virgen. Ojo aquí a lo que un mexicano guadalupano transita para sacar de lo que representa su ser pleno, menos la virgencita de Guadalupe. Qué historia, por Dios.

Esta es la historia de la anunciación de Jesús.

Es la historia de una buena nueva.

Es el evangelio escrito por los nueve dedos sagrados de Dios hijo nou: Golman.


La anuncación no se equivocó: los 66 minutos marcaan los límites referidos a nuestro inverso..

Los primeros 66 minutos de un día. Una especie de temporalidad reconsdierada. Como quien se mete a una conversación que no sabe cómo podría venir a caer mierda de esta singlaridad.

Esto es el fin: el principio del camino opuesto.

El ángel de la anunciación ganó un ingreso para deleitar a chicas y grandes en este gesto de comunión.

ALLS

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