Cada día es apto para regresar
De un tiempo acá no soy capaz de salir. De salir en el sentido más actual de exponer tu expresión vital, tu pensamiento, tu opinión. No puedo entrar en el río de situaciones que lo alteran todo.
La guerra es un acontencimiento común. De todos lo días. Cada vez peor. Cada vez más. Cada vez menos velado. Cada vez más 1984.
Quizás volver sea volver a eso.
A ese momento.
En 1984 yo cumplí ocho años. De aquí allá hay 39 de distancia. Volver a ese año implicaría todo lo que queda de mi vida. Pongamos 39 años más. Y llegar a los 86. Como México 86. Y ahí desbordar el tiempo previsto. Ida y vuelta. Como una final a dos partidos. Un poco contracorriente. Nadando cuesta arriva, salvando los obstáculos de la inercia, la pendiente, la gravedad, y el impulso del río que corre hacia al mar.
2023 a 1984.
2023 a 2062.
Y ya no más.
Si sólo quedara tiempo para esto, ¿qué será de lo que pase de aquí al final?
La vida. Mi vida. La nuestra.
La comprensión de un estado de la naturaleza emergente que parte de quienes somos. Inevitablemente. Esto. Soy lo que soy y lo que me rodea.
Lo nos rodea común. Lo que nos rodea ajeno. La capacidad de traspasar las fronteras. La mutilación de la violencia como acto de autodeterminación. La necesidad de rebajar la tensión heteropatriarcal de nuestros impulsos, nuestros abusos, nuestros privilegios contrapuestos contra alguien más. Los otros.
Los otros. Nosotros.
La vida. Su vida.
Mi vida.
Subida.
Bajada.