Supercuidoras como movimiento social disruptivo que atiende la resolución de un problema que viven actualmente las cuidadoras sin que nosotros, ni nadie, haga nada. Eso, con Supercuidadoras, cambia. Por siempre. Porque nosotras, cada una persona, cuidar a nuestro ser querido. Y así se creó la narrativa de los inicios del pensamiento colectivo más optimista: el estado de gracia compartido: ALLS.

Supercuidadoras no es nada como lo que has visto hasta ahora. Esta es una red social completamente creada para dirigir la atención social de nuestra vida para ayudarte a tí. Te dejamos sola. No nos dimos cuenta. No sabíamos bien. Ahora sí. Te escuchamos. Nos dices cuándo necesitas ayuda. Cuando no estás bien. Cuando algo podríamos hacer, estando un poco más presentes, ma. 

Y nos acercamos un poco a nuestras personas mayores. Que viven en su casa. En donde también nosotros vivimos. Y ahora, solos, se cuidan el uno al otro. Y una demencia lo cambia todo. Y aquí estamos. 

Ya no sólo el edadismo os lo pone dificil. Nosotros, tu familia, te dejamos lejos de nuestra prioridad. Nuestra vida nos ahoga. Necesitamos todas un respiro. Y no queremos perpetuar una injusticia: ¿por qué suelen cuidar a las personas de la familia tan sólo las mujeres? 

Cuestionémoslo todo. 

Nuestro espíritu es ese. Por eso creamos Supercuidadoras. Para poder ofrecer un servicio que constituyera un cambio social radicalmente positivo. Porque nos acercamos todas. Un poquito. Y nos hicimos más fuertes. Como una piña. Individuos acompañados. Historias que se abren para recibir el apoyo de los nuestros, y de una sociedad que se cohesiona ante el dolor de los demás. 

Las enfermedades tienen diferentes momentos, intensidades, síntomas, causas, efectos y sorpresas. No siempre son mortales. Pero es un hecho: nos estropeamos. Somos máquinas biológicas. Nacemos y morimos. Las fronteras entre que nos formamos hasta que nos deformamos. Ir y venir. Estamos dispuestos a recorrer la ida y el regreso, y dar vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas y vueltas. Y parar entonces. Harto de tanta pinche vuelta. Pero pleno: ALLS.

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