El violador eres tú

Yo.

Te das cuenta.

Hombre

Ya está. Es tu forma de ser. De pensar que puedes pasar por encima de una mujer para humillarla de la manera en la que te pegue la gana porque le quieres meter tu pene en su vajina. Quiera o no.

El violador eres tú.

Lo que denuncian estas mujeres es el terror de lo que viven las mujeres; no tú.

Machito, pendejo.

¡Cómeme los huevos, Maldini!

Para muestra un botón. Mi club: América.

Selección sub17.

Pongámonos en ese momento.

Pensemos que fuimos parte de esa errada histórica.

Hola, tengo 16 años, me llamo Golman, y soy el protagonista de ese video.

El violador soy yo.

Me equivoqué.

Olvídate de lo que te enseñaron; ahí te va la verga.

Versos así no gusta a todas las feministas.

Yo me metí en un problema cuando tenía catorce años y estaba de fiesta con los de 17. Los teen nos permiten conocer ciertos límites que se ocupan con la libertad de los que se acompañan por la noche. Y a veces nos pasaos de frenada. Nos desbocamos. Nos despeñamos. No son las noches buenas. Nos cruzamos con un violador. La noche se tuerce. Pienso desde la mujer. La que ahora llevo dentro, grancias a ellas. Se me abrieron los ojos. Y ahora lloro. Ahora creo. Ahora se.

La culpa y la situación. La reflexión. Es un baile. Se reproduce. Se retroalimenta con la interpretación de otras mujeres en otras latitudes. El sentido de la canción siempre es la misma. El pinche macho no curado. El macho que se desboca todavía. Una después de otra. El que no tiene remedio. Grab’em by the pussy type. Ya sea de boquilla o porque así lo siente. Porque aspira a ser Trump. O el macho ibérico de su partido político. Un jefe violador. O el policia que somete a las mujeres tras desnudarla a que haga una sentadilla.

Quizás antes de que vuelvan a bailar esa canción, chavos, deben pensar en lo que dicen esas palabras. El ritmo es pegadizo y la tensión de los movimientos nos enseñan que ahí hay algo que están denunciando. ¿No lo ves? ¿No te das cuenta de que están en medio de un campo de nabos? Ese humor, ya no tiene recorrido. Y los grupos cerrados de hombres tienden a dos polos inequívocos: la violencia y el machismo. En cualquiera de los dos casos, no debe porque ser lo que consideramos lo natural. Normalizar esta violencia es machismo. Y no podemos mantenernos al margen. Que todo pasa porque pensemos que esto no es un grito de libertad absoluto de las mujeres que nos han dicho basta.

El estado es un juez. Y un presidente opresor. Y un policía que canta un himno que vulnera. Un momento policiaco que no debe tener lugar: sucede. La contención del macho que entrenamos para ser otra cosa. Defensa de las personas es otra cosa. Si esas prácticas se tapan, la sociedad no las ve. Si las denunciamos y no las creemos, la sociedad está anestesiada y es cómplice de esa violencia que se realiza contra la mujer, ahora por medio de las fuerzas del estado. Como el juez que culpa la manera de vestir de una mujer. O si debe o no asistir a una clínica clandestina para tomar una decisión sobre su cuerpo, o asistir a la seguridad social. La decisión es suya, no tuya, papá.

Y la ciudad se encuentra a sí misma. En ese tránsito nocturno tan especial en algunos rincones del planeta. Esa vara tropical. Ese urbanismo newbarciniano. La ciudad muta: de Barcelona, querida y muerta con espada de estoque, renace como el fenix de creador local que se apodera de un multiverso superior a de las fantasías anglosajonas en su conjunto literario TOP9. Por entrar en los corrillos anglointernacionales para reirnos de quien valga la pena comentar las jugadas intrínsecas de la cosa pública. Nuestro rol como representantes de un pueblo diverso, heterogéneo, y vulnerado por un colonialismo que nos corresponsabiliza con el verdugo. Oh, qué dolor. Soy yo el violador. Ahora lo veo. Ahora lo siento. Lo siento. Pido, de rodillas, desnudo, con sombrero de Abu-Graib, para desearos feliz navidad, que el niño Jesús venga y nos inunde con su historia simplificada de la noche blanca, las creencias blancas, las metáforas del nuevo testamento, que elude por completo la mención de la otra mitad del planeta en las antípodas, y que por tanto, podría bien o existir del todo en la cosmogonía que podamos plantear desde el vacío que yace en su concepción. Al no hablarnos de los andares de las tribus que vivían en los bosques tropicales de un continente más allá de lo que seréis capaces de imaginaros en los libros que están por venir. Como si nueve biblias después consiguiéramos establecer un credo que no mame de las mismas aguas que los mamadores de verga que se esconden tras la sotana. ¿Cuántos de esos pecados hemos perdonado?

Hay víctimas.

Y un hombre. El puto cabrón.

¿Qué parte no entendés?

Hay un sólo lado en el que estar en este tema: en la solidaridad con ese sentimiento del cuál nos están avisando que viven cada día con temor. Y la respuesta de unos niñatos de entre 14 y 17 años no podría ser más inoportuna que el momento aquél en el que en el vestuario se hace una broma irreproducible. Un momento aparentemente cagado. Cagada. Y resulta que el violador eres tú. Y son ellos. Por su risa. Por su falta de seriedad. Su falta de empatía. Esto nos obliga a hablar de ello. Y apuntar con nuestro dedo índice, el derecho, eh, bien afilado de cara al pecador macho que conozcamos. El tío violador. Apúntale. Tu dedo nos lleva a él. La solidaridad de las morras mexicanas es lo más poderoso que vamos a ver en muchos años. Porque la afirmación de las mujeres ante el riesgo de ser violadas: asesinadas: imáginate que te den por ese culo blanco heterosexual. Pinche puto.

El puto eres tú.

Ahora vamos con los homófobos. Te das cuenta que el homófobo eres tú. Y el violador eres tú. Tu violas, pero aguas con el cagado que se acerque a tu culo. Y por tu culo, ma-tas.

La violencia de género existe. Es un hecho estadístico. Y de registro. No hay registro. Ni ley. A no ser que nos tengamos bien localizados. En las manos de una seguridad pública al servicio de sus cociudadanos. No coludidos con las fuerzas del mal amantes a la violencia y los placeres del narcocapitalismo. El fascismo conservador que nos lleva al totalitarismo absolutista. Y si los mecanicistas tuvieran ya una solución pragmática impoluta. ¿Por qué no la estamos viendo? Quizás no existe. Los putos conservadores europeos en realidad son todos un bluff. El multilateralismo nos permite hablarnos sin tapujos a la cara. Porque aquí todos opinamos de todos. Pero siempre hay un club cerrado de cinco blancos burlándose del compañero con la deficiencia y/o minusvalía. O dependencia. O vicio. O mal puro. O antidon de gentes. O gilipollas. O dick. O ver-ga. O me lo como.

Un Don Chocolate. (chocolates UDC)

Se trata de mi escuela de futbol. La cultura del nido a quién le representa. ¿A los que ahí aprendieron futbol? ¿A los dueños? ¿A los directivos? ¿A los jugadores? ¿A la afición? El club América es un club centenario que se debe a su afición y al proyecto de un empresario como pocos en México: el tigre Azcarraga y Guillermo Cañedo. Y Panchito Hernández. Y

La cuestión es tener que posicionarnos. ¿Cómo vamos a enjuiciar pues al macho local? Al familiar. Aquí alguien tiene que jugar ese papel. Estamos enfermos. El machismo del heteropatriarcado lo sufrimos todas. Y las mujeres de mi casa fueron las primeras en poner el grito en el aire. Era un hecho: nuestro padre sufría del heteropatriarcado injusto que le inhibió ser la mejor deportista de la historia. Alejandra le recrimina a mi mamá, sobre todo, que no la hubieran incitado a la práctica del deporte como una cosa que a ella también le podría haber ilusionado. Como jugar tenis, por ejemplo. O golf. O badmington. O basket. O futbol. ¿Cuál es la escuela de futbol femenino del Club América? No existe.

No sabe / no contesta.

Les vamos a dar un botoncito a los silentos.

Sometimes we just don’t know / Just don’t care / Not worth answering / Don’t give a damn
No es lo mismo no saber a no contestar
La meritita

Sudenly my music shows up and people stay to dance

De pronto, soy hombre.

El culto y/o leyenda

Toda mujer entiende querer ser hombre.

La cúspide del machito.

La verga.

El juego de lados.

Ustedes.

Nosotros.

Nosotras.

Nosotrxs.

Ahí hay una voluntariedad de diversidad. Estamos. ¿Estamos?

Y usted va y entra en el botón. Porque no hay mejor sorpresa que yace tras la posibilidad.

O no ser…

El posibilitismo es un movimiento social nuevo que postulo.

Hoy; aquí.

Escuchar al loco que viene de fuera

Aún en el fracaso. Gran nombre de botón. Se me ocurren al vuelo. Soy un soñador sin formato. Como un único mensaje multiversado. Soy el jardín de senderos que se bifurcan que no son otra cosa que la posilidad de cada una de las líneas electricas de nuestro sistema neuronal habitado. En encendido total: ALLS. Un estado de conexión absoluto, pleno, digna, femenina, desmachificadoo (lamentamos una incidencia irreparable que nos duele en el alma que no podremos nunca llegar a corregir, ni siquiera a recibir perdón, porque Dios exculpa pero no olvida. Creanse lo que les dice según qué herencia de heteropatriarcado de buena familia. Acaso todas las familias son complices de las suciedades subterráneas que vamos a exponer sobre el tablero para que todos flipemos en colores lo que nuestras familias han soportado en su historia familiar. La última cruzada. La familia reconstituida en una sociedad anarcodigitalcapitalista.

una pequeña república bananera como ejemplo
mae, fueraevara, qué escogeríamos si pudiéramos ficcionar el pueblo que preferiríamos ser…

Nuestra sangre tica fluye en cada ser vivo. Los árboles delimitan lo que nosotros conocemos como los 9 m sobre la Tierra. La franja vital ticatalana. Una ocupación del espacio sobre los pies en la tierra. Greta a nueve pasos sobre la tumba de Franco. La actual. La pasada. ¿Este pensamiento es delictivo? Querido lector, si es así, usted está en peligro.

La policía… ¿te fías?
Opciones hay: elig

En realidad no acudes a esa distopia cruel. La policía tras sus propias familias. La policía contra una buena parte del pueblo. El control sobre nosotros mismos. Cualquier decisión de las mayorías podría condicionar nuestra situación actual. Perderemos el status quo. Acabamos de comenzar a remontar, y de pronto nos lanzan otra crisis mundial de tres pares de cojones. Por ligeras desviaciones en nuestro devenir capitalista global en movimiento. La economía mundial en tiempos de la emergencia China. Lo que nos enseñaron los gringos y su sistema universitario, doctorandos y doctores, impulsando los límites del saber. A todo lo alto de la sociedad del conocimiento reglado. Los profesores universitarios. Las instituciones del saber y del más allá. Los hombres de negro. La ideas que molan, y molan maso cuando encima riman. Lo que pensamos que debería ser el hip hop si pusiéramos a nuestros poetas más sublimes a freestyle con los homies de tu barrio con un flow de la montaña que solucionan unos pocos insolentes de la cordillera. Porque lo ven todo desde el extrarradio. Con la libertad de un pijoaparte. Por la gloria de entender los juegos que se entrecruzan entre las dos pirámides sociales de donde provenimos.

Lo miserable de la catedral de la ciudad de México que ultraja su decrépito hundimiento, es haberse construido encima de la pirámide de la ciudad ahí sita. Malditos. Eso no es perdonable.

Aquí se podría comenzar un lecho de rosas o un baño de sangre.

Escojan:



LUEGO UNO SE VA A ALGÚN SITIO, NO IMPORTA DÓNDE, Y AHI SE PIERDE SIN QUE NADA LE PREOCUPE. QUÉ NOS HA DE PREOCUPAR. VAMOS A VIVIR EN POSITIVO LO QUE UN DÍA COMO HOY NOS TRAE. VAMOS A VIVIR ESTA NAVIDAD COMO LA HISTORIA DE NUESTRA RECONVERSIÓN EN UN TIEMPO-ESPACIO NUEVO. UN PUEBLO NOU. UN POBLE 9.

GOLMAN ELIZONDO PACHECO

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