Mi imperio se construye sobre una pieza clave: el botón
Soy el Señor de los Botones.
De niño una amiga de mi mamá, Julita, me compraba botonetas. Desde entonces el botón se convirtió en el símbolo de un mundo de bondad en el que todo era posible y jovial. El espíritu de Buttons for ALLS es que todos tengamos los botones adecuados para conducirnos por la vida sin estar engachados a nada, y con el acceso inmediato a la congruencia total: la transmutación plena.
Se trata, es evidente, de una sensación pasajera. Una verdad universal, a la cuál sólo podrás obtener un bienestar momentaneo. Pero eterno. Tu vida no es esto. Ni lo será nunca. Pero la accesibilidad a la gloria nunca había estado tan cerca de todas: ALLS.
Press the button
La acción nos lleva a una ventana que conduce a otro estado de la naturaleza: el más allá. ¡Aquí!
No esperes más. Habrá un botón para el momento justo por el que estás pasando. O bien, querrás ir a un estado corporal en el que tu mente resignifique la vivencia inmediata a la que irás inmediatamente.
Nunca nadia había apostado tanto por los botones. Esta es una visión con historia. O la historia de una visión. Lo cierto es que todo sueño requere de un proceso de manufactura y ejecución, sin el cuál, el sueño se esfuma. Pues bien, el sueño del Señor de los Botones requería una última tarea: activar los botones. Es decir, ligarlos a un sitio al que se accedería a la sensación descrita por el botón. El último encuentro entre el marketing y la voluntad de ser de un individuo cualquiera. Todos tenemos el botón a nuestro alcance. Nuestra realidad digital nos ha traido aquí. Amos y señores de nuestro destino. Nos queda elegir. Y andar. Un día más. Estamos vivos.
Vamos a celebrarlo.
Qué mejor manera…