No tengo movil ni reloj

Apenas aguanto el tipo ante mi sacrílega contradicción

Soy un alma en pena.

Merezco mi castigo.

Soy un gesto egoista que corrompe.

Un lleig d’ú.

Soy lo peor sin darme cuenta.

Se lo que pasará.

El tren viene en la otra dirección.

No hay punto medio.

Se aproxima el final.

Un día va y vuelves a casa.

No se sabe muy bien qué hiciste.

Ni por qué te fuiste.

Fue todo una ilusión.

Una trampa del destino.

Entendernos fue lo de menos.

Nuestros argumentos no comulgan.

El que se va al infierno es uno.

No las contradicciones de nuestra existencia.

Tengo que caminar.

A cada paso una mierda.

Terreno minado por mi mismo.

Conmigo; sin mi.

Estoy sólo.

Te dejé sola.

Es mi culpa.

Yo también lo estaba.

Me abandoné.

Me construí.

Fui en otro sitio otro que no era aquél.

Aquél que conociste.

Aquél que quisiste.

Aquél que un día fui.

Me quedé sin mi.

Y tu también.

Nos dolió a los dos.

Pero aún estoy aquí.

No he ido a ningún sitio.

Pese haber desaparecido.

Un día no estaré en presencia.

Pero todo lo demás quedará intacto.

Mi presencia infinita.

El querer ser.

El otro.

Yo dejé de ser quien fui.

Fue tan sólo un ilusión.

Querer ser aquello.

Lo comprendí.

Me burlé de mi mismo.

Y yo mismo me hundí.

Un día quise sacar la cabeza.

Y no pude resurgir.

Me auyenté los ánimos.

Nadie más siguió.

Y vos te cansaste de resistir.

De aguantar.

De sostener los cielos.

Vos sos así.

No sos vos.

Soy yo.

Me fui.

Volví.

Tranformado.

Soy otro ser.

El que un día fui me dio un recado.

Te banco a vos.

Vos sos mi otro.

El primero de todos.

Mi otra.

La primera.

La única.

La utopía.

Bancame a mí.

Sacame a jugar.

La vamos a romper.

Esta es nuestra llamada.

El acto; éste.

Yo; aquél.

Vos; la que querrás ser.

Te banco a vos.

Yo estuve aquí.

Lo vi y viví.

Lo se.

Lo entiendo.

Soy culpable.

Soy culpable.

Soy culpable.

Mi grandísima culpa.

Mea culpa.

No se dice igual en italiano que en español.

Nuestras lenguas atrofiadas.

Las palabras que no salen.

El recurso de un juicio justo.

Vos sos la jueza.

Yo el juzgado.

No tengo perdón.

Sino que baje Dios y lo vea.

Y nos vamos todos a un resurgimiento.

Como fue en su día.

Como en otros tiempos.

Como en otro nivel.

Como aquella vez.

Ayer pensé en recuperarte.

Y no vi camino posible.

Todo está perdido.

Ya no hay nada más que hacer.

Vivir con el vacio.

Saber que lindo que un día fue.

Recordar la presencia cabal de nuestra construcción.

La profundidad de los cimientos.

El canto alagre del Quetzal.

Que sólo observa.

Mientras medita que decir.

La Quetzala le espera.

Sabe que es una farsa.

Que su galantería no es suficiente.

Que todo es una ilusión.

Que no esta tan mal estar sola.

Sin el pérfido aliento de un cretino.

Yo fui aquél que hizo daño.

Sin saber qué tanto cae el vacío.

No hay perdón posible para un egoista.

Vivo inmerso en una cátedra de caídas.

Un teatro de uno mismo.

Un ensimismado ego recurrente.

Un teatrillo sin director.

Un actor desbocado al fracaso.

La máxima ilusión.

Resurgir de un fondo pegajoso.

La inercia de una vida.

Lo insípido del mar.

La inestable compañía.

La épica de estar.

El corrido de una fuga.

La transición al más allá.

Las palabras que no riman.

Estar con vos aquí así.

Nos vemos miedos en los ojos.

Yo sé exactamente tus temores.

Conozco las líneas de tu vida.

He seguido la mano que te guía.

No estás sola.

Estoy aqui.

Nunca me ido.

No es fácil el camino.

Ni la ilusión ni el destino.

A veces es justo así como termina.

Un poema de ilusión y resurección.

Un camino de vuelta hacia tus brazos.

La aceptación sincera de un perdón.

No tengo crédito en mi cuenta.

Hace tiempo que ya nadie me escucha.

Vi pasar un gato en la bajada.

Debe ser el único que queda.

Ya no hay pueblo ni personas.

Es un la otra isla que te mira.

La isla de Colón.

Desde su pecaminoso pasado.

El estado de un ecosistema.

La resiliencia de un pesar.

La contienda que termina.

Sin importar ni más ni menos.

El resultado vacuo de ganar.

Lo que importa es perecer en cada gesto.

Dejarse el cuerpo en la intención.

No hacer daño por pretexto.

Construir una ilusión.

Vos y yo tenemos una.

Y haremos de esta la misión.

Somos una barca que zarpó.

Nuestro continente nos es ajeno.

No así una ilusión.

Esta, aquí, presente.

Esto que tenemos entre tu y yo.

Ese espacio que se siente.

Aún más al estar ausente.

Al saberte lejana.

Con cierta razón.

No comulgo con tus dioses.

No son los mismos que los mios.

Tenemos márgenes de mejora.

Taras en el diseño.

Ligeras obsesiones.

Nos ha marcado nuestro destino.

Las historias familiares.

La ausencia.

La soledad.

Estar tan lejos.

Del otro lado.

Desde aquí se ve Mallorca.

Lo sé no es Mao.

Pero algo es.

En esta isla habitamos los dos.

Gracias a vos estoy aquí.

Un día pensé en nuestra vida.

En lo que de aquí resurgiría.

Muchos amaneceres.

Muchas noches en vigilia.

Ha sido así.

Imperfecta e insegura.

Con fantasmas por doquier.

La creación de un vínculo singular.

Lo que es estancia compartida.

Escucharte me conmueve.

Quiero que seamos compañía.

A pesar de mis desmanes.

Quizás una cuña en la puerta.

Para detener el viento que nos arremete.

Que soportamos tempestad.

Que nos aprieta la pasión.

Y tambié la comunión.

Los dioses están aquí presentes.

Entre vos y yo hay un mar que nos distingue.

Vos sos de aquí.

Yo soy de aquellos.

No está ni bien ni mal.

Somos arenas de mares alternos.

De olas que van y vienen a recostarse con nosotros.

En un momento ínitmo de querer estar aquí.

Por muy efímero que sea.

Por muy vulgar que resulte la repetición.

El gesto aquel de la espuma que filtra entre grano y grano.

La arena que respira como tus pulmones jalán aire.

Respira un gesto de comunión.

Toma aire.

Este es tu día.

No estás sóla.

Este es tu día.

Ayer fui tempestad.

Hoy, esto es tu ira.

No queda nada de aquello que me perturbó.

Persisto atento por si recaes.

No veo posible salida.

Esto atrapado en un bucle interior.

La falsa salida está vacía.

No había nada ahí.

Ni yo tampoco fui.

Fue teté, lo juro.

Yo pasaba por ahí.

Me sedujo con un aire que gira.

En creer y pensar de lo que un día fue.

No es un comercio que vacila.

No es tan sólo una obsesión.

Es un giro de guion.

Justo a punto de acabar.

Por ya esto es el final.

En el que una ilusión termina.

Se hace con nosotros.

Perturba la pasión.

Avoca a dejarlo todo.

A empezar de nuevo.

Con dolor.

Partir.

Ya nunca más volver.

Y vivir de la memoria.

De lo que un día fue.

De lo que nunca fuimos.

De lo que quisimos.

De la atención de mis desmanes.

De las serpienes enterradas.

Del pálpitos álgidos trastocados.

De la estética y la dicción.

De poemas encontrados.

En palabras nunca dichas.

En libros en libretas.

En libretas publicadas.

En la máxima ilusión.

Que este otro sitio está habitado.

Y que hay seres que transitan.

Que entre vos y yo tan sólo hay un abismo.

Un gesto imposible de abatir.

Un abrazo templado que se siente.

Como cuando nos fundimos en un gesto.

Como queriendo entender eso.

Como estar en la misma onda.

Y respirarte cerca de deseo.

Y sentir, confirmar, el sentido de tu voz.

Afirmar que sí es sí.

Que este es el momento.

Que esta es la ilusión.

Que transmitimos en directo.

Lo que nuestro amor es aquí contigo.

Conmigo.

Uno.

Una.

Vos.

Yo.

¿Qué?

¿Y si Marruecos gana a España?

Qué más da.

Te quiero.

Me voy.

ALLS