Morder la mano que me dio de comer.
Tengo miedo de Dios Padre.
No se si puedo permitirme este delirio.
El hospital me salvó la vida y me crucificó.
No tengo la menor duda.
Pero si queréis podes juzgarme como a un loco.
Yo un día fui útil a esta sociedad.
Pero esta sociedad no reconoce el trabajo de un don Nadie.
Uno que viene de fuera.
Uno que vino aquí ilegalmente a trabajar.
Y se quedó.
Y que luego, se quedó sin nada.
Como le ha pasado a tanta gente.
Pero ya no hay margen.
Ya no ha sitio para más como tú.
No en el mercado de trabajo.
No en nuestra red de contactos.
No en nuestro sistema.
¿A qué te crees que estamos jugando?
La paciencia se esfumó.
Y yo me quedé solo.
Aislado conmigo mismo.
No se preocupen.
Estoy loco y bien.
Me supe digerir a pesar de todo.
Y me quedé al margen para ver lo que pasaba.
Y aquí estamos.
La rueda ha dado algunas vueltas.
Y la fortuna, escurridiza, no me ha bendecido.
Maldita suerte.
Ya no eres para mí una ilusión.
Ni tampoco esta cochina sociedad.
Nos convertimos de pronto en lo mismo que desechamos.
Nuestra basura es la metáfora de lo que somos.
Y nos quedan pocos referentes con los que ir a…
… la guerra.
Guerra a guerra sin tregua al que intente…
Los himnos bélicos del heteropatriarcado.
Ya no nos queda más que una revolución que nos contradiga.
Que lo ponga todo en las antípodas.
Lo apuesto todo a eso.
Y creo que ya no estaré sólo en esta apuesta.
Más gente confianda dudando de su porvenir.
Sus certezas de pronto se transforman en mis incertidumbres.
Bienvenidos a mi tereno.
La inestabilidad del ser postpostmoderno.
¿Qué más no quedaba?
Quizás un poema épico que emule a Altazor.
Por pensar en un contexto literario.
En un demonio que me perturbe/salve.
Por saberme parte del problema.
Y también de su resolución.
Como teniendo la llave para su desenlace.
Quizás fatal.
Pero puede que esperanzador.
Todo depende.
Todo está por verse.
La moneda en el aire.
Águila.
Sol.
Águila.
Sol.
Águila.
Sol.
Águila.
Sol.
…
Y finalmente cae.
De canto.
No puede ser.
Neta.
A estas alguras lo único que faltaba era eso.
Un sistema indefinido.
Una respuesta que se sale de los estados de la naturaleza.
Los que estudiamos actuaría sabemos de estas cosas.
Es nuestra responsabilidad responder con estas variables aleatorias.
Cuando la vida misma se a reconvertido en la esperanza del azar.
En el navegar de las incertidumbres.
En los sistemas dinámicos que nos revelan la apuesta con la manipulación.
Y aún así.
Nada.
Un corte.
La realidad entra por la puerta.
El congreso, a las 12:00 de la noche debate sobre la extensión del estado de alarma.
Me voy al directo a ver lo que dicen.
Me encuentro con la claridad de la parlamentaria de Bildu, que reprocha la comunicación bélica de la crisis sanitaria, lo mismo que la que viene después, Vehi, acaso de Esquerra Republicana, acaso de Junts Per Catalunya. Ambas hacen una intervención en la que piden lo que mucha gente entiende. Y le dice al gobierno que no le lavemos la cara al ejercito español. Que no hay necesidad de ver en medios de comunicación, cada día, a un señor dando partes en los que dicen: «Sin novedad en el frente».
¿Eso dijo?
Cagoendena.
No sabemos dónde estamos.
Otra vez aquí.
En la disputa española interminable.
La eternidad se define en la dualidad española, frente a la otra España, al pie de guerra.
España duele, cuando se es español, español, español.
Pero ahora nos dejamos de hostias y nos planteamos qué hacer.
¿Quién tiene el control?
La izquierda.
Y la clase trabajadora va a trabajar.
El virus se expande.
Por no cortar la economía.
Como se hizo en Wuhan.
Como se hizo, tarde, en Italia.
La vida sigue.
La gestión de la crisis toma a todos por sorpresa.
Que pare el mundo, que yo me bajo.
Hace años me bajé.
Esto no va conmigo.
No es mi responsabilidad.
Ya no tengo.
Ni siquiera tengo trabajo.
Ni red.
Voy camino al vacío.
Una vez más.
Hace no mucho que estaba aquí.
La vida carece de lugar para mí.
Se acaba el sistema que pensábamos idílico.
Ya en 2008 se rompió.
Algunos no quisieron ver.
Recortaron la sanidad pública.
Yo fue el primer recortado de la sanidad española.
Un socialista me cortó la cabeza.
Como a Pau.
La espada es mi símbolo de este martirio.
Y la libreta mi única salida.
Me encuentro parado sobre un balón.
No tengo más escapatoria.
El mundo me traido aquí.
Y una vez más aquí estoy.
Dispuesta a solventar mi condena.
Señorías, permitirme una última cuestión.
Yo no escogí marginarme.
Mi marginación no tiene más que un culpable: status quo.
Y no pretendo aquí hablar con bélicas palabras.
No quiero aludir a venganzas o vendetas.
No me interesa humillar a mi verdugo.
Ni tan sólo morder la mano de la beneficiencia que me da de comer.
No puedo más que dar gracias infinitas.
Por un día más.
Por saber que estoy aquí.
En esta vida sin sentido.
Ante un texto que se revela ante mi.
Como la voz de mi angustia contenida.
No quiero sentirme víctima.
Ni tampoco quiero ser un fantasma más de hotel Transilvania.
Mi reino es de otra dimensión.
Y es ahí a dónde proyecto mi intención.
Esto es algo más que una canción.
Es nomás un himno de redención.
Con el que todas accedemos al poder.
La nota final de una última revolución.
Esta vez sin ejercitos insurgentes.
Ni sangre en las calles.
Más allá de la intención de los de siempre.
Más allá de un delirio de poder.
Más allá de un silbido de la aurora.
Que giro más a nuestra vida.
Un porvenir que se extingue en solitario en un UCI.
Improvisada y montanda por profesionales que asumen un rol.
Más allá de los jefes que miran al mobil mientras la decisión la gestiona otra persona.
Eludiendo su responsabilidad, no por primera ni última vez.
Porque las clases sociales se distinguen entre profesionales.
Y no basta cumplir.
Ni huir.
La realidad se revela superada una vez más.
Tiempos así ya se habían vivido en el Hospital de la Santa Creu.
Pero esto es otro cantar.
Esta el la gloría de Pau.
Como si la paz y Pablo se dieran la mano.
Con la espada que sostiene el símbolo de mi decapitación.
Sin que ello me inhiba a escribir lo que considero necesario.
Por la unión de los pueblos.
Por la humanidad que se despierta ante la noción caduca del trabajo.
Al que no podemos, los que tienen, asistir.
El resto sale a la calle a buscarse la vida.
Pero no hay herramientas para ellos.
Ni deuda que valga.
Los bancos están pendientes de lo que les digan de arriba.
Y las apuestas no cierran.
Las probabilidades no tienen la culpa.
Ni la estadística ni la economía de la incertidumbre.
Evaluamos nuestro porvenir.
Y ya no hay más salida.
Debo salir.
Defender mis viejas tesis.
Y volver a ser quién fui.
Es por eso que estoy aquí.
Para afirmar que siempre sí.
Que mi voz no la silencia nadie.
Que ya no tengo miedo.
Que la salud pública no se toca.
Que el cielo, el purgatorio y el infierno para Dante.
Y a Dios Padre que se lo cargue el demonio.
Ahí tienen ustedes un duelo final.
Algo con lo que culminar la épica de Altazor.
Como un poema sin rimas ni tempo.
Como una epopeya desde la montaña.
Como una voz secundaria desde un barrio obrero.
Como si eso fuera posible.
Como si el deseo fuera capaz.
De revertir la dirección del vector.
Y dar la media vuelta sino temor.
A toparte en Laietana con un gris.
El pueblo vecino de Fuenteovejuna.
Esta vez redefiniendo su cultura Shelbyville.
Cuando en realidad soñabamos con Alphaville.
Ya no queda tiempo.
Ni vida.
Hay que fluir hacia la energía que nos libera.
En el fondo de esa búsqueda que nos postra ante la quimera.
Esa mascota que nos acompaña con su tedio.
Y nos atiza con sus burocracias y su sinrazón.
Atended ahora a otros cretinos.
Abrid las puertas que os ordena el porvenir.
He venido aquí en son de Pau.
Con la venia de mi hermano, Jesús.
Que a todas y a todos manda sus recuerdos.
En comunión con Dios Padre, que es Rey Emérito.
Para que os desvele un giro de fe.
Un efecto boomerang en los dogmas.
Un cataclismo universal de magnitudes Luterianas.
Dios Padre me envia como mensajero familiar de este memo:
Abandonad la fe.
No tiene sentido.
Ni la vida ni yo.
No habrá más juicio final salvo este.
Quedan todos absueltos.
Volved a empezar.
Creed en otro libro sagrado.
Como esté que os traigo aquí.
Cualquiera de mis libretas servirá.
Todos los caminos nos conducen a ALLS.
Porqué no íbamos aa asistir a la comunión final.
La fusión de los tiempos y los espacios.
La teoría unificada de todas las fuerzas.
Porque Dios Padre volvió a escoger a un hijo varón judío.
No le juzguéis porque no sabe lo que hace.
Tengo sed.
Mañana, te prometo que estarás junto a mí.
En el reino de los multiversos complejos.
En el límite del caos.
Asumiéndo la tarea social más relevante:
la liberación del tiempo y el espacio del feedbackloopper.
Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Todo está cumplido.
Padre, una vez más, en tus manos encomiendo mi espíritu…
ALLS