¿QUIBUO!
Buena nota. No le voy a gritar todo el tiempo. Pero me dio mucho gusto que me leyeras hasta el final. Y que apretaras ese botón que creé para vos. Para que entraras acá. Y nos conociéramos mejor. Así he conocido yo a todo el que conozco. Y mi salida es la de aquél que no tiene nada. E intenta proponer una alternativa plena. Cambiarlo todo. Para toda equis. Y es esto. Esta es mi voz. Es la misma vos que he tenido siempre. Solo que la he ido concatenando. Como una serie estocástica. Así que esta creación está ligada justo con la contigua. O con todas aquellas con las que pueda crear una relación multiversalmente libre de elegir un árbol de decisión precioso. Con sus estados de la naturalez, ahí, tan en proyecto, como una interpretación estructurada de nuestra diversidad y de nuestra poesía matemático-actuarial.
Check.
You can get that kind of practice in my bootcamp.
Bootstrapping.
It’s more than just a mathematical skill. It’s the symbolism of the design. The ways numbers go about solving themselves. Learning bootstrapping with us, you’ll be source power of our algorith department.
There’s whole new resolved complex system inside. What are you waiting to enroll to the full price program.
Learning curves higher that coronavirus numbers.
You’ll know everything a futbolartist gets to open.
The doors of your unresolved issues.
The mathmatical structure of our data bases.
How to relate to China?
Let’s expand our dimension.
Let’s do it now.
Let’s gen on with the zoom session already.
This test will count for God Father, who art in heaven.
Not here, where you sent me, Father, cabrón………
Oh………
Pero Dios Padre no entra al trapo. Pendejo. No se me malimprete. Nos pasa seguido a los ticos. Luego no sabemos si nuestra manera de hablar es considerada una palabrota en según qué regiones recónditas del planeta. Con la excepción de toda América Latina, ahora New América, que se entende ella misma de la misma manera que los chichimecas y los indios Pueblo se respetaron en su sana distancia. Cuando los virus estaban equilibrados por nuestro lockout hasta la llegada de los pinches virus del continente de los cretinos de las Españas más empobrecidas y masculinizadas en su totalidad, con una tendencia a actuar como la manada los que se comportaban, y el resto, entre los galones y la hipocrecia heteropatriarcal que se les olía en sus pieles, ya fueren sus vestimentas, o sus epidermis al tacto. La erótica entra las dos narrativas de las historias de la colonía es mucho más interesante desde la perspectiva que menos se ha tenido en cuenta. Y nos queda la visión de las antípodas. En la dirección gemela, en dirección contraria, como todos los equilibrios razonables de la imcomprensibilidad de nuestra existencia y nuestro inutil intento por asimilar un esquema de liviandad general, que no nos tuviera con estos discursos violentos que nos someten a guerras de bombas volanto, drones a domicilio, y teletrabajo. Los barcos, los aviones, los tanques, los submarinos en sus lugares de anclaje. Garajes de esa sociedad militar que se enfrentó ya a su ignominiosa voluntad de los machos varones promilitarización social. Frente al estado de la naturaleza que reconoce que podríamos conjurarnos a una sociedad alejada de la violencia que se crea por cierta perspectiva rectora sobre el control de las armas que va atada al necrocapitalismo del sistema que impera por encima de la voluntad popular por mandaros a la mierda.
La gente está cabreada.
Los mercados se desploman.
Hay que salir pronto de esta espantada reacción en cadena.
Hay que levantar de nuevo el tinglado.
Y desperando todo seguirá igual.
No tiene por qué.
No lo ven.
Quizás no me sigan.
Quizás me aborrecen.