Un autor mexicà que tingui el gust i la capacitat per a seduir a la burguesia barcelonesa que edita llivres és l’únic que ha de fer.
Lo millor que vaig aprende a l’escola era el fet de saltar-te les regles. Pero per la part de adal. Excemptar un exam. Per haver fer els altres bé. Les feinetes. Les proves a l’exam.
Jo tinc aquesta mena de privilegi: haver estat ben educat. El camí per la part de dalt ens permet arrivar amunt de tot, com passat el Tibido, o passant, i sent Jesus, home. O com a mìnim el germà gran de Jesús. Ara. Ha baixat. Com és?
La cagada de Jesus… començada el germá gran a explicar cada cop que veia el forat per colar el troll més gran de l’historia: don Golman Elizondo Pacheco.
El meu para no tenia ni idea de que jo escrivia. I un dia els hi vaig escriure algo. Per a que visquesin lo que jo havia experimentat tot sol aquí, en aquesta noble ciutat que s’ha desnuat devant meu. Sort que hi vaig ser-hi. Conscientment. Activament fent lo que havia de fer. I descriue-lo. En una historia. Com aixó que haviem de fer creativament a les proves vinculades amb els idiomes. Jo vaig llegir gràcies a la primera barcelonesa que vaig coneixer, no pas a un carrer de l’Eixample, o més concretament d’una part més al marge de l’historia oficial. La que surt a la tele. Allo de lo que parlem quant parlem del mon. Ens estem escoltant. Ens estem escoltant?
Penso que la literatura que em va afectar va tenir a veure amb coneixer a Enrique Vila-Matas per fer li una gestió de part de la nostra editorial que tot just començava: Sexto Piso. Imagina’t sent mexicà i presentant el teu primer llibre a la Central amb ningú altre que el propi maestre de les coses més al extrem de la metavida i l’escriptura d’allo que ens avoca a la nit a viure per despres escriure-ho. I pendre posesió de la ciutat. A tot lo que aixó dona. Per dir-ho ben fort i ben alt en aquesta llengua meva, i teva: el ticatalà.
Jo vaig vindre aquí i vaig notar certs desproposits: dualitats irremediablement a les antipodes. L’efecte és prou significatiu i contundent com per haver d’entendrel. Tot just sortia al llivre que ens havien forçat a lleguir a la clase de literatura del profe més fres de totes les nou capitals, i tot just, a la mare de totes les capitals: la nova ciutat feminista. El que som aquí. Naltros. Els lectors. Saben que algú escriu. I que aixó que s’escriu s’explica millor.
Vaig trobar-me a una amiga que em va convidar a Sant Jordi. Vull publicar un llivre a Sant Jordi. Alguna cosa que ja hi sigui. Un format senzill. Sessions sueltas de FAG. El acto más sublime de la recién nacida ciudad: New Barcino.
Todavía debía votarse en un «referendum». Don’t ask. Just follow the flow.
I will call some shots and names. I’m on the motherfacka. I know capitalism as I know comunism. Two ideas: collective, individual. Why should there be a quarrel? Stories demand it. A tension point. A sort of forced framework that holds whichever shitty story you have on your mind. You are Caufield. Or Lee Oswald. To kill a free thinking profet.
Why is there are gun in one of those scenes?
People think we have to make film productions about gun related issues. Because they are scary as shit. Yet we love to play it. And shoot them. Only some would like to shoot others. Some are supervised and formed to be able to handle as good as it gets. Versus happy triggers from the tradition market. I know you all folks. Hello.
I take my writting seriously. I want to be able to talk and talk and talk and talk and talk and talk and talk and talk and talk. And that’s it. A collection of nine stories. Told in nine diferent libraries. Like my nine favorite ones. Starting from La Social. My mexican-ticatalan getaway in Poble Sec. Outskirts of the holy nine mounts of this valley, ancient walls, marketplaces, public agora, debate and volumetry, for the people, chilling out in a day like today in town. It’s still going to be a wild day you’ll live when you visit this town next time.
Book your next 9 day getaway tour EXCLUSIVE offer, because you give me the chills when I think on how I get you closer to this especific buying dilema: should I buy this? Yes. You got it. You’ll have it available. To be read. To be enjoyed. To be published. To be emergent. As it should be. One day. That day to come. Turns out, today…
…happens.
And you are not only in on it. You are the mastermind on top of the operation to bring down all law. A global chaos taking over simple by defeating all odds against humankind antagonisms. You dress one side of the board, with your king with its silly one step wharever, the mighty queen and the power to anhilate with an eyeblow. A female look that kills. A fancy fantasy only some takers can undestand. It’s evidently given in a diferent spectrum of reality when you try to make sense from your original gender. Before the turnover social theory: be the other.
All my literature is about that one thing. That acting role that puts the light and camera rolling as you just let go, with the script that follows our first few initial intentions. These guys are my friends. They are beautiful and bold and we take no shit from nobody. Ever. Everywhere we went we abide the rules so so. So we kind of bent the game to start with. And our unleveled field became the standard. A way in which we were to survive and keep trying the best in Méxicos 1980’s.
I am not going to perform my ridicule mexican pride game: patetic. I have experience getting drunk in a sublime building in the colonial center with the reform of a group that know how to entertain and give music and party spaces to all kinds of mexicans, segmented by the high fifi class, the great middle mexican class, and the invisible ones still remaining from what Luis Buñuel forgot. Them. Still there. Still scrapping the bottom of the barrell where shit got burnt and you got stuck for etternity with coal as your companion. Life’s odd sometimes. So you let in. You get confy. You give in. Flow.
Flow takes us places.
A bit of what ticatalans do acording to former president Mariano Rajoy.
This old country is always going to be beautifly divided into these two poles: España de los cojones cuadrados y New Spain.
Y todos tranquilos.
Todos: tranquilos.
Mae, tranquila.
Mae, tranquila.
Mae, chita…
Tranquila, mae.
Vení.
Abrazame.
Y venís. Y te acercás y me fundo en tu paso condenado hacia mí. He percibido tu intensión de ser irresistible. Esta conexión es importante. Lo sabemos los dos. Sigue explicándome una historia. Algo que me haga querer follarte ya. ¿Cómo has metido esto en mi mente? ¿Quién eres? ¿Qué dices? ¿Por qué río?
Y reimos.
Nos partimos.
Mucho.
Infinito.
¿Cuántos infinitos hay?
Maestra, ¿esa pregunta va venir en el examen?
EXAMEN.
Uno, valiente, entra. La tensión de un día de examen. De estudiar. De prepararse para la prueba final. Todo será como fuimos en el cole. La vida es más eso: el cole. No como la universidad. La vida es más simple. La universidad es el saber elitista. No el de la calle. Lo que se vivió en las calles lo explican mejor las personas que persistieron en ellas. Tras las nueve vacas flacas, que dejaron a aquella historia de la biblia sepultada sobre una metáfora superior que podamos exponer como la resolución de un conflicto real social que nos incumbe arreglar, para toda equis.
Las matemáticas. Sí, son importantes. Muy. Y divertidísimas. Y lo más excitante del conocimiento libre. La complejidad del estudio de un conocimiento ancestral vivo que fue brindado por los mejores maestros del mundo en claustro y un departamento único en todo el mundo mundial, para que los españoles puedan sentirse identificados con el único pleonasmo que tienen un sentido universal multiversal por más que a unos antipatriotas tocapelotas no les daba otra que dar por el culo con este temita que tanta nos honra los que se nos hincha el pecho con su sólo recuerdo. Como ser un toro español. Morir en la gloria a mando de un santo con espada.
La fiesta de un arte que representa las armas y la muerte con la naturaleza como testigo, ante nuestra arquitectura funcional, para este show mundial, que sólo se extendió por las fronteras de nuestra grandiosa cultura peninsular mediterrànea mestiza. Mextiza. Como si la mezcla esta fuera suficiente para devolver a la cima. Con un canto antento de un trovador del DF en la ciudad. Como si un insolente de Tlalpan pudiera acudir a la plaza de las tres culturas a postular una solución para todo el valle. Recuperándo nuestras nueve pirámides más chidas. Recuperar el sentido estético de lo que representaron sus ritos y lo que su cosmogonía nos daba si nos comportábamos como esos habitantes de ese tiempo-espacio.
No es pedir perdón. Es los olvidados de Buñuel.
Pero claro: no la has visto.
Te vale verga la cultura. Tú no lees. Tú no tienes oportunidades. Ya, pá-ra-le. Me tienes hasta los huevos. México está de la ver-ga. Y tu vida perfecta no puede asumir que este miedo continúe creciendo. ¿Qué pasó aquí? Estos muertos qué. Estas anomalías en nuestra historia contemporánea. Mientras tanto vivimos. México sigue. Como siempre. Nomás que ahora estamos ya metidos en el ajo. Y somos parte de la solución. La reocupación de los espacios políticos. Y nos juntamos con actores, futbolistas, cineastas, empresarios, cantantes, escritores, valedores, chidasliras, banda chida, gente bien, chicas guau, pero guau güey, ay güey. Güey me cagan los chilangos que escriben wei. Ai Wei Wei.
México se topó de frente con el arte contemporáneo. Se fijo que estaba definiendo los límites de la normalidad. Desde Evelina y Cuauhtémoc. Las comisarias españolas tropicalizadas. Las mestizas hacía un lado y hacia otro de la mezcolanza. Los que intentan el tránsito a los otros. Que te reciban como uno de los nuestros. Un tipo de pueblo. Un señorito de sociedad. La cosa era fácil. Y a su vez, nos confería la facultad de desplazarnos a las fronteras del entendimiento popular vigente.
Vivimos condicionados por los factores externos. No tomamos las riendas de nuestra vida. Alguien más la maneja con su vacuidad. Su inatención. Mientras tanto el magma fluye. Como don Goyo molesto. Como el tiempo de la erupción. La metáfora más potente de las explosiones nucleares que podemos permitirnos. La vivencia de las energías más calientes y las explosiones de las raices encendidas de nuestro magma interior.
Somos algo caliente. No vamos a encontrar nuestra escencia en los polos, por más que se ensañen los exploradores en ir en barco, en una expedición de exploradores con una biografía que aportar a la locura de los límites de la existencia. A dónde más iba a querer ir. A sembrar ahí. A investigar. A generar evidencia científica de nuestra respuesta social. Vamos a romper el molde. Una historia mexicana desenroscada en la bolsa de los vientos que aleja a Odiesseus deja a bordo del barco en el que navegan tranquilamente con la ayuda mínima de unos nobles pocos vientos de la bolsa que nos regaló el Dios de esa determinada isla.
Cada isla es un mundo. Colón descubrió una isla. Una isla muy grande. No lo supo ver así. Como tantas otras cosas que erró por completo el muy gilipollas. ¿Qué se puede esperar de un español?
Y lo dejas ahí. Como una afrenta. Alguien se enojará. Alguien nos pedirá explicaciones por tan gratuita violencia. Nos burlamos de alguien. De un colectivo poderoso. Los que están en el número uno de alguna de las listas. Los número uno merecen ser escrutinados por sus compañeros. ¿Qué faltaba? El tipo más estudioso de cada generación debía aportar algo a la investigación del procomún que se propusieron 9999 centros educativos.
Esa visión es asumible. El nivel cuatro de las nueve dimensiones de la serie de tiempo-espacio-dinero. Los nueve momentos del nueve. Podría tener nueve en la historia final. Se debía poner a prueba. En tan sólo nueve días. Todo iba a cambiar. Y nos movimos todos. Al mismo tiempo. Como un concierto épico en el Palau Sant Jordi. Uno más. Esa sensación de conquistar la ciudad. Y salir a cenar al mejor restaurant de la mezcla pura de la ciudad. Esa oferta original. Esos platos.
Vamos a ocupar el espacio. Vamos a desglosar la historia de lo que queda limpio. De lo que se va. De lo que se transforma. De lo que queda en la pista de baile. De las fiestas de Sant Jordi. Un año más la ciudad me pide a gritos que salga: «sal».
Salgo. Vengo. Me corro. Corro. Juego. Anoto. Espero. Cocino. Como.
No follo. No se puede tener todo. Debemos renunciar siempre a algo. Yo renuncié a follar. Y a tener dinero. ¿Por qué dos renuncias, señor? No tenía explicación Dios Padre. Me mandó en conjuro de Job. Alguien más lo debería sufrir pero esta vez de manera más dramática, en el cuerpo del hermano mayor de Jesús, que todavía no despertaba de su transofrmación divina, el momento de la anunciación. La mayoría de edad del proyecto para revolucionar la doctrina de la fe en los dioses del más allá, que actúan según el plan que ahora me acaban de informar que se acaba de consensuar entre la inteligencia artificial que analiza desde hace siglos las respuestas esperadas de los personajes de ficción que mejor representan nuestra falible y fantasiosa humanidad frustrada. Pobre. Alegre.
Uno escribe para transformar. Sólo me queda este camino. Lo iluminamos todo con nuestra proyección pública. El servicio a los que más sufren. La sutil gentileza de nuestro servicio. Nuestra razón de ser. Nuestra práctica actual. El momento de salir. La historia detrás de lo que somos llamados a empoderar. La historia de lo que estamos llamados a molar. La innovación disruptiva. Supercuidadoras.
Supercuidadoras punto com. ¿Qué tal suena? Perrote.
Somos feministas. Tenemos un 33% de nuestro feminismo representado por mujeres de las verdad. De las de antes. De las de toda vida. Y 66% de las nuevas. Las últimas en llegar. Las que vienen del otro género. Las que se transformaron a mujer, y cómo cambiamos todas para bien. Y aquí nos entendimos grandiosamente. Alejados de esos bichos hijueputas.
Los machos nunca se esperaron verse en estas penosas circunstancias de discriminación. Se volvieron un foco de infección. La sociedad se puso un repelente contra ellos. Como los nazis hoy. La idea de la pureza del bienestar de los nuestros. Y la no relación con el resto. Como si todos fuéramos del centro de Europa. Y tuviéramos ese sentido de lo que obreramente deseamos ser en nuestro pueblo «feliz».
Los pueblos abandonados de las Españas pasadas. La New Spain se transformó con el modelo multiversal de proyección urbanística de la ciudad. La noción de unos cuántos amantes de los espacios públicos y los espacios privados. La visión transversal de un arquitecto. Los amigos con los que conectas por su gracia personal, desde la intuición de su insolencia. Sin ser hijos de puta.
No ser hijo de puta es una elección. Quizás se nace cabrón. Y debemos dejar de serlo. Porque mucha gente sigue ahí. Ya no sólo siendo hijo de puta. Amando besar el culo de los hijos de puta de verdad. Y pasando de los no machos, estos sí, discriminados.
Nadie habla de los no machos. La discriminación de no verlos. Como si hubieran sido follados por una polla más gruesa que los muslos de Diego. Todos sabemos quién es Diego, sólo que no todos sentimos el juego igual un D10s. Y vos sí. ALLS.