I live at the edge of chaos. I got here once and now I’d like to stay. It’s a matter of having experienced the emergence. And the regular beat. This song has no flow. It’s just word. Not poetry. It’s prose. I am a proser. That should be my next post.
Nowadays you ain’t nobody if you ain’t a blogger.
Where are you mathafucker, matharfucking 2001?
You’ve got to remember 2001. We were here. They weren’t. So give a helping hand to a millenial to cope with history.
Bum, you’ve nailed a millenial.
That’s all you got left, old man.
You are being replaced.
That’s going to be what’s going to stay a trend for the next 33 years.
I bet 66 years from now we will remember that day.
I bet 99 years from now some big shit is going to turn the planel upsidedown.
That’s what my flow is all about.
I’ve played with your mind.
What do you want?
Me calling you a fool.
Alright.
FOOL.
ALLS
Armando Gallo Pacheco
The old man.
GOLman.
Ol.
olo.
O.
Ahí acabó esa historia. Esto va así. Las historias tienen fin. Casi todas. La historia sin fin, no. Esa es la primera reflexión existencial: un libro podía convertirse en película y hablarnos de la nada. Y no lugares. Encuentros. Recuerdos. Memoria. Existe porque fue ocultada. Igual ahí radica la razón. En el ocultamiento. Desvelar es de putos.
Esa es otra pieza con la que ningún otro párrafo se quiere relacionar.
¿Cuál es el modelo de negocio de este muchacho?
¿De qué vive?
¿Qué dice?
Que salga algún amigo y lo explique:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Nueve amigos. Ellos saben quienes son.
Y quine se apuntan así. Por que sí. Porque llegaron ellos antes a la silla. Los triunfadores del juego de la silla. La palomilla. El aprendizaje mientras se aprende en familia. Los padres ahí. Presentes. Activos. Vivos. Con una maldita lección con su ejemplo. Estar ahí. Presentes. Con vos.
Vos.
Yo.
Ese yo es un eco argentino. Una grabación infinita de nueve puntos en el planeta en donde se pone a disposición del espacio un micrófono, y viene un boludo y dice: yo.
La mayor boludés multiversal.
Algunos Borgistas Extremos, la ABE, llegaron a amotinarse en defensa de las boludeses del que elles consideraban que el maestro los iluminaba desde el más allá con su sabiduría, su literatura, sus libros. Sus infinitos poemas entrelazados entre la existencia misma del ser transformado por su mente: eso argentino que todos tenemos. Y esa transformación sublime de lo puramente bien vibroso de la ARGENTINA con mayúsculas. El pueblo con brillantés superlativa. Las risas de los asados. El chacoteo mexicano cuando finalmente lo entendés. Eso más místico que nos arropa a todos. La boludez existecial del menos idiota de la cuadrilla. Como si supiéramos de toros.
Imagine a los nueve argentinos más alternativos exhibiendo su sapienza en el mundo de la tauromaquia.
Esa es mi peli de autor argentino.
Como nos reimos de nosotros mismos, faltando a aquél argentino.
Esa es una parte de la literatura de confrontación que no ayuda a acercar lazos de afiliación. En ese momento las chicas del grupo replegan con los suyos. Salieron dos gallos machitos al corral. Y ahí el argentino voraz y el mexicano chingón. El cara a cara más peculiar de algunos momentos en el espacio público barcelonés, tras la finalización de los noventa minutos, justo en el minuto 99 de acción.
Esa es otra peli. Más fuerte. La trifulca en un bar desarrolla los estereotipos mentales de estas dos especies de machos ibéricos. La escena del duelo en la cantina lleva siempre al duelo en la calle. Un argentino gil de Bueno Aires. El mejor de todos. El más grande. Un mexicano reata. No es por poner adjetivos que sólo se entiendan parcialmente en el otro polo espacial. Continental. ¿Quién vuela hoy a NY?
Somos ese partir argentino.
El argentino debe huir a algún sitio mejor. ¿Quién se queda? Quien no puede salir. Quedarse en el sitio en donde uno, sin deberlo ni temerlo, nace ahí. Con esa familia. En ese lugar. Bienvenido. Sos vos. Sol.
Uno debe llegar en algún momento a amarse así mismo otra vez. Y te dás.
Otras veces, también hay que decirlo, te das por culo.
Te voltiás.
Y uno pega una machingüepa.
Eso es muy importante en el futbolarte.
To perform.
I can still play.
The biggest comeback since that fat american bobsled legend in the greates performance of New América comedy line: John, oh lord we love John more than any other disciples, as it clearly estates in the catogorization publishing criteria of putting him up in the pedestal of your good lecture: the second. How come HE always get to be there? What did he explain so much what, it’s so unfair… I hate you.
Some canned laughter fills up sonic space.
I canned the biggest canned laughter.
Piece of art: I record 9 public laughter. I call people to this nine securly recordable place for a great local laughter. Nine diferent crowd show up. Who do give this privilege to in your postcinematographic play. It’s suppose to play and go on. And we go on with it. As if Fellini, at his 99 film, finally lets us know that are simple actors in a society that interprets roles in an operations to get the film done. So people watch it. The movement takes place globally. And some can do it, and just because they can afford it. Because they had the balls. They directed and acted their own films. Amenabar organizing the handsome friend in front of the camera. Making it look like Hitchcock. De la Iglesia watching Brazil. Segura playing the fiction reality of a goon movie that works as a police. Detective stories. Americans are so used to that. It still works. Only now, it’s turn into a… COP NIGHTMARE.
A show that depicts the hell they go through. Or that they provoque. Wether or not they understand their limits. And who runs the violence game, really. And so they see the board. And stand down, like a good dog. Dog, we are it.
And I had my ganster storylines. They were always Copola. The coming of the family is the italian concept that gets though by the nature of our own. How make mama grande great. Only if you had one. How we came to be in Tara. And Costa Rica has everything to be that place. My family place. The place I never left. I’m still here. I’m green. Not blue, red and white. I’m sorry. I’m the land. A new land. The land we play.
The new family scheme.
It needs to work smoothly. So get ready. This shit is comming up. I’m going to rock the market. Out there, only a few can push the dish with solo debut. I’m bigger than dancing negro mix from Honolulu. Only we respect the vibe from our neighboring cultures starting with state one: Hawai. We are tropical too. Here’s where we start the tale: our dual beaches and your circular island motion. All around. Infinity. Dual choice, much more simpler, left and right. We know. We know.
Good. Good. We keep reading. The book must be bigger. We should just talk out loud and record. And listen. And play. The game. The new game. This game, bitches. I run this motherfucking place for a long time. In my head I am being wronly accused for my operation killing response to what was clearly the rules of this forajido story involving both sides of the river. What’s the good and bad analysis here? Who’s playing Atticus Finch in this Mocking bird?
I am just a fool, too.
This ain’t my game. I exclude myself. I’m elsewhere. Gone. Writing. Thinking. Creating. Multiverses.
I’m now here to prove it. It’s a long read. I wont let you go. My art is how I arrive late to places. Because I have to write. I am the boy in town. I am walking around talking to my people. This is my territory. This is my deal. I’m here to play the revolutionary tropical force that turns into a political movement that comes out of nowhere. And reverts time and space. Kick back a forward into both the past and future. It starts a new dual era. And we regoice with a big party at the Forum that kills anything else seen before. As this city turns to all gods and dogs and pray: ALLS.
And that was all the praying required in our church. You must place the money you used to give freely to your past congregation, do push the button of incoming diezmo on the passing mimbre canastas.
Hay que mal. No me dio mi inglés. Qué vergüenza. ¿Qué dirán?
Uno se rebota mal. Sos rejuzgón. De vos mismo. Ay, perdón. Sos rejuzgona. De vos misma.
Ambos sexos. Hay dos. No tres. Cuatro. Ya van cinco. Siempre seis. Lucky siete. Negro ocho. No va más nueve.
Nueve sexos. Están en la propuesta.
Mi campaña es meridiana. Sale hoy. Se desborda sobre el tiempo. Es como ponerle miel a los hotcakes.
We are New América!
That exclamation mark replaced God in the global nation.
It’s just not just your interets.
I’m not sure you’ll get it. So I’ll come. Send me the plane.
Which New Américan will sent his plane first to get me?
F16.
My top gun. I can nail a good old pilot movie. I’ve got family.
No te descares; tienes familia.
La cultura popular de la cancha. Lo que cada quien respresenta en el colectivo machista. Raíz: la escuela religiosa con separación de sexos.
Esta es la dualidad mexicana-española. La Nueva Nueva España.
Nosotros tuvimos escuelas religiosas. Más de 400 años las más antiguas. O quizás no. El modelo de sociedad estamental de la Nueva España se diseñó entre la solvencia de un español venido de la capital para gestionar como pudiera en el contexto en el que sus señores estaban en la cadena más alta de una pirámide de poder. Ganamos las guerras de conquistas. Gracias a estos grandes guerreros y nuestra perspicaz capacidad para jugar una partida de ajedrez con sus líderes espírituales y sus hombres sagrados y sus familias y sus mujeres, algunas de ellas, muy sabrosas. Y cosas así llegaron a decir. Apuntando a lo que sería un futuro infame en el que el machismo de nuestros descubrimientos de la sociedad, la que somos, la que fuimos y la que debemos alterar de una vez por todas con una revolución más sublime que la última. Ese es nuestro rol postcontinental. Quizás debamos prender la mecha de esta capital. Y borrarlo todo. Volvemos a empezar. El zócalo sigue ahí. El poder y sus imágenes del pasado ahora nos marcan sin que podamos hacer un juicio moral anterior a nuestra condición de acto en medio del ojo del huracán. El país, nuestra sociedad, se mueve al son de nuestro sazón. Las nuevas sociedades se conectan a un entretenimiento que les viene de otras fuentes. Auxilio, SOS, leyó el último comunicado a los trabajadores de Televisa. La multinacional en su sala de reuiones, con vistas a una montañita aroblada, ríen y se dan otro repaso de capitalismo entre la gente bien. Qué bien viven los que viven bien en México. Nos es cuestión de la rabia de la clase media por acceder a esa última tarima de la pirámide. Los bailes sagrados que ahora sólo le tocan a los blancos. O los ricos. O los narcos. ¿Qué no es lo mismo?
Lo que no es lo mismo es el pueblo. Y ahí estamos nosotras. Feministas. Muriendo. Saliendo a la calle. Poniendo piquín y limón a las heridas. Pincha naca, ahora sí vas a ver, pen-de-ja. ¡No sabes con quién te metes!
Nueve niños en sus trece añitos mirán a sus «amigas» dándose en su madre mientras los graban con sus iphone 99. Nadie interviene. Les gritan como si fueran gallos de pelea. Con navajas. Hubo sangre. Berridos. Insultos. Palabras malsonantes. Mofas. Salivaciones. Guiños. Jabs. Uppers. Rectos. Vergas flácidas. Vergas semierectas. Vergas erectas. El fulgor de los jóvenes se proyectó sobre la acción de violencia. Las risas los marearon. Todo era confusión. Y dolor. Y agresión. Y nada. No hice nada.
No hice nada. No fui yo. Una excusa. Uno ve. Pecado. Yo no soy el árbitro. ¿Cuál es el juego? ¿Eso? ¿Esto?
A tomar culo todos.
Iros.
Me tenéis hasta los cojones.
Si por mí fuera me iría. Mañana mismo. Como argentino. Salir. Dejarlo todo. Y siempre estar ahí. Como una Boca-River.
#bocariver
¡Siempre boliviano!
#futbolarte
#eternoretorno