Intervenciones en el espacio público

Yo fui futbolartista en NEW barcino

Esa es la definición de quién yo fui.

Yo dije ser eso.

999 veces.

La gente no me creyó.

Soy tan sólo un cretino.

Y hago mal a quién me ama.

Intento amar sin límites.

Me preocupo por estar presente.

Me asumo mínimamente en equilibrio.

Dudando continuamente si la cosa se equilibra.

Si aquello que me asedia se disipa.

Si mis preocupaciones se destuercen.

Si mi destino me da un respiro con regalo.

Que alguien piense en mi.

Que alguien me recuerde.

Que me marque y me explique lo que hace.

Que nos pongamos al día de nuestros esfuerzos.

Que nos complementemos en los estares.

Que no estemos ausentes para lo que la otra persona necesita.

Que estemos más presentes de lo que hasta ahora has sido.

Por dar tú un poco más.

Por le soberanía de ser tú el enabler.

Por la condición de compasión de quien estima.

De estimar en dos idiomas a la vez. O nou.

O nou.

Nou.

Nou, gràcies.

El nuevo «con mucho gusto!» ticatalán.

Soy un gesto reiterado de sí mismo.

Lo mismo rallado y en exceso.

Demasiadas versiones de lo mismo.

La ausencia de luces y lógica.

La antípoda de un dirigente cabal, castizo y de montaña.

Casas de la costa.

Vivir en compañía.

La soledad de cuándo tu no estás.

No estar presente.

La ausencia de mis sentidos.

Perderme estar contigo.

Poner este muro acá.

No soy lo que te hará feliz.

Ni esto es un dolor eterno.

Tan sólo es la contracción de mi emergencia.

Tenerlo todo y perderte a tí.

Sería un locura.

La más onda de mi vida.

No querría sentirte así de lejos nunca.

Y hoy no encuentro nuestro camino.

Hay un abismo entre los dos.

Que con mis torpes actos ensancho.

Como un Cerdà chamán.

Me dices que eres brujo.

Que conjuras tiempos mejores.

Dimensiones distintas a la presente.

Estar aquí cuando no estás.

Ser más allá de quien tu mismo crees.

Te crees las mentiras que te susurras.

Pensan más ficciones mal dictadas en tu cabeza.

Los sueño eróticos de un diablillo que tienes en un hombro mientras el del otro lado un ilustre lazarillo entona una canción de gallo con mariachi.

Este es el mexicano iluso y descompuesto que necesita estar aquí. Y cumplir con su misión. A mi me dijo una cabeza olmeca que había que dar paso a un tiempo nuevo. Que todos los pecados quedaban borrados ante el paso atento de una legión alternativa en ruta al viaje ortogonal a nuestro presente atado al momento justo de publicar este texto sin sentido. Este sentido texto sin sentido particular que hacer literatura. Como un gesto de rescatarse a uno mismo desde el abismo por el cuál uno ya cae.

Somos el eterno reterno de una caída descomunal.

Hoy soy una de esas caidas.

He hecho caer a mi vida.

He tirado la vida por el caño.

He debordado hilo que sostiene la farsa sobre la cuál vivimos, soportándonos nuestras versiones inacabadas de lo que nosotros mismos figuramos que tenemos que hacer para salir abiertos y vivos al encuentro de un resultado emergente, al hacer algo distinto, para cagar cebollas y no zanahorias.

¿Qué pasa si hago siempre lo mismo?

Hay que hacer algo distinto.

Esto distinto es esto.

Cagarla.

Y aceptarlo.

Y enmendarlo.

Porque uno hace sufrir sin querer queriendo.

Por la propias dificultades de uno.

Porque uno es como es.

Causa malestar al pariente.

A la persona con la que uno vive.

Y esa convivencia familiar.

Y criar un ser libre.

Y dejarle un mundo mejor.

Más feliz y armoniso.

Más amoroso.

Que supere lo presente.

Por hacernos más conscientes.

De que a veces hacemos daño.

Pero somos buenas personas.

Y todos tenemos defectos.

Y hacemos daño a quién más no ama.

Y la cagamos todos.

El que no cague que tire el primer cerote.

¿Qué cerote va a cagar si no ha cagado?

¿Qué cerote va a cagar si no la ha cagado?

Esto no se entiende.

No puede entenerse.

Es una contradicción.

Vías contrapuestas y contrarias.

Así nos queremos vos y yo.

Y nos asociamos a pesar de esta disintonía.

Y esto mismo proyecta algo increible en otra dirección.

No nos centremos en lo que nos hunde.

No nos centremos en un supuesto dolor que tu me causas.

No nos obsesionesmos con nuestra obsesión.

Estamos mal y somos nosotras.

Las que estamos mal; persona.

Soy al menos persona para estar aquí así.

Así soy yo; llamame adicto.

Mi presencia no tiene constitución de ser distinto.

O menos cosa que lo que en otros momentos aparento.

Porque qué es sino esto sino fastamagonía.

No vengas por aquí.

Ya te conozco.

Sé lo que vas a decir.

Lo has dicho mil veces.

No te creo.

No te quiero.

No me hagas daño.

Ya lo has echo antes.

Y no se porque aguanto.

No tengo por qué.

Esto no puede ser.

Eres un tal y cuál.

Lo tuyo no tiene nombre.

Eres un hombre de mal.

Y el mal habita en tí.

Lo ha dicho su íntimo amor.

Es verdad; es así.

Es un egoista confirmado.

Un #metoo de libro.

Un culpable de la mayor, la menor y las nueve derivadas.

Soy más heteropatriarcal que mis ocho ancestros masculinos.

Y no ninguna de las siete línias de las mujeres de mi familia.

¿Qué es esto sino un recuento?

Un censo para clarificar quiénes somos.

Una conjura eterna a la energía.

Un canto del mundial que subsana la duda.

Una comunión que se retroalimenta a partir de un ángulo nuevo.

Una emergencia colectiva.

Una obra que se traduza en una lengua nueva.

Una creencia religiosa.

Un ave fenix que culmina.

La reversión de un memento.

El instante clave del fotograma que desdobla la ilusión.

La estructura propia de la ficción.

La historia particular que articular la atención presente.

La longitude del silogismo.

Los caminos a árboles primordiales.

La inteligencia artificial olmeca radikal.

La empresa de nueve.

La noción de tribu.

La estructura de nosotros mismos.

El tiempo para reconvenir esto otro día.

La posibilidad de inicios sin presión.

La oportunidad de multiversos ejemplares.

Yo quiero ser Cervantes, Góngora, Valle Inclán, Buñuel, Dalí, Goya, Velázquez, Bigas, Almodovar y Banderas.

10 heteropatriarcas quiero ser.

Mi entrevista con los multiversos ejemplares en las sintonías que entre Golman y cada uno de los elementos pripios de la obra de estos españoles, no todos grandes de España.

Y podría ser las antípodas.

Por ir llevando la contaria.

Por ser capaz de crear esta disintonía.

Porque estamos cerca de perdernos.

Por la locura colectiva de estar vivos.

Y ser testigos de las falacias.

Y los supuestos gestos sobre los que aparentamos el destino.

Y lo que luego hacemos para conjurarnos.

Y el juego más sublime de un historia minoritaria.

Menos de un uno por ciento.

La lógica de una probabilidad posiblemente demasiado compleja para ser creida.

Demasiado buena para ser cierta.

Demasiado bueno como para existir.

Y estar aquí.

Viviéndolo.

Hace tiempo que vuelvo a querer estar en un estado de gracia al que asistir otro día. A raíz de esto: escritura. Y nunca más ser leído. Pero la conjura del momento. Lo importante del subrayado. La ventaja de revisitar un concepto reiterado. La nula clase de quién improvisa una manera de causarle a persona amada que querés. Qué sabés que eso que hacés… sos inconsciente. Inconsistente. Ausente. Sos un amago de persona cuando llevamos las constelación de gestos, esfuerzos y energías positivas que tu pareja aporta y que vos sos incapaz de ver. Y que no se comparan en nada con lo que vos hacés. Y no tienen una dignidad que aguante comparación. Son tendensiosos estándares de la reconstrucción de nuestro nuevo bienestar. ¿A qué le estamos tirando? ¿Cuál es el bienestar que podemos permitirnos? ¿Cómo arreglar nuestra vida y la cosa-en-si-multiversal? ¿Cómo desplegarse en más de uno sin renunciar al efecto adverso que provocamos involuntariamente al ser-así.

Soy culpable.

Soy culpable.

Soy culpable.

Soy grandisimamente culpable.

Y eso me hace ser católico, apostólico y romano.

Lo sé.

Lo entiendo.

Lo asumo.

Yo con mi condición católica puedo pedir perdón.

Le pido perdón a Dios directamente.

Soy un perchón.

Digno designio de Dios.

Nacido en Elizondo.

Patriota del Bautzan.

Navegante de los nueve mares.

Feedbackloopper de una ilusión iniciática maniatada a una retroalimentación redundante de bienestar permanente en sintonía: ALLS

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